[💎✨] Estoy funcionando con 3 horas de sueño, ayuda... Después de esto me largo a dormir.
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Había pasado una semana desde aquel incidente con Drago y el ejército de dragones, por ahora Berk estaba muy tranquila y pacífica... Tanto como antes.
Tuvieron que hacer más establos para los nuevos dragones y más estaciones de comida, muchas, muchas más estaciones de comida.
Todos estaban felices con los nuevos dragones y con el regreso de Valka, incluso Bella estaba feliz porque por fin convivía con otros dragones de su misma especie.. Incluso había uno que otro macho tratando de ligar con ella, ella no se negaba, pero aún así ella era la que decidía quién era el que le gustaba.
Incluso ahora, las enfermedades y heridas de los dragones se habían hecho muchísimo menos frecuentes, así que podías darte la libertad de no abrir el taller de vez en cuando e ir a jugar carreras de dragones.
Claro... Las carreras.
Astrid adoraba las carreras y aún así estaba cansada de que siempre le pidieras jugar, sobre todo a altas horas de la noche: las primeras veces lo disfrutaba pero después comenzó a irritarse.
Pero, después de haber perdido a tantos dragones y de sentirte como un inútil y de que tu ansiedad estuviera al tope estos últimos días, eso era lo único que te agotaba lo suficiente como para poder dormir un par de horas y calmar tu mente.
Hipo había estado un poco ausente por sus responsabilidades como jefe, pero a diferencia de hace unos años, esta vez no te abandonaba... Sino que te excluías tú solo.
Era lunes, así que decidiste que ya era suficiente de tener el taller cerrado y abriste un rato.
Ese día llegaron algunos dragones heridos, pero nada grave: una que otra intoxicación alimentaria, golpes, cortes, alergias y urticarias... Lo mismo de siempre, nada grave que se te pudiera salir de las manos.
Hasta que un terrible terror que presentaba un shock hipovolémico llegó.
—¿¡Qué le pasó!?—cuestionaste tomando al dragón entre tus brazos que rápidamente quedaron manchados de sangre al igual que el delantal de cuero que llevabas puesto.
—¡Un pesadilla monstruosa salvaje lo atacó!
—¿Qué?
—Bueno, en realidad iba caminando en el bosque con mi hijo y con nuestro amiguito, antes de que nos diéramos cuenta estábamos siendo perseguidos por un dragón salvaje y nuestro pequeño se lanzó para protegernos...
Te quedaste atónito aún manteniendo al pequeño entre tus brazos, esto no era bueno.
Te viste obligado a cerrar el taller y ponerte a trabajar de prisa... ¿Qué se supone que debías hacer?
Podías suturar las heridas para evitar más pérdida de sangre, pero no podías restaurar la sangre perdida.
El shock hipovolémico se caracterizaba por la pérdida masiva de sangre haciendo que el corazón dejara de bombear sangre de manera correcta y los órganos colapsaran.
Tal vez en el futuro se hallaría un tratamiento para este tipo de afecciones, hasta ahora solo lo habías visto en personas y casi todas morían... Nunca lo habías visto en un dragón.
Así que no tenías idea de qué hacer.
El pequeño estaba dejando de respirar, además de que tenía algunos órganos salidos por la gravedad de las heridas.
—Odín... Juro que como este pequeño muera en mis manos voy a suicidarme—susurraste con la voz temblorosa.
Tuviste que intentarlo, lo único que podías pensar era en el rostro de sufrimiento del pequeño dragón que apenas y respiraba y que aparte estaba demasiado frío y completamente inconsciente.
A pesar de estar inconsciente, estabas seguro de que al pobre le dolía el hecho de que estuvieras reacomodando sus órganos y de que lo suturaras.
Trataste de ser rápido para evitar más sangrado, infecciones o daños internos...
Pero era obvio que un caso así iba a salirse de tus manos con mucha facilidad.
Cuando terminaste de suturar la herida, aquel pequeño dragón ya no estaba.
Suspiraste de manera pesada llevando tu mano al rostro del pequeño, sintiendo como estabas a punto de llorar pero obligandote a no hacerlo porque aún debías darle la noticia al vikingo que te lo había traído.
—Oh, pequeño... Lo siento tanto, de verdad, pero no podía hacer mucho ya...
Te frotaste los ojos y te lavaste las manos, igualmente lavaste el cuerpo del pequeño para que no estuviera sucio y entonces por fin te dirigiste a la entrada del taller para abrirlo y dejar que el vikingo entrara.
—¿Cómo está?
—Yo... Lo lamento tanto, pero ya no pude hacer nada para-...
El vikingo te ignoró por completo dirigiéndose rápidamente a la mesita donde descansaba el cuerpo del pequeño dragón.
—¡Maní! Oye amiga, despierta, mi hijo está súper preocupado por ti y yo también lo estoy—habló el vikingo al terrible terror, pero al no recibir respuesta alguna, tomó a la dragona entre sus brazos—Oh, amiga...
—Lo siento de verdad, pero-
—¡TÚ CÁLLATE!
—...
—TE LA TRAJE PARA QUE LA SALVARAS, NO PARA QUE LA DEJARAS MORIR
—¿¡Me está culpando!?
—SOLO DIGO LA VERDAD
—Pues, si vamos a buscar culpables...
—¿¡QUÉ INSINUAS!?
—¡Los dragones salvajes solo atacan cuando se sienten amenazados!, en especial los dragones grandes, ¿¡qué clase de idiota es capaz de hacer sentir amenazado a un dragón tan grande!?
Además, ¡literalmente tenía los órganos de fuera! Intenté ayudarlo, pero ya era tarde, ¿¡cómo va a ser mi culpa!?, ¡Hice lo mejor que pude!
—¡A VECES TU "máximo esfuerzo" NO ES SUFICIENTE!
Antes de que pudieras volver a hablar, el vikingo empujó una estantería que se encontraba detrás de ti para tirartela encima, te agarró desprevenido por lo que no pudiste quitarte.
Al final el hombre salió del taller azotando la puerta con fuerza y dejándote tirado en el suelo con la estantería encima y algunos frascos tirados en el suelo.
—La puta que lo...
Jadeaste quitándote la estantería de encima y levantándote del suelo.
Miraste tus brazos y manos que ahora tenían algunas cortadas pequeñas porque los frascos al caerse se rompieron y te enterraste algunos pedacitos de cristal y astillas del propio cristal.
No solo eso, lo que guardabas en esos frascos eran plantas para hacer medicamentos y algunas pomadas que ahora estaban esparcidas en el suelo, completamente contaminadas e inservibles.
Te quitaste los cristales y las pequeñas astillas con brusquedad.
—En mi vida vuelvo a tocar a otro dragón... Para empezar, ni siquiera creo llegar vivo a mañana...
Te acercaste a la ventana para cerrarla y atrancarla con un palo, igual cerraste la puerta colocando una silla para atrancarla.
Estabas aparentemente tranquilo hasta que la sensación de culpa se hizo presente.
Era verdad, te trajeron al dragón para que lo salvaras... No para que lo dejaras morir, además, ¿cómo iba a darle ese vikingo la noticia a su hijo?, ¿cómo le diría que su amiga había muerto?
Te dejaste caer al suelo para tratar de no desmayarte, pero al imaginarte la escena del niño llorando la muerte de su amiga te destrozó y terminó por hacerte llorar.
No de nuevo... No solo esos dragones del refugio habían muerto por tu "incompetencia" , sino que también habías dejado morir a un pequeño dragón que solo estaba tratando de proteger a su familia.
Frotaste tus ojos con fuerza para limpiarte las lágrimas, pero aquella fuerza hizo que te causaras pequeñas quemaduras en estos.
—Esto es mi culpa... Si yo fuera mejor-..
Seguro pude haber hecho algo más, pero no lo hice, ¿qué sigue ahora?..
Te abrazaste a ti mismo ocultando tu rostro entre tus rodillas, ni siquiera habías limpiado el desastre, no querías hacerlo, ¿para qué? De todas formas no ibas a poder cambiar nada.
Pasaron un par de horas en las que no te moviste de ahí.
Cuando por fin decidiste moverte, fue para tomar una navaja: ibas a cortarte el cuello ahí mismo.
Aunque antes de poder hacer nada, alguien tocó la puerta.
—¿¡Qué no sabes leer los letreros!? Está cerrado así que ni siquiera lo intentes
—Vaya, por un momento pensé que no habría nadie
Esa voz... Dejaste caer la navaja al suelo y corriste hacia la puerta para abrirla de inmediato, cuando abriste la puerta tu mirada se encontró con la mirada de Hipo.
—Hipo...
—¿No que no ibas a abrir?
Ni siquiera respondiste, solo te quitaste de en frente para dejar que él pasara y después volver a cerrar la puerta.
—Wow... ¿Qué pasó aquí?
—una manada de jabalíes pasó por aquí y destrozó el lugar.
Además, ¿qué haces aquí? Pensé que estabas muy ocupado con tus responsabilidades de jefe
—Si, pero pasaba por aquí y me di cuenta de que cerraste antes de tiempo, pero tampoco estabas en una carrera así que pensé que tal vez no estabas o que estarías en medio de algo importante
—Si eso era todo entonces ya puedes irte
Hipo te miró confundido, pero esa mirada se convirtió en una de pánico cuando vio tus heridas.
—¿¡Qué te pasó!?
—Me lastimé con los vidrios de los frascos cuando se cayeron, nada importante
—No, claro que es importante... Un momento, ¿has estado llorando?
—Fue una reacción alérgica
Ibas a abrir la puerta para sacar a Hipo de ahí, pero él la azotó para volver a cerrarla y dejarte acorralado en esta.
—Eres un muy buen mentiroso... Pero no vas a engañarme a mi, no me iré hasta que me digas qué te pasó
—¿¡Por qué quieres saber!?
—¡Porque me preocupo por ti!
—¡Perfecto! Pues mira: me trajeron un terrible terror en tan mal estado que literalmente se le estaban saliendo los órganos, se murió sin que yo pudiera hacer nada, el vikingo que lo trajo se enojó conmigo porque no lo salvé y me tiró la estantería encima, ¿¡estás feliz!?
—... ¿que te hicieron qué?
—¡Ya te lo dije!, ¿¡eres sordo o simplemente eres idiota!?
Hipo se calmó de manera rápida, estabas muy alterado y sabía que alterarse él también solo iba a poner peores las cosas.
—Oh, cielo... Perdiste a tu primer dragón...
—No Hipo, no es el primero
—¿Eh?
—¡Ese día que me quedé en la fortaleza de hielo perdí a muchos dragones y luego Drago forzó a volar a los que de mera suerte logré salvar y estaban recuperándose! Perdí a muchos, ¡demasiados!
—¿Por qué no nos dijist-?
—¡Porque Estoico murió ese mismo día!, ¿¡qué se supone que fuera a decir!?, ¡para ustedes la vida del señor Estoico era más importante! Además de que fue mi culpa por no haber sabido qué hacer, ¿¡ya estás contento!?
Hipo se quedó en silencio observándote, parecía que ibas a llorar en cualquier momento.
El estrés hizo que tus piernas dejaran de responder y cayeras al suelo, una vez ahí te llevaste una mano a la boca tratando de ocultar lo obvio: estabas llorando de nuevo.
Hipo se arrodilló frente a ti para poder quedar a tu altura.
—Oye, mírame...
Abriste un poco los ojos para ver como Hipo te mostraba la herida de flecha en su brazo, esa herida que se hizo protegiendote.
—Mira... No la suturaste y ya se había abierto varias veces antes de que yo te encontrara nuevamente.
La piel de mi brazo no está sumida, tampoco está muy maltratada, mi brazo sigue funcionando bien y la cicatriz no quedó de un color tan obvio... Fue gracias a ti.
¿Recuerdas todas las veces que Chimuelo y Bella se lastimaron jugando? Tú fuiste el que los curó.
Todos esos dragones que se han lastimado... Tú fuiste el que los curó.
Muchos dragones siguen vivos y es gracias a ti... Perdiste a muchos, si, pero los que se recuperan es gracias a ti
Te quedaste en silencio, tratando de no llorar más hasta que Hipo te abrazó colocando tu rostro en su hombro permitiendo que lloraras tranquilo.
—Sé que te sientes mal, lastimado e incluso culpable... Pero hiciste lo mejor que pudiste, siempre haces lo mejor y esa es una de las razones por las que te amo tanto.
El que te sientas mal por esto está bien... Habla del inmenso corazón que tienes y de lo mucho que amas a los dragones
—Pero eso no fue suficiente...
—Ellos estarían muy agradecidos contigo por haberlo intentado...
Estuviste muy ansioso toda la semana, si me di cuenta, pero tú solo te aislabas de mi para no hablarme.. Es por esto, ¿verdad?
Asentiste en silencio.
Hipo cortó el abrazo para poder llevar sus manos a tu rostro y secarte las lágrimas con delicadeza tratando de no lastimarte más.
—Siempre estás para mi, pero no es justo que te aisles a ti mismo en estas situaciones... Así que, deja que te ayude con esto, ¿si?
—Pero-
—Sin "pero"... Como jefe de Berk, te ordeno que me dejes ayudarte
Sonreíste levemente y después Hipo te besó de manera suave.
Ambos se levantaron del suelo y lo primero Hipo hizo fue vendar tus brazos y manos, aunque las heridas eran pequeñas y no estaban infectadas quería encargarse de ellas.
Después de eso, tomó una escoba para barrer el suelo y levantar todo lo que se había caído mientras que tú limpiabas los estantes de la estantería para quitarle todos los pequeños pedacitos de vidrio que pudieran haberse quedado en ellos.
Después de limpiar, Hipo se encargó de ayudarte a re acomodar todo el lugar y dejarlo limpio nuevamente.
—Oye, gracias...
—Te dije que soy tu novio, y que mi deber como tal es solucionarte la vida... Así que no agradezcas
—Pero tú hiciste casi todo
—¿Y el problema?
Antes de que pudieras protestar nuevamente, Hipo te abrazó besando la coronilla de tu cabeza en repetidas ocasiones.
—Anda, ya no protestes más... Vamos a casa, necesitas descansar un poco.
—Pero tus responsabilidades como jefe-
—Eso puede esperar un poco, tú eres más importante
Sonreíste de manera leve a la vez que cerrabas los ojos y suspirabas aún en el pecho de Hipo.
Esa fue la primera noche después de una semana entera en la que pudiste dormir tranquilo, sin tener pesadillas y descansar un poco ignorando completamente el plan que Hipo se acababa de armar mientras acariciaba tu cabello para que te durmieras.
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