Como lo Soñe

By Cam_Gimenex

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Lena tiene una vida muy mala, y la odia, por eso, decide mudarse a Cordoba y alli empezar una nueva vida. Al... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capítulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capítulo 14
Capitulo 15
Capítulo 16
Capitulo 17
Capítulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capítulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43

Capítulo 40

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By Cam_Gimenex

Lena

Vuelvo a mi casa luego de dejar a Alex. Fue un día maravilloso.

Luego de estar una hora en la cueva, lo lleve a la pista de skate, en donde lo vi disfrutar de su pasatiempo favorito.
Me sorprendió en primera que haya estado vacía, y luego que los skaters del pueblo no se hayan acercado a reclamarle a Alex lo que era suyo. Seguramente se sorprendieron y decidieron respetar que el haya llegado primero por el talento que Alex tiene.

No exagero, es realmente bueno.

Pero mi tarde con Alex llego a su fin, y ahora, debo enfrentarme a Rafael. Debo hablar con él, tal como me lo dijo Alex.

Estaciono el cuadriciclo y entro a mi casa.
Blanca y Maya me saludan como los buenos perritos que son. Rafael está mirando el televisor y al verme entrar, baja el volumen y me mira serio.

-Hola. –le saludo tímidamente.
-¿Me vas a decir quién era ese chico? –espeta de manera seca y desinteresada.
-¿Ni siquiera un hola? Después de ocho meses, ¿Ni siquiera me dices hola? –espeto.
-¿Después de ocho meses te dignas a hablarme? –Cierro los ojos y suelto aire por mi boca.
-Solo cumplí con tu pedido. Además, ¿Por qué tendría que decirte con quien ando? Ni debe de interesarte. –Años atrás, decidimos con un pacto silencioso, no meternos en las elaciones de los demás.

-Me interesa. A pesar de todo sigo siendo tu hermano mayor.
-Pues déjame informarte que has estado haciendo muy mal tu trabajo. -Pensé que podría mantener una conversación de manera civilizada con él, pero veo que me equivoque.
-Todo el mundo tiene un límite. –Al menos estamos hablando y no gritando.
-Entonces respétalo y déjame en paz. –Avanzo por la cocina para dirigirme a mi habitación.
-Si no me dices quien es, se lo contare a nuestros padres. –me amenaza.
-¿Me amenazas como si tuviéramos cinco años?  -inquiero.
-Quien era ese chico. –Suspiro.
-Se llama Alex, es de Santa Fe, pero vive en Córdoba y es mi compañero de escuela. Me gusta, él quiere algo conmigo, pero le dije que iba a esperar. –le digo-. Aprovecho que yo veía para conocer una parte de su familia que no conocía. –miento.
-¿Eres consciente de que te fuiste hace poco más de un mes? –Enarca una ceja.
-Sí, ¿Y? –Imito su acción.
-Es muy pronto. No lo conoces bien. –Suelto una carcajada.
-¿Esta es la parte en la que debo obedecer ciegamente lo que me dices? –Digo en tono burlón-. Te informo amigo mío, que eso no pasara. Aparte, tú no sabes como soy con los chicos, mucho menos con Alex.
-Tú nunca te relacionas con los chicos.
-Pues te equivocas. Rafael, no soy una niña, se manejar las situaciones. Además, ¿Qué me puede pasar? No soy idiota. –hablo moviendo exageradamente la lengua.
-¿Y si se propasa contigo? ¿Y si te lastima? –Así que eran celos de hermano mayor.
-Si intenta propasarse, se arrepentirá el resto de su vida. –Ideas, que espero no tener que utilizar jamás con él, cruzan por mi loca cabecita-. Y si me lastima, jamás se enterara y yo seguiré con mi vida. –Hago un ademan teatral con mi mano.
-Yo no estaré ahí para asegurarme de que estas bien. –murmura.
-Existen los celulares. Al tuyo te lo regale yo. –Recuerdo lo incomodo que fuero los días después de que dejara la cajita con el celular que le compre en su cama.
-Lo sé. Avísame cualquier cosa.- Asiento con la cabeza y me doy vuelta, para ir a mi habitación.

Los brazos de mi hermano, si, de mi hermano, envuelven mi cuerpo. Me doy vuelta para corresponderle.
Luego de un rato, me empieza a hacer casquillas, a lo que yo me empiezo a reír y a mover mi cuerpo para separarme de él. Cuando lo logro, corro a mi habitación.

***


Alex

Estoy aburrido. Sin Lena no sé qué hacer. El hotel es aburrido y no sé qué hacer. Mejor la busco.
Me levanto de la cama matrimonial, me calzo las zapatillas y me pongo una remera blanca. Tomo mi billetera y saco un par de billetes que guardo en mi bolsillo izquierdo. Busco mi celular y lo guardo en el otro.

Salgo de mi habitación y me voy a la heladería, en la que Lena compro el helado ayer, y compro dos potes de un kilo. Uno de vainilla y otro de cookies.
Me dirijo hasta la casa de Lena. Dan las siete. Hace una hora se fueron sus padres, no habrá problema.

Llego hasta su casa, y sale el que creo que es su hermano.

El chico parece más grande de lo que me dijo Lena, y no se parece en nada a ella. Su piel es blanca, pero bronceada y su cabello es castaño claro, con ondas mas marcadas que las mías, y se lo sujeta con una vincha negra.
Es alto, unos centímetros más que yo, y tiene un cuerpo tonificado.

-¿Esta Lena? –pregunto con seguridad.

Lena no quiere que su familia me conozca, y no me dijo como están las cosas con su hermano.

-Depende de para que la quieres. –Su voz es gruesa, y tiene el acento de su hermana.
-Le compre helado. – Le muestro los potes de helado.

A decir verdad no sé si sería correcto decirle que quiero tener a su hermanita en mis brazos, besarla y oler el magnífico perfume que tiene su cabello.

-Alex, ¿Verdad? –Asiento serio con la cabeza- ¿Qué pretendes con mi hermana? –Da un paso hacia mí, pero no retrocedo. No le tengo miedo si eso pretende.

Al parecer Lena ya le conto de mi existencia. Aunque seguramente solo lo hizo para aclarar lo que vio en el semáforo.

-Hacerla feliz. –digo la frase más trillada que podría existir.
-¿En qué sentido?  -Me mira de manera amenazadora.
-En todos los sentidos posibles. –No tiene ni idea de cuánto quiero a su hermana.
-¿Cómo harás eso? –Al parecer no sabe que ya la estoy haciendo feliz.
-Ya lo estoy haciendo. –Sonrió de lado-. Ella te hablo, ¿Verdad?
-Sí, sí lo hizo. –me contesta con el entrecejo fruncido.
-¿Sabes quién le dio la seguridad para hacerlo? Yo. –No quiero tener en contra a su hermano.
-Iba a hacerlo de todos modos. –me contesta encogiéndose de hombros.
-Sabes perfectamente que no. –Conozco a Lena lo suficiente para saber que si ella no quería hablarle no lo iba a hacer, y si lo hacía, seria de manera seca y breve.
-Se está bañando. Espera en la cocina. –dice, sacándose la mochila del hombro y poniéndola en el cuatriciclo.

Me fijo en su atuendo; botines, medias largas, short blanco y camiseta negra y azul.  ¿Juega al rugby? Eso explica su cuerpo.

Espero a que se marche para entrar a la casa.
Voy hasta la cocina y me quedo congelado.

Lena, luciendo solo una toalla negra desde el escote hasta un poco más arriba de la rodilla, entra en la cocina y me mira.
Tiene el pelo mojado y está libre de maquillaje, totalmente natural.

Esto es un poquito incómodo.

-Hola, Len. – La saludo con la mano, decidiendo si acercarme o no.
-Hola, Alex, ¿Cómo entraste? –pregunta acomodándose el cabello para un costado.
-Tu hermano. –contesto simplemente.
-Ah. – Al parecer no soy el único que esta incomodo-. Puedes… ver la tele. Yo me tengo que vestir.
-Está bien. –Me encojo de hombros y veo desaparecer a Lena tras la puerta de su habitación.

Ni siquiera prendo la tele, me limito a quedarme parado, escuchando el ruido de puertas y cajones con la música de Artic Monkeys.
Decido guardar el helado en el freezer. A Lena le gusta súper congelado.

Cinco minutos después, Lena sale vestida totalmente de negro, y una toalla gris cubriendo su espalda de su pelo mojado.

-Y… ¿Qué quieres hacer?  -me pregunta apoyando una mano en la mesa.
-No lo sé. Compre helado. –Señalo la parte superior de la heladera y noto como la mirada de Lena se ilumina.
-¿Te gustaría ver una peli? –me pregunta con cara de niña pequeña-. No sé si te diste cuenta, pero está por venir tierra, y es mejor no salir
-¿Qué? -¿Cómo que está por venir tierra?
-Alex, no sé porque, ni como, pero hay días que hay viento, y este trae tierra. Días como hoy. –Se pasa el pelo para el otro costado.
-Ah. –me limito a decir-. Veamos una peli, entonces.
-Okey... La podemos ver en la computadora que está en mi habitación, o la podemos poner en la pantalla del living. –pregunta.
-En la computadora me parece bien. –Digo tratado de sonar inocente-. ¿Qué película quieres ver?
-No lo sé. Elije tú. –dice y se da vuelta para entrar en su habitación. La sigo.

Su habitación es pequeña y  de color gris, con una pared azul. Tanto la cama, como los muebles son de color chocolate oscuro.
Hay un librero y esta desocupado, al igual que el escritorio. Seguramente las cosas que iban ahí, están en Córdoba.

Lena está sentada en la cama, con sabanas a juego, frente a una notebook. Se parece a mi habitación.

-Elije una película. –Se levanta y señala la computadora.
-Está bien. –contesto mientras veo como se acerca al gran placard y abre las puertas del medio y saca un cepillo. Luego, empuja los cajones y empuja la puerta de la izquierda, para que esta acomodado, crea.
-Me voy a peinar. –Sacude el cepillo y sale con una sonrisa.

Una puerta, la de la derecha, está cerrada con llave.
Miro las puertecillas del medio y veo que tienen un llavero, con cinco llaves.

Lo saco de su lugar y pruebo las llaves. La tercera entra y gira, una vez. Me detengo cuando escucho el portazo de la heladera.
Me vuelvo a la cama y pongo la primer película que alcanza el mouse, justo cuando Lena entra a la habitación con los potes de helado y dos cucharas.

-Y, ¿Qué elegiste? –me pregunta sentándose a mi lado en la cama.
-Eh... -Me volteo a ver la pantalla-. Cazadores de Sombras.
-¿Te gusta Cazadores de Sombras? –me pregunta enarcando una ceja.
-Nunca la vi. –Me encojo de hombros.
-Yo leí los libros. La película suprimió mucho del primer libro, pero seguro te va a gustar. –Me dedica una dulce sonrisa, y no puedo contenerme.
La beso de una manera muy dulce.

***


Lena

Nos seguimos besando, y no se en que momento quedamos tumbados en la cama.

Termino el beso y le sonrió. Aun no puedo evitar sentir un poco de vergüenza al momento en el que nos terminamos de besar.

Nos acomodamos a la par y ponemos mi computadora en medio. Alex pasa su brazo por mis hombros y le damos play a la peli.


***


Me pongo las botas plateada y salgo de mi habitación. No entiendo porque tengo que hacer esto, si no me gusta salir al boliche.
Mi madre organizo una pequeña cena familiar e invito a mis amigos. Comimos carne al vino con papas al horno que cocino mi padre.
Me hubiese gustado que Alex estuviera aquí conmigo, pero como mis padres no saben de él, me lo encontrare en el boliche.

Salgo de mi casa y me encuentro con Jaz, Ara y Clara.
-Hola. –Las saludo con un beso a cada una.
-Estas muy linda, a tu modo. –me elogia Clara.
-¿Gracias? –Digo soltando una risita- Ustedes están muy monos, y muy altas. –Todas tiene tacos.
-¿Por qué no te pusiste tus tacos negros? ¡Es tu cumpleaños número quince, mujer! –grita Ara.
-Me tendrán en el boliche, es suficiente. –Me encojo de hombros-. Vamos.

EL boliche queda a seis cuadras de mi casa, así que nos iremos caminando.

En el camino, les cuento a las chicas como es mi vida allá, suprimiendo a Alex. Lo último que necesito es que me empiecen a cargar con él.

Pagamos la entrada y entramos sin más líos. Le mando un mensaje a Alex diciendo que estamos cerca de la barra. Él me contesta que en quince minutos estará conmigo.
-¡Vamos! Toma. –Insiste Ara.
-No me gusta el fernet con coca, ni tampoco ninguna bebida alcohólica. –digo y aparto el vaso que me pasaron las chicas.
-Está bien, tomaras tu gaseosa. –dice Jaz y me devuelve mi baso con coca.
-Ahora, ¡A bailar! –Dice Clara.
-Adelántense ustedes, yo ir al baño. –Me excuso y me alejo antes de que puedan protestar.

Entro al baño luego de haberlo buscado un rato. Me quedo sin hacer nada en él un rato y luego salgo de él.

Camino entre la multitud de adolescentes que están bailando, seguramente ya alcoholizados, hasta que alguien tira de mi brazo y dice mi apodo.
-¡Anita! ¡Cuánto tiempo! –Lautaro termina la frase y me abraza con fuerza. Yo lo dejo un segundo y luego lo aparto-. ¿Qué te trae por aquí? Pensé que no salías a boliches.
-Y no lo hago, mi madre me obligo. -grito para que me pueda escuchar por sobre la música.
-Ah. Por cierto, ¡Feliz cumpleaños! –dice y me vuelve a abrazar.
-Gracias. -me limito a decir.
-Y, ¿Quién es él? –me pregunta, señalando hacia atrás mío.

Me volteo y me encuentro con un sexy Alex.

-Soy Alex, su novio. –contesta Alex, tomando mi cintura y besándome. No puedo evitar corresponderle.
-Ah, tu novio. Pensé que odiabas a los hombres. –dice Lautaro, blanqueando los ojos-. En fin. ¿Hasta cuándo te quedas?
-Hasta mañana. –contesto, y siento que Alex aprieta su agarre.
-¿Podríamos quedar? Me gustaría hablar contigo. –Abro la boca para contestar, pero Alex se adelanta.
-No. Mañana va a estar conmigo todo el día. -¿Alex esta celoso?
-Está bien, será en otra oportunidad. Espero que te haga feliz. –comenta y se da vuelta, perdiéndose entre la multitud.
-¿Qué fue eso? –le pregunto a Alex.

Él se limita a sonreírme y a besarme de vuelta.

-Vamos a bailar. –Toma mi muñeca, pero lo detengo.
-Tengo otra idea; sácame de aquí.


***


Me encierro en mi habitación y conecto mi móvil a los pequeños parlantes. Busco el playlist de Gun’s N’ Roses y pulso la primera canción.
Me desvisto, saco un par de toallas y entro a bañarme con Shacklers Revenge. Extrañaba hacer esto; bañarme con la música sonando a todo volumen.

Luego de un largo y relajante baño, conecto la depiladora eléctrica y comienzo a depilarme las piernas.
No entiendo porque las mujeres debemos someternos a esta tortura, es horriblemente dolorosa. Pero hay que hacerlo.
Respiro hondo y me concentro en la letra de Sorry, para no concretarme en el dolor.

Termino esta odiosa tarea siete temas después, con Don’t Cry. ¿Irónico no? Terminar la tarea más dolorosa, incluso que un tatuaje, con una canción titulada No llores.

Hidrato mis piernas y empiezo armar la valija. Mi colectivo sale a las nueve y son las siente treinta.

Aún estoy sorprendida de que mis padres no se hayan enterado de la existencia de Alex, y en cierta parte sé que se lo debo a Rafael.



*-*-*-*
Hola, perdón por la tardanza! Estuve muy ocupada!!

Espero que les haya gustado!
Puede que tenga errores!

Voten y comentes, plis!!!

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