Bloody Nightmares [Diabolik L...

By SaraKomori

48.7K 3.7K 608

¿Por cuánto tiempo durará esta paz? Yuuka creía haber alcanzado la felicidad por fin, al lado de los seres qu... More

Inicio
Capítulo 1 - Hoy es el día
Capítulo 2: Destapando sorpresas
Capítulo 3: Cenicienta
Capítulo 4: La confusión de lo desconocido
Capítulo 5: Dolores sin identificar
Capítulo 6: Un corazón perdido
Capítulo 7: Sangre nueva
Capítulo 8: Reinicio
Capítulo 9: Segundo paso: aceptación
Capítulo 10: Miradas indescifrables
Capítulo 11: Secretos y preguntas
Capítulo 12: Los ensayos de Karl Heinz
Capítulo 13: Pretensiones y deseos
Capítulo 14: Tormentos de un pasado olvidado
Capítulo 15: Enfermedades del corazón
Capítulo 16: La sangre que corre sin quererlo
Capítulo 17: Pruebas que superar
Capítulo 18: Lazos de fe, sangre y corazón
Capítulo 20: El poder de una marioneta
Capítulo 21: Una derrota inevitable
Capítulo 22: La batalla de los recuerdos
Capítulo 23: El amor de una reina
Epílogo

Capítulo 19: Escuchando tras la puerta

1.2K 88 13
By SaraKomori

─ ¡Yuuka! ─la voz de Reiji Sakamaki tras su espalda la hizo girarse. El joven la miraba ávidamente con un deje de nerviosismo en sus pupilas. Yuuka se separó de Natsuki con una mirada de disculpa, tras haber estado varias horas charlando y contándose mutuamente sus pensamientos y emociones, descubriendo todas las similitudes que las unían.

─ ¿Qué ocurre? ─Yuuka se acercó a él, sonriendo amablemente e intentando olvidar lo que había sucedido entre ellos en su último encuentro, haciendo como si, en realidad, no hubiese pasado nada. Y Reiji parecía intentar lo mismo.

─Yo...Tengo que decirte algo.

O tal vez no.

─Ah ─su deslumbrante sonrisa se congeló─. Vale, vale. Pues... ─tartamudeó, nerviosa─ ¿aquí o...?

─Vamos a mi habitación ─sin esperar respuesta, Reiji dio media vuelta haciéndole un gesto. Yuuka miró a Natsuki, con los ojos tan exageradamente abiertos por la alarma que la joven podía verse reflejada en sus pupilas.

─Ve, anda ─susurró su amiga, empujándola con insistencia.

─Pero... ─intentó luchar Yuuka, de los nervios. Reiji la esperaba unos metros más allá, esperando a que le siguiera.

Natsuki le sonrió con un deje misterioso que no supo explicar.

─Ve. Todo estará bien.

Y Yuuka la miró a los ojos, y antes de que se diese cuenta, ya la creía. Inexplicablemente.

Incondicionalmente.

===

Reiji parecía todavía más nervioso que ella, dando vueltas por lo que parecía ser su habitación. Un espacio algo frío y decorado con distintos tonos de gris y azul oscuro; de muebles sencillos, armonía austera y un perfecto y casi inquietante orden.

─ ¿Qué era lo que querías decirme? ─Yuuka intentó romper el silencio del que se adueñaba la estancia poco a poco, haciendo que el nudo de su estómago se estrechase cada vez más. Reiji la miró, con sus orbes magentas nubladas por la indecisión.

─Te has hecho muy cercana a Natsuki, ¿no es así? ─preguntó, sorprendiendo a la joven, que no esperaba que su conversación tomase aquella dirección ni mucho menos.

─Sí ─respondió tranquila a pesar de la sorpresa, convencida y con un atisbo de sonrisa en sus labios─. Ella es una gran chica, ¿sabes? Siento que me entiende como nadie.

─Pareces feliz con ella ─comentó Reiji casi de forma casual, haciendo que Yuuka le lanzase una mirada interrogante.

─ ¿A qué viene todo esto?

El joven suspiró, mientras parecía que pensaba lo que iba a decir.

─Si una persona sabe algo horrible sobre otra y ésta lo desconoce, ¿debería confesarle la verdad, aun a sabiendas de que quizá le haría más daño? ─inquirió, con voz pesada y la espalda encorvada. Fue entonces cuando Yuuka se dio cuenta de lo mayor que parecía su hermano. No dejaba de ser el segundo hijo de Karl Heinz, y sin duda, un esencial sustento para el equilibrio de su familia.

─Eso depende ─la muchacha midió bien sus palabras, consciente de que lo que dijera sería muy importante para Reiji─. Depende de si crees que es mejor vivir una bonita mentira, o la dolorosa verdad.

─ ¿Y qué crees tú? ─Reiji se aproximó, dejando que la ansiedad se reflejase en su rostro.

─Después de todo lo que hemos pasado, ¿realmente me estás haciendo esa pregunta? ─exclamó Yuuka haciéndose la ofendida, consiguiendo el propósito que se había impuesto desde que había entrado en aquella habitación: hacer sonreír a Reiji. Aunque fuese una sonrisa triste y melancólica como aquella, era diez veces mejor que la imperturbable y fría máscara que solía mostrar.

El chico la miró fijamente, con incluso demasiada insistencia, con demandante profundidad. Yuuka sintió una mezcla de incomodidad y ardor en su interior; era algo extraño, era cálido pero molesto...

«Como mariposas...poseídas por el demonio» pensó tontamente. Sin embargo, sus pensamientos tuvieron que volverse sombríos de nuevo al centrarse en la expresión de su hermano, y en las palabras que pronunció a continuación.

─Sólo espero que no me odies ─susurró Reiji, apesadumbrado. Y habló.

Vaya si habló.

Le contó una historia tan irreal y tenebrosa que no parecía cierta. Una historia de miedo, un cuento de terror, una pesadilla verosímil; y lo que era peor: unida con lazos de familia, amor y amistad. Con sufrimiento y vidas.

Durante diez minutos, Reiji sólo contó su historia. Y cuando terminó, a Yuuka era lo que más se le dificultaba hacer; hablar. Porque se había quedado completamente sin palabras.

─Estás diciendo... ¿que Shuu y Yuma...fueron amigos de pequeños? ─murmuró, atónita.

─En aquel entonces, Yuma era Edgar. Era el mejor amigo de Shuu, y el único ─Reiji no la miraba.

─Y Natsuki...

─Natsuki debió de conocer a Edgar incluso antes que Shuu, al ser los dos humanos. Después Yuma le presentó a Shuu, y entonces...los tres se hicieron amigos.

─ ¿Cómo lo sabes? ─cuestionó Yuuka, tan anonadada que no podía evitar desconfiar.

Reiji volvió a suspirar. Derrotado.

─El colgante que ella lleva, no lo creí cuando lo vi por primera vez, pero fue de Beatrix, mi madre. Shuu debió de habérselo dado.

─No...no puede ser ─negó enseguida Yuuka. Él arqueó una ceja─. Natsuki... ─vaciló─ Natsuki me dijo que había sido un regalo de alguien importante para ella. Y si fue así... ¿cómo pudo olvidarse de él? Shuu creyó que Edgar había muerto, y Edgar se olvidó de él al conocer a los que son sus hermanos ahora, Ruki, Kou y Azusa.

» ¿Pero Natsuki? Ella no pudo haberlos olvidado sin más.

Reiji pareció pensarlo unos segundos.

─Quizá vio el incendio...y eso la hizo olvidar. A veces, nuestro cerebro bloquea la memoria en un momento de shock. Si ese fuese el caso, solo habría que intentar hacer que rememorase algunos sucesos, algo que realmente no sería demasiado difícil. Los recuerdos siguen en su mente; escondidos, llenos de polvo, pero ahí ─argumentó, pensativo y completamente serio.

Yuuka le tocó el brazo con suavidad, como si no se atraviese a hacerlo. Al ver que el chico no reaccionaba más que mirándola sorprendido, se acercó mientras alisaba las inexistentes arrugas su impecable traje negro, en un gesto casi maternal.

Tenía la mirada clavada en la corbata roja de su hermano, sin poder buscar sus ojos a pesar de notar como él buscaba los suyos.

─Y tú...provocaste aquel incendio ─acusó entre susurros, con voz ahogada. Reiji apretó los puños.

─Sí.

─Pretendías matar al mejor amigo de tu hermano...

─Sí.

─Mataste a tu madre...

─Sí.

Yuuka elevó el rostro y clavó en él una mirada cristalizada, tan intensa y dolorosa que Reiji la sintió como una bofetada.

─ ¿Por qué?

─Los odiaba ─respondió el joven después de unos instantes, con una voz entre rencorosa e infinitamente triste. Yuuka lo observó cerrar los ojos fuertemente, mientras la estrechaba contra él con un gesto apasionado─. Shuu y Edgar eran lo que yo no tuve nunca, ni tendré. Y mi madre jamás miró hacia mí, siempre eran ellos. Siempre. Quise que por una vez en mi vida, viese de lo que soy capaz.

─ ¿Esa te parece la manera correcta de ganarte la atención de tu madre? ¿O quizá sea mejor lo de "no tengo amigos, mataré a todo aquel que los tenga"?

Reiji miró a Yuuka con la boca abierta. La voz de la chica había pasado de suave y compasiva a chirriante y furiosa.

Estaba enfadada. Lo podía ver en su rostro. En sus labios convertidos en una fina línea, en sus cejas fruncidas, en sus mejillas encendidas.

Estaba decepcionada. Lo podía ver en sus ojos azules, apagados y tristes como el cielo de una noche cubierta de nubes.

===

Yui se apoyó contra su cama, llevándose las manos al pecho mientras sentía como las lágrimas se agolpaban en sus ojos.

¿Por qué?

─Estoy enamorada de Ayato ─le dijo a su reflejo del espejo, que había a un lado de la habitación. Su cabello rubio, trenzado, parecía haber perdido color. Suspiró.

─ ¿Te estás intentando auto convencer, Yui-chan? ─la figura de Hanae apareció en la habitación, con su vestido blanco e impecable y su cabello azul y ondulado. Yui la miró sorprendida.

─Hanae, ¿qué haces aquí?

─La verdad es que estaba pensando en consolar al pobre Raito-kun porque ha sido brutalmente rechazado, sin embargo, tú pareces estar pasándolo mal también ─respondió Hanae jovialmente, sentándose a su lado. Yui sintió como sus mejillas cobraban color.

─ ¡¿Estabas escuchando?! ─se indignó, levantándose de golpe con las manos en las caderas. Su amiga la miró divertida.

─No he podido evitarlo ─sacudió la cabeza falsamente arrepentida. Yui la miró fijamente unos segundos más, para después volver a suspirar, vencida, y agacharse nuevamente.

─No me estaba auto convenciendo de nada. Simplemente no quiero que sus palabras me hagan dudar ─dijo finalmente, con el rostro entre las rodillas─. No voy a permitir que algo así confunda mis sentimientos. Sé muy bien a quien quiero.

─Eres increíble, Yui-chan ─admiró Hanae felizmente. La otra la fulminó con la mirada, haciéndola reír─ ¡Lo digo en serio! Eres más fuerte de lo que pareces. Yuuka-chan te debe haber ayudado, ¿me equivoco?

─No, no te equivocas ─admitió Yui. Gran parte de la seguridad y confianza en sí misma que tenía ahora, era gracias a su querida amiga.

Descubrió a Hanae buscando sus ojos con avidez, y cuando los encontró, se apresuró a leer en ellos.

─No, no hay dudas ─afirmó, con un deje de orgullo─. Ayato-kun tiene suerte.

─Desde luego que la...─un ruido fuera de la habitación la interrumpió─. ¿Qué ha sido eso? ─cuestionó, a lo que Hanae se encogió de hombros, igual de confundida que ella. Había sido un golpe seco, como si algo o alguien hubiese caído al suelo bruscamente. Curiosamente para haberlo podido percibir, no había sucedido demasiado cerca, por lo que ambas chicas tuvieron que salir del cuarto y recorrer algunos pasillos hasta dar con el causante del ruido.

O más bien la causante.

Natsuki estaba encogida en el suelo, contra la pared; con una mirada horrorizada clavada en la puerta que tenía en frente y una mano en la boca, como si hubiese visto el peor de los fantasmas.

─ ¡Natsuki! ─exclamó Yui, acercándose a ella. La joven castaña se percató entonces de la presencia de las dos chicas, y abrió la boca para decir algo. Sin embargo, su expresión lo dijo todo, siendo completamente alarmada; y Yui se llevó un puño a la boca, comprendiendo que no debía haber hablado tan alto.

La puerta que estaba delante de Natsuki se abrió, y la figura de Yuuka salió de ella, seguida por la de Reiji. Ambos tenían una expresión de incredulidad y terror en sus ojos.

─Natsuki, tú...─Yuuka no podía hablar correctamente. Los ojos se le llenaron de lágrimas─. ¿Has oído...?

Sus sospechas se confirmaron cuando la chica asintió levemente con la cabeza, igual de horrorizada que ella. Yuuka dejó escapar un sonido ronco de tristeza al ver como Natsuki desviaba su mirada hacia Reiji, con sus pupilas anegadas de dolor.

─ ¿Por qué tú...? A Edgar...A Shuu... ─susurró ahogadamente. Reiji bajó la cabeza.

─ ¿Q-qué ocurre? ─inquirió Yui, sin obtener respuesta alguna. Hanae, por su parte, observaba la escena desde lejos, intentando averiguarle un significado.

─ ¿Lo recuerdas? ─Yuuka se acercó a su amiga, agachándose a su lado. Ambas estaban al borde de las lágrimas. Natsuki volvió a asentir quedamente─. Nat...lo siento tanto...

─Está bien ─la muchacha se levantó entre tambaleos, con su voz débil pretendiendo sonar firme─. Estoy bien, es solo que...me ha sorprendido.

Mientras hablaba, una solitaria lágrima rodó por su mejilla. Se apresuró a secársela con el dorso de la mano.

─Estoy bien ─repitió.

─Tú sí que te estás auto-convenciendo ─soltó Hanae, consiguiendo que Yui le lanzase una mirada exasperada. Natsuki sonrió, sin resultar ofendida. Se había acostumbrado a la rareza de Hanae.

─Natsuki ─Reiji se hizo notar por fin, dando un paso solemne hacia delante. Ambos quedaron frente a frente, mirándose con fijeza, a la espera de la reacción o las palabras del otro.

El joven meneó la cabeza, sin poder evitar escapar de la brillante mirada dorada de aquella chica tan pequeña.

─Lo siento.

─ ¿Qué?

─Lo siento ─repitió Reiji, mirándola de reojo con una inseguridad imposible en él─. No tengo perdón, pero quiero intentarlo de todas formas. Hace mucho tiempo que dejé de odiar a Shuu, al igual que a Edgar, o más bien Yuma ─ignoró el gritito ahogado de Yui─. Por ello, también he de disculparme con ellos. Y lo haré, a su debido tiempo. Pero ahora, quiero disculparme contigo, Natsuki.

Natsuki lo miró fijamente, sorprendida por aquella salida. ¿Qué podía decir? Toda aquella historia la había pillado demasiado por sorpresa, todo iba demasiado rápido. Se estaba dando cuenta, en un límite de tiempo inaudito, cosas sobre su pasado y su presente. Quién era, de dónde venía. ¿Cómo podía asimilar las palabras de Reiji?

Y más aún, cuando la miraba con aquellos ojos arrepentidos.

Debía odiarlo. Pero extrañamente, no podía.

─No te perdono, Reiji ─a pesar de sus palabras, Natsuki sonrió─. No ahora. Pero...─lo pensó un momento. La mirada de Yuuka le dio fuerzas para continuar─ gracias. Por...por decirlo. Todo.

Reiji elevó el rostro, mostrando como se iluminaba y una expresión de agradecimiento se dibujaba en él. Se había alegrado mucho más de lo que esperaba. Natsuki miró a sus tres amigas, como buscando su opinión. Todas sonreían con los ojos, con un brillo inconfundible de orgullo; Hanae asintió levemente con la cabeza, y alzó su pulgar.

E inexplicablemente, se sintió muy feliz.

─ ¿Ocurre algo? ─una voz a su espalda la sacó de sus pensamientos. Kou Mukami se acercó al pequeño grupo, todavía postergado en el pasillo, seguido de Yuma y Azusa. La sonrisa que traía en su rostro se esfumó nada más ver la figura de Yuuka, cuya mirada se había ensombrecido─. Yuuka...

La muchacha desvió la mirada de él, levantándose del suelo y dándole la espalda.

─Yuuka ─insistió Kou, con un tono casi suplicante.

─ ¿Queréis que os dejemos solos? ─inquirió Hanae, con voz falsamente inocente. Sin esperar respuesta, dio un paso atrás, agarrando a Yui de un brazo y haciendo un gesto a los demás presentes, Yuma, Natsuki, Reiji y Azusa, como para hacerles entender lo mucho que molestaban─ ¡Venga! ¡Vamos!

─Espera, Hanae-san ─la voz tenue de Azusa resonó como un cristal roto. La chica se giró hacia él, con una mirada que nadie pudo identificar─. ¿Podemos hablar?

Hanae pareció pensarlo un momento.

─Claro ─susurró finalmente, con cierta jovialidad o dulzura, pero sin sonreír. Hizo un gesto a Natsuki y Yui de despedida y siguió a Azusa en la dirección contraria a la que tenía pensado dirigirse, hasta que sus figuras se perdieron en la penumbra del pasillo.

─Yuuka, tú y yo también tenemos que hablar ─en cuanto su hermano se hubo retirado, Kou se dispuso a encararse nuevamente a la rubia, con un rostro serio muy impropio de él.

─Yo no quiero hablar ─murmuró esta, volviendo a darle la espalda, y disponiéndose a seguir el camino de anteriormente habían cogido Azusa y Hanae. Kou la agarró de la mano, impidiéndole avanzar. Natsuki, Yuma, Yui y Reiji se habían tomado la libertad de irse por donde habían venido apresuradamente.

Estaban solos. Pero Yuuka no admitiría jamás lo nerviosa que la ponía ese hecho.

─Pero tenemos que hacerlo. ¿Acaso quieres perder todos los años de...amistad, que hemos pasado juntos? ─Yuuka no pasó por alto su leve vacilación. Era cierto, ¿eran amigos? Kou había estado todo este tiempo enamorado de ella, por lo tanto, él jamás debió de poder verla como una amiga. Por su parte, ahora era incapaz de ver al chico como un simple compañero de juegos como era antaño, de pequeños.

─No, no quiero ─la voz de Yuuka fue firme, e inexpresiva como su mirada─. Pero no me siento preparada para...

Se interrumpió.

¿Cómo decírselo?

¿Cómo decirle que la mano que ahora mismo le sujetaba se sentía tan helada como la de cualquier vampiro? ¿Cómo decirle que no se estremecía ante su roce como pasaba con Subaru? ¿Cómo decirle que para ella, jamás podría ser algo más que lo que siempre fue?

¿Cómo decirle...

...que no le amaba?

Simplemente, no podía encontrar una respuesta para aquello. Yuuka se zafó del agarre de Kou y volvió a salir corriendo, escapando de su inevitable futuro. Como siempre había hecho, huyendo de los sentimientos del chico, sentimientos que para no tener que enfrentar, no quería ver. Ella solo quería que su amigo volviese.

Y no volvería jamás.

Las lágrimas anegaban sus ojos y Kou no la detuvo, ni la siguió, ni pronunció una sola palabra. Yuuka corrió con el corazón henchido de miles de sentimientos suficientemente diferentes como para acabar con la cordura de su mente: furia, tristeza, dolor...

Sus lágrimas impidieron ver a dónde había llegado, y la figura que se alzaba delante de ella. Chocó violentamente con ésta, siendo sujetada en seguida por los hombros para no caer al suelo.

...Y amor...

─ ¿S-Subaru...? ─susurró, contemplando los ojos carmesí de su medio hermano como se observa una visión demasiado inverosímil para ser real.

─ ¿Has estado con ese? ─Yuuka supuso que se refería a Kou.

─Yo... ¿cómo...?

─Lo sabía. Dirás que sois amigos, pero aun así él siempre te hace llorar ─siseó Subaru, furioso.

─Tú no lo entiendes...─puso las manos en su pecho, dispuesta a apartarlo de ella con un empellón. Sintió como un escalofrío la recorría al hacer contacto con el cuerpo del chico, e inmediatamente retrocedió un paso, evitando un solo roce.

Subaru la miraba con dolor, lo sabía, lo notaba; pero ella no lo miraba.

─Yuuka...─la llamó, y la muchacha negó con la cabeza lentamente─. Sé que tú me quieres.

« ¿Qué? »

─ ¿Qué?

─Sé que me quieres ─repitió Subaru, muy serio. Se acercó a ella con cuidado, y cuando vio que Yuuka no retrocedía más, se dispuso a envolver su pálido rostro con su mano. Ésta inspiró fuertemente, sintiendo la caricia de la piel de Subaru contra la suya como un sedante para su malestar─. Lo que no sé ─continuó Subaru─ es si también le quieres a él.

─Ya te lo he dicho ─suspiró Yuuka─. Sí le quiero.

El chico disimuló su frustración.

─Me refiero a...si de la misma forma que me quieres a mí.

─ ¿No es un poco presuntuoso por tu parte pensar que te quiero de forma "romántica" sin reservas? ─Yuuka frunció el ceño, pero sorprendiéndola, Subaru solo sonrió.

─No eres una mentirosa. Cuando me dijiste que me querías, es porque lo sentías de verdad ─con sus palabras, los recuerdos de Yuuka volvieron como una tormenta a su enredada mente. Los hilos de un pasado con Subaru, los días en que lo conoció, le eran tan presentes como si los hubiera vivido ayer. Jamás se olvidaría de él. No podía.

Yuuka se tapó la cara con las manos.

─No quiero pensar en todo esto. Yo... ─susurró, completamente rota por dentro.

La voz de Subaru en su oído la hizo estremecerse de nuevo: era una familiar descarga, que recorría su cuerpo por completo naciendo en el corazón, calentando todo a su paso.

─Di que me quieres, Yuuka. Dime que me quieres, que me quieres sólo a mí, y todo lo demás se puede arreglar.

«Todo lo demás se puede arreglar...»

Yuuka abrió la boca, quizá para decir aquello que suplicaba Subaru, quizá para exigir que se apartase, quizá para pedirle más tiempo, quizá para rechazarle para siempre. Nadie lo supo, pues otro escalofrío recorrió su cuerpo entonces, impidiéndole hablar.

Era un escalofrío muy diferente a los que le provocaba Subaru. Era escalofriante, era agotador, era como el cristal de un espejo al partirse en mil pedazos; afilado, agudo, peligroso.

Era uno de los escalofríos que solo sabía provocarle una persona en el mundo.

Su padre, Karl Heinz. Sintió como una poderosa nueva presencia inundaba la mansión, y lo supo.

No se podría arreglar. Nada volvería a ser como antes.

*

*

*

Imaginaos una musiquita de violines de fondo, así, muy triste, melancólica y rota... BOOM BITCHES, APARECIÓ PAPAMAKI EN BUSCA DE FIESHTA.

O no x'D

¡Estoy feliz! Ya he terminado esta historia :D Me refiero, los últimos capis ya están escritos, realmente solo me falta el epílogo y ya tengo una idea de como va a ser. Supongo que con la aparición de Karl Heinz os haréis a la idea, pero si no, yo os ayudo: COMIENZA LA ACTION >:D

En cuanto al capi...es ligeramente intenso 7-7

Natsuki descubre que la verdadera identidad de Yuma y akjdfhskjflkjaf.

Hanae tiene salseo con Azusa, salseo que JAMÁS ESCRIBIRÉ(? ocno :'v

Yuuka perdura en su batalla con su triángulo amoroso. De verdad que me duele, yo quiero que se quede con los dos pero al parecer la poligamia es solo cosa de Papamaki ;-;

Buaaaaano, como siempre ¿os gustó? A mí bastante ^^ Aunque quizá sea porque sé que la emoción is coming y entonces me emociono con cualquier cosa :D Espero que el desarrollo final de esta novela no os decepcione <3

Cambio y corto~

Continue Reading

You'll Also Like

3K 52 7
HISTORIA ORIGINAL DE: MAME traducción de la serie TharnType esta traducción es de fans para fans para traducción del libro completo. Type es un nov...
178K 14.9K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
3.2K 346 19
Dos chicos que son completamente rechazados por las personas que aparentemente querían, dos chicos que buscan la manera de poder completarse y relaci...
33.5K 2.5K 15
...Este es mi AU, por favor no juzgar... Takemichi hanagaki es un omega de 21 años; pelinegro, ojiazul con piel que hace competencia con la porcelana...