Al regresar de mi visión, mi rostro estaba perlado de sudor. Agarré mi opalo negro; estaba completamente frío, más frío que antes, y un poco más pesada. Lo palpe un poco en la oscuridad y noté que tenía una inscripción. Encendí la luz de la lámpara y me puse a mirarlo
11 de julio de 1999
Siu Harper
La Piedra de Absorción
Era mi fecha de nacimiento pero no tenía idea sobre alguien que se llamara Siu en mi familia, algo estaba mal. Si mi padre estaba realmente vivo, talvez él supiera qué significaba todo esto. El problema era averiguar dónde estaba.
Cuando regresé de mi visión ya era muy tarde, todos dormían. Todos menos Robert, Danielle y mi madre. Me había dirigido a la biblioteca para tomar unos cuantos libros, pensé que talvez la lectura me ayudara a dormir.
Ya cuando estaba cerca escuché unas voces, las cuales reconocí al instante. Estaban discutiendo acerca de la información recientemente recolectada. Abrí la puerta tímidamente, y todas las voces callaron
-Alice, querida qué haces despierta?- me preguntó la voz de Madame Ward
-Yo... esto... cómo decirlo de la manera menos extraña... he tenido una visión- dije, mi madre se acercó a mí en tres largas zancadas, y me puso las manos en los hombros, haciendo que me sentara en un sillón cerca mío
-¿Qué viste?-
Les expliqué todo lo que había pasado, cada detalle importante, desde el color de la habitación, hasta a quienes había visto. En todo mi relato, Robert miraba sombrío por la ventana, Madame Ward levantaba la barbilla sin mover ni un músculo. En cambio, mi madre... hacía su papel de madre preocupada.
Al terminar, nadie dijo nada, un silencio realmente incómodo se posicionaba en la habitación, podía escucharse las gotas de la lluvia repiqueteando en los vidrios de las ventanas.
-Mi padre murió hace doce años, quiero una explicación lógica de por qué ha aparecido en mi visión del futuro- dije rompiendo el silencio
-Alice... no creo...- comenzó Robert
-¿Qué ha pasado con mi padre?- pregunté con firmeza
Nadie me respondía, mi irritación creció, las gotas sonaban aún más fuerte- Díganme, lo exigo- me miraban como si estuviera loca y necesitaba ayuda, resoplaba de ira, la lluvia se escuchaba más fuerte aún, truenos relampagaban
-Parad- demandó Danielle, lo hizo con tanta fuerza que la pequeña tormenta que había creado cesó de golpe, ya ni siquiera llovía
-Tu padre estaba en contra de lo mágico de este mundo- dijo Robert aún mirando por la ventana-, decía que las criaturas místicas eran engendros del diablo como los propios engendros. "No los quiero en nuestra Tierra" había dicho, quería... exterminarlos en su totalidad.
"No se lo permitimos, claro está. Le enviamos lejos, donde nadie volvería a escuchar de él. La base subterránea. Tu madre tuvo que decirte que Geoff había muerto, así no hacías preguntas. Ahí está tu explicación lógica
-¿Y esto?- pregunté enseñando la inscripción del opalo negro
-¿Por qué se lo diste?- le preguntó mi madre a Robert- sabes muy bien que podría sospechar...-
-Dejen de hablar como si no estuviera aquí, ahora díganme quién rayos es Siu o haré que el huracán Gloria arrase contra una ciudad- aunque haya hecho esa amenaza no significaba que lo realizaría, comenzando porque no mataría a ningún inocente, también porque no pensaba que podría lograrlo
-Oh mi Siu, mi pequeño Siu-se lamentó Lily
-Cuando tu padre se fue, no se fue solo- dijo Robert
-Siu es tu hermano gemelo, nacieron en la misma fecha. Mayor que tú por tan sólo tres minutos- dijo mi madre mirándome, pero en realidad no me miraba-. Esa oscura noche, la peor noche de toda mi vida. Decidimos llevar a tu padre por la noche, cuando dormías. Abrimos un portal. Y Geoff cruzó por él.
"Al regresar a sus cuartos, noté que tu hermano, Siu, ya no estaba en su camita. Lo buscamos por todas partes, pero no apareció. Al regresar a la cama, vi el collar que habíamos comprado tu padre y yo para Siu, Geoff lo guardaba para su cumpleaños. Así supe que había sido tu padre el que se lo había llevado.
¿Un hermano? Siempre había pensado que tan sólo éramos mi madre, padre, y Robert. Nadie más. Siempre envidiaba a Mike por tener un hermano. Y ahora resultaba que tenía uno propio. Quería llorar de alegría al saberlo, y también de tristeza porque talvez nunca podría verle.
-¿Cómo era?- pregunté con voz de hilo, mi madre tenía lágrimas corriendo por sus mejillas
-Un niño sano, de mejillas rosadas, piel de color canela, ojos, tan marrones y a la vez verdes, una convinacion genética que desafortunadamente tu no obtuviste. Cabello rizado, estaba entre negro y rojizo, su pequeña sonrisita alumbraba una habitación entera
Vaya, al parecer, de los dos hermanos, el que salió mejor fue Siu y no yo.
-Un hermano- dije riendo, aunque convinado con mis sollozos se escuchó como un gemido- ¿Por qué nunca le buscaron?
-Adam era el único que sabía dónde estaba la base, pero él nunca quiso que nos arriesguemos por ellos
-Quiero buscarlo, necesito traerle de vuelta. Talvez... talvez si hablo con mi padre, puede que cambie de opinión
-Claro que no, ahora irás a tu cama y punto- sentenció Lily
Solté un bufido y me fui de la biblioteca arrastrando los pies. Tenía que hacer algo para poder llegar a mi hermano, de alguna manera Lo lograría.
Al subir a mi habitación, vi una puerta abierta. La de Eiden. Toqué la puerta y entré sin siquiera esperar a que me dijera hacerlo. Estaba sentado en la punta de la cama con un papel en sus manos.
-Vaya, no sabía que entrabas a las habitaciones ajenas a mitad de la noche, si lo hubiera sabido antes me habría preparado y vestido mejor-
-Espera, qué?- Él rió
-Nada, te he dicho ya que te ves muy mona con ese pijama? Huh, esto es para ti- dijo dándome la hoja, una carta mejor dicho
-¿Para mi?- me senté junto a Eiden y tomé la carta con delicadeza, estaba escrita con una hermosa caligrafía me sorprendí al ver quién la había escrito
De: Siu
Para: Alice
Martes, 29 de junio, de 2015.
Hola Alice, he hecho esta carta miles de veces, sin poder encontrar las palabras exactas, pero como puedes ver... o leer, las he encontrado. Hace un tiempo mandé a unos cuantos engendros a buscarte... desafortunadamente, tu gente lo tomó mal, y tú (según lo que escuché) saliste herida, lo siento tanto. Ahora no puedo localizarte, por favor hermanita, visítame al Central Park el 2 de julio a las 6:30.
Psd: ve sola.
Levanté la vista de la carta muy lentamente, Eiden me sonreía y probablemente sabía lo que estaba pensando. Y así era.
-Mañana ya es 2 de julio, iremos con ayuda del Camino de las Hadas-
-¿Cómo obtuviste esta carta?- pregunté
-Cuando estaba en la celda, un tipo con capucha vino y me dejó la carta, dáselo cuando estén solos dijo, y la he tenido desde entonces
-Voy a ir sola, no necesito tu ayuda, además lo dice estrictamente que debo de ir sola-
-Oh pues claro que la necesitas, talvez deberías pedirle ayuda a tu amiguete... oh oh, también Samuel
Eiden se veía realmente emocionado, como un niño pequeño en Navidad.
-Está bien pues, mañana nos vemos todos a las cinco en punto, vale?- el chico asintió, abrí la puerta del cuarto y salí al mio
Me acosté ya un poco cansada de subir y bajar escaleras. Cerré los ojos y no tuve ninguna visión, ninguna pesadilla con engendros, ni con mi padre o mi hermano. Simplemente dormí.
-Buenos días- dijo alegremente Edmond cuando entró al comedor
-Buenos días- le respondí sonriendo
-¿Qué tiene de buenos?- preguntó Carrie con mala cara, jugaba con sus huevos revueltos
-¿Qué ocurre? ¿Los huevos tienen veneno cierto? Siempre lo supe, yo sabía que nos querían envenenar, acaso hemos sido tan mala compañía- dijo Eiden levantándose de su silla, solté una risita, Carrie abrió la boca y volvió a cerrarla, como si pensara decir algo pero mejor callarse
-No están envenenados Eiden- regañó Robert
-Idiota- dijo Dimitri entre risas
-Idiota serás tú, mi pequeño creador de madera- dijo Eiden guiñandole un ojo
-No creo madera, yo... por qué te estoy explicando esto?-
-Talvez por idiota- respondió Bianca riendo, toda la mesa comenzó a reír, bueno, todos menos madame Ward que guardaba su postura de directora
-Coman, hoy limpiarán la biblioteca-
-¿Yo también?- preguntó Samuel
-Todos, nosotros tenemos una reunión a las 4:30 hasta las 8:30, no quiero que nos molesten- dijo Robert
-¿Con quienes?- pregunté
-Con el Ejemplo, ahora que más o menos sabemos quien es nuestro enemigo, podemos planear nuevas estrategias
-Exacto, no más preguntas, coman- y así fue, comimos en completo silencio, luego nos levantamos y nos dirigimos a la biblioteca
-Vámonos ahora, tendremos tiempo de sobra para rondar el perímetro antes de que tu hermano llegue- fijo Eiden
-¿Qué? ¿A dónde van?- preguntó Bianca
-A donde no te importa querida- respondió Samuel
Cuando llegamos a la biblioteca nadie hizo nada ni limpiamos nada. Sólo nos quedamos practicando algunos trucos como encender y apagar velas, bajar la temperatura del viento, la lluvia, hacer crecer plantas. Derretir algunos candiles, y unas pequeñas grietas en el suelo, las cuales tapamos con la alfombra.
-Calla, a dónde van?- dijo ésta vez Cameron
-No tiene caso, Central Park, ahí me encontraré con mi hermano- dije suspirando
-Estás de broma- dijo Jennifer
-Obvio no- respondió Mike
-Debo de ir sola Eiden, si llego a necesitar ayuda les llamo- insistí
-No me parece una buena idea, Harper- dijo Mike, a veces me daba unas ganas de golpearlo, justo ahora necesitaba que estuviera de mi lado
-No tiene que parecerles una buena idea, voy a ir sola, si ustedes van, tendrá que ser a diez metros de distancia, y no debo de notar o sentir que están ahí-
-Lo prometo- dijeron Samuel y Eiden al unísono
-Está bien- dijo mi mejor amigo
-¿Y nosotros qué? Nos quedamos aquí como idiotas- preguntó Bianca con sorna
-Queremos que se queden para incubrirnos- dije
-Ah sí claro, están dándose cuenta que es el plan más descabellado que han hecho- dijo Dimitri
-Podría ser una trampa- dijo Edmond
-No sabemos, igual tampoco sabemos si simplemente quiere hablar un poco- repuse, sabía que era mala idea pero mi más grande anhelo era conocer a mi hermano
-Vale pues, llamemos a mi hermana- dijo Edmond
-No veo nada ni nadie, estás segura que estamos donde dice?- preguntó Mike
-Muy segura, váyanse, me quedaré aquí un rato- dije, y los chicos se fueron cumpliendo con mi condición
Cuando pasamos por el Camino de las Hadas, fue un viaje aún más rápido que la ultima vez. Rose no nos saludó con su agradable, más bien parecía realmente cansada. Quise preguntarle qué ocurría, pero no me atrevía a hacerlo.
-Es un gusto conocerte Alice- dijo una voz a mi espalda, me volteé lista para atacar- oye, no voy a hacerte daño hermanita
-¿Siu, eres tú?- sentía como las lágrimas bajaban por mí mejilla al verle, era exactamente como mi madre le había descrito, sólo que era alto y poseía unos largos y hermosos rasgos, no le parecía en nada a mi
-¿Quién si no? Alice, no llores- se acercó a mí y me abrazó, podía sentirlo, sentía el calor de mi hermano
Abrí los ojos aún en brazos de Siu y vi algo que no me gustó. Engendros, una hora de engendros, aún eran mitad humanos con el glamour, pero yo podía verlos como era su otra mitad. Edmond tenía razón, todo era una trampa.
-Lo siento tanto, pero tenemos que ver a nuestro padre- solté un grito, pero no salió voz, de repente no podía moverme. Escuché un grito de Eiden, pero para entonces todo estaba oscuro. Mi hermano me había traicionado.