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—¡Hipo, esperame!
—¡Vamos, Bocón se preocupará por nosotros!
—¡Pero no puedo correr tanto!
Te quejaste mientras jadeabas, a pesar de tener más fuerza física que Hipo no tenías tanta resistencia.
Terminaste recargandote de un árbol intentando recuperar el aliento, tu pecho dolía y todo daba vueltas, por suerte Hipo se dio cuenta de esto y se acercó a tí.
—Oye, ¿estás bien?
–Si... Solo que me cansé mucho...
—Vamos, llevamos mucho tiempo afuera.. Bocón no estará nada feliz
—Lo siento, pero no vayas tan rápido...
El oji esmeralda solo suspiró antes de arrodillarse frente a tí dándote la espalda.
—Sube
—¿Eh?
—Anda, sube
—No puedes ni levantar un martillo, ¿cómo esperas levantarme a mí?
—Pero tú no eres un martillo, eres mi mejor amigo. Anda, sube
Solo suspiraste de manera pesada antes de subir a la espalda de tu amigo que al levantarse comenzó a tambalear al punto de casi caer.
—¡Te dije que no-!
—¡Que si puedo!—dijo forcejeando mientras intentaba comenzar a caminar sin tirarlos a ambos en el intento.
Después de unos minutos por fin el oji esmeralda pudo comenzar a caminar sin tambalear en el intento, solo ibas abrazandolo por el cuello intentando no caer.
Llevaste tu mirada al cielo que estaba despejado, estaban recién saliendo del bosque por lo que casi no había árboles cubriendo tu vista.
—¿Por qué tu obsesión con el cielo?—preguntó Hipo sacandote de tus pensamientos.
—Las aves pueden volar en el cielo con total libertad, ¿no te gustaría también poder volar se esa manera?
—Supongo que si
—Berk es hermosa pero una vez te acostumbras a ella es demasiado pequeña... Me gustaría poder volar e ir a todas partes igual que un ave
—Nadie te obliga a estar aquí, ¿por qué no te has ido aún?
—No puedo sacarte de la aldea para siempre, eres el futuro líder
—Supongo que no, ¿pero yo que tengo que ver?
—Ya lo entenderás después
—¿Entender qué?
Ya no contestaste, solo te acurrucaste un poco en la cabeza de Hipo, Hipo tampoco quizo hablar más. Solo siguieron su camino en silencio.
Una vez llegaron a la aldea te bajó de su espalda.
—Anda, hoy nos íbamos a reunir con Bocón y los chicos en una de las torres
—Preferiría estar en mi cama durmiendo
Tu amigo solo se rio antes de tomarte de la muñeca y comenzar a caminar, solo dejaste que te guiara.
Una vez en la torre, bocón sacó unas raciones de pescado y pollo para repartirlas.
—Bocón, ¿puedes darme pollo?
—Ya te di el pescado
—Es que no me gusta... —te quejaste, bocón solo le dio pollo a Hipo antes de sentarse y encender el fuego.
—¡Vivimos rodeados de mar!, ¿cómo puede ser que no te guste el pescado?
—Pues así
—¡Por favor, _______! No puedes huirle al pescado toda tu vida
Solo dejaste salir un suspiro de molestia, Hipo te tocó el brazo para llamar tu atención y después entregarte su pollo.
—hagamos un cambio—dijo con una sonrisa, solo pudiste corresponderle aquella sonrisa mientras le entregabas el pescado.
Luego de unos minutos calentando la comida estabas comiendo mientras escuchabas todo lo que los demás hablaban, Hipo ni siquiera hablaba, solo escuchaba.
—¡Y entonces yo creo que ese dragón corrió la voz porque no pasó ni un mes cuando llegó otro y me arrancó la pierna!—decía Bocón.
—¡Ay que coraje! Cuando sea cazador voy a arrancarles a todos los dragones las patas. ¡con mis dientes!—exclamó Patán mientras le daba una mordida a su pollo.
Ya estabas terminando de comer e ibas a preguntarle a Hipo si se sentía bien ya que él no había comido nada, pero otra vez Bocón te interrumpió.
—No, debes ir por las alas y la cola. Si no puede volar no puede huir.
Un dragón derribado es un dragón muerto
Inmediatamente recordaste al furia nocturna así que volteaste a ver a tu amigo que también te estaba viendo a tí, ambos tenían esa expresión que grita "ya valió madre".
Hipo se levantó comenzando a correr escaleras abajo así que instintivamente lo seguiste creyendo que nadie los había visto.
No te diste cuenta de que Astrid si los vio salir.
—¡Hipo, el dragón!
—le arrebaté la cola, ¡él podía volar y por mi culpa ahora está derribado!—se quejó comenzando a correr dirección a la herrería.
—¿Qué vamos a hacer?, ¡lo matamos sin darnos cuenta!
—No, no lo dejaré morir
—¿Ahora qué tienes en mente?
Ambos entraron a la herrería e inmediatamente Hipo sacó su libreta donde comenzó a dibujarle una cola al dibujo que ya tenía hecho de la furia nocturna.
—¿Una prótesis?
—¿Por qué no?, ¿tienes tus dibujos que hiciste del dragón?
Sacaste de tu bolso aquella libreta para pasarsela a Hipo abierta en la página dónde habías dibujado a Chimuelo.
Tanto tú como Hipo eran buenos dibujando pero la verdad es que tú le ganabas.
Eso si, él tenía mejor caligrafía.
Ahora Hipo estaba en su cuaderno haciendo anotaciones y posibles teorías de qué pasaría si usaba "X" material en la fabricación de la cola, además de hacer algunos cálculos matemáticos para asegurarse de que la cola quedara proporcionalmente correcta al tamaño del dragón.
—¿Crees que Chimuelo vuelva a volar?
—¿Le acabas de poner así?
—Pues, pensaste que estaba Chimuelo así que tiene sentido
Hipo solo asintió con la cabeza mientras comenzaba a buscar escudos para quitarles las partes metálicas y fundir el hierro que obtuviera.
—Estoy casi completamente seguro
Solo asentiste sentandote en el suelo, no tenías ni la más mínima idea de cómo hacer cosas de herrería así que mejor no ibas a meterte para evitar estropear el trabajo de Hipo.
Después de unas horas te quedaste dormido sin darte cuenta.
Eran casi las 2 de la mañana y recién Hipo iba terminando su creación.
—Lo hice... ¡quedó genial!, mira _______
El oji esmeralda te volteó a ver mostrandote su creación solo para darse cuenta de que estabas dormido.
—Al final si eres capaz de dormirte donde y cuando sea, ¿no?
Hipo se acercó a tí para guardar en tu bolso tu libreta y después comenzar a moverte un poco intentando levantarte.
—¿Ya terminaste?...
—Si, ya acabé
—A ver...
—Mañana lo verás, vayamos a casa para que duermas
—oye, puedo caminar yo solo..
Cuando te diste cuenta ya estabas en la espalda de Hipo nuevamente, ni siquiera querías protestar.
—Estás más dormido que despierto.
—mhm..
Después de unos minutos sentiste como Hipo te dejaba en la cama y te arropaba con las cobijas.
Escuchaste como decía algo pero no alcanzaste a escuchar, definitivamente estabas más dormido que despierto.
No le diste mucha importancia a lo que sea que haya dicho tu amigo, mientras te dejara dormir todo bien.
—Descansa, te quiero, _______
Esas habían sido sus palabras, puto sueño que no te dejaba escuchar bien a veces.
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