Mi Telequinesis © [En Edición]

By danissanne

99.8K 6.7K 1.6K

Tras los conflictos de una familia rota se encuentra Emily, una chica de dieciocho años con un ligero Don, a... More

Mi Telequinesis ©
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26 - Extra ♥
Capítulo 27
Capítulo 28
Información
Capítulo 29 - Extra ♥
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 - Extra ♥
Capítulo 33 - Extra ♥
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37 - Extra ♥
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Agradecimientos y Datos Curiosos
Información
Capítulo Extra - 51
Noticias Nuevas

Capítulo 24

2K 120 32
By danissanne

Desperté horas después. Siento el cansancio en todo mi cuerpo, como si una máquina moledora me hubiese pasado por encima. En toda la noche no pude olvidarme de los azotes a Jota, del guardia, ni de Colton.

Lilly nos envía al comedor y voy junto a Winnie, quien me ha hecho un montón de preguntas.

Estoy ansiosa y nerviosa, mi cuerpo parece actuar sin mi consentimiento, y tengo la extraña sensación de que algo malo viene por mí y estaba en lo cierto. 

Cuando volvemos a nuestras habitaciones con nuestras caras lánguidas y aburridas, Lilly me detiene.

—Necesito hablar contigo —susurra.

Frunzo el ceño — ¿Por qué estas susurrando?

—No quiero que nadie nos escuche —mira por sobre mi hombro.

— ¿Qué es lo que pasa?

—Algo anda mal Emily. La Doctora esta mañana mandó a llamar a todas las enfermeras, han pedido resguardo para este pabellón, cosa que nunca antes habia pasado. Hoy vendrán guardias a resguardarlas.

— ¿Por qué?

—No lo sé —se encoje de hombros —pero quiero que te mantengas tranquila, yo sé cómo eres y espero que no hagas ninguna escena que exalte a los guardias, porque no solo te pondrás en un peligro tú, si no que a todas las demás chicas.

—¿Desde cuándo que te tomas la molestia en advertirme?

—Desde que me di cuenta que eres como una tormenta, pasas y arrasas con todo —suelta con malicia —no lo tomes personal, pero no quiero poner en riesgo a las demás.

—Si lo que te preocupa es que me encierren de nuevo o haga algún escándalo, despreocúpate que no tengo la intención de armar algún show.

—Bien —dice entre dientes — y si tienes algún problema ven a hablar conmigo.

—Te estas comportando como una amiga Lilly, y créeme que eso es lo que menos quiero de ti.

—Solo mantente al margen, ahora entra a tú habitación —luego de eso se marcha.

¿Resguardo? ¿Guardias? Ya sé que es lo que está ocurriendo. Vendra el alcalde.

En la hora del almuerzo me formo junto a las demás y Winnie se acerca a mi lado tímida y asustada.

— ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué tienes esa cara?

—Andan tipos vestidos de negro —dice en voz baja —y uno acaba de quedarme mirando.

— ¿Qué? —me doy vuelta, ahí están. Tres tipos vestidos de negro con boinas y armas hablando con Lilly y otras enfermeras. Uno nos está mirando — ¿Qué tiene que te haya mirado?

—No lo se, no me gusto de la forma en que lo hizo. —se abraza los brazos.

—Creo que estas siendo un poco paranoica ¿No crees?

Winnie mira hacia atrás donde se encuentra el guardia y vuelve la cabeza justo cuando este nos vuelve a mirar, yo en cambio lo sigo observando, sus ojos son negros como la noche, debe tener unos veintiuno o veintidós años, le sostengo la mirada todo lo que puedo, hasta que Winnie me pega un codazo.

—No lo mires, nos pueden hacer algo.

—Calma —dejo de observarlo —a mí no me pueden hacer nada.

Recibimos nuestras bandejas de comida, veo que en las esquinas del comer hay guardias apostados, visten de negro, nos están vigilando a todas. 

—No me agrada —dice Winnie mientras nos sentamos en una mesa apartada —ninguno de ellos, me ponen los pelos de punta.

—No creo que deberías preocuparte, lo único que nos diferencia de ellos, es que...

—Nosotras estamos locas y ellos no —me corta. 

—No —niego con la cabeza —es que ellos llevan armas y cualquier idiota puede usar una.

— ¿Alguna vez has usado una? —levanta las cejas.

—No, pero si he usado mis puños.

— ¿Has golpeado a alguien además de Cassey?

—Sí —recuerdo la vez que golpee a mi vecino por haber tirado al suelo la paleta de helado que le compre a Michael, le rompí la nariz y le deje dos puntos en el labio.

— ¿Sabes cuál es la otra diferencia? es que ellos las tienen y nos pueden hacer daño, en cambio nosotras siempre seremos las locas e indefensas.

—Las mujeres no somos indefensas, aparentamos serlo cuando en realidad hay un león gruñendo por dentro.

—Más bien yo diría que un gato —sonríe.

Cuando dan paso a los hombres para entrar al comedor, los guardias se tensan, están atentos a cualquier cosa que pueda suceder.

Entre el montón de chicos que ingresa, veo a Jacob, le observo sorprendida, no pensé que lo volvería a verlo por aquí, menos después de la discusión que tuve con Thomas.

Me levanto rápido —Vuelvo enseguida.

— ¿Adónde vas?

—Tengo que hablar con alguien.

Me alejo antes de que Winnie me detenga, camino hasta Jacob.

— ¡Emi! —exclama al verme, me abraza torpemente.

— ¡Jacob! ¿Qué haces aquí? pensé que luego de lo que hable con Thomas no volvería a verte más.

—Thomas no puede prohibirme venir al comedor, así que aproveche de hacerte una visita— sonríe.

—No creo que saques nada bueno estando aquí, ya debes saber lo que opina Thomas de todo esto.

—Lo sé, nos lo dijo a todos.

—Me lo imaginaba —suspiro.

—No le harás caso ¿cierto?, ¿buscaras la manera de salir de aquí?

Asiento —tengo que hacerlo.

—Lo sabía, sabía que eras decidida, no creí que Thomas te pudiera detener.

—Tampoco se lo iba a permitir. Quiero salir de aquí y no pienso esperar por Thomas.

Me mira en silencio y luego da una mirada periférica por si hay alguien a nuestro alrededor.

— ¿Aún piensas ir por el mapa? —susurra.

¡El mapa! debo conseguirlo.

—Eso pretendo, pero no tengo la menor idea de donde se puede encontrar, será como buscar una aguja en un pajar.

—Yo si lo sé, se encuentra en la oficina de la administración de tu pabellón.

— ¿Oficina de la administración? —levanto una ceja — ¿Y dónde se supone que se encuentra eso?

—Cerca de la oficina de la Directora.

— ¿De la Doctora Mónica?

—Exacto —susurra —escucha bien lo que te diré Emi, entrar a esa oficina es casi un suicidio, pero si lo haces tal como te digo todo saldrá bien. Primero que nada, esa oficina está bajo llave y la llave la tiene la Doctora. Esta se encuentra unas puertas más allá de su oficina. Tiene una primera puerta donde encontraras unas cajas en las paredes, esas son cajas de electricidad del pabellón, así que ni se te ocurra tocarlas —hace una pausa —atrás de la primera puerta se encuentra una segunda puerta, esa es de la administración, es pequeña y probablemente esté llena de papeles, debes buscar un plano donde este marcado todo el edificio de tu pabellón, intenta transcribirlo o memorizarlo. Tú pabellón no esta tan custodiado como el nuestro, por lo que quizás no tendrás problema en obtenerlo.

—En lo último te equivocas —apunto con la cabeza a uno de los guardias apostado en la esquina.

Jacob da una mirada periférica.

— ¿Qué fue lo que paso? —pregunta sorprendido —hay demasiados.

—Creo que viene el alcalde.

— ¡Mierda! —suelta, me mira preocupado —entonces si será un suicidio conseguirlo. Si te llegan a atrapar estarás muerta.

—Eso no es muy alentador de tu parte.

—Solo te advierto de lo que te puede suceder ¿has llegado a pensar que pasaría si te llegan a descubrir?, la Directora sabrá que intentas huir, te mandara a encerrar o peor. Hay chicos que intentaron escapar en el pasado, nunca más los volvimos a ver y no —me mira fijamente —no los trasladaron o encerraron en otro lugar, solo desaparecieron.

—Tendré cuidado.

—No Emi, mucho más que eso, precaución y cautela. Nadie te puede ver y nadie puede saber que estuviste ahí.

—Entiendo, gracias Jacob —le dedico una sonrisa. Toda esta información me servirá para conseguir el mapa.

—De nada Bambi —me guiña un ojo.

—Respóndeme algo, ¿Por qué me das toda esta información sabiendo que Thomas dijo que no?

—Thomas no es mi jefe, puede comportarse como uno, pero eso no significa que estaré de acuerdo con todo lo que hace y dice. Yo también quiero salir de aquí, quiero volver a casa y no quiero esperar meses o años, ya estoy cansado de esperar.

— ¿Me estás diciendo que estas junto conmigo en esto?

—Así es, te ayudare si tú me ayudas a mí, intentaremos escapar.

No estoy sola y ese pensamiento me reconforta.

Suena el anuncio de salida de los hombres.

—Debo irme, suerte y ten mucho cuidado. Hazme saber si lo conseguiste ¿vale?, si es así pronto podremos salir de aquí —sonríe con complicidad.

—Lo haré Jacob, gracias.

—Adiós Bambi —me guiña un ojo y se dirige a la salida.

Cuando volvemos a nuestras habitaciones nos esperan guardias al lado de la recepción del gordo Josh. Uno de ellos es el guardia que nos observaba hace un rato.

Hacemos fila para que nos revisen, toca mi turno. Una mujer se encarga de revisar si llevo algo en los bolsillos o zapatos. Miro de reojo a los guardias y el mismo tipo sigue observandome. 

Aparto la mirada mientras pasan el sensor de armas por alrededor de mi cuerpo, cuando vuelvo a levantar la vista veo que tiene sus ojos pegados a mí, levanto una ceja en plan de "¿Qué tanto miras?", se acerca a otro guardia alto y mayor, le susurra algo y este responde con un asentimiento de cabeza.

— ¡Pasa! —me indica la mujer.

Llego arriba y Winnie me alcanza.

— ¡Emi! —exclama.

Le sonrío, pero ella parece distraída.

— ¿Notaste eso? —pregunta sorprendida.

— ¿Qué cosa? 

—La forma en que te miro ese guardia, el que tiene los ojos oscuros —al parecer ella también noto el color y forma de sus ojos, no me extraña, son llamativos — ¿ves que no soy paranoica? No me agrada, no me gusta para nada él, me causa escalofrios.

—Solo es un guardia más Winnie, no creo que tengamos de que preocuparnos.

—No lo sé Emi —se estremece —creo que hay que tener cuidado con él, es raro, para ser el más joven su mirada es demasiado fría y calculadora.

—Supongo que todos son así...

— ¡Shh! —me hace callar —ahí viene.

Me doy vuelta justo en el momento en que dice eso. El tipo camina de forma erguida y segura, pasa por nuestro lado, su mirada va al frente penetrando las paredes.

Llega a recepción y extrañamente conversa con Lilly. Winnie y yo le quedamos mirando confundidas. Hace un minuto atrás era todo hielo y ahora el hielo se ha derretido, me parece verlo sonreír y un escalofrío extraño me recorre la nuca. No me gusta la forma en que sonríe, parece forzada.

—Tienes razón —levanto la voz —hay algo extraño en él.

—Te lo dije —dice Winnie a mi lado.

—Creo que tendremos que tener cuidado. Volveré a mi habitación, hablamos luego.

—Okey.

Voy a mi habitación y paso por recepción, miro al chico, pero él no parece notar mi presencia, parece como si flirteara con Lilly. Camino por su lado, pero Lilly me detiene al verme.

— ¡Emily! —me llama, me doy vuelta y ahí está, al principio no me toma atención, pero parece analizar algo en su mente y dirige su fría mirada a mí.

— ¿Qué? —alzo las cejas.

—Recuerda lo que hablamos esta mañana —levanta una ceja —lo de mantener... tú sabes que —creo que este es el peor momento para decirme tal cosa.

—Ajá. 

Me doy la vuelta para continuar con mi camino, pero una voz grave y profunda me detiene.

— ¿Emily? —alza la voz el chico, le miro asombrada, ¿así que habla?

Su mirada deja mucho que desear, es increíble lo que se podría describir de ella, da a entender que es un chico de problemas, algo en él grita "Peligro, no te acerques" .

— ¿Ah? —emito un sonido parecido al de la confusión.

— ¿Cuál es tu apellido? —pregunta fijando su vista a mis ojos. Si las miradas matasen...

—Ella es Emily, Emily Wilde —responde Lilly por mí con una sonrisa. 

No vuelve a mirarme y siguen charlando. Camino sin antes sentir un hielo en la espalda, un escalofrío extraño.

Llego a mi habitación y me paro a un lado de la ventana, tengo que planear lo de esta noche. Tengo pensado ir en busca del mapa, lo malo es que será riesgoso con todos esos guardias deambulando por los pasillos, supongo que se me acaban las opciones, el tiempo se agota y cada vez queda menos para mí sesión de electrochoques, es ahora o nunca. Elijo ahora.

Cuando el sol cae nos forman para tomar nuestras pastillas, me pongo a la fila y espero mi turno, veo a Patty y Cassey más adelante. Winnie se acerca a hablarme.

— ¿Lo notas? —mira por sobre las cabezas de las demás.

— ¿Qué?

—Lo ensimismada que esta Lilly, parece ida como si estuviera...

—Enamorada —alzo una ceja. La vi flirtear hace un rato.

— ¡Sí! —exclama Winnie —eso mismo.

—Estoy segura que le gusta el guardia —comento.

— ¿El de ojos oscuros?

—Ajá —asiento.

—No creo que sea buena idea hacerse ilusiones con él, es el perfil de chico que dice "Cuidado te hare sufrir".

—A mí me parece que es más del tipo "Cuidado te matare".

Winnie hace una mueca.

Llego a un lado de recepción, miro de reojo y veo a Lilly mirando la fila y a un lado de ella apoyado en el mostrador, con los brazos cruzados se encuentra el guardia a quien he apodado: el chico de ojos oscuros. No tiene la mirada puesta en nada especial, parece pensativo.

—Trágalas —me ordena la enfermera cuando me entrega mis pastillas. Asiento y hago como que me las trago, sonrío y camino hacia mi habitación, pero algo me detiene, una mano helada en mi muñeca no me deja avanzar.

Me doy la vuelta, es él, sus ojos están fijos en mi rostro, de tan cerca me puedo dar cuenta que se le forman hoyuelos en sus mejillas y sus ojos son negros como la misma noche.

— ¡Suéltame! —giro mi mano, pero este me sujeta más fuerte, las chicas se dan vuelta a mirar al igual que las enfermeras.

—Abre la boca —me ordena.

— ¿Qué? —frunzo el ceño.

—Que abras la boca —No lo hago y el aprieta más mi muñeca, le sostengo la mirada, él no me intimida.

—Emily —dice Lilly con el ceño fruncido — ¿te tragaste las pastillas?

¡Mierda! El chico me descubrió ¿cómo se dio cuenta si ni siquiera me miraba? Tenso la mandíbula y le asesino con los ojos. Trago lentamente las malditas pastillas y abro la boca.

— ¿Contento? —levanto una ceja enojada, me trague las pastillas. ¡Demonios!

—Contento —repite con una extraña sonrisa.

¡Maldito idiota!

Tiro mi brazo hacia abajo y me suelta. Las demás están expectantes al igual que Winnie. Me giro sobre mis talones y voy a mi habitación. ¡Mierda! Fueron dos pastillas las que me trague, una es un calmante y la otra es para dormir. Nada podría ser peor.

Ese maldito guardia. ¿Quién se cree que es? ¿Por qué no ha parado de observarme desde que llego a este lugar?

Me estiro sobre mi cama y lo último que se es que estoy en los brazos del cálido de Morfeo.

Despierto por un ruido, es el viento que silba en mi ventana, hace frió lo puedo sentir. Miro las sombras de mi habitación, es de noche, no sé qué horas serán, el tiempo paso rápido. Me levanto y me afirmo de la pared, estoy mareada, esa estúpida pastilla esta haciendo efecto. Miro por la ventana las luciérnagas que aparecen de vez en cuando brillando en la fría noche.  

Tengo que poner el plan en marcha, no quiero acabar encerrada, sin posibilidad alguna de volver a salir.

Me refriego el rostro con las manos para despertar. Abro solo un poco la puerta y miro hacia afuera, veo algunas sombras cerca de recepción, seguro que son guardias. Es mi oportunidad para salir.  Camino de puntillas por el corredor, mientras observo las puertas, la oficina de la Doctora esta hacia el otro lado así que me interno en la oscuridad.

Hace frío, ahogo un estornudo. Llego a la oficina de la Doctora tambaleándome, aun me siento mareada. Jacob dijo que tres puertas más haya se encuentra la oficina de la administración, cuento hasta llegar a la tercera. Intento abrirla, pero está cerrada, he dado en el blanco ya que a ninguna de nosotras nos dejan cerrar la puerta con llave. No será necesario tener las llaves para abrirla.

Cierro mis ojos y extiendo una extraña fuerza que se neutraliza en mi cerebro, la puerta se abre. Esta oscuro, toco las paredes hasta que me encuentro con las cajas que Jacob me indico, alejo rápidamente mi mano de ellas. Doy unos pasos y choco con la muralla. Palpo por todos lados y encuentro el pomo de la segunda puerta, cierro nuevamente los ojos y la puerta se abre, el olor a moho y a encierro llega hasta mi nariz, estornudo.

Toco las paredes hasta que encuentro el interruptor, una luz desteñida se prende. Es una habitación pequeña llena de cajas y papeles amontonados. Hay un mueble donde están marcadas todas las letras, son archivos y probablemente expedientes antiguos.

Encuentro una caja escondida entre las demás, esta mojada por la humedad, arriba está escrito "Confidencial", se encuentra sellada y hago todos los intentos de abrirla sin que se rompa en pedazos por el moho.

Logro sacar la tapa y me encuentro con hojas y carpetas amarillentas. Leo el nombre de un expediente "Marie Williams".

¿Marie? ¿No es así como se llamaba la ex-compañera de Winnie? Mis sospechas son aclaradas cuando veo el acta de defunción, el día en que murió en las bodegas. 

Leo otro documento sobre la autopsia, me salto los detalles horrendos y llego a donde relata que su cerebro tenía un lóbulo más grande que los demás, no era tumor, descartaron la idea al ver que estaba en perfecto estado, por lo que no murió de una enfermedad. 

Me da náuseas seguir leyendo, me topo con las fotos de su muerte y también las salto, hasta que llego al último expediente, es un reporte de la Doctora Mónica.

"Señalo que la paciente N°009357 tiene esquizofrenia psicótica.

Confidencial: La paciente mantenía conductas extrañas: hablar sola y comportamiento apático. Varios sucesos extraños ocurrieron en su presencia, el episodio más grave fue el denominado - Atentado. Se le realizaron varios exámenes incluyendo electrochoques, sus resultados fueron anotados en una bitácora con el fin de saber el porqué de estos sucesos, no se determinaron su causa. Damos fin a estos extraños sucesos con su muerte. Doctora Mónica J."

Ella también tenía una bitácora y también le daban electrochoques igual que a mi ¿pero por qué? ¿Por qué solo a nosotras dos? ¿Tenemos algo en común? ¿Y qué significa el atentando?

Me restriego los ojos, mi mente procesa todo lentamente. Esa maldita pastilla para dormir me tiene adormilada. Dejo todo como estaba, necesito salir de aquí. Busco el mapa, hasta que lo hallo, muestra todos los lugares del pabellón ¡Bingo! Repaso los lugares, memorizándolos. Me arriesgo mucho si saco el mapa de aquí. Thomas tenía razón, es más fácil salir por este pabellón, pero no precisamente por la puerta principal, si no, por un subterráneo que da hacia un alcantarillado a un costado del edificio. Repaso todos los ángulos y lugares hasta que siento que todo se quedó grabado.

Ya ha pasado más de media hora y tengo que volver por si alguien se da cuenta, cuando salgo cierro lentamente la puerta tras de mí, me doy la vuelta y mi cara queda reflejada por una luz blanca, una linterna. Pestañeo varias veces hasta que veo cuatro siluetas frente a mí, una es el chico de ojos oscuros, también esta Ben -a quien lastime -y hay dos guardias más.

— ¿Buscabas algo? —alza una ceja el chico de ojos oscuros sosteniendo una linterna.

Trago saliva, ¡Joder! Me descubrieron. ¿Qué hago?

— ¿Vas a responder o te quedaras ahí como idiota?

No lo pienso dos veces y salgo corriendo por el pasillo, escucho las pisadas de los cuatro guardias tras de mí. ¿Adónde voy? Debí haber advertido su presencia ¡Demonios!

El pasillo se desfigura delante de mis ojos. Mis pies se resbalan y caigo de boca, me golpeo en el labio, siento sangre entre mis dientes. 

Alguien me agarra ambas manos y las pone detrás de mí nuca. 

— ¡Suéltame! ¡Quítate de encima! 

— ¡Deja de moverte! —exclama, es el chico de ojos oscuros. 

— ¡Quítate de encima idiota! ¡Me estas aplastando! —el chico me fulmina con la mirada.

—Debiste pensar en eso antes de salir corriendo.

—Es el instinto de estar lejos de mugres como tú —escupo sangre hacia un lado.

— ¿Mugres? —levanta una ceja — ¿Acaso sigues enojada porque te hice tomar tus medicamentos?

Al escuchar eso comienzo a moverme hacia todos lados. Si no fuese por esa pastilla hubiera estado más alerta. Me agarra bruscamente y me levanta, pero no me deja en suelo, si no que me sube a su hombro, como si estuviera cargando un costal de harina.

— ¿Qué haces? ¡Bájame! —los demás guardias llegan corriendo a nuestro lado.

— ¡Mierda que es rápida! —comenta un guardia jadeando. Ben está a nuestro lado y me mira fijamente.

— ¿A dónde la llevaras?

—A la caja —responde el chico.

— ¡Bájame! —golpeo con mis puños su espalda — ¡Yo puedo caminar sola!

— ¿Y quién me asegura que no saldrás corriendo nuevamente? ¿Eh? Además, estas dopada, un poco más y hubieras caído desmallada.

— ¡Bájame o lo lamentaras!

—Tapen su boca, por favor, chilla mucho —les dice a los otros guardias. Veo como uno saca un pañuelo y me amordaza —así está mejor.

Me llevan a la caja y antes de entrar Ben insiste en colocarme una camisa de fuerza. Una sonrisa se extiende por su rostro, lo está disfrutando.

El chico de ojos oscuros me mira intensamente mientras me amarran. Me dejan caer en la caja y cierran la puerta.

— ¿Qué haremos con ella? —les oigo preguntar.

—Llamemos a la Doctora, ella sabrá que hacer.

Los murmullos cesan y me suelto la mordaza de mi boca. Siento el sabor oxidado de la sangre y una gota de esta recorre mi mentón. 

El sonido de la puerta abriéndose me despierta, abro los ojos adormecida y me encuentro con la Doctora Mónica con unas notables ojeras. Atrás de ella se encuentra el guardia. Cierran la puerta tras de ellos. ¿Qué hace el aquí?

— ¿Dónde la encontraron? —le pregunta la Doctora al chico.

—En la oficina de la administración —responde —venia saliendo e intento escapar, pero se cayó. Esta algo dopada, es el efecto de la pastilla para dormir.

—Así que la oficina de la administración —alza una ceja — ¿me dirás lo que hacías ahí o te lo saco a la fuerza? —se dirige a mí.

Me quedo en silencio mientras la habitación da vueltas a mí alrededor.

— ¿Buscabas algo importante Emily? ¿Algo en especial? ¿Alguna forma de escapar quizás?

Me levanto como puedo y dejo caer la camisa de fuerza al suelo, me sobo las muñecas.

—¿Sorprendidos? Esa mierda me molestaba —alzo una ceja. Ambos me quedan mirando fijamente sorprendidos. De todas formas, no les iba permitir interrogarme con eso puesto. Fue fácil quitármela de encima. 

— ¿Vas a responder o lo haremos a mi manera? —la Doctora levanta una ceja.

—Hablare con usted, pero él —apunto al chico —se va.

— ¿Acaso te molesta la presencia de Hadriel?

¿Hadriel? Con que ese es su nombre.

—No me molesta, me desagrada.

— ¿Acaso me estas poniendo condiciones? —se cruza de brazos.

—Sáquelo de aquí —insisto. Su sola presencia me molesta, todo esto ha sido su culpa, si él no me hubiese obligado a tomar esa pastilla yo hubiera podido alertar la presencia de los guardias y no me hubiesen descubierto.

—No lo sacare, Hadriel es de mi plena confianza así que hablaremos en presencia de él te guste o no.

¿Así que de plena de confianza? ¿Quién es este chico?

— ¿Y? —insiste — ¿Qué hacías ahí?

—Buscaba el baño, me perdí —respondo a la defensiva sin dejar de quitarle la vista al chico.

— ¿Con que el baño? ¿Y tú me crees tonta? Llevas más de un mes aquí ¿y esperas que me crea eso? —hace una pausa —era cierto entonces, realmente quieres escapar de aquí.

—Haría lo que fuera por salir de este lugar, lo que fuera por no verla nunca más.

—Ya me lo esperaba de ti, pero no pensé que serias tan tonta como para buscar la salida dentro de la oficina de la administración, menos con todos los guardias que andan merodeando los pasillos. Y mírate —me apunta —con suerte puedes mantenerte en pie.

—Créame que si hubiese querido deshacerme de ellos ya lo habría hecho.

— ¿Ah sí? ¿Y qué esperas entonces? ¿Por qué no te deshaces de mí también?

—Todo a su tiempo, no tiente su destino —sonrío con malicia.

—Ya estoy harta de tus jueguitos, Emily Wilde —dice mi nombre como si le causara repugnancia —mañana viene el alcalde y no voy a dejar que tú eches a perder su visita. 

— ¿Y qué hará? ¿Electrocutarme? ¿Cree que con eso me detendrá? —doy un paso hacia ella tambaleándome y veo como ambos se tensan, el chico roza con sus yemas el arma que lleva consigo —usted no tiene el poder suficiente sobre mí y sé que en el fondo lo sabe, por eso le asusta lo que puedo hacer. 

—Yo no quería llegar a estos extremos, pero si así quieres que sean las cosas, ya no pondré medida en mis castigos. ¡Hadriel! —llama al chico —sácala de aquí

El chico se acerca y me toma del brazo.

— ¿A dónde me llevaras?

—No hables —me saca de la caja —no te conviene en estos momentos.

Me hace caminar a tirones. Estoy entumecida y adormecida. Veo como el suelo da vueltas hacia todos lados y las piernas me fallan, me voy al suelo. La mano de Hadriel se tensa y me afirma.

— ¡No puede ser! —exclama — ¿es que acaso no te puedes mantener en pie?

Me intento levantar, pero no puedo.  

—Ven acá —me sube a sus hombros, nuevamente.

— ¡Bájame! Puedo caminar.  

—Ni hablar, no pienso arrastrarte por los pasillos. 

— ¡Bájame ya!

—Cierra la boca ¿quieres? Pareces como si estuvieses borracha.

—Y tu eres el que carga a la borracha para luego meterle mano.

Hadriel frena de repente.

—No eres mi tipo —comenta y sigue caminando.

Me pierdo de todas las vueltas que damos por los pasillos. Llegamos a una sección en la que nunca antes había estado, arriba hay unas letras: "Sección de Máxima Seguridad" un chirrido suena desde la puerta y esta se abre. Hay dos guardias custodiando. ¿en dónde estamos?

Seguimos por un corredor oscuro mientras las pisadas de Hadriel hacen eco.

— ¿Qué es este lugar? —pregunto abrumada por lo desconocido, pensé que conocía gran parte del pabellón de mujeres, me equivoque.

—Bienvenida a la sección de máxima seguridad para mujeres, aquí no solo encontraras el miedo que te falta, si no que se convertirá en tu mejor amigo.

¿Sección de máxima seguridad? 

— ¿A dónde me llevas? ¿Qué es lo que harás conmigo?

—Deberías cerrar la boca o si no tendremos problemas, y tú ya eres lo suficientemente problemática.

En el trayecto me percato de los gritos que provienen de las habitaciones, gritos de terror, risas y jadeos. ¿Qué es este horrible lugar? ¿Qué es lo que le hacen a las personas aquí?

— ¿Nunca antes habías tomado las pastillas que te dan aquí? —pregunta de repente.

—No necesito esa mierda para poder dormir —respondo.

— ¿Por eso estabas tan enojada conmigo?

—No era nada personal, pero lo hiciste personal cuando me hiciste tragar esa mierda.

—Ya entiendo, por lo que veo tu cuerpo no está acostumbrado a ese tipo de medicamentos por eso es que ni siquiera puedes caminar.

—Aunque me arrastrara eso sería mejor que estar en tus brazos.

—Eres la primera mujer que dice eso —comenta.

—Eso es porque de seguro no has conocido a muchas.

Siento que me tironea de las piernas.

— ¡Ay! —me quejo —déjame en paz, tu comenzaste con esta estúpida conversación.

—No me conoces Emily, así que me mejor no saques conclusiones apresuradas sobre mí.

—No te quiero conocer.

Estamos llegando a una puerta donde hay dos guardias.

Hadriel me baja y me sostiene del brazo.  

— ¿Paciente? —pregunta uno de los hombres.

—Su nombre es Emily Wilde —responde el chico a mi lado.

—Emily Wilde, ¿Quién la autorizo?

—La Doctora Mónica, ella se preocupará de su próximo tratamiento, así que si no llega comida en las veinticuatro horas es porque así ella lo ordena.

— ¿Alimentación? —le miro confundida — ¿en dónde se supone que estoy?

El guardia me mira y frunce el ceño, levanta su mano y me abofetea en la mejilla — ¡Cállate! ¡Aquí los pacientes no hablan, solo obedecen!

Me tomo la mejilla con la mano mientras siento me hierve la rabia. Me impulso y lo escupo en la cara. El guardia levanta nuevamente su mano para golpearme, pero esta vez con el puño.

— ¡No! —le detiene Hadriel —no la toques, de eso se encargará la Doctora, ella ordenará el castigo.

¿Castigo? Trago saliva.

El guardia se frota con la manga de su camisa la saliva de su cara —Me las pagaras niña —dice en mi oído.

Me hacen entrar a una habitación. Hadriel prende la luz y observo en donde estoy, es una habitación de paredes de concreto, a cada costado de la pared hay cadenas, dos amarradas arriba y abajo un torniquete. A un costado un sanitario parecido al que hay en la prisión.

Pestañeo varias veces para ver si esto es un sueño, a lo mejor todavía estoy en mi cama soñando, pero la voz de Hadriel me despierta.

—Camina —me da un empujón, pierdo el equilibro y caigo al suelo, este no se preocupa por levantarme. Se acerca a las cadenas, toma mis manos y me amarra.

— ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué me pones esto? —miro las firmes cadenas en cada mano.

—Lo ordeno la Doctora Mónica, no fue mi idea.

¡Esto es un sueño, un sueño!

—Deja de moverte, harás que te cortes las muñecas —susurra y se agacha frente a mí —no debiste llegar a estos extremos, ¿es que acaso no sabías que la oficina de la administración está prohibida para cualquier paciente? Eres demasiado tonta en arriesgarte de esa manera y más estando lleno de guardias y tú mareada y adormecida.

—Lo hiciste a propósito, me obligaste a tomar esa maldita pastilla a propósito.

—Solo hacia mi trabajo.  

— ¿Qué es lo que quieres, Hadriel? ¿que diablos tramas?

—Al principio nada, pero cuando supe quien eras se me ocurrieron muchas ideas.

Frunzo el ceño — ¿De qué hablas? ¿Que ideas?

—Necesitaba saber si eras la persona a quien andaba buscando.  

— ¿Quién eres? —trago saliva — ¿quien demonios eres? 

—Conozco a tu padre, Bill Wilde —abro los ojos sorprendida —y tú eres su hija ¿no? Emily Wilde.

— ¿Me buscabas a mí? —le miro desconcertada, esto me parece una pesadilla.

—Sí y al fin te encontré —luego de eso cierro los ojos, el sueño me ha rendido. 

Continue Reading

You'll Also Like

41.4K 2.4K 13
Esta historia es muy particular. Y no es igual a las demás. ¿Porque? Porque aqui la bella chica no es engañada. Sino, que es la chica con la que Ro...
1.6K 145 7
La historia de Maléfica no comienza tras el despecho por no haber sido invitada a una fiesta, su historia empieza mucho antes, cuando tan solo era un...
5.2K 177 8
Al igual que el odio, los celos están prohibidos por las leyes de la vida porque son esencialmente destructivos.
100K 4.6K 32
Si te gusta Christopher Veléz lee esta novela te va a encantar. 🚫No copias /sin mi consentimiento/ 🚫No lectoras fantasmas