Capítulo 10

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Winnie ha estado tirada un buen rato sobre su cama, con la bolsa de hielo puesta en su ojo. No hemos vuelto a hablar de Patty, ni tampoco queremos seguir tocando ese tema.

Yo también estoy estirada en mi cama, mirando el techo, pensando en las dos cosas que se han vuelto una prioridad. Una de ella es Winnie, a quien siento la necesidad de proteger, ya que ahora todos mis problemas han recaído en ella y lo segundo es pensar un plan para poder escapar.

El sonido de unos nudillos se alza sobre la puerta, levanto mi cabeza y Winnie se tensa. Lilly entra a la habitación.

—Emily —me hace un gesto con la mano —ven —luego de sale.

Frunzo el ceño.

—¿Para qué te llamara? —pregunta Winnie.

Me encojo de hombros, y salgo de la habitación. Miro el corredor, pero Lilly no se encuentra, así que me acerco a la recepción.

—¿Qué pasa? —le pregunto cuando la encuentro.

—Espérame —sale de recepción y llego a mi lado —ven, sígueme.

¿Qué está tramando? La sigo por el extenso corredor. Avanzamos por varias puertas hasta que nos detenemos en frente de una.

Lilly abre y me indica con la mano que entre.

—No es ninguna trampa, ¿cierto? —levanto una ceja sospechosa.

—Te conviene entrar.

Dudo unos segundos, pero luego la curiosidad puede conmigo. Me encuentro con una habitación llena de cabinas telefónicas.

—Número tres —dice tras de mí —levanta el auricular y te atenderá una operadora —luego de eso cierra la puerta dejándome sola.

¿Qué es todo esto? Me acerco hasta la cabina número tres.

¿Cómo es que hay cabinas telefónicas aquí dentro? ¿Será otro de los beneficios? ¿Y qué hago yo aquí?

Miro el teléfono por varios segundos. ¿Qué es lo que hay detrás de la línea?

Trago saliva y levanto el auricular.

Un bip se escucha y luego la voz de la operadora. —Llamada transferida.

Me quedo aguardando, luego de otro bip todo se queda en silencio. Escucho una respiración al otro lado del auricular y luego oigo una voz masculina.

—Hola mocosa —murmura con su típico tono de voz.

Abro los ojos sorprendida.

—¡Bill!

—Veo que no me has olvidado.

—¿Cómo es que tú...? ¿Qué es lo que quieres?, ¿Cómo es que me has llamado? ¿Acaso no te basto con venirme a encerrarme aquí?

—Anda acostumbrándote, que ese será tu hogar permanente.

Me enfurece solo el hecho de escuchar su voz.

—¡Buscaré la forma de salir de aquí y te juro que iré por ti!

¿Porque Bill me ha llamado? ¿Cómo es que esto puede ser considerado un inmundo beneficio?

—Suerte con eso.

—¿Para qué me has llamado?, ¿Qué es lo que quieres?

—Estaba preocupado por ti —suelta con ironía.

—Déjale eso a los verdaderos padres, no a un borracho e ignorante como tú.

Suelta una carcajada que me retumba en el oído.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora