Corro por el paddock, buscando un yogurt para Charles quien se queja como un niño pequeño porque ya casi va a empezar la carrera.
Su auto a tenido problemas hoy aun cuando ayer tuvo la Pole Position y eso le estresa, entonces los que estamos a su al rededor nos estresamos.
—Tranquilo, Charlie. Veras que todo va a estar bien —no me dice nada, simplemente me mira serio y pasa de mi rodando los ojos.
Lo entiendo, yo también odio cuando algo se me sale de las manos y me pongo de mal humor.
Me muerdo los labios mientras miro la pantalla, siento que mis uñas ya están sangrando de tanto morderlas. Y ni siquiera ha empezado la carrera.
Las luces se ponen en rojo y siento que el alma se me sale por el sonido de los monoplazas arrancando.
—Charles esta teniendo problemas —alguien dice y sólo puedo mirar la pantalla angustiada. Todo el equipo de Ferrari grita cuando el auto empieza a soltar humo.
Lamentablemente Sainz también abandonó la carrera.
Cuando mi hermano baja del monoplaza, tiene el rostro mas enojado que le he visto alguna vez y pasa de mi yendo directamente a donde sus ingenieros.
Me mantengo al margen porque no quiero hostigarlo, así que voy hasta el hospitality para comer algo y pasar este momento desastroso para el equipo. La carrera sigue, pero yo ni siquiera quiero poner atención.
Camino despreocupada por el paddock, con mi sándwich de tres quesos y mi café, totalmente relajada porque ahora todo mundo esta pendiente de la carrera.
Pero puedo ver una pequeña niña tapar sus oídos y corriendo por el lugar, con los ojos llorosos y mi corazón se apachurra porque la veo demasiado asustada.
—Hey, hey, tranquila —dejo mi comida sobre un bordo y me pongo a su altura, para secarle el rostro.
—Odio mucho el ruido, no quiero estar aquí —chilla y la entiendo, yo tenía el mismo problema de pequeña. Papá tuvo que comprarme tampones para oídos—, solo quiero dormir.
—¿Como te llamas? —ajusto su suéter porque se lo ha descolocado y quiero que se sienta protegida—, ¿Sabes donde esta tu mamá?
—Sí, ahí —señala hacia el garaje de Red Bull y asiento, por lo que, simplemente la cargo. No pesa mucho. Tomo mi comida con mi otra mano—, no quiero regresar con ella, no me dejará dormir.
—Bien, te llevaré a comer algo y no sé, tal vez quieras dormir un poco ahí. Pero primero debemos hablar de que no debes confiar en gente extraña —eso la hace reír y a mi también—, ¿que edad tienes?
Alza sus deditos mostrando cuatro años.
»Debemos avisarle a tu madre que te llevaré a comer, ¿de acuerdo? —ella asiente, enterrando su cabeza en mi cuello.
Entro totalmente confiada al garaje, se que esto levantara rumores pero no pienso dejar sola a una pequeña que... mierda.
Kelly me quita de los brazos a la niña y siento que mi vomito va a salir por mi boca. Esta tan asustada que no me doy cuenta de la situación que hay al rededor.
Algunos del equipo de Red Bull están tensos de mi llegada y otros mas relajados. Me imagino porque una niña de su equipo se perdió.
—Muchas... gracias por encontrarla —Kelly me mira por primera vez y sé que esta asustada de mi persona—, Penelope es un poco rebelde.
—Descuida, tuve suerte de encontrarla —sonrió a medias porque las fotos de ella que vi en el celular de Max aquella vez llegan a mi—. Quiere comer y dormir, creo que deberías darle lo que quiere.
—Sí-sí, gracias.
Salgo tan rápido que mi sandwich se cae y golpeo el piso mirándolo con tristeza y rabia. Quiero reírme de la situación hasta llorar pero no lo hago porque mi celular vibra y se que es Charles buscándome.
Durante las entrevistas que le hacen a Charles por su DNF, me mantengo detrás de él para ayudarlo en lo que pida, así que mi mente se entretiene en eso y no en pensar en la estupidez de hace una hora.
Cuando la carrera termina, no quiero estar más ahí porque es Max quien gana y no quiero verlo, así que tomo mis cosas y empiezo a caminar lejos del lugar.
—¿Te ayudo? —Lando es quien toma mi bolso y se lo cuelga en su hombro, dándome una sonrisa enorme y yo solo puedo devolvérsela atrapando su brazo con mi mano—, que buena carrera la de hoy.
—¿En serio? —lo miro confundida porque ha quedado en noveno, por detrás de Ricciardo.
—No —me contesta con ironía que me hace reír.
—Tengo un poco de hambre, ¿no quiere comer algo conmigo? por hoy ya estoy harta de Charles —ruedo los ojos—, esta estresado y quiero darle su espacio.
—Pero no te hartes de mi también —se burla—, no estoy teniendo un buen fin de semana.
—¿Por qué? —hago un puchero que Lando mira mas de lo normal y por ello mis mejillas se vuelven escarlatas y bajo la mirada de él—, ¿Crees que nos haga mal la comida de aquí?
El alza los hombros restándole importancia al asunto mientras abre la puerta del auto para mi. Le sonrió en agradecimiento y puedo verlo ir al maletero para poner mis cosas ahí, pero mis nervios se alteran cuando veo como Max llega hasta Lando trotando.
Por el retrovisor puedo verlos hablar, pero el único animado es Max hasta que su rostro se transforma y me causa terror. Quiero bajar cuando veo que el neerlandés lo apunta con enojo mientras Lando tiene el rostro burlón, totalmente confiado en él.
Pero no puedo abrir porque a cerrado el auto y es cuando Max por fin me mira. Su rostro esta vez esta enfurecido y puedo escuchar un "te lo advierto, Lando" antes de que Max salga corriendo del estacionamiento.
Lo veo desaparecer y es la puerta de Lando cerrarse que me hace regresar al mundo, la cara burlona que tuvo hace unos momentos ahora esta llena de furia.
—¿Quieres habl...
—No, realmente no —me corta bruscamente y solo puedo asentir—, ¿Quieres comer en el hotel?
—No, quiero salir un ratito a la ciudad —sonrio—, tal vez me ayude a distraerme un poco tomarte fotos.
—Seré tu musa, entonces —se inclina hasta mi, para besar mi mejilla varias veces haciendome reír—, ¿Cómo fue tu primer fin de semana?
Hablamos de como es regresar al mundo de la Formula Uno, de como es trabajar con mi hermano, de como el tuvo problemas con su monoplaza, de la vuelta que hizo y su pelea con Daniel en la pista.
Algo que me gusta de comer con Lando es que probamos la comida del otro, es como si estuviéramos en un buffet y las risas no faltan entre los dos, es como si la comida nos hiciera felices.
—Ya te dije que no quiero —regaño, porque esta insistente en que me termine el último bocado de su comida, pero estoy demasiado llena y él dice que igual.
—Vamos, preciosa, no me hagas rogarte —finge una cara de molestia, pero yo frunzo el ceño como una niña pequeña—. No me mires así.
—¿Por qué? —relajo mi rostro, lo que aprovecha para meter la cuchara a mi boca.
—Porque te vuelves una debilidad para mi —dice con simpleza, mientras alza la mano para pedir la cuenta y cuando me mira de nuevo, se ríe un poco porque mis mejillas están calientes—, debo regresar al hotel por un par de pendientes con McLaren, pero a las cinco paso por ti.
Asiento, porque se que sus responsabilidades con su trabajo aun no terminan pues apenas son las dos de la tarde.
Cuando me deja frente a mi hotel, le doy un beso en la mejilla como despedida y agito mi mano cuando estoy por la puerta. Sé que le gusta eso.
Pero tan pronto aprieto el botón para pedir el elevador, siento ese reconocible perfume masculino. Yo se lo regalé, yo le dije que era mi favorito porque mi papá lo utilizó.
—Así que Lando —brama, y yo solo lo miró incómoda, dándole una sonrisa apretada—, somos amigos Avery, no esta en los códigos.
—¿Desde cuando te importan los códigos? No fuiste tú quien me engañó y no solo eso, hiciste que Kelly terminara con Kvyat —ataque, con una mirada burlona, tal como Lando—. Hipócrita.
—Kelly ya había dejado a Daniil, así que nadie le quito nada —tiro una risotada, solo por molestarlo—, no es mi culpa que siempre me prefieran.
Asiento con la cabeza, con una mueca para "darle" la razón.
»Incluso tú, vas a elegirme siempre.
—Lo lamento, Max, pero no. Solo mírame, ¡Merezco muchísimo más que un patan como tu! —esta vez, su rostro se vuelve rojo y baja la cabeza.
Entramos al elevador juntos y cada uno pone su piso. No hablo nada, pues ya estoy exhausta de él.
—Dejaré a Kelly si quieres, pero por favor regresa conmigo, prometo hacer las cosas bien ahora —implora detrás de mi y cansada simplemente apoyo mi espalda en la pared de la caja metálica.
—No seas ridículo Max, han pasado dos años, para mi tu ya no figuras en mi lista de personas a las que me quiero...
No termino porque Max me besa ferozmente y me acorrala, no dejándome escapar. Una de sus manos me acerca a él para que no me escape y esta puesta en mi cabeza, la otra esta en mi cintura apretándola con necesidad de sentirme cerca.
¿Lo peor? Es que no quiero alejarme, porque extrañé tanto sus besos.
Leave me Lonely - Ariana Grande