Capítulo 38

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Te recomiendo que leas el capítulo 36 y luego este para que no te pierdas.

Desde la oscura noche varios ojos nos observan, son amarillos. El primero que camina hacia nosotros es un lobo de pelaje negro azabache y contextura grande.

Nos tiramos hacia atrás contra el árbol. El lobo avanza lentamente mostrando unos colmillos afilados que desgarrarían cualquier cosa.

— ¡Atrás de él! —grita alguien y apunta hacia la oscuridad.

No es un lobo solitario que salió a cazar, es una manada. Hay por lo menos seis tras de él, el de pelaje negro debe ser el macho alfa. Los demás son de varios tonos. Algunos son muy delgados en comparación con otros.

Deben estar hambrientos. El macho alfa es el más grande conforme a su tamaño. Es digno de ser el alfa. Los gruñidos guturales surgen desde su pecho, un sonido que a cualquiera le pondría los pelos de punta.

El animal se acerca a pasos lentos, la cabeza hacia abajo y las patas inclinadas para darnos caza.

— ¿Qué hacemos? —me susurra Thomas —no tenemos escapatoria.

—Suban a los arboles —les indico.

— ¿Qué? —dice Jota.

—Que suban a los malditos arboles.

El macho alfa gruñe y me observa, como si quisiera desgarrarme el cuello con sus dientes.

Los chicos se mueven en cámara lenta, mirando de vez en cuando a los lobos.

La manada gruñe, pero permanece atrás como si esperara una señal para atacar.

—Atácame —le ordeno al lobo, este me gruñe en respuesta —hazlo.

No tengo idea si el animal me entiende, solo espero que me ataque a mí, para que los demás puedan escapar.

El macho alfa flexiona sus patas y da un salto. Lo detengo con una mano sin llegar a tocarlo y lo lanzo contra un árbol, este cae aullando de dolor.

La manada nos comienza a atacar, pero cuando ve a su líder en el suelo algunos retroceden.

Lanzo a la mayoría contra los arboles antes que nos ataquen.

Los chicos no han podido subir a los árboles y la mayoría permanece atrás de mí. El alfa se vuelve a poner de pie, pero cojeando. Hay algo raro, otro lobo ya se hubiera dado por vencido y se habría marchado, pero este sigue aquí delante de mí gruñendo más fuerte que nunca. Es como si hubiese recibido órdenes de atacarnos y no dejarnos ir por ningún motivo.

Abro los ojos y me doy cuenta de lo que está sucediendo. —nos están dando caza.

— ¿Emily? —me llama Colton.

— ¡Corran, ahora! 

Los demás comienzan a correr por el bosque sin dirección fija.

Algunos salen detrás de ellos, pero los detengo y los vuelvo a golpear contra los árboles. El macho alfa no me ha atacado, mientras permanezco ocupada elevando a los demás este me mira en posición desafiante.

Se abalanza sobre mí y cae con sus patas en mi estómago. Pongo mis manos frente a mi rostro antes que me despedace y con poder mental lo empujó hacia atrás, este cae sobre sus patas traseras.

Respiro con dificultad y me pongo de pie. 

Observo un árbol que se encuentra en medio de la manada y yo, y hago que se quiebre por la mitad, este cae entre medio de la oscuridad haciendo una separación entre los lobos y los humanos – yo.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora