Arthur y yo hablamos por videollamada mientras estoy comiendo piezas de pollo frito canadiense y él come pasta, pues él esta en Monte Carlo junto a mi madre.
—Te lo juro, encontré a Charles completamente desnudo justo a la chimenea porque se estaba muriendo de frío —me burlo mientras trato de retener una risa, pero es inevitable.
—¡Te estoy escuchando! —grita desde adentro del baño, pues esta bañandose para irnos a la pista— ¡Tenia frío! ¿De acuerdo?
Sale del baño para empezar a vestirse.
—Ojalá estuvieras aquí, te reirías de este imbecil junto conmigo.
—Nos veremos dentro de unos días, y estaremos juntos en el GP de Gran Bretaña —alza los hombros, restándole importancia.
—Yo todavía quiero ser tierna y tu, eres un ser sin corazón —lo regaño, mientras me limpio las manos con una servilleta, mientras Charles se siente a mi lado y empezar a comer con rapidez—, en veinte minutos nos vamos.
—Lo sé, pero todavía necesito que me peines.
—Soy tu asistente, no tu niñera —lo miro con falso enojo y él solo sonríe como niño pequeño que no le importa lo que le digo—, bien, traeré todo.
Mientras los tres hablamos de cualquier cosa logro terminar el cabello de Charles pues hoy tenía actividad, y me siento demasiado orgullosa del resultado.
—Ya debemos irnos, A —tomo mi celular, para mandarle un beso y colgar, para tomar mis cosas y esperar a que Charles se ponga los zapatos.
En el paddock vamos hasta la parte donde se harán las actividades, donde yo me mantengo detrás de cámara para ayudar a Charles en lo que necesite, pero tan pronto empiezan a jugar él y Carlos me rio con fuerza porque parecen dos niños.
Quiero seguir riéndome pero mi celular suena en mi bolsillo así que me separo de la multitud y lo atiendo, totalmente distraída por las boberías de esos dos.
—¿Hola?
—¿Puedes ir a la entrada? —Lando habla del otro lado y yo solo miro por detrás de mi hombro antes de caminar un poco más—, un chico trajo algo para ti.
—¿Para mi? —frunzo mi sueño, totalmente confundida empezando a caminar con rapidez y saber de que se trata—, ojalá sea una relación estable y duradera.
—Eso vendrá después. Espero te guste, nos vemos preciosa.
Cuelga y empiezo a reír con nervios cuando me encuentro con un tumulto de gente al rededor de una persona.
Los fans han abordado a Lando en la entrada pero todos parecen mas sorprendidos porque lleva un bouquet de flores.
Mis flores favoritas están entre el ramo y lo que mas me gusta es ver a Lando totalmente orgulloso de entregármelo, ignorando a toda la gente a nuestro al rededor.
—Dios, esto es hermoso —lo abrazo por los hombros emocionada, mientras me aprieta a él pasando su brazo por mi cintura y cargándome un poco.
—Dijiste ayer por la llamada que el único lugar donde vendían peonias son los lugares con frío, di vueltas por todo Canada para encontrarlas —besa mi cabeza mientras tomo el bouquet admirando cada una de las flores.
—Eres tan tierno, muchas gracias —beso su mejilla—, definitivamente haz hecho mi día muchísimo mejor.
Recordamos que estamos en público cuando algunas chicas empiezan a murmurar sobre lo tierno que es y si estábamos en una relación por lo que seguimos nuestro camino.
Aprieto el ramo a mi, totalmente feliz y varias personas del medio nos miran con una sonrisa y sorpresa cuando caminamos de la mano por el lugar mientras Lando parece orgulloso de tenerme a su lado mientras yo voy como niña pequeña con una sonrisa enorme.
—Lan, te quiero mucho. Gracias por cumplir una de mis fantasías —beso su mejilla cuando llegamos al garaje de Charles.
—Eres mi mejor amiga, Avery. Haría cualquier cosa por verte bien —besa mi mano antes de seguir su camino porque ya va un poco tarde y yo sólo lo miro irse.
Me ha dolido un poco y no sé por qué.
Lo ha dejado claro muchas veces. Es mi mejor amigo, nada mas quiere eso.
—Ulala, que bonitas flores —Carlos es quien me encuentro primero y le sonrió.
—Me las ha dado Lando, ¿no son hermosas? —el asiente confundido— ¿Puedes tomarme una foto con ellas?
—Yo jamas le regalaría un ramo así a mi mejor amiga —dice como si fuera algo extraño—, la última vez que le di flores a alguien fue a Isa y ya tiene tanto.
—¿Qué esperas para sorprenderla? Siempre es lindo un detalle como este.
El asiente, y se aleja.
Durante todo el fin de semana no puedo dejar de ver mi ramo puesto sobre la mesa de noche que hay en la habitación del hotel. Lando me ha hecho totalmente feliz con ello y quiero guardarlas para siempre en mi corazón.
Durante la carrera del domingo, Ferrari queda en podio por Carlos Sainz y celebramos con una cena entre los del equipo y algunos otros pilotos, claro que en esa mesa debía estar Lando quien estaba un poco de malhumor porque no sumo puntos, quedo en decimoquinto lugar.
—¿Me acompañas afuera? —le pregunto gesticulando porque esta del otro lado de la mesa y él solo asiente, poniendose de pie.
Nadie nos pone atención, porque es Carlos quien tiene la atención de todos.
»¿Como te sientes?
—Mal, no rendí la carrera pasada y ahora estoy peor. Estoy estresado, no he sumado buenos puntos este año y parece que Daniel tampoco esta ayudando al equipo —brama, mientras nos sentamos en el sillón que hay en balcón con una gran vista.
Mi ropa no me cubre del todo del frío así que tiemblo un poco.
»¿Haz vivido ese momento romántico donde te ponen un abrigo? —Lando se burla, mientras pone su abrigo en mis hombros y me abraza con uno de sus brazos acercándome a su calor—, ¿podemos quedarnos aquí?
—Era la idea, se que no estás bien y quiero que estes tranquilo —juego con el acetato de las agujetas de su abrigo, apretando un poco y haciéndole un nudo. Se ríe pero no dice nada más.
Nos recostamos sobre el sillón. En completo silencio mientras él me abraza por completo y cuando menos lo veo venir, lo siento mas pesado de lo normal. Esta durmiendo.
Su brazo que esta debajo de mi descansa me rodea y con ello me jala mas a él para usarme como almohada y el otro brazo esta sobre mis piernas que están sobre las suyas, busca entrar en calor porque se frota contra mis medias afelpadas.
Me gusta esto, me gusta la cercanía que tenemos y la manera tan única en que nos comprendemos. Me gusta saber que Lando se siente cómodo conmigo porque él suele ser muy reservado con sus amistades.
—¿Quieres dormir conmigo esta noche? —puedo escuchar su voz adormilada, por lo que lo miro. Ni siquiera ha abierto los ojos—, me estoy empezando a congelar aquí.
—Vamos, vamos.
Cuando entramos a la sala, todos parecen disminuir su bulla y nos miran sorprendidos.
—¿En que momento salieron? —es Fernando Alonso quien pregunta, pero es Charles el único que no parece burlon.
—Hace como una hora, pero ya nos vamos —tiro de Lando para que camine bien porque va asoñado.
—¿Con el permiso de quien? —Charles me mira con severidad y se enfurece cuando sus amigos empiezan a burlarlo pero él parece demasiado serio.
—Amigo, tu hermana ya tiene veintiún años como para pedir permiso —Pierre golpea su hombro y me rio un poco ya cuando voy cerca de la salida.
—¡Recuerda que trabajas para mi, Avery!
—No se preocupes jefe, mi horario de trabajo termino hace cinco horas. Como sea, mañana recuerda que nuestro vuelo se va a las nueve, ¡No quiero llegar a regañarte por flojonazo! ¡Y por lo que mas quieras, no-duermas-desnudo!
Lo avergüenzo por lo que esta haciendo y me alegra saber que he ganado porque sus amigos empiezan a molestarlo.
—¿Manejas por mi? —Lando apenas y puede sostenerse, se que muere de sueño y solo quiere llegar pronto a su habitación.
Pero me niego. Es irónico que mis hermanos estén en el mundo del automovilismo y que yo... no sepa manejar. Nunca le vi lo necesario, Lorenzo siempre me llevaba a todos lados de joven.
Cuando me mude a Maranello tenia todo cerca y solía utilizar taxis o tren pero ahora parecía algo necesario de saber.
—No-no se manejar, Lan.
Esta vez abre los ojos sorprendido y empieza a reírse con fuerza. Avergonzada golpeo su hombro, aunque igual me rio.
—No puedo creer que la pequeña Leclerc no sepa manejar si tiene a dos hermanos pilotos —se burla con fuerza.
—Siempre he sido una copiloto muy buena ¿de acuerdo? —bramo con falsa molestia—, Lorenzo nunca me enseño.
—Bien, tendré que enseñarte porque los días que lo necesite te obligaré a que manejes para mi —me abraza por los hombros y empezamos a buscar su auto en el estacionamiento.
Durante el trayecto escuchamos música y hablamos un poco, pero trato de no sacar mucha plática para que el sueño de Lando no se le quite y descanse.
—Llamare a mi madre, te alcanzo un momento en la cama.
Durante la llamada ni siquiera pongo atención porque miro a Lando dormir, desde el balcón, donde mi madre me cuenta que Arthur rompió dos vasos hoy porque se asusto por una cucaracha voladora.
—De acuerdo mami, tengo que irme a dormir. Te veo mañana, quiero cenar contigo en ese restaurante que te gusta de la veintidós —aviso como despedida y puedo escucharla afirmar que me esperara.
Cuando me pongo una camisa de Lando como pijama y unos pans, me adentro a la cama debajo de las sábanas .
Por un momento pienso que Lando no va abrazarme para dormir, pero me equivoco de nuevo cuando sus manos me buscan y me rio por lo bajo cuando de un solo tiron me tiene aplastada en un abrazo.
Su brazo lo utilizo como almohada y siento que huele riquísimo cuando mi cara queda en su pecho. Lando es delgado y no es muy grande, pero ahora así, en esta posición, siento que acapara todo mi ser y me encanta, porque me hace sentir calientita.
Odio el frío en exceso.
—Buenas noches, francesita.
—Soy monegasca, tonto.
—Casi igual —besa mi cabello y cae totalmente rendido, haciéndome preguntas de como consigue dormir tan rápido.
Pero ahora, aquí, en silencio y en paz, mi sueño llega rápido porque no hay nada que me atormente. Porque Lando me hace sentir que todo lo que esta afuera no importa, porque sus brazos me protegen y yo adoro eso.