Capítulo 5: Dolores sin identificar

2.5K 202 41
                                    

Los brazos de aquel joven eran asfixiantes y confusos para Yuuka. Vio la mirada de Subaru a su lado, excluido como estaba, observándola con fijeza. Había extrañeza en su mirada, pero también ira provocada por los celos. “Celos”. Yuuka saboreó esa palabra con los ojos brillantes cuando éstos se encontraron con los de Subaru y leyó la razón de su enfado repentino en ellos.

Pero no era el momento para regocijarse con los sentimientos de su pareja. Suavemente pero con autoridad, apartó al chico que la abrazaba con tan efusivamente.

—Perdona…deja de hacer eso—ordenó frunciendo el ceño. Yuuka le observó; el cabello dorado y desordenado le ocultaba parte del rostro, y el ojo izquierdo. El derecho era de un azul brillante y eléctrico, su sonrisa había desaparecido sustituyéndose por una expresión confundida y ligeramente dolida, y su piel pálida, resplandecía de algo que Yuuka no supo identificar.

— ¿No me recuerdas? —su voz desanimada sacó a la menor de los Sakamaki de sus pensamientos.

—No…lo siento. ¿Debería?

— ¿Quién eres? —Subaru se adelantó, interponiéndose entre los dos. Yuuka le lanzó una mirada airada; el joven que la había abrazado no parecía malo en absoluto, con aquella expresión tan triste e inocente. Le miró suavizando su ceño fruncido y puso una mano en brazo de Subaru apartándolo.

Las numerosas preguntas de Yuuka fueron interrumpidas por un susurro del rubio, que descolocó completamente a la chica:

—Maigo no kokoro…—dijo solamente, ganándose una mirada estupefacta de Yuuka.

Ésta no escuchó la pregunta de reconocimiento de Subaru, ni vio a Yui acercarse, ni sintió el silencio de la habitación. Su boca se abrió de par en par mientras se perdía en la mirada de aquel rubio que hacía tanto tiempo que no veía. Sus ojos se llenaron de lágrimas y esta vez fue Yuuka quien se echó a sus brazos ante la mirada estupefacta de todos los presentes, menos el extraño chico, que la recogió con energía volviendo a sonreír.

— ¡Kou! —Gritó Yuuka, riéndose como una loca y dejando que el joven le diera vueltas como una niña pequeña— ¡¿Realmente eres tú?!

*Narra Subaru*

La habitación estaba casi a oscuras hacía un momento, envuelta en unas brumas solamente alteradas por la suave luz de la luna que se filtraba de las ventanas.

Pero en el momento exacto en el que Yuuka había abrazado de vuelta a aquel chico rubio y había comenzado a reír, la estancia pareció iluminarse de pronto. Con la luz que ellos dos emanaban.

Con la luz y la calidez de mi Yuuka, que, de alguna forma, parecía compartir con aquel chico.

Me sentí furioso y no me esforcé en ocultarlo, apartando a MI novia de un tirón. Yuuka me observó sorprendida, mientras el llamado Kou se negaba a soltarle la mano, mirándome con fijeza.

—Suelta a mi novia—le espeté, sin apartar la mirada. Sus ojos reflejaban aquello que me enfurecía y hace solo unos segundos sentía yo; envidia, celos.

Ese chico amaba a Yuuka, era algo innegable.

—Subaru, no pasa nada—su voz conciliadora me sacó de mis pensamientos. Yuuka me sonrió dulcemente poniendo una mano en mi hombro, como tranquilizando mi alma preocupada. Ella no sabía que el chico rubio la quería. Eso me hizo sentir una oleada de satisfacción al observar los ojos centelleantes de “Kou”.

*Narra Yui*

— ¿Quién eres? —preguntó Ayato, de improvisto y separándose de mí para cruzarse de brazos en medio de la habitación— ¿Y qué dijiste…antes?

—Maigo no kokoro—Yuuka fue la que respondió, mostrando a… ¿Kou-kun? una sonrisa cuanto menos deslumbrante. Desde donde me encontraba, pude ver claramente como Subaru apretaba los puños, excluido y enfadado—. Es una canción…que mi madre me cantaba.

—Mi corazón perdido…—susurré, estupefacta. Mi amiga asintió levemente, mirando a Kou-kun con los ojos brillantes— ¿Conoce a tu madre?

—Sí, bueno. Es una larga historia…—Yuuka sonrió, con una alegría que jamás le había visto. ¿Era añoranza lo que había en sus ojos? ¿Formaba Kou parte de un pasado que nosotros jamás podremos alcanzar?

Vi como la sonrisa de mi amiga se esfumaba de su rostro cuando su mirada se desvió hacia un punto a mi espalda, dejando entrever dos afilados colmillos por la comisura de sus labios mientras gruñía:

 —Fuera—me giré extrañada, encontrándome con lo que temía. Unos ojos oscuros como la sangre y un cabello casi plateado, largo, con un porte distinguido y orgulloso—. Nos vamos de aquí, padre, así que hazte a un lado.

—Primero, mi querida Yuuka—la sonrisa de Karl Heinz fue más forzada que usualmente, acercándose a nosotros con parsimonia— ¿No te gustaría saber el porqué de la presencia de tu querido Kou aquí?

Yuuka pareció pensarlo unos segundos, observando a Kou-kun de reojo. Yo también me fijé en él; sus ropas eran llamativas, como su cabello alborotado y el azul brillante de sus ojos. ¿Realmente Yuuka y él no tenían ningún parentesco?

Parecían forjados por la misma mano.

Quizá era eso lo que los hacía ver perfectos juntos.

—Yo lo traje aquí—Karl continuó, sin esperar respuesta—, pero no por mucho tiempo. Me alegra decir que se irá a vivir con vosotros, él…—hizo una pausa melodramática, en la que Reiji bufó indignado y intercambiamos miradas estupefactas. ¿Más gente en la mansión? —…y sus tres hermanos.

— ¿Hermanos?

La pregunta de Yuuka quedó flotando en el aire. Tres nuevas figuras se materializaron al lado del padre de los hermanos y Yuuka. Ahogué un grito, cogida desprevenida, y Ayato me rodeó con sus brazos protectoramente.

*Narra Yuuka*

“Eran vampiros”.

Eso fue lo primero que pensé. Y con eso, aclaré mis dudas sobre la naturaleza de Kou. Sentí un retortijón en el estómago cuando alegremente fue a colocarse a su lado, en una fila. No. No podía ser cierto.

—Kou, ¿dónde demonios te habías metido? —uno de ellos habló. Era significativamente el más alto, con el cabello castaño alborotado y los ojos del mismo color y con la misma apariencia salvaje.

—Sólo quería saludar a Yuuka-chan—Kou hizo un puchero infantil, señalándome, pero no dije nada. Observé a los otros dos hermanos; ambos con el cabello negro, el más bajo tenía unos ojos turquesa verdoso, cargados de un dolor que no supe identificar, que combinaba a la perfección con su apariencia de niño descuidado; y el más alto ojos grises y formales, como su aspecto en general.

—K-kou—le llamé, vacilante. No era la presencia de aquellos nuevos chicos lo que me había sorprendido—. ¿Por qué eres un vampiro?

*

*

*

En serio, odio como estoy llevando esto. Tengo muchas ideas pero me da la impresión de que quedan horrible por como las escribo D:

Me gustaría mucho ver vuestra opinión en los comentarios. ¿Quién más piensa que este capi quedó raro de cojon...n-narices? (?) xD

No suplicaré por mi vida por tardar en actualizar e-e Matadme y que sea lo que dios quiera :v

Cambio y corto~

Bloody Nightmares [Diabolik Lovers #2]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora