Capítulo 12: Los ensayos de Karl Heinz

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Yuuka se sentó en un sillón de estilo rococó que Reiji tenía a una esquina de su biblioteca, con el libro de su padre sobre las rodillas.


¿Querría saber?


No meditó la respuesta. Comenzó a leer, sintiéndose cada vez más absorbida y abrumada a cada palabra.


"Los vampiros han utilizado a los humanos por muchos años, como los recipientes de sangre que son. Mi mismo clan comenzó con la tradición de las conocidas 'novias sacrificio', humanas enviadas a hogares de vampiros nobles para servir de alimento a los herederos de la casa y para después contraer matrimonio con uno de ellos. Yo mismo seguí esa tradición con mis seis hijos. Esa fue mi primera experimentación con los humanos, al fin y al cabo, iba a tener una en 'mi casa'.


Tengo que decir que la idea no fue mía en un principio, si no más bien de mi hermano Rihter. No necesité mucho esfuerzo para enterarme de lo que pretendía; la muerte de Cordelia, mi segunda esposa, había sido para él un gran peso que sobrellevar, y sabía que haría lo imposible para recuperarla.


¿Qué fue lo que hizo?


Un bebé humano, precisamente humano, recién nacido. Un corazón vampiro, el de Cordelia, recién fallecido. Unidos. ¿Qué podría haber salido de aquello? ¿Lo sabía siquiera Rihter, o su obsesión enfermiza por aquella mujer le impedía verlo?"


Junto a las palabras que Yuuka leía con una velocidad asombrosa, se sorprendió al constatar la imagen de un pequeño y tierno bebé ilustrando una página, con un solitario mechón rubio claro adornando su cabecita, envuelto en una manta rosa. ¿Era el bebé humano del que Karl Heinz hablaba?


Sintió un escalofrío de reconocimiento. Pero no podía ser cierto...


Pasó la página, y a la imagen del bebé le siguió la de una niña de unos 7 u 8 años, también con cabello rubio claro, rizado y a la altura del mentón. Sus ojos eran de color rubí y parecían sonreír con gentileza.


No podía ser cierto. Pasó de hoja.


Esta vez era una joven de 13 o 14 años. Mismo cabello, mismos ojos. Misma dulzura.


Pasó la página con un nudo en la garganta que casi le impedía respirar.


Una joven de 17 años ilustraba la hoja. Cabellos rubios con tirabuzones impecables. Ojos rubí cargados de inocencia. Piel clara, sangre dulce.


Estaba viendo la imagen de su mejor amiga.


"La humana en cuestión se llamaba Yui Komori. Era perfecta para lo que yo quería.


Fingí que ignoraba las ideas de Rihter y la mandé a la mansión de mis hijos como era tradición, como sacrificio. Hasta entonces, ella había estado viviendo como una humana normal; y de hecho, lo era. Observé todos sus movimientos mientras duraba su eterna estadía en la mansión. La vi ser torturada por su corazón vampiro y finalmente poseída por éste.

Bloody Nightmares [Diabolik Lovers #2]Where stories live. Discover now