Matchpoint. (Harry Styles)

By AnaliaGordiola

5.7K 502 97

Un disparo era lo único que se necesitaba para crear este espacio entre los dos. La pregunta es, ¿Quién será... More

Un pequeño adelanto...
¡Trailer!
Capítulo 1- Nacimiento.
Capítulo 2- Cambios.
Capítulo 3- Me recuerdas a ella.
Capítulo 4- Te necesito y lo sabes.
Capítulo 5 - "Londres me espera"
Capítulo 7- Atracción y algo más...
Capítulo 8 - Bipolaridad.
Capítulo 9- Todo vale en el amor.
Capítulo 10- Esto es lo que soy, Jace.
Capítulo 11- Una verdad oculta.
Capítulo 12 - Gemma
Capítulo 13 - Interacción canina
Capítulo 14- Déjà-vécu
Capítulo 15- Pánico, alcohol y verdades que lastiman.
Capítulo 16- Million Reasons
Capítulo 17- "Esa prueba será mi ruina."
Capítulo 18- Sinceridad
Capítulo 19- Fotos
Capítulo 20- La verdad
Capítulo 21- Preparativos y una boda.
Capítulo 22- Bs. As.
Capítulo 23- Soy tu hija, Lizzy.
Capítulo 24- Mis padres y yo.
Capítulo 25- Estoy aquí por ti.
Capítulo 26- Planes
Capítulo 27- ¿Es posible?
Preguntas
Capítulo 28- ¿Qué culpa tiene Harry?
Capítulo 29- ¿Embarazada?
Capítulo 30- Permíteme amarte, Diana.
Capítulo 31- Niall y Barbara.
Capítulo 32- ¿Cómo pudiste, mamá?
Capítulo 33 - Desasosiego
Capítulo 34 - La maternidad
Capítulo 35- Torneo de tenis
Capítulo 36- Sueño premonitorio
Capitulo 37- ¿Tiempo?
Capítulo 38- Kiwi
Capítulo 39- Noche de diversión
Capítulo 40- Sustituto
Capítulo 41- ¿Por qué sigues con lo mismo, Harry?
Capítulo 42- Artilugios
Capítulo 43- ¿Dos?
Capítulo 44 - Secretos
Capítulo 45- Noticias inesperadas
Capítulo 46 - Perfume
Capítulo 47- Interrogantes
Capítulo 48 - Un paso adelante y otro atrás
Capítulo 49 - ¿Esta es tu venganza?
Capítulo 50- Es algo forzado
Epílogo - Tiebreak I
Epílogo - Tiebreak II

Capítulo 6- Visita inesperada.

142 13 3
By AnaliaGordiola

Ana.

- Marcos, ¿Me podrías decir la ubicación de la casa? - Cerrando la puerta, me acomodé en el asiento y ajustando mi cinturón, revisé a Ed.

- Está ubicado en el barrio Mayfair, por lo que sé. - Observándome por el espejo retrovisor, hice una mueca de confusión y asombro a la vez. - ¿Sucede algo?

- No, sólo que conozco el barrio...

Él asintiendo, siguió manejando sobre la calle húmeda y fría; era mi primer día en Londres y el clima, prácticamente, lo había arruinado.

- Hemos llegado... - Anunció. - Bajaré las cosas y luego, te mostraré el sistema de seguridad que instalé.

- Bien, muchas gracias. - Girando mi rostro hacia Ed, desabroché el pequeño cinturón que protegía su frágil cuerpo y lo tomé entre mis brazos. Removiéndose, lo mecí hasta que volvió a caer en un profundo sueño. - Me saliste bastante dormilón, Edward.

- Diana, ¿estás lista? - Asintiendo lo seguí hacia la entrada. - Bien... Mañana, quitaré las cerraduras e instalaré un comando que funciona mediante las huellas digitales y el ingreso de una clave.

- Eso suena... Abrumador. - Frunciendo el ceño, permití que continuara.

- La clave la compartiremos ambos y lo demás, vamos a configurar más tarde. - Girando la llave, entré a la sala de estar. Suspirando, me di cuenta, que la decoración había cambiado y bastante. - Bastante varonil, me gusta.

- A mí, no. - Haciendo una mueca, hice que riera. No sabía cuanto significaba ésta casa para mí.

- Por cierto, me olvidé de comentarte, que he colocando una barrera de madera, alrededor de la piscina, por si Ed llegara a asomarse.

Que considerado, pensé.

- Muchas gracias, en un gran gesto de tu parte.

- Mas bien, de Jace. - Sonriendo, salí al balcón, divisando la hermosa vista que tanto había extrañado.

- Pareciera que ayer, estuve aquí.

- ¿Has vivido, en ésta casa, anteriormente?

- Sí, con mi prometido.

- Supongo que él es el padre de tu hijo. - Encogiéndose de hombros, trató de restarle importancia.

- Sí, lo es. - Frunciendo el ceño por un momento, pensé en las razones por las cuales, Harry había decidido alquilar éste lugar. - ¿Cómo conseguiste alquilar éste lugar?

- Fue pura casualidad, obra del destino.

¿Sarcasmo? ¿Ironía? ¡Esto no podía ser obra del destino!

- Bien, iré a recostar a Ed.

- Ok, estaré en la sala con los demás guardias.

Subiendo los peldaños de madera, me paralicé al llegar al pasillo; muchos recuerdos volvían a mi mente y todos, junto a Harry.

- Es imposible no pensar en él... - Caminando hacia la habitación que habíamos compartido, deposité en el medio de cama a Ed y colocando algunas almohadas a su alrededor, me senté en el borde de la misma. - ¿Por qué alquilaría? Todavía no lo entiendo...

Buscando mi maleta, lo subí sin mucho esfuerzo; abriéndola, tomé algunas prendas y me dirigí al armario. Corriendo las puertas, me encontré con gran parte de su ropa.

- Que raro. - Dejando mi ropa sobre la cama, me acerqué hacia las suyas. - Esto está mal... - Negando con mi cabeza, reprimí las ganas de tomar una de sus camisas y oler su fragancia.

Finalmente, la tentación me ganó y en cuestión de segundos, me sentí drogada por su esencia.

- Diana, necesito que... - Girando sobre mis talones, me encontré con Marcos. - Lo siento, debía haber tocado la puerta.

- No, está bien. - Con mis mejillas sonrojadas, coloqué la camisa en su lugar. - ¿Qué necesitabas?

- Ésta tarde, necesito salir, aunque la casa estará totalmente protegida y... - Sacando un localizador de su bolsillo.- Tengo uno igual, para que me localices.

- Bien, gracias por preocuparte.

Asintiendo con la cabeza, volvió a salir; volviendo a mi actividad, tomé mis prendas y las organicé.

Escuchando con Ed gimoteaba, me acercé a él y en cuestión de segundos, sus preciosos ojos apreciaron toda la habitación.

- Es nuestra casa, por el momento...- Besando su mejilla, salí del cuarto. - Seguro que tienes mucha hambre, así que, mami te va a preparar un puré de papa y zanahorias pero... - Poniéndolo en el suelo de la sala y prendiendo la tv. - Debes quedarte un ratito, muy tranquilo. - Ed sonriendo, comenzó a aplaudir cuando comenzaron los dibujitos animados que tanto le gustaban.

Caminando hacia la cocina que, por cierto, estaba bien equipada, tomé una olla y llenándola con algo de agua, prendí una hornalla y la puse a calentar; cortando en rodajas pequeñas varias papas y zanahorias, traté de hacerlo lo más rápido posible. Con Ed, uno no se podía confiar.

Escuchando como alguien hacia ruidos a llaves, me relajé. Seguramente Marcos, había vuelto y eso, me ponía más tranquila; colocando los trozos de papa y zanahorias en el agua, me sequé mis manos y pasado algunos segundos, decidí ir hacia Marcos y Ed.

- ¿Qué quieres de... - Levantando mis ojos del repasador húmedo, me llevé una sorpresa.

Esto no podía ser cierto.... Ni en un millón de años.

Harry.

- ¡No aguanto más! - Tomando mis pertenencias, comencé a guardarlas en mi maleta.

Liam: ¡No te puedes ir! Harry, ¡te necesitamos!

- Puedo escribir canciones aquí, en Inglaterra y en la Luna pero no, de esta manera. ¿Acaso nos vamos a volver monjes o que?

Liam: Pensé que algo de armonía y contacto con la naturaleza, nos haría bien a todos.

- Liam... - Suspirando pesadamente, empujé mi cabello hacia atrás. - Agradezco tu intención y tu apoyo pero ésto... No me relaja ni un poquito. Prefiero estar solo y pensar, seguro que se me ocurrirá algo.

Liam: Bien, si eso te hace bien. ¡Adelante! - Sonriéndome, me dio un corto abrazo. - Estaré esperando con ansias "Hey Angel".

- Bien, agradecería que me despidieras de los demás. Nos vemos. - Palmeando su hombro, salí de la habitación. Era hora de volver a mi antigua casa y refugiarme entre esas paredes. Si era posible, dormir todo el tiempo y pensar en ¿Cómo he desperdiciado mi vida? ¡Todo me vale mier**! Pensé, esperando que el taxi avanzara hacia la entrada del aeropuerto; pagando, bajé y empujando mi maleta, caminé a comprar mi boleto.

Media hora después, me encontraba en el avión, con demasiadas ganas de que ya despegara. Cerrando mis ojos, me sentí invadir por un pesado sueño que me mantuvo inconsciente hasta llegar a Londres; refregando mis ojos, me estiré con pocas ganas. Asomándome a la pequeña ventanilla, sonreí al ver que estábamos en Inglaterra.

- Muchas gracias... - Agradeciendo al personal, me alejé con paso apresurado. Una ola de flashes iluminaron mi rostro y poco después, de tomarme fotos y firmar algunos autógrafos, me monté en otro taxi; sintiendo como mi celular vibraba en mi bolsillo, lo tomé entre mis dedos y deslizando el dedo índice en la pantalla, rodé los ojos, al ver que mi madre me llamaba.

- Hola...

- ¡Hasta que al fin contestas! ¿Cómo has estado, cariño? ¿Todo bien por New York?

- Mamá, estoy bien... Y estoy en Inglatera, yendo hacia el departamento.

- ¿Qué? ¡No puedes ir! ¿Por qué no te quedas en casa? He preparado tus galletitas preferidas.

- ¿Algo que me debas contar?

Al estacionarse el taxi y girar mi rostro hacia mi casa, las cortinas corridas y algo de música infantil, me dio claros indicios, de lo que estaba sucediendo.

- Te llamaré luego.

- Hijo, debes entender que...

Apagándose el celular, suspiré y salí al exterior; una vez, que el taxista se alejó, observé por un momento la entrada y la arquitectura de mi casa. Pensar que debería estar compartiéndola con mi propia familia, negué con la cabeza.

- Espero que Gemma no haya organizado algo... - Rodando los ojos, tomé la llave de mis bolsillos y colocándola en la cerradura, giré dos veces, hasta que la puerta cesó de toda presión. Entrando mi maleta, escuché ruido en la cocina. - Estás en graves problemas, Gemma...

Cerrando la puerta, bajé el pequeño escalón del salón y girando mi rostro, me encontré con la televisión en el canal de dibujitos animados. Inspeccionando, no encontré a nadie.

- Seguramente, lo hizo a propósito... - Tomando el control remoto, busqué el botón de apagado pero una presión en mis piernas, hizo que me sobresaltara.

- ¿Qué quieres... - Posando mis ojos en su rostro, pensé en la situación. Esto era demasiado irreal.

- ¿Qué haces aquí? – Ambos, estábamos estupefactos.

- Es lo que me pregunto... - Enarcando una ceja, levanté a Ed.

- He alquilado ésta casa... - Con sus manos temblorosas, recogió un mechón de su plateado cabello y se lo pasó detrás de su oreja.

- Supongo que... Mi madre tuvo la culpa. – Negando con la cabeza, tomé asiento en el sillón. ¿Por cuánto tiempo piensas quedarte?

- 1 mes. - Remojándose sus labios, se mantuvo en el mismo lugar. – Lo mejor será que llamé a Marcos y...

- ¿Marcos? – Levantándome, caminé hacia ella. - ¿Has venido sin Jace?

- Marcos es otro agente y me cuidará, mientras me encuentre en Londres. – Observándola, se escabulló entre sus largas pestañas. – Buscaremos otro alquiler, supongo...

- No. - Acercándome, tomé su mano. Su suave piel se tensó al estar en contacto con la mía, sin embargo, generó que me sintiera, de alguna manera en paz. – Puedes quedarte, no me vendría mal, algo de compañía.

- Sería demasiado... - Negando con su cabeza, siguió reticente a aceptar mi generosidad, si lo podemos llamar así. – Además, seguro necesitas privacidad.

- Por favor, Diana... - Levantando con mi pulgar, su magnífico rostro y encontrándome con sus lánguidos ojos, pensé en cómo convencerla. – He viajado desde Los Ángeles, porque me encuentro abatido y sólo quiero alguien que me haga compañía... ¿Es mucho pedir?

Sin apartar su mirada, mantuve la mía en la suya por un largo tiempo. Era extraño, pero estar junto a ella, me hacía sentir bien.

- Está bien, acepto. – Sonriendo, tomó la mano de Ed. - ¿Puedes cuidar de él? Estoy preparando su comida.

- No hay problemas, creo que Ed y yo, nos llevamos demasiado bien. – Fijando mi vista en Ed, sonreí al darme cuenta, de que sostenía con curiosidad algunos bucles de mi cabello. – Mientras no intente dejarme calvo, todo bien. – Haciendo una mueca graciosa, hice que riera. No hace falta decir que su risa, me dejó, más que fascinado.

- ¿Qué quieres de comer? – Caminando hacia la tv, cambió al canal de música. – Ed comerá puré de papas y zanahorias. Pensé en cocinar algo de pasta italiana con salsa.

- Me parece bien... - Sentándome en el suelo, coloqué un cojín y senté sobre éste a Ed. – Si necesitas ayuda, sólo llámame. – Guiñándole un ojo, fijé mi atención en la pantalla del televisor aunque, no pasé por alto, el rubor en sus mejillas.

Ana.

Estrepitosamente, entre a la cocina y ni hablar de mi moribundo corazón.

- ¡Joder! – Fue lo único que pude decir, al sentir mi cuerpo temblar.

¿Por qué debía encontrarme con él? ¿Por qué debía reaccionar así?

- Debes controlarte, es lo único que debes hacer... - Me repetí, apagando el fuego.

Poco después, al terminar de pisar el puré, coloqué otra olla con agua; no me llevaría mucho tiempo hacer la pasta, ya que, la salsa estaba en cocción.

Caminando hacia la sala, sonreí al ver a Ed sobre Harry; acercándome, me di cuenta, que yacían de forma muy incómoda, durmiendo sobre el sillón.

- Harry... - Susurré, ignorando el inmenso cosquilleo que sentía en mis manos, al querer recorrer su apolíneo rostro, surcado por grandes manchas oscuras debajo de sus párpados. – Es hora de comer, despierta...

- Un ratito más... - Girando su rostro, acortó, los escasos centímetros que separaban mis labios de los suyos, dejándolos a casi nada de poseerlos. Ni siquiera una leve brisa podía pasar entre ambos pero con toda la voluntad del mundo, me alejé.

- Harry, despierta... - Insistiendo, moví su brazo y traté de tomar a Ed. De forma involuntaria, hice que se sobresaltara. – Lo siento...

- No, está bien. – Tallándose los ojos, me observó. – Pensé que Ed se caía...

Riendo modestamente, acomodé a Ed entre mis brazos. Para ser inexperto, sabía ser un buen padre, cuando menos se lo proponía.

- Iré a recostarlo, enseguida vuelvo. – Comenzando a caminar, sentí su brazo envolver mi cintura. Ante eso, no sobresaltarme fue algo que no pude ocultar

- No quise asustarte, sólo que pensé que... - Alejándose, empujó su largo cabello hacia atrás. - No sería bueno que lo subieras, si despierta, intentará bajar y las escaleras, no son demasiado seguras para él.

- No pensé en eso... - Frunciendo el ceño, le di la razón. - ¿El sofá es reclinable?

- Sí, eso iba a decirte. – Volviendo a él, lo movió y poco después, lo desmontó. – Con algunos cojines, estará seguro.

- Muchas gracias, por lo anterior... - Sonrojándome, me alejé, tropezando con la mesa de cristal. Su mano haciendo presión sobre mi antebrazo, salvó mi inminente caída.

- Deberías tener más cuidado. – Sosteniéndome la mirada, sólo atiné a bajar la mía. - ¿La comida cómo va? – Aflojando la presión, me libré de sus dedos, que quemaban mi piel.

- Bien o eso creo. – Caminando hacia la cocina, suspiré de alivio, al no sentir, el "típico olor" a quemado.

- Huele rico. – Su presencia, hacía que me pusiera nerviosa. ¿Por qué no se había quedado en la sala? – Pondré la mesa, si no te molesta.

- No, está bien. – Sonriendo, removí la pasta.

Él, tomó entre sus manos, los utensilios y todo lo que podríamos necesitar y lo llevó hacia... ¿El balcón?

- No es un lindo día pero es bueno disfrutar del paisaje... - Sonriéndome, tomó el mantel y se alejó, tarareando una canción que no conocía.

Minutos después, colocando la pasta en un recipiente de cristal; esparciendo algo de salsa y queso rallado, con un repasador entre mis dedos, lo llevé con cuidado hacia la mesa.

- Realmente se ve apetitoso... - Sonriendo, alcancé su plato y sirviendo una porción considerable, se lo entregué. – ¿Tan hambriento me ves?

- No, sólo pensé que... - Sirviéndome, tomé asiento.

- Era sólo una broma aunque con mucho gusto, comeré ésta porción. – Guiñándome el ojo, por segunda vez, sentí mi rostro enrojecerse. - ¿Estás bien?

- Sí, sólo que tengo frío. – Frotándome los brazos, busqué la excusa más estúpida posible.

- Eso tiene solución... - Levantándose, fue hacia un interruptor y presionando un botón, sentí como algo comenzaba a moverse. Observando el suelo de madera, pude ver, que desde una fina hendidura, comenzaba a asomarse una pared de cristal transparente.

- No pensé que... - Negando con la cabeza, pensé que seguramente, lo había instalado recientemente.

- Sirve para amortiguar los sonidos pero también para estos días... - Encogiéndose de hombros, caminó hacia su asiento. – Y lo mejor de todo es... - Tomando mi mano, me llevó hacia afuera. - ¡Desde afuera no se ve lo que pasa!

- Es impresionante... - Susurro, frotándome los brazos.

- Bien, volvamos. No quiero que te resfríes por mi culpa.

Tratando de pasar por alto, su mano sobre la mía, lo seguí pero al escuchar el llanto de Ed, solté su mano y fui, en busca de mi hijo.

- Aquí estoy... - Besando su mejilla, traté de calmarlo. Sus ojos rojos delataban su repentino lloriqueo. – Mamá está contigo, Ed.

- Parece que no puede vivir sin ti... - Sonriendo, se acercó y extendiendo sus brazos, Ed lo aceptó. – Bueno... ¿Qué hombre no caería por tu mami, Ed?

- Será mejor que volvamos a comer. – Mordiéndome el labio inferior, con cierto nerviosismo, tomé el puré de Ed. – Bien, ahora sólo espero encontrar su silla...

- ¿Hablas de ésta? – Apuntando hacia dónde se encontraba Edward, asentí. – Lo he acomodado, espero que no te moleste.

- No, está bien. - Acercando mi silla y por ende, mi plato, comencé a darle algunos bocados.

- ¿No le das carne, todavía?

- No, su pedíatra me ha recomendado que no...

- ¿Y eso?

- Soy ovo-lacto-vegetariana y eso, cambia las cosas.

- No pensé que tuvieras esa inclinación. – Encogiéndose de hombros, siguió comiendo. – De igual forma, te felicito. Cuidas a los animales y te alimentas de manera balanceada y armoniosa.

- Gracias, no es un gran cambio pero por algo se empieza.

Durante el almuerzo, la charla siguió y de a poco, fueron surgiendo otros temas importantes, como su relación con la banda y la composición de nuevos temas.

- Así que, se ha ido la inspiración... - Riendo, comencé a juntar los platos.

- Sí, necesito una musa nueva. – Haciendo una mueca, hizo que pensara en sus palabras.

- ¿Acaso?... – Negando con la cabeza, traté de no pensar en lo que quería preguntar pero no me animaba. Era reanimar el fuego, en un intento, de llevarse bien.

- Ana, me llevó a replantearme muchas cosas... Una de ellas fue la música y mi forma de expresar mediante ella. Fue un golpe duro perderla pero mucho más, que me provocara un dolor tan inmenso que me llevara hasta el punto de autodestruirme.

- ¿Autodestruirte?

- No he hablado de esto con nadie pero... - Bajando su mirada, supuse que nada bueno, se podía esperar. – He intentado quitarme la vida.

Bajando los platos sin mucho cuidado a la mesa, pensé en sus palabras. ¿Suicidio? El abismo entre el amor a la vida y el odio por seguir viviendo.

- Lo siento... - Susurré, caminando hacia él y abrazándolo; sabía que estaba mal, que no me podía acercar de tal manera a él pero... ¿Acaso podía ocultar mi preocupación? ¡Lo amaba! Y lo que menos esperaba, era que intentara, atentar contra sí mismo. – Vales mucho para cometer una estupidez como esa.  No dejes que nada ni nadie, te arrastre hacia ese precipicio. – Acercándome hacia sus labios, sentí la inmensa necesidad de transmitirle el amor intacto que seguía sintiendo hacia él pero el sonido del timbre, me salvó de cometer la mayor estupidez, de mi vida entera. – Será mejor, que atienda.

- No, atiendo junto a Ed. - Con su semblante pensativo, se alejó.

- ¡Lo que faltaba! Ahora, lo acosas... ¡Qué gran ejemplo, Ana! - Colocando los platos en el fregadero, limpié de forma lenta.

- Mamá, no hacía falta que vengas... - La voz de Harry, resonaba en la sala. - Estoy bien, no hay de que preocuparse.

- Harry, estoy preocupada por vos... ¡Soy tu madre! - Anne, realmente, parecía nerviosa. - Hace meses que nos va a comer a la casa, que no pasas tiempo conmigo y Gemma. ¿Por qué eres tan frío?

Pensando en su pregunta, sentí como uno de los platos se resbalaba de mis manos y con un tremendo estruendo, se rompía sobre el piso.

- Ya vuelvo... - Tomando un repasador, tomé las partes más grandes y la tiré en el basurero. - Diana, ¿Qué paso? ¿Estás bien?

- Harry, ¿De quién es este bebé? - Apartando mi mirada de su rostro, sonreí a Anne. - No me has contado que tienes visita. - Anodada, escrutinó mi rostro. Seguro, se había dado cuenta de mi parecido con Ana.

- Visita, gracias a tí. - Harry, rodó los ojos. - Ella es Diana.

- Mucho gusto, Diana. - Pasándome la mano, la tomé y poco después, sentí sus brazos. - Soy muy cariñosa, acostumbrate. Por cierto, ¿Eres novia de mi hijo?

- ¡Mamá! - Exclamó, con sus mejillas sonrojadas. - Es la novia de Jace Maldick.

- ¿En serio? Me había hecho ilusiones, cariño. - Guiñándome un ojo, se alejó.

- Lo siento, mi madre no sabe lo que dice. - Encogiéndose de hombros, hizo que sonriera. - ¿Por qué sonries?

- Por nada, sólo que... Tu madre es muy linda y agradable. - Tomando unas galletitas de unos de los estantes, volví a sonreir. - ¿Quieres tomar té?

- Sí, si es de tilo, mucho mejor. - Negando con la cabeza, coloqué el agua a calentar. - Por cierto, el te sin...

- Azúcar, lo sé.

- ¿Cómo lo sabes?

¡Estúpida! Pensé.

- Lo supuse. También lo tomo sin azúcar. - Mentí, bajando mi mirada.

- Bien. Iré con mi mamá. - Girando sobre sus talones, suspiré de alivio. - Una cosa más, bajar la mirada es signo de que la persona está mintiendo y muy mal.

Mordiéndome mi labio inferior, le di la razón. Cuantas cosas te ocultaré, Harry, pensé.

____________________________________________________________________

Nuevo capítulo. ¡Sí!

Espero que les guste. Debo hacerle algunos cambios pero refleja en gran parte, lo que quise expresar.

En fin, gracias por seguir apoyándome. Lo valoro mucho.

Ana. x



Continue Reading

You'll Also Like

68.2K 2.8K 74
¿Que pasará cuando se enteré?
1M 81.8K 49
Adelin debe enfrentarse a un juego enfermizo mientras convive con un asesino serial y un chico que lo da todo por ella. ••• Todos culpan a Adelin Ri...
8.8M 1M 53
[COMPLETA] Adam tiene una fascinación por las frases de asesinos. Reachell ama tocar el piano. Adam es reservado y misterioso. Reac...
15.6M 630K 34
Una chica crea un grupo en Whatsapp para conversar con sus amigos, misteriosamente ella sale del grupo una noche, y se mete un "Desconocido" al grupo...