Los amiguitos
Clover
Mi mirada está en Kevin que mantiene los labios apretados mientras mira a Oscar conversando con un chico muy atractivo que es amistoso con sus manos. No necesito preguntar para saber que está celoso e irritable, sobre todo porque cuando Oscar le dijo que sentarse en el césped no le haría bien a su pierna, más insistió en hacerlo e intuyo que le dolió.
Actualmente espera a que Oscar vuelva a nosotros con el hielo que buscó debido a que la pierna de Kevin se encuentra hinchada mientras la mantiene estirada sobre las mochilas agrupadas.
Estoy acostumbrada a ver todo tipo de cosas en el cuerpo humano, pero ver ese metal clavado en la carne de mi amigo sabiendo que le duele, me hace sentir mal y me revuelve el estómago.
—Tal vez algún día finalmente llegue con el hielo —bromeo.
—O quizá ya se derritió —asegura irritado y apretando los labios cuando hace un leve movimiento que parece dolerle.
Me duele mucho que Kevin haya salido herido y con algo tan duradero, pasa mucho tiempo con dolor, sobre todo ante el frío o cuando apoya sin querer el pie o hace movimientos bruscos, las rehabilitaciones son dolorosas, lo sé porque lo acompañé a dos de ellas cuando Oscar no pudo hacerlo y le fastidia y abruma depender de otros porque desde muy temprana edad le tocó ser independiente, además, Oscar es quien ha asumido mucho de su cuidado lo que lo tiene aún más tenso.
Le retiro el cabello castaño de la frente que comienza a humedecérsele con sudor por su evidente malestar físico y sus ojos verdes muy claros se enfocan en mí, no son capaces de ocultar cuánto le duele.
—¿Quieres que te ayude a volver al apartamento?
—Olvídalo, dolerá más si me pongo en movimiento ahora antes de desinflamar y me niego a tomar un jodido calmante, no me haré adicto a esa mierda. Puedo con esto.
»Tengo la impresión de que no podré volver a competir en natación —dice intentando restarle importancia— y mi papá está cabreado. No le molesta que me gusten las pollas, pero sí que rompa con la racha de deportistas en la familia, pero se le pasará.
—Estoy segura de que así será.
Porque el padre de Kevin es un divertidísimo señor super fuerte, que habla muy rápido, quiere que todos ejerciten y dueño de un canal televisivo, pero aunque presiona a su decendencia a ser deportista, también entenderá que esto escapa de las manos de su hijo menor.
Miro con fijeza a mi amigo y me da el intento de una sonrisa. Me es inevitable no fijarme en sus profundas ojeras y en que su rostro se ve más delgado y pálido.
—Estoy bien, canela pasión oriental. Sobreviví a una balacera puedo con esto. Sé que me veo como una mierda y aunque es peor de cómo luce, saldré de esto.
Le creo en tanto asiento y le tomo de la mano cuando se encorva y entrecierra los ojos antes el dolor, llevando su otra mano temblorosa hasta su muslo como si por un momento pensará que eso aliviará el dolor.
—Kevin, una píldora del calmante no te hará un adicto, es claro que te duele muchísimo.
—Ya he tomado una y media hace dos horas —responde apretando los dientes mientras el cabello se le pega a la frente sudada—. Debo aguantar, simplemente distraerme, hablemos de algo.
—¿Cómo vas con todo esto de Oscar cuidándote?
—¿De verdad, Clover?
—Fue lo primero que me vino a la mente, pero puedo cambiar de...
—Desearía que no lo hiciera, que no me cuidara —clava la mirada en su pierna—. Es una mierda que tenga que cuidarme después de lo que pasó, de lo que cree que le hice y es horrible ser cuidado por... Olvídalo —suspira—. Solo tengo mucho dolor y no pienso bien.
Entiendo que no quiere hablar más de ello y permanezco en silencio a su lado en tanto Oscar finalmente se despide de su nuevo mejor amigo y llega hasta nosotros. Por fortuna no se ha derretido todo el hielo que envuelve en un pañuelo antes de presionar con cuidado sobre la pierna de Kevin que se dedica a mirarlo. Cuando los ojos color avellanas de Oscar se alzan, cruza y sostiene la mirada de Kevin y nuevamente me siento como hace meses cuando sentía que su tensión me asfixiaba y que sobraba.
Una risa alta reconocida nos hace voltear para encontrar a Maida a caballito sobre la espalda de Stephan que se encuentra trotando hacia nosotros mientras Callum lamentablemente conversa con Christian que gracias al cielo después se aleja sin acercarse tras darle un saludo con la mano a Kevin.
Maida ríe cuando Stephan gira y yo sonrío porque ella es el reflejo del optimismo, de enfrentar las cosas con paciencia, tranquilidad y encontrar lo positivo en todo. Maida tiene grandes secuelas, tan fuertes como para impedirle ser una médica forense cómo lo soñó y para lo que tanto se preparó. Ella lloró cuando lo supo, pero luego prefirió enfocarse en el hecho de que está viva, que conserva la totalidad de otros de sus sentidos y que, aunque perdió mucha de su capacidad visual y respuesta motriz inmediata, pudo haber sido peor.
Apenas fue dada de alta en el hospital, me pidió que me sentará con ella en su residencia y le ayudará a evaluar todas las otras opciones que tenía para ejercer tras graduarnos en unos meses, en ese momento fui la que me puse a llorar ante su entusiasmo y determinación. Ella también se mudó dos semanas después con Edna en el apartamento que yo solía compartir con esta última, porque sus padres temían dejarla sola en la adaptación de los cambios físicos en su vida y porque Edna la obligó.
Nunca vi a Edna tan dedicada al cuidado de otra persona cómo lo ha sido con Maida, y aunque soy la amiga un poquito celosa de que se acerquen más de lo que estoy unida a ellas, me siento feliz.
En cuanto a Stephan, él siempre estuvo en el hospital con Maida como el increíble amigo que se ha vuelto para ella, se encargó de llevarle comida saludable, libros y me quitaba los apuntes para dárselos, siento que eso los unió más y al menos una vez al día lo verás acompañándola a las clases o en la cafetería conversando.
Han pasado dos meses y medio desde la fiesta de cumpleaños de Callum y aunque casi todo ha vuelto a la normalidad, otras no. Las personas aun murmuran sobre mi novio, los rumores son tan descabellados como acertados, lo tratan con respeto y admiración, pero también veo algo de miedo.
Confío plenamente en Callum, pero en mi interior sé que algo pasó esa noche cuando estuvimos separados, pero él no lo dice.
Las cosas han estado calmadas, luego de ese ataque aparentemente todo está normal y Lorcan mantiene un ojo en ello, para este punto no sé cuántos favores le deberemos al mafioso, pero lo cierto es que por ahora nuestros problemas se reducen a: la tesis, los que aplicaron para postgrados y esperan respuestas, el estudio final de un cadáver, los meses de práctica que iniciamos la semana que viene, drama universitario común y el hecho de que a mi papá no le cae bien el de Callum, un sentimiento que es mutuo.
Pero son problemas aceptables.
Bueno, no todos, porque no puedo ignorar para mí misma que he tenido de vuelta varias noches de insomnio en donde escucho voces sobre ese día que no recuerdo, lo más duro es sentir manos en mi cuerpo, sentir la desesperación de algo que no sé y a veces el corazón se me acelera mientras pienso "tengo que decirle, tengo que decirle", pero no sé qué ni a quién.
Es jodido, doloroso y molesto que el tiempo haya pasado y ese día de alguna forma me persiga, que con base a mi falta de deseo de recordar y sus secuelas, me haya convertido en una horrible mentirosa hacia Callum.
Miento sobre recibir terapia por videollamada, miento sobre hablar muchas cosas con mi terapeuta y estar mejorando, ya ni siquiera le menciono mis noches de insomnio y generalmente cuando me nota extraña, cansada, con ojeras o evidencia de alguna crisis de llanto, es fácil atribuirle todo al estrés de la tesis y los nervios de las prácticas en el área de morgue de uno de los hospitales de la ciudad.
Tengo que decirle, pero admitir que he mentido me llena de ansiedad porque me doy cuenta de que he hecho algo malo hacia la confianza que hemos construido. Posiblemente lo he arruinado.
—¿Soy invisible para mi trébol? —pregunta Callum agachado frente a mí y le sonrío.
—Sabes que eso no es posible.
Me guiña un ojo antes de darme un beso en los labios, girarse y dejarse caer sentado entre mis piernas con su espalda recargada de mi pecho, no dudo en envolverlo con mis brazos mientras presiono mi mejilla de la suavidad de su cabello.
—¿Edna aun no llega? —pregunta Maida sentándose al lado de Kevin con ayuda de Stephan cuando parece que un lado de su cadera cede y caerá.
Todos fingimos no notarlo y ella le resta importancia antes de darle las gracias a Stephan y esperar por nuestra respuesta. El ojo de Maida que perdió la mayor parte de su visión, ahora es opaco, como si tuviese una malla en el, el iris carece del vivaz color chocolate que siempre tuvo. Me ha llegado a confesar que a veces lo poco que ve por ese ojo le entorpece concentrarse y que se reseca con mucha facilidad, también le duele cuando debe dilatarlo con unas gotas y durante los días soleados deberá usar lentes de sol.
Es increíble cómo le cambió la vida.
—Edna estuvo aquí, pero debió irse para aprovechar diez minutos libres de la parca de su profesora —responde Kevin—. Ella está enloqueciendo con todo este asunto de preparar su caso final para el juicio y tiene sentido, si falla no se gradúa, es su equivalente a una tesis.
—Lo hará increíble, Edna es muy inteligente y nació para ser abogada —asegura Stephan antes de sonreírnos—. Así que conseguí hierba de la buena.
—Tú siempre consigues hierba —Le dice Oscar manteniendo presionado el hielo sobre la pierna de Kevin.
—¿Quieren venir esta noche a fumarla en la casa? —dice alegremente Stephan.
Y por «casa» se refiere a la que ahora también comparte conmigo porque vivo con Callum desde hace poco más de un mes.
Es la primera vez que me mudo con un novio y aunque Callum y yo ya pasábamos bastante tiempo juntos y dormíamos en el lugar del otro, se siente diferente ahora que es oficial.
Antes de mudarme ya conocía muchas de sus manías por lo que el proceso de convivencia no ha sido una pesadilla, aunque admitiré que hemos tenido al menos un par de discusiones sobre la ropa sucia o las toallas en el suelo. Sin embargo, el sexo antes de dormir y al despertar es increíble, el percibir mi olor mezclado con el suyo, saber que estamos cerca y el que nos conocemos todavía más es emocionante. He entregado grandes partes de mi corazón al pelirrojo irlandés y aunque cada día me asusta más el alcance de mi amor, también me parece una fantasía vivir este tipo de sentimientos y emociones.
Creo lo suficiente en nosotros para arriesgarme a mudarme con él sin haberle dicho a papá, con quien aún tengo pendiente la conversación del anillo de compromiso de Callum, pero lidiaré con ello más adelante.
—Eso me ayudaría con el dolor —accede Kevin a la propuesta de Stephan—. ¿Alguien puede pasar por mí?
—Te llevaré —gruñe Oscar.
—A ti ni siquiera te gusta fumarte un porro, puedo ir con cualquiera de los demás.
—Dije que te llevaré y punto.
No me pierdo la sonrisa de Maida porque al igual que los demás se da cuenta de que esto luce justo como al principio cuando se gustaban y no se declaraban.
Oscar retira el hielo antes de ser observado por todos cuando se desinfecta las manos y procede a aplicar con cuidado crema desinflamatoria en la pierna que calmará el dolor.
—Esto no te hará un adicto y te ayudará —Le dice a Kevin, aunque tengo la impresión de que él no pretendía quejarse.
—Mi héroe —finge un suspiro Kevin antes de rodar los ojos y lo curioso es que sé que él y Oscar reprimen sus sonrisas.
—Estuve en la oficina del Decano —anuncia Callum en un tono no muy feliz—. Me preguntó si los rumores sobre mí son ciertos...
—En caso de que lo fueran ¿Qué lo hace pensar que lo aceptarías? —pregunta Oscar.
—Ingenuidad —responde Stephan—, pero mi machote no hizo nada de eso.
—Estoy limpio —asegura mi prometido.
—¿Qué más te dijo? —pregunto.
—Estoy en medio de una investigación universitaria por esos rumores, sé que no encontrarán nada, pero me cabrea tanto esta actitud de mierda ¡Ojalá así actuarán cuando otras cosas suceden en el campus!
—Cómo cuando sucedió lo de Lindsay, que fue fuera del campus, pero cercano y era su estudiante —murmura Oscar— o esas otras chicas agredidas.
—O los estudiantes que murieron drogados en fiestas —agrega Kevin.
—O el incremento desconcertante que tuvo hace tiempo la venta de drogas en el campus —finaliza Callum.
—¿Qué pasaría si encuentran algo en esta investigación? —pregunto con preocupación.
Porque prueba de que él actúe con base a los rumores cada vez más ridículos no hay, pero ¿Y si lo inculpan? ¿Y si hay algo que no sé?
—Si encontraran algo, que no pasará, se iría a la mierda mis tres años y medios de estudio. Sería expulsado, posiblemente vetado de todas las sedes de Ocrox y apuesto a que habría un escándalo.
—Pero no encontrarán nada —dice Maida pasados unos segundos y la miro.
Sostiene su mano derecha, que en este momento permanece inerte debido a que le cuesta la movilización de partes de ese lado de su cuerpo, con su otra mano. Mi amiga ahora cojea y tuve que reprimir las lágrimas el día que su pierna derecha falló y se cayó raspándose la barbilla, por eso siempre tratamos de acompañarla pese a que se ayuda con un bastón, porque a veces su lado derecho deja de funcionar.
Pero lo intrigante en este momento sobre Maida es que ella tiene su foco de atención en Callum que responde algo hacia Stephan sobre que estará bajo un par de meses de investigación.
Maida no lo ve con miedo o curiosidad, lo mira con respeto y me atrevería a decir que agradecimiento y cuando su atención recae en mí, topándose con mi mirada, ella me sonríe y le devuelvo el gesto.
Conversamos aprovechando el tiempo hasta la próxima clase y en algún punto Callum alza la mirada hacia mí, inclinando la cabeza hacia atrás y llevando una de sus manos hacia arriba para posarla en mi mejilla.
Siento sobre mi piel la frialdad de su anillo, la promesa de algún día hacerlo legal, y no puedo evitar bajar mi rostro al suyo iniciando un suave beso en posiciones inversas que nos tiene riendo.
—En el Spiderman se veía más placentero —dice entre risas.
Me da otro beso antes de volver a su posición apoyándose en mi pecho y como me encanta atormentar mi mente, no puedo evitar preguntarme qué tanto extrañaré estos momentos cuando al graduarnos Callum y yo tomemos caminos separados.
Helloooo, espero se encuentren super bien, aquí otro poquito de estos personajes que nos encantan y que lamentablemente son víctimas de mis decisiones.
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Espero les guste.
Un beso.