Capítulo 25

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Despierto por el sonido de un metal, al principio pienso que viene del corredor, pero cuando mis ojos comienzan a abrirse me doy cuenta que no estoy en mi cama.

¿En dónde estoy? ¿Qué ocurrió anoche? Recuerdo ligeramente algo, fui a buscar el mapa y encontré algo importante y luego... el chico... si... ¿Cómo se llama? ¿Andrés? ¿Gabriel?... ¡Hadriel! ¡Cierto! Y entonces yo estoy.... ¿En dónde estoy? Miro mis manos, estoy encadenada. Tengo los brazos entumecidos y no puedo moverme. ¿Qué es este lugar? Recuerdo unas palabras algo de... ¿Máximo? ¿Máxima? ¡Sí! ¡Máxima seguridad! y el rostro de un guardia, ¿Quién era él?, luego recuerdo a Gabriel... digo ¡Hadriel! Y él dijo que conocía a Bill, ¿Bill Wilde? 

La cabeza me da vueltas y todo es confusión.

A penas puedo abrir los ojos. Esa pastilla hizo que mis sentidos se durmieran y ahora con suerte puedo mantenerme despierta. Intento ocupar mi don para soltar las cadenas de mis manos, pero solo logro agitarlas, todo da vueltas y no logro concentrarme.

La puerta se abre y la habitación parece tragarse la luz. Pestañeo varias veces. ¿Cuánto llevo dormida?

Hadriel entra junto con otro guardia, es el mismo a quien escupí anoche. Se acerca e inspecciona las cadenas, se inclina hacia abajo. 

— ¿Emily?

Pestañeo varias veces.

— ¿Quién...eres? —pregunto con la boca seca, tengo sed.

Frunce el ceño —Soy Hadriel, ¿acaso no me recuerdas?

Suspiro e intento mirar la luz de afuera, quizás si miro la luz logre mantenerme despierta.

—Solo conozco tu nombre, ¿Quién eres realmente?

Toma mi rostro entre sus manos, me examina con atención.

— ¿Quién te hizo esto? —frunce el ceño.  

— ¿Qué...?

— ¡Emily despierta! presta atención, ¿Quién te golpeo en el rostro?

¿Golpearme? ¿De qué habla?, yo no siento nada, ni siquiera dolor, solo sueño. Me suelta y mi cabeza cae hacia adelante, observo manchas de sangre en el suelo. Ambos salen de la habitación, escucho murmullos y el tono enojado de alguien, pero mi mente no logra captar las palabras.

Cierro los ojos y me vuelvo a dormir.

El rostro de mi hermano Michael aparece delante de mí. ¿Estoy soñando?, me hace un gesto de disculpa y yo le sonrió, quiero decirle lo mucho que lo quiero y extraño, pero el mueve la cabeza para que no hable, toma un trapo y lo pasa por mi rostro. Comienzo a darme cuenta que no es Michael quien está en frente, su rostro se comienza a desteñir y en remplazo aparece el de Hadriel, estoy volviendo a la realidad y dejo de sonreír. 

—Despertaste. Me estaba comenzando a preguntar porque me sonreías hace un momento. No te muevas —me indica —o si no tu nariz volverá a sangrar.

¿Mi nariz?, tengo un ojo abierto y el otro no puedo abrirlo por más que lo intente. 

Me aclaro la garganta y miro hacia arriba, hay dos guardias más atrás de Hadriel, uno es moreno y alto y el otro es Ben. 

— ¿Qué hacen...ellos aquí? —pregunto con la boca seca, muero por un vaso de agua.

— ¡Shh! —susurra Hadriel —no te conviene hablar en estos momentos. Pronto vendrá la Doctora, quiere hablar contigo.

—Yo no tengo nada que hablar con ella.

—Tú no, pero ella si —deja de limpiarme y se pone de pie —quédate quieta o tus heridas volverán a sangran, vuelvo enseguida.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora