Los 6 Elementos ~EDITANDO~ NO...

Bởi LieblingMK

20.9K 1.3K 50

¿Recuerdas los cuentos de hadas que tu padres te leían antes de dormir? ¿Aquellos que trataban de elfos, unic... Xem Thêm

Capítulo 1 ~ La pelea
Capítulo 2 ~ El extraño suceso
Capítulo 3 ~ La revelación
Capítulo 4 ~ La base
Capítulo 5 ~ El reencuentro
Capítulo 6 ~ El banquete
Capítulo 8 ~ La búsqueda de Metal
Capítulo 9 Metal
Capítulo 10 La inconsciente
Capítulo 11 El ataque
Capítulo 12 El entrenamiento
Capítulo 13 Los raptados
Capítulo 14 El Portal
Capítulo 15- El Camino de las Hadas
Capítulo 16- Rostros conocidos
Capítulo 17 Encuentros
Capítulo 18 La aldea
Capítulo 19 Nos volvemos a ver
Capítulo 20 Una despedida
Capítulo 21 Contando secretos
Capítulo 22 El rescate
Capítulo 23 ¿De cuál lado estás?
Capítulo 24 La manipulación
Capítulo 25 Un festejo
¡¡¡Gracias!!!

Capítulo 7 ~ El sueño

827 56 2
Bởi LieblingMK

   Disfrutar de la cena se me fue difícil. La constante imagen de los animales acompañantes intentando atacar a otros más pequeños me había quitado el apetito.

   Incluso había visto a una clase de halcón con músculos subdesarrollados arrebatando un pedazote de carne cruda de la mano de su dueño, y devorarlo en cuestión de segundos. Demasiado aterrador, podría admitir.

   Además, me mantenía tan preocupada por todo lo que estaba ocurriendo a mi alrededor, no podía evitar removerme con tanta nerviosidad en mi asiento, al punto que logré dejar caer mi cuchillo al suelo.

   Miré avergonzada a mis lados, pero nadie parecía prestarme atención, todos permanecían inmersos en sus propias conversaciones. Como Bianca a mi lado, que no podía parar de reír por algo que había dicho Dimitri, quien le sonreía con ternura. O Carrie, que se había enfrascado en una conversación con un muchacho de rizos rojos y pestañas gigantes que supuse sería uno de los aprendices.

   Ni siquiera Eiden, de quien estaba sentada a su lado, había levantado la vista a ver lo que ocurría. Jugaba despreocupado con el ojo vidrioso de la trucha que tenía en su plato.

   Corrí mi silla hacia atrás y como quien no quiere la cosa, me agaché para recogerlo. Debajo, me encontré con la vida de un pobre papamoscas azul, con el pecho de un lindo color amarillo siendo amenazada por una clase de criatura que se había quedado estancada entre perro y león.

-¡Shu shu!- susurré intentado alejar al animal del ave. Alargué la mano, y logré tomar al pajarillo entre mis manos- Ahora estas segura- le dije, acariciando suavemente su cabecita azul, alegrándome de que parecía gustosa.

-¡Oh! Gracias a Dios, ¡Pensé que te había perdido, Pipper!- exclamo casi sin aire una mujer regordeta con un tocado elaborado al ver el ave en mis manos- Ni se te ocurra volver a desaparecer de mi vista otra vez, ¡Casi muero del susto!

   No pude evitar mirarla como si estuviera loca, pero para mi sorpresa, el papamoscas voló hacia el suelo y empezó a articular palabras.

-Lo lamento, mamá, prometo no volver a hacerlo- en un abrir y cerrar de ojos, la pequeña avecillia empezó a desprender un brillo cegador, cambiando a una niña de siete años. Vestida con un traje hasta las rodillas lleno de florecillas amarillas. Se giró hacia mi, ofreciéndome una blanca sonrisa, para hacer una leve reverencia con la cabeza llena de rizos rojizos-. Gracias señorita, de no ser por usted, posiblemente estaría en un buen lío.

-De nada, Pipper- tartamudeé sintiendo la mirada curiosa de Eiden sobre mí- ¿Cómo es que has hecho eso?

-Ah, bueno, es que siempre he pensado que las aves son bonitas, y me gusta convertirme en ellas- me explicó con mucho orgullo-. Mi mamá y yo vinimos con el grupo nuestro grupo de aprendices, para seguir practicando aquí. Por cierto, señorita, usted tiene un vestido muy bonito, ¿cómo se llama?

-Yo soy Alice, Pipper, gracias. Tú también tienes un vestido muy bonito- le respondí guiñándole un ojo-. Yo vine aquí porque puedo controlar el agua.

   Con un giro de mi muñeca, produje un pajarito de agua, que se movió alrededor de la niña hasta explotar suavemente con su nariz.

-Entonces sí es cierto; sólo falta un elemento- murmuró la mujer mirándome con nuevo interés-. Vamos cariño, voy a mostrarte tu nueva habitación.

-Sí, mami- le respondió cogiéndole de la mano, recordándome a mí misma de la mano con mi madre, en esos tiempos que la inocencia era mi mayor defecto.

-Suerte- le susurré, poniendo el cuchillo a un lado de mi plato casi vacío con un suspiro.

   Hadas, grifos, hechiceros, engendros... Habían tantas criaturas mágicas, y tenía una leve sospecha de que aún no terminaba la lista.

-Hey, Eiden- al mirarme el chico parecía aliviado de no tener que seguir lidiando con su trucha a medio comer.

-¿Qué pasa, Harper?- preguntó, dejando caer su servilleta sobre su regazo.

   ¿No se suponía que uno hacía eso cuando se iba a empezar a comer? ¡Qué más da! Puse la mía sobre el cuchillo, y acerqué un poco más mi asiento hacia él para que pudiera esucharme mejor. No tan cerca como Carrie y el aprendiz, que parecían apunto de besarse por su cercanía (lo cual ella tenía planeado de seguro.

-¿Podrías dejar de llamarme por mi apellido?- le pedí luego de dar un suspiro- Estás empezando a parecerte a mi madre cuando se enoja conmigo.

   Los azules ojos de Eiden parecieron divertidos, pero sus labios se mantuvieron en un gesto aburrido.

-¿Jamás has pensado que Harper suena más a nombre de pila de que familia?- respondió, sin parecer escuchar lo que le había dicho- Además, ¿me acabas de decir que parezco mujer?-... O quizás sí lo hizo.

-La mujer más horrenda que he visto, ¡eso te lo aseguro!- gritó Dimitri inclinándose sobre la mesa para mirar a Eiden y acentuar el hecho de que se refería a él.

   El chico flama le devolvió una mirada asesina y perdiendo la diversión de sus ojos, retomó la atención en mí.

-¿Qué necesitas?- me preguntó irritado.

   ¿Pero por qué se comportaba así conmigo entonces, si horas antes había intentado impresionarme? Estuve tentada a preguntarle si estaba en sus días, pero por miedo a que usara sus poderes en contra de mí, decidí mejor seguir con mi incógnita.

-Perdone, Su Alteza, pero quería preguntarle cuántas otras criaturas hay por ahí que puedan joder su sagrado culo- alcé una ceja tensando la mandíbula para retarlo, sosteniendo su mirada por unos segundos, hasta dejar que una leve sonrisa se asomara por mis labios-. Además quiero la contraseña del Wi-Fi.

   Por primera vez en toda la noche, soltó una risa sincera, acentuando pequeñas arrugas al rededor de sus ojos y unos bonitos hoyuelos se marcaban en sus mejillas.

-Me gustó, me gustó- admitió finalmente mirándome con una sonrisa-. Bien, Harper, aunque no hay nada que pueda con mi majestuoso culo, que ya que comentas, me alegro que lo hayas notado. Eiden es el mejor, todo junto, mejor es el único que lleva mayúscula en todas las letras.

   Clavé una mirada sombría en él, intentando saber si estaba mintiendo o no. Aunque el chico flama no pareció advertir en eso, así que siguió hablando.

-Ya sabes que existen hadas, grifos, y engendros... ¡Pero no se queda allí!- agitó sus dedos índices hacia mí con los pulgares hacia el techo- Tenemos bellos y adorables orcos, elfos, cíclopes, centauros, la fantasía de toda niña; unicornios...

-¡¿Unicornios?!- pegué un salto de la emoción que sentí. Vi que había interrumpido unas cuantas conversaciones, cuales locutores me miraban como si estuviera loca. Les sonreí en modo de disculpa y parecieron olvidarme en segundos. Aclaré mi garganta al advertir que Eiden estaba aguantando una carcajada, y lo miré con falsa seriedad- Interesante...

-Ajá sí- me respondió poniendo los ojos en blanco sin poder ocultar una sonrisa-, apuesto que encontrarás aún más interesante que los orcos y elfos oscuros son cómplices y fieles ayudantes de los engendros. Lo que significa que...

-Tendremos que pelear contra ellos...- murmuré con los bellos de mi nuca erizados. Había visto dibujos de orcos y estaba segura de que no me quería meter con ninguno de ellos.

-¡Din din din din din! ¡Cooooorreeeectoooo!- exclamó dando golpecitos sin ritmo sobre la mesa.

De pronto tenía ganas de vomitar. No estaba lista. Para nada. Apenas conocía un pequeño porcentaje de todo eso. Me encontraba asustada. No... Aterrada. El latido de mi corazón se volvía más y más rápido con cada segundo... Y Eiden pareció notarlo.

-Tranquila Alice, la guerra no comenzará aún, y nuestros soldados sin duda alguna podrían derrotarlos- sonrió tiernamente acercándose un poco más para apartar un castaño rizo de mi rostro con suavidad. Por unos segundos creí ver un brillo rojizo en los ojos del chico-. Te ves espléndida esta noche; supongo que ya te lo han dicho antes.

-En realidad... No- respondí con un leve titubeo, sin poder siquiera moverme de mi asiento por el violento sonrojo que me producía. Estábamos tan cerca que de seguro podía escuchar que mi corazón latía tan rápido como si estuviera a punto de morir.

-Deben disculparnos, damas y caballeros- la voz de mi madre me asustó más de lo que debía, como si estuviera haciendo algo indebido y ella me había atrapado con las manos en la masa. Suspiré aliviada por la interrupción de Lily, y con el rabillo del ojo pude observar a Eiden dar una risita muda, acariciando con los dedos sus labios-. Los jóvenes pueden irse.

    Entonces poco a poco los chicos se fueron levantando, dejando un vacío sonoro al salir de la estancia. En un abrir y cerrar de ojos, Eiden ya estaba cruzando la puerta, seguido por Dimitri y Bianca colgada de su brazo. Pude ver a Pipper cogida de la mano de su madre junto a su grupo de aprendices avanzando por la puerta.

   Incómoda por la soledad, me levanté con lentitud de mi asiento, y no pude evitar notar la curiosa mirada del aprendiz que conversaba con Carrie, mientras ésta última avanzaba con el grupo de jóvenes a paso decidido. Alcé una ceja y el muchacho me sonrió inocente para después voltearse y conversar con mi tío Robert como si nada habría ocurrido.

   Fue un poco difícil conseguir dar con mi habitación pero al final lo conseguí. Al cerrar la puerta tras de mí, me quité las sandalias de una, y las puse a un lado del armario. Deslicé el traje por mis piernas y cogí un gancho del guarda ropa para colgarlo. Me desabroché el collar y los deje en el cajón del cual lo había sacado junto a los aretes. Me puse una pijama y de un salto me metí en la suave cama.

   Se me fue sencillo caer rendida. Estaba exhausta y sólo entonces lo había notado. Lamentablemente no pude dormir tan plácidamente como quería. Mis sueños fueron de lo más extraños.

   Estábamos los cinco vagando por las estaciones del metro. Podía olfatear el sofocante aroma del humo proveniente de la calle y mi audición se perdía en el murmuro apagado de las personas a mi alrededor, que lograba ser opacado por lindas notas que un joven transmitía con su canto y su guitarra desgastada por unas cuantas monedas, parecía ser de no más de veinte años, con el cabello castaño cubierto de suciedad amarrado en una coleta.

   Vi su rostro asustado cuando me acerqué para poner en su gorra los cinco dólares con treinta y seis centavos que guardaba en mi bolsillo. Me sentí ofendida y un poco abochornada.

-No puede verte, por eso se ha asustado- me dijo Eiden, poniendo una mano sobre mi hombro-. Vamos, tenemos que seguir buscando.

-Me pregunto qué hace aquí- susurré con pesar, mirando los harapos inmundos que vestía con tanta tristeza.

-Concéntrate, Alice- Eiden se aferró de mis hombros para alejarme del chico y acercarme a los demás-. Él estará bien, no tienes que preocuparte.

   El rostro de Eiden se había distorsionado y ahora tenía frente a mí a un muchacho con una sudadera azul y el cabello rubio que llegaba a ser blanco. Me estaba hablando, sus labios se movían formando palabras, pero no podía entender lo que me decía. Sólo escuchaba la voz del muchacho con la guitarra, mientras que mi propia voz sonaba una y otra vez en mi cabeza.

<Es él. Es él. Lo he encontrado. Lo hemos encontrado. Metal ha sido encontrado>

   Para entonces poco a poco el sueño iba perdiendo ese toque especial entre la imaginación y la realidad, y me encontraba abriendo los ojos hacia mi nueva habitación. Había despertado y no tenía idea alguna de lo que había soñado.

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

48.5M 4.6M 83
Primer libro de la serie #GoodBoys. En físico gracias a Nova Casa Editorial (este es un borrador). Inteligente, perfeccionista, competitivo, meticulo...
133M 8.6M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
17.4K 5.1K 72
⚠️Solo a partir del capítulo 401, primera y segunda parte en mi perfil.⚠️ En un giro del destino, Jun Hao, un despiadado matón callejero conocido por...