Pequeñas historias MALEC

By MariferBtr

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Recopilación de One-shots de esta hermosa pareja: MALEC Pequeñas historias por capítulo. Gracias por leer :D More

PESADILLA
LLAMADA
HERIDAS
ÚLTIMA OPORTUNIDAD (parte 1)
ÚLTIMA OPORTUNIDAD (parte 2)
LA PROPOSICIÓN
LA VERDAD NO CONTADA HASTA DESPUÉS DE LA MUERTE (Parte 1)
INTERRUPCIÓN
LA VERDAD NO CONTADA HASTA DESPUÉS DE LA MUERTE (parte 2)
COSQUILLAS
FRIENDS
REMEMBER DECEMBER
SALVE Y ADIÓS (HAIL AND FAREWELL)
POLVO DE HADA
"Querido Magnus..." Parte 1
"Querido Magnus..." Parte 2
"Querido Magnus..." Parte 3
"Querido Magnus..." Parte 4
"Querido Magnus..." Parte 5
"Querido Magnus..." Parte 6
"Querido Magnus..." Parte 7
VISITA DE MADRUGADA
MOMENTO INCÓMODO

REENCUENTRO

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By MariferBtr

Reencuentro (Alternative Universe)

Magnus miraba la ventana del taxi con impaciencia. De todos los conductores de taxis que había, justo hoy le tenía que tocar el más lento de todos. Gruñó para hacerle notar al conductor que ya se había hartado de su lentitud pero éste ni siquiera le prestó atención; siguió tarareando una canción que seguramente escuchaba a cada rato.

Magnus había llamado a Isabelle para hacerle saber que llegaba hoy y ella había enloquecido de felicidad de saber que él y Alec volverían a estar juntos de nuevo. Ella le prometió que no dejaría que Alec saliera de su departamento pero sin crear sospechas, para que él llegara de sorpresa.

Sonrió con cariño. No podía haber deseado mejor cuñada que Isabelle Lightwood. Bueno, Magnus se sonrojó, no es que ya se hubieran casado él y Alec, pero Magnus definitivamente planeaba hacerlo en el futuro. Pero por ahora estaba feliz de volver a su país, a su departamento, con su amado novio que extrañó demasiado.

Jaló la manga de su uniforme y suspiró. Había usado mucho esa ropa en ese tiempo. Sólo quería quitársela y ponerse la ropa que había estado extrañando esos dos años.

Dos años.

Se talló el rostro con las manos. Dos años desde que se había ido de su país a otro en servicio militar. Dos años desde que había visto por última vez a Alec. Dos años desde que se había vestido como él amaba.

Tantas cosas que había extrañado. Cosas que antes había pensado que eran triviales, como despertarse a un lado de su novio, desayunar junto a él todas las mañanas ese cereal que a Alec le encantaba pero a él ya le había hartado (en ese momento se le hacía agua la boca sólo con pensar en comerlo de nuevo), mirar maratones de Doctor Who en las tardes, ponerse sus ropas brillantes e intentar convencer a Alec de usar ropa de diferentes colores y no sólo negro y azul oscuro. Tantas cosas que le habían parecido sin importancia, que siempre iban a estar ahí, ahora se daba cuenta de la importancia de ellas, de lo afortunado que había sido en esos momentos.

Esos dos años habían sido rudos y nunca los iba a olvidar, pero de ellos había aprendido.

El taxi paró enfrente del edificio que algunas veces creyó no volver a ver y sonrió. Le dio el dinero al taxista y éste le deseó buena suerte. Magnus le agradeció y se preguntó cómo es que había adivinado lo que iba a pasar.

Tocó el timbre de su amado departamento y escuchó la emocionada voz de Isabelle.

—Mmm, ¿quién podrá ser?

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Isabelle se encontraba emocionada e impacientada que era difícil ocultarlo, pero tenía que hacerlo. Todo tenía que salir perfecto.

Cuando Magnus le había llamado la noche anterior, se sintió tan aliviada y tan feliz que creyó que iba a explotar. Sabía por qué él la había llamado a ella y no a Alec. Magnus era un hombre de sorpresas y nunca iba a cambiar.

Rápidamente cuando colgó de esa llamada, había llamado a Alec y le preguntó si tenía planes de salir al día siguiente, cuando él negó, ella le pidió si hicieran una reunión de amigos en su departamento de él. Alec aceptó y ella llamó a Jace, Clary y obviamente Simon, para que fueran también. Necesitaba hacer todo casual y normal para no levantar sospechas a Alec. Su hermano merecía estar feliz de nuevo. Desde que Magnus se había ido, Alec había estado triste y sin mucho ánimo. Seguía haciendo sus cosas normales pero ella sabía que dentro de él sufría, pero no lo dejaba mostrar para que no se preocuparan por él. Así que ella se alegraba por una vez de eso, ya que así su hermano no hizo muchas preguntas acerca de la reunión, ya que él siempre quería complacer a su hermanita pequeña, aunque ella le recordara que ya no era una niña.

Ahora mientras los minutos pasaban y aún no había señal de Magnus, ella sentía que ya no aguantaría más y empezaría a caminar dando vueltas por todo el lugar.

Alec y Jace estaban sentados en el piso hablando de unas competencias de quién sabe qué cosas porque ella había perdido el rumbo de la conversación y lo bueno era que ellos ni se habían dado cuenta. Jace hacía un buen trabajo distrayendo a Alec aunque ni siquiera supiera lo que iba a pasar ese día.

Simon y Clary estaban hablando de sus programas de televisión y sus cosas japonesas que Isabelle aún no entendía por más de que Simon le explicara. Clary estaba sentada en el sillón blanco de Alec y Simon en el alfeizar de la ventana.

Ya cuando ella sentía que iba a terminar por arruinarlo todo, el timbre sonó.

Ella se levantó casi volando y gritó "¡Yo veo quién es!"

Fue a donde estaba el intercomunicador cerca de la puerta y apretó el botón.

—Mmm, ¿quién podrá ser?

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La puerta del edificio se abrió e Isabelle vio a Magnus allí parado con su maleta a un lado, vestido con su traje militar. Lo abrazó tan fuerte que Magnus creyó que lo rompería.

—No puedo creerlo —susurró ella cuando se separaron. Magnus se veía extraño sin el maquillaje que ella siempre lo había visto usar. Pero no un extraño feo, un extraño guapo. Y también sin tanto color. Aquel uniforme militar, aunque le quedaba un poco bien, no era su estilo. Y tampoco esa gorra del uniforme.

—Pues créelo, linda, estoy de vuelta.

—Alec se va a morir de la felicidad.

Magnus tomó su maleta y entraron los dos.

Mientras subían por la escalera al departamento, Magnus recordó cómo se había quejado de que había tantas escaleras y que tenía que subirlas todos los días, y cómo Alec se había reído de él le había prometido que lo compensaría por haber aceptado el departamento que Alec había elegido. Ahora a Magnus le parecía ridícula y lejana su queja.

Isabelle abrió la puerta del departamento y Magnus pasó las manos por aquella inscripción que él y Alec habían hecho cuando recién se habían mudado. Oía voces que venían de adentro y suspiró felizmente.

Isabelle entró antes que él y dijo:

—Miren nada más quién vino.

Magnus había entrado seguido de ella y segundos antes de que las cabezas de los presentes voltearan, se permitió admirar a todos ellos.

Vio a la pelirroja amigable, Clary, y a el novio de Isabelle, Sergio, o algo así, según él, (Magnus aún recordaba la reacción de hermano sobreprotector de Alec al enterarse de que su hermanita estaba saliendo con él. Muy graciosa, por cierto), hablar de seguramente sus animes favoritos.

Observó a Jace Herondale enfrascado en la conversación que estaba teniendo, cómo sus ojos dorados reflejaban que de lo que sea que estaba hablando, le interesaba muchísimo.

Y por último, observó a la persona que él consideraba más importante de todas en su vida: su Alexander Lightwood.

Éste se encontraba hablando con su amigo, sentado con las piernas cruzadas en el suelo. Vestía la playera azul cielo que Magnus le había regalado de aniversario antes de que se fuera de servicio, un pantalón de mezclilla con rasgaduras (también un regalo de Magnus), un cinturón negro un poco resplandeciente (yup, también un regalo de Magnus), y sus botas militares negras que casi siempre usaba. Básicamente, todo lo que usaba era un regalo de Magnus, excepto las botas. Oh, y su cabello desordenado como siempre.

Entonces las palabras de Isabelle surtieron efecto y las conversaciones fueron cesando y todos los pares de ojos se alzaron en dirección a la puerta, a su dirección.

Cuando un cierto par de ojos azules se alzó y lo vio, se abrieron tanto que Magnus pensó en decir algo inteligente como "miren quién regresó" o algo parecido pero todas aquellas frases las olvidó cuando hizo contacto visual con su novio. Y como un rayo, Alec se levantó del suelo y corrió en su dirección. Magnus soltó su maleta al tiempo que Alec llegó con él y chocaron sus cuerpos. Alec se aferraba a él como si su vida dependiese de ello y Magnus lo abrazó tan fuerte que creyó que partiría en dos a su novio, pero a éste no parecía importarle. En cambio, lo abrazaba más fuerte mientras Magnus sentía las cálidas lágrimas de Alec mojar su hombro.

Magnus nunca se había sentido tan afortunado como se sentía en ese momento, en ese instante. Estaba de vuelta en su país, lejos de aquellos lugares a donde había ido llenos de muerte y desesperación, estaba en su departamento, abrazando al amor de su vida, rodeado de algunos de sus más preciados amigos.

Magnus enterró su rostro en el cuello de Alec y se permitió aspirar el aroma de éste, un aroma que creyó nunca disfrutar de nuevo.

Sentía el cuerpo de Alec temblar contra el suyo y escuchaba pequeños sollozos salir de la boca de su Alexander.

—Estás aquí, estás aquí —susurraba el ojiazul mientras seguía aferrando a Magnus como si éste fuera a desaparecer en cualquier momento. Tal vez así lo creía.

Magnus sintió sus ojos llenarse de lágrimas.

Isabelle no quería interrumpir ese hermoso momento que hacía que tuviera un nudo en la garganta pero quería dejarlos a solas y pues todos ellos sobraban. Volteó a ver los rostros de los demás y vio tantas emociones que la abrumaron. Sorpresa, felicidad, y demás.

—Bueno, los dejamos a solas para que disfruten su reencuentro, si saben a lo que me refiero —les guiñó un ojo cuando Alec y Magnus se separaron para verla. El rostro de su hermano estaba empapado de lágrimas pero sus ojos tenían de nuevo ese brillo que ella había extrañado ver. El brillo que tenía cada vez que estaba con Magnus.

Magnus le sonrió y ella le devolvió la sonrisa. Los demás pasaron junto a Magnus y lo saludaron efusivamente. Ese rayo de luz y colores que era Magnus se había extrañado mucho.

—Bueno, luego nos ponemos de acuerdo para ponernos al día, ¿no, Magnus?

Éste rio y asintió sin soltar a su hermano. Isabelle sonrió y salió del departamento, sabiendo que los corazones de los dos estaban completos ahora que estaban juntos.

------------------------------------------

Alexander recorría con la mirada el rostro de Magnus con una mirada llena de preocupación, ternura, amor.

—Aún no puedo creer que estés aquí —murmuró, acariciando la mejilla de Magnus.

—Me encanta cómo te ves —Alec se sonrojó y se mordió el labio inferior pero no aportó la mirada.

—Vestirme con las cosas que me regalaste o con las que te gustaba cómo me veía o... —se sonrojó más— las tuyas —Magnus alzó una ceja y Alec se encogió de hombros—, me hacían sentirme más cerca de ti.

—Eres adorable, no sabes cuánto te extrañé.

Magnus esperaba un beso, otro abrazo, pero no se esperaba el golpe en el hombro. Para nada.

Auch. ¡Alec! ¿Eso por qué? —exclamó, agarrándose la zona afectada.

—Eso fue por no avisarme que llegabas hoy —Alec lo fulminó con la mirada.

Magnus soltó una risa nerviosa.

—Quería darte la sorpresa.

—Sí, bueno, ¿qué hubiera pasado si hubieras llegado y no hubiera nadie? —Magnus se agarró la parte posterior de su cuello.

—Sobre eso...

— ¿Qué?

—Le llamé ayer a Isabelle avisándole que llegaba hoy y ella me prometió que tú estarías aquí.

Alec se le quedó mirando fijamente y Magnus empezó a ponerse nervioso cuando pasaron varios minutos y no decía nada.

—Alec... —empezó a decir, pero unos suaves labios lo callaron. Magnus cerró los ojos y se inclinó más hacia su novio. Sus labios se sentían y sabían igual a como Magnus recordaba y no pudo evitar sentir un nudo en la garganta al recordar las veces en que le llegaba la nostalgia al no estar Alec a su lado. Cuando sentía la desesperación del lugar y recordaba las perezosas mañanas con Alexander.

Estrechó a Alec entre sus brazos y lo pegó a sí. Sentía cada músculo, cada curva, de su novio y suspiró.

—Idiota —le susurró Alec. Magnus rio y se separó.

—Sí, pero tu idiota.

—Mi idiota.

Magnus lo volvió a besar.

—Te amo —sus alientos se entremezclaban. Alec parpadeó lentamente sus ojos antes de abrirlos. Y le dedicó tal sonrisa que Magnus sentía que sus huesos se transformaban en mantequilla.

—Yo también te amo.

— ¿Sabes? Podríamos hacerle caso a tu hermana...

Alec lo miró confundido.

— ¿En qué?

—Lo de disfrutar nuestro reencuentro.

Alec se sonrojó.

—Deberías descansar. Acabas de llegar.

—Ahora lo único que quiero es a ti.

Alec sonrió.

—Bueno, podemos arreglar eso.

— ¿Ah, sí? —Magnus sonrió coqueto.

—Sí —y Alec pegó sus labios con los suyos.

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Se encontraban acurrucados bajo las sábanas, cuando Magnus habló.

—En verdad extrañé aquí —Alec alzó la mirada.

—Te extrañé mucho, Magnus. No sabes cuánto.

—Yo también, Garbancito —Alec se sonrojó y Magnus rio.

—No puedo creer que recuerdes eso.

Magnus se encogió de hombros.

—También extrañé mi ropa. Dios, todos esos uniformes son tan simples y sin color. Agh.

Alec se carcajeó y Magnus recordó cuánto había extrañado ese sonido.

—Toda la ropa también te extrañó, Magnus, al igual que tus cosméticos. Estuvieron sin usarse todo este tiempo. Tendrás que buscar cuáles siguen sirviendo y cuáles no.

—Bueno, de ellos sí, pero dijiste que usabas a veces mi ropa para no extrañarme —Magnus sonrió satisfecho.

—También la ropa —Magnus lo miró sin comprender. Alec rodó los ojos—. Pasaron dos años. Creciste. Y te crecieron más músculos.

—Oh, lo notaste.

—Claro. ¿Cómo no hacerlo?

—Tú también tienes más, mi hermoso Alexander.

—Eh, no, no me llames así.

— ¿Por qué no? Es la verdad.

—Bueno, siguiendo con la conversación anterior, fue porque he estado yendo más seguido al gimnasio.

— ¿MÁS? Pero si casi siempre te la pasabas ahí.

—No exageres, no iba tanto, pero como me tocaban las horas, algunas, en las que tú no tenías que trabajar u otras cosas, por eso creías que eran muchas. Y voy más porque me distraía de pensar que llegaría y estaría solo en el departamento.

—Con la compañía de Presidente Miau —corrigió Magnus y luego se quedó callado, pensando—. Que por cierto, ¿dónde está?

—Oh —Alec pareció recordar algo—. Está con Catarina. Ella pidió cuidarlo hace unos días. Dijo que la distraía cuando no estaba en el trabajo en el hospital y no podía platicar contigo.

—Mi preciada amiga azul, tengo que llamarla mañana para vernos de nuevo, junto con Ragnor —Magnus sonrió.

—Siempre me he preguntado por qué la llamas así.

Magnus lo miró como si estuviera loco.

—Bueno, es obvio: siempre está vestida de azul. Su uniforme es azul y cuando no está vestida para el trabajo, se sigue vistiendo de azul.

Alec pareció pensarlo varios segundos antes de encogerse de hombros y asentir.

—Sí. Ahora que lo mencionas, ella vestía un vestido azul cuando mi graduación.

Magnus, que había estado acariciando la piel del hombro de Alec, se quedó quieto.

— ¿Tu...  tu graduación? —Alec asintió—. ¿Ya pasó?

—Sí, hace siete meses.

Magnus sintió un peso en el estómago y tragó con dificultad.

— ¿Qué pasa? —preguntó suavemente su novio.

—Yo te prometí que asistiría. Te prometí que estaría contigo ese día, ese día tan importante para ti —se le quebró la voz y evitó hacer contacto visual con Alec.

Alexander se sentó en la cama y tomó suave pero firmemente el rostro de Magnus para que lo mirara.

—Ey, Magnus, no te sientas mal. No es tu culpa. Tú estabas cumpliendo con lo que tenías que hacer. No había forma de que te hubieras podido saber. Yo lo entiendo. Está bien.

—No, no lo está. Tenía que haber estado allí.

—Magnus, ambos sabíamos desde antes de que te fueras, de que tal vez eso era imposible. Porque yo no tenía fecha para eso ni tú para regresar. No te culpes, por favor, no lo hagas. Estás aquí ahora y eso es lo que cuenta.

— ¿Y ahora qué...?

Alec, adivinando lo que iba a preguntar, respondió.

—Trabajo en la editorial Penguin Random House. Y escribo la novela que me animaste a escribir.

Magnus miró con adoración a aquel hombre que tanto amaba. Estaba cumpliendo sus sueños y eso lo hacía tan feliz.

Alec se acercó a sus labios y los besó lentamente.

Se separaron y Magnus se permitió admirar los pequeños cambios que había en Alec. Su cabello estaba un poco más largo a cuando se fue, sus rasgos más prominentes, sus labios un poco más gordos, y sus ojos de un color más oscuro. Pero eso último tenía más que ver con la situación de ese momento. El color de los ojos de Alec cambiaba depende a lo que estaba sintiendo.

—Cásate conmigo —susurró. Alec se sentó rápidamente con los ojos abiertos como platos.

— ¿Qué? ¿Hablas en serio?

Magnus no había planeado soltarlo así, ni siquiera en ese momento. Hace unas horas había tenido dudas, pero ahora que ya lo había soltado, las dudas se habían disipado y estaba seguro que eso era lo que quería.

—Nunca he dicho otra cosa más seria en mi vida. Bueno, excepto cuando digo que te amo. Y que eres hermoso. Y guapo. Y...

—Sí.

—... tierno —Magnus abrió mucho los ojos—. ¿Sí?

Alec rio.

—Sí, claro que quiero, Magnus. ¿Acaso pensaste siquiera que te diría que no? —Magnus se encogió de hombros—. Así que supongo que ya te enteraste que el matrimonio gay ya se legalizó en los cincuenta estados, ¿no?

Magnus abrió la boca con sorpresa.

— ¿Qué? —Alec parpadeó confundido.

— ¿No lo sabías?

— ¡No! —se sentó rápido y atrajo a Alec hacia él— ¡Eso es genial! No lo sabía. ¿Cuándo pasó eso?

—El 26 de junio.

— ¡Eso es grandioso!

—Espera. ¿Entonces no sabía y por qué la proposición tan de repente?

—Bueno, tengo que decir que ya llevaba mucho tiempo pensándolo pero sentí que era el momento perfecto ya cuando mis dudas se habían disipado, pero no tenía ni idea de eso. Ahora podremos casarnos en cualquier estado. Vamos, bebé, escoge uno. ¡O todos!

Alec disfrutaba ver a su novio tan feliz y no quería cerrar los ojos para no perderse de este perfecto momento. Sabía que muchas cosas le habían pasado a Magnus en su tiempo lejos de allí y que le iba a costar trabajo superarlas, pero allí iba a estar él para ayudarlo.

—Tenemos mucho tiempo para planearlo, para decidir eso y la fecha, y muchas otras cosas, y los anillos, y... uff —Alec se dejó caer en la cama—. Mucho que planear.

—Pero lo haremos los dos juntos y será la mejor boda del mundo —Magnus se acostó junto a él y lo abrazó, disfrutando de su calor.

—Porque es contigo.

—Y contigo.

—Te amo.

—Te amo.

Y así se quedaron. Juntos en aquel departamento que había extrañado tenerlos juntos de nuevo, con la ropa amontonada en un rincón de la habitación, pero abrazados y felices. Juntos por fin.


-------------------------------

Okay, hoy cuando me desperté vi un video en Facebook de reencuentros de familias con sus familiares que son militares, y sinceramente es muy emotivo. Así que me motivó a escribir uno así. No sé si quedó bien, y pues no sé mucho acerca de todo eso, de las misiones que hacen y el tiempo que duran, así que...

Y hay varios AU en donde ponen a Alec que él es el militar y eso, pero quise hacerlo al revés, que Magnus sea el que fue a la guerra y el militar.

Pero espero les haya gustado :3 Voy a seguir, el siguiente one-shot que suba va a ser uno de las ideas que me dio LucyTriniti

Bueno, pues, hasta la siguiente.

Oh, ¿alguien ha leído la trilogía de El Fin de los Tiempos, en inglés Penryn & the End of Days, de Susan Ee? Dios mío es genial!!! Yo me leí los primeros dos (Ángeles Caídos y El Mundo del Mañana) y me enamoré!!!!! Es genial!!!!!

Oh y empecé a ver animes yaoi hace poco jeje :3 ¿Alguno que me recomienden? Ya vi Sekaiichi Hatsukoi (el cual me FASCINÓ) y estoy viendo Junjou Romantica.

¿También de otro tipo de animes que me recomienden? Ya vi Death Note (está genial!!!) y otros que ahora no recuerdo sus nombres XD

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