[💎✨] Mi Imperio romano es pensar quién les hizo tanto daño como para que piensen que voy a matar a alguien que no sea Grimmel...
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En otro lado, Hipo estaba colgado del cuello de la furia luminosa, tratando de sostenerse y no caer a pesar de que Grimmel lo estaba agarrando de un pie.
—La puta que me... —gruñó tratando de seguir sujetándose, hasta que vio como Chimuelo caía inconsciente al mar.
Ni siquiera lo pensó antes de llevar sus manos al bozal de la furia luminosa para tratar de quitárselo.
—¿¡QUÉ MIERDA HACES!?—cuestionó el mayor—¿¡VAS A SUICIDARTE PARA PROTEGER A TU DRAGÓN MASCOTA!?, ¿¡ES EN SERIO!?
—Si
La seguridad de Hipo en ese momento era inquebrantable. Le quitó el bozal a la furia luminosa quien lo observó con sorpresa.
—Por favor, salvalo... —pidió antes de soltarse y dejar que la gravedad hiciera su trabajo.
La furia luminosa inmediatamente fue hacia Chimuelo para empujarlo a una formación de rocas que quedaba conectada a la isla y así salvarle la vida. Cuando Hipo vio eso solo pudo sonreír un poco más aliviado.
"Mientras él esté a salvo..."
—lo siento, ________. Al parecer el que tendrá que aprender a vivir solo vas a ser tú
Pensó aquello dejando salir un suspiro.
Grimmel trataba de golpearlo en el aire.
—SI YO MUERO, MORIRÁS CONMIGO PERRA—amenazó sacando una daga, dispuesto a apuñalar a Hipo.
—Mientras él esté a salvo...
—¿¡QUÉ MIERDA DICES!?
Cuando Hipo miró hacia arriba, pudo distinguir la silueta de la furia luminosa que se dejaba caer en picada hacia él para salvarlo. Instintivamente Hipo trató de quitarse a Grimmel de encima pero él era demasiado fuerte, así que debía pensar rápido.
Con un movimiento ágil le quitó la daga al mayor, ni siquiera dudó antes de apuñalarlo en la cabeza en repetidas ocasiones. Entre más apuñalaba, más y más sangre brotaba, incluso llegó el punto en que al desenterrar la daga salió con sesos.
—¡Esto es por tratar de llevarte a nuestros dragones, esta es por haber intentado matar a mi novio y esto es por todo lo demás!
La sangre tibia y algo viscosa cayó en el rostro del jefe, cayendo por su frente hasta su ojo izquierdo que tuvo que cerrar para evitar que sangre entrara en este.
La furia luminosa por fin atrapó a Hipo entre sus patas, dejando que la daga ensangrentada y el cadáver de Grimmel cayeran al mar.
La dragona miró hacia abajo para ver a Hipo, quien le sonrió de manera un poco torpe.
—Sabía que te iba a caer bien algún día..
La dragona dejó al vikingo junto a Chimuelo, Hipo no dudó en acercarse a él y tomar su rostro con cuidado.
—Umpa upa, Chimuelo... —el mencionado abrió los ojos con dificultades—Ya estás a salvo, ya están todos a salvo—murmuró con un tono dulce a lo que Chimuelo solo dejó salir varios ronroneos.
Cuando Chimuelo pudo levantarse, la furia luminosa comenzó a frotarse contra él para demostrarle todo su cariño. El castaño sonrió de manera suave y después comenzó a limpiarse la sangre con las mangas de su armadura tratando de no lastimarse.
Hasta que alguien llegó por detrás para taparle los ojos.
—¿Ah?...
—¿Quién soy?
—¿________?
—¿¡Cómo lo-!?..
—Reconocería tu voz en cualquier parte
Le quitaste las manos de los ojos a Hipo y lo observaste de manera juguetona, él se dio la vuelta para verte y después te jaló hacia él para abrazarte.
—¡Estás bien!
—Si... Nunca había estado más vivo.
Vi como apuñalaste a Grimmel, nunca pensé que serías capaz de matar a alguien..
—Ni yo
Bromeó juntando su frente con la tuya en un gesto amoroso, sacándole un pequeño "aww" a los vikingos que recién estaban llegando a ver la escena.
Estaban todos ahí... Todos menos niebla quien se había desaparecido.
—Espera, ¿y Niebla?—cuestinó el de orbes esmeraldas con curiosidad.
—Hace un momento estaba con nosotros... —pronunciaste dándote la vuelta para ver a Bella quien estaba sola.
Rompiste el abrazo para acercarte a Bella, justo en ese momento el dragón "perdido" se dignó a aparecer, sacándole un buen susto a la behari monstruosa y provocando que le gruñeran.
Aunque, Niebla había llegado con un coral entre sus fauces el cuál le entregó a Bella. Se había separado de los demás para conseguirle ese coral bonito a Bella.
Sonreiste con ternura ante la escena. Ahora podían estar todos juntos otra vez, como lo habían estado desde hace 6 años...
¿o no?
Escuchaste a Hipo hablarle a Chimuelo, así que te diste la vuelta para verlo.
Pero la escena te dejó perplejo y comenzó a hacer que la felicidad del momento se esfumara.
—Ya han cuidado mucho de nosotros, es momento que comiencen a cuidarse entre ustedes... —murmuró el castaño acariciando la cabeza de Chimuelo, ¿de verdad estaba dejándolo ir?
Fue peor cuando Astrid suspiró tomando la montura de Tormenta y quitándosela.
—Tormenta... Mi niña buena—pronunció Astrid con la voz entre cortada.
Viste como todos los vikingos comenzaban a imitar la acción, quitándole las monturas a sus amigos dragones y despidiéndose de ellos. Incluso viste como Hipo abrazaba a Chimuelo y como la señora Valka se despedía de Brinca nubes.
Dirigiste tu atención hacia Bella, la dragona dejó en el suelo el coral que Niebla le había regalado, después lo empujó con su pata para acercarlo a ti.
—¿Qué?... No, esto es tuyo.. —levantaste el coral y se lo entregaste, pero Bella te volvió a entregar el coral.
Era como si comprendiera que en estos momentos, lo ibas a necesitar tú más que ella.
—Ah, mi Bella... —habías estado haciendo un esfuerzo descomunal por no llorar, pero ver por última vez los ojos dorados de tu amiga te hizo quebrarte.
Inmediatamente te acercaste a abrazarla, rodeando su cuello con tus brazos y ocultando tu rostro en sus escamas. La dragona inmediatamente te rodeó con su cola y sus alas para mantenerte cerca.
Ella no quería irse... Pero era lo suficientemente inteligente como para comprender que era necesario para dejarte a ti avanzar.
Cuando se separaron, Bella frotó su cabeza contra tus mejillas mientras ronroneaba suavemente. Trataba de secar tus lágrimas y de consolarte.
—Bella... Basta—Pediste tomando el rostro de la dragona con una de tus manos—Fue... Fue encantador conocerte, Bella. No importa a dónde vayas, qué tanta gente conozcas o qué nombre te pongan, tú siempre vas a ser mi mejor amiga...
Niebla se acercó una última vez para darte un suave golpe con su cola, como si tratara de indicarte que él iba a cuidarla por ti.
Asentiste y Bella bufó en tu cabeza una última vez para despeinarte, justo como el día en que se conocieron.
Bella se acercó a la orilla de la isla, dudando por un momento si irse o no. Al final extendió sus dos alas de manera lenta y se lanzó al acantilado para volar, Niebla fue tras ella sin dudarlo ni un momento.
Chimuelo te miró una última vez, a lo que te despediste con la mano de él. El furia nocturna te sonrió y después emprendió el vuelo junto a los demás dragones de la isla para guiarlos al mundo oculto.
Entonces caíste en cuenta de algo: Brinca Nubes y Bella eran los únicos dragones sin montura en la isla.
Bella pudo haberse ido cuando ella hubiera querido, pudo fácilmente abandonarte en cualquier momento, en los momentos de peligro ella pudo haberte dejado... Pero no lo hizo.
No se había ido porque te amaba, había aceptado irse hoy porque sabía que ibas a estar bien.
Mantenías en tu mano el coral que Bella te acababa de dejar mientras que con tu mano libre te tapabas la boca, tratando de mantener tu llanto en silencio.
¿Qué harías ahora?...
Más bien, ¿qué harían todos ustedes ahora? Tenían que reconstruir Berk, ¿y después qué? No había nada interesante que hacer ahora.
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Esa noche te encontrabas recostado en la cama, mirando la pared y dándole la espalda a la puerta.
Te quitaste el arete y lo guardaste en una cajita, sin embargo, mantenías ese coral rosado entre tus manos.
Estabas medio dormido ya, la única luz que había en la pequeña habitación provisional que habían logrado construir en menos de 5 horas era la luz de una vela que ya estaba a punto de apagarse.
Aunque, volviste a despertar cuando sentiste a alguien recostarse a tu lado y abrazarte por la espalda.
—¿Hipo?
—Si, soy yo. Tranquilo. Pensé que ya estabas dormido y no quería despertarte
—No estoy del todo dormido aún...
—Ya me di cuenta—bromeó el chico esperando a que hicieras una broma sarcástica para molestarlo, pero solo recibió un "hm" como respuesta.
Al escuchar eso, te apegó un poco más a su cuerpo para envolverte completamente entre sus brazos y brindarte un poco de calor.
—estás helado
—Tengo algo de frío, eso es todo
El castaño se dio cuenta de que aún sostenías el coral, así que llevó una de sus manos a las tuyas para poder acariciarlas.
—Yo también echo de menos a Chimuelo, cariño, pero...
—Pero nada, déjame terminar de llorar por hoy... Solo por hoy
—Está bien, está bien—asintió Hipo dándote un beso en la mejilla y luego acurrucándose contra ti—Me quedaré contigo entonces, ¿si?
"Esa noche no me di cuenta del momento en que la vela que nos iluminaba se apagó dejándonos a oscuras. Mantuve firme mi agarre hacia ti, como si tú también te fueras a ir de mi lado.
A pesar de no tener ventanas por las que se pudiera colar el aire frío del exterior y de estar cubiertos con mantas, pude sentir tus temblores repentinos... O al menos, fue así durante un rato. Cuando caí en cuenta, te habías quedado dormido aún sosteniendo ese coral en tus manos.
Dime, ________, si pudieras vivir todo esto de nuevo, ¿lo harías? ¿o preferirías ahorrarte el dolor de una despedida?"
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Mientras tanto, Bella había encontrado una cueva en el mundo oculto.
La dragona estaba adentro de la cueva, escondida. Todos los demás dragones incluídos Chimuelo extrañaban a sus amigos, pero estaban siendo felices y disfrutando de poder explorar este nuevo y colorido lugar.
Todos menos ella.
La dragona estaba acostada, apegando su cabeza a su vientre y manteniendo sus ojos cerrados.
De vez en cuando suspiraba o se acurrucaba bajo sus alas, se podía decir que estaba "hecha" bolita.
Niebla entró a la cueva, le acababa de traer unas piedritas amarillas a la dragona quien solo las observó y después volvió a su posición inicial.
El macho supo de inmediato que algo no andaba bien, así que se echó como esfinge al lado de Bella para así poderla cubrir con su ala. La dragona levantó su cabeza para poder acurrucarla en el cuello de Niebla tratando de buscar protección y cuidado.
Esa noche, Bella estuvo en vela hasta que el sueño la venció en la madrugada.
Niebla se mantuvo rodeándola con su cola y alas para cuidarla, él no durmió ni un minuto hasta que ella cayó rendida.
Todos tendrían que acostumbrarse a este nuevo cambio... Porque probablemente nada iba a ser como antes.
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