Despierto en una celda de castigo, el lúgubre lugar hace que no sea difícil acostumbrar la vista, veo que tengo la mano esposada a la cama mientras los recuerdos llegan a mi cabeza. La hija de puta de Carol hizo todo esto.
Pero yo tomé malas decisiones y orillar a Lovely a mi mierda, a mi patético mundo de mentiras. El ardor que corre por mi cuerpo es insoportable, siento la necesidad de gritar y destruir todo a mi paso, pero el cuerpo no me responde, no puedo mover las piernas, seguramente aún con residuos de esa mierda que me inyectaron. Necesito salir de aquí, necesito hablar con mi mujer y explicarle todo lo que pasó. Aunque ya no hay certeza de nada…
— Guardia —llamo con la voz entrecortada, necesito ayuda, necesito salir de aquí, Iván necesita mover su culo para que al fin me libere de esta mierda.
— ¿Qué mierda quieres Antal? —preguntan del otro lado.
— A mi abogado —respondo y este niega con la cabeza, es lo único que veo, ya que la puerta blindada no me permite más.
— Hoy no será, casi matas a tu visita la última vez —la tendría que haber matado en realidad. Los recuerdos me abrazan y todo el daño que le hice a Lovely comienza a atormentar mi conciencia, esa que creía que no tenía…
Pasan lo que supongo son algunas horas y mi carcelero al fin abre la celda de castigo, entran tras él algo más de cinco oficiales, todos se disponen a mi alrededor como si fuera el más cruel de los sicarios. Cuando ya no sé qué esperar ante esta situación aparece la enfermera de la prisión. Me mira con algo de temor, pero, aun así, me sonríe. No le devuelvo el gesto, solo me quedo en mi lugar <<como si pudiera moverme>>.
— Los signos vitales están bien —dice y anota en una planilla— el médico vendrá a verte en estos días —susurra y asiento, no es que tenga mucho que decirme, me inyectaron algo, me durmieron y acá estoy como un vegetal esposado a la cama.
— Las esposas fueron por seguridad Antal —comenta el carcelero que anteriormente me respondió cuando pedí por mi abogado
— ¿Seguridad? No me hagan reír, estoy preso, se supone que todo me mantendría aquí, me drogaron y aislaron, no puedo hacer mucho más que esto —digo altanero.
— Cuando te inyecte el calmante, seguías amenazando, gritaste e imploraste por tu esposa, yo sugerí que te esposaron —comenta la enfermera— para que no te lastimes a ti mismo.
— Gracias, supongo —no dice más y se dispone a retirarse, tras ella todo el Arsenal de hombres armados que me rodean.
— El médico te pedirá que veas a un psiquiatra, vio por video lo que yo presencié cuando te di el calmante, lamento mucho lo que tú y tu esposa pasaron —acota y no sé a qué se refiere.
Solo asiento y veo cómo se retira, tras ella me quitan lo que me aprisiona a la cama y al fin puedo moverme. Los días son interminables y más cuando tienes la certeza que dañaste a una persona, la única persona que te quiso después de tu madre.
Iván no aparece, tampoco le puedo reclamar, él nunca quiso ser nuestro abogado…
Desesperado ante mi situación, sin ningún miramiento de libertad, comienzo a sentir mi cuerpo, hervir y mis ideas me perturban, tengo que salir de aquí y volver con Lovely, ella me entenderá, ella me perdonará, yo podré aliviar el dolor de su alma… el dolor que le cause.
Después de horas mi cabeza se transforma en un torbellino de recuerdos, las manos me pican y siento el terror en mi cuerpo…
Sin siquiera darme cuenta de mis actos, tomó la silla por el respaldo y la destruyó contra la mesa donde está el plato de metal junto a los inmundos alimentos que nos suministran en este lugar. Con apenas control racional de mis actos, arremeto contra la pequeña mesa que está con los restos de alimentos caídos y patas de la mesa sobre ella. No suficiente con destruir todo lo que estaba a la vista, termino por ir contra todo lo que cubría la cama, nada queda sano, está todo completamente destruido.
Ya aparentemente saciado, me siento en el piso apoyado en la puerta que me mantiene cautivo, observó todo el escenario para darme cuenta de que esto recién comienza.
— ¡LOVELY! —grito de forma desesperada, sintiendo como cada letra de su nombre, dado por dos padres hippies, según ella, son la destrucción de mi ser. Seis letras que sin lugar a dudas la definen perfectamente <<Encantadora, Amorosa>>, pero yo arruine su vida más de lo que lo hizo, aquel hombre que logró que su cabeza esté perturbada, fui el demonio que le arruinó la existencia.
— ¡Qué MIERDA HICISTE ANTAL! —pregunta mi carcelero y ya agotado de tanto gritar y destrucción lograda, le imploro, es lo único que puedo hacer ahora.
— Por favor, necesito ver a mi esposa —lo digo en un susurro apenas distinguible. — Pediré que llamen a tu abogado —sollozando asiento con la cabeza…
Necesito hablar con mi esposa, necesito pedirle perdón.
Lovely
3 meses después.
Después de algunas semanas con Iván, decidí irme a la pensión donde vivía cuando llegué a Rumania, mi familia no sabe nada de lo sucedido, Antonella y Devon se quedaron en América, así que en este momento estoy sola con un periódico tratando de leer los anuncios sobre alquileres.
No cuento con tanto dinero, pero al tener que hacerme cargo de la constructora de Jasón y Ben, ya que Carol también desapareció sin dejar huellas, me vi forzada a tener que hacerme cargo, incluso legalmente.
El contador vio oportuno que se me pague un sueldo mensual, aunque este sueldo debería ser para Iván, yo no puedo encargarme de todo, en realidad solo de lo que debe ser tratado en las oficinas, el embarazo no me deja hacer mucho más.
Con el tiempo aprendí a medir planos en baja y gran escala, a realizar maquetas y analizo seriamente, comenzar la universidad y transformarse en arquitecta.
No planeo quedarme en Rumania mucho tiempo después que nazca mi hija… mi pequeña Roma, lo único bueno de esta unión entre Jasón y yo.
Roma, el nombre de la ciudad donde creo, fuimos felices, donde concebimos a mi niña, mi pequeña Roma.
— ¿Aun con la idea de buscar una casa? —pregunta Iván.
— Necesitamos un lugar, uno más amplio, me gusta estar aquí, pero lo mejor es que Roma, tenga su dormitorio y yo el mío para descansar, aunque no sé si después voy a dejarla ir al suyo —mi amigo ríe mientras me da indicaciones sobre los contratos que debo firmar para que las obras comiencen.
— Cuando seas una arquitecta recibida, vas a tener todo esto de respaldo, ya que si no encuentran a Ben, es muy difícil que Jasón salga, más por lo que ha estado pasando en el reclusorio —acota y me niego a escuchar.
— Prefiero arrancar de cero, si me tengo que quedar en Rumania me gustaría no tener que lidiar con todo esto, solo dedicarme a mi hija y al trabajo —le digo, Iván es mi único soporte, el único que sabe toda la verdad, oo gran parte de ella. Pero sé que él no me ha dicho toda la verdad y no sé si quiero saberla.
— Es un paso arriesgado, pero ya tienes abogado y cuentas conmigo —dice acariciando mi panza, a Roma le gusta sentirlo, cada vez que él está cerca comienza a moverse, sin dudas es un gran apoyo para las dos.
— ¿Por qué lo defiendes?—pregunto una vez más.
— Ellos, Jasón mejor dicho, paso por mucho, su único amigo fue Ben a quien yo debí cuidar después que nuestro padre se suicidó, pero el rencor no me permitió acercarme, aunque debí hacerlo, al cuidar a mis hermanos también hubiera cuidado a Jasón tal vez sin darme cuenta, él no era malo, él es el producto de lo que hicieron con él —termina diciendo.
— Y por eso nos cuidas a nosotras ahora —digo y me siento una carga.
— No, a ustedes las cuido porque las quiero y son importantes para mí, nada tiene que ver Jasón en esta decisión —termina— sabes que eres una mujer increíble y poderosa, ¿no es así?
— Lo dudo, vine a Rumania a conquistar el mundo y aquí estoy…
— Aquí estás sin un pensamiento intrusivo en semanas —responde.
— Así es —miento— ahora vamos a ver a Anna —le pido cambiando de tema y él asiente. Salimos de la constructora rumbo a la pensión a ver a mi querida Anna, ella aún cree que Jasón y Ben son inocentes, aunque al parecer Jasón si lo es, Ben tiene un historial de víctimas. Nunca imaginé que Benedict sea este tipo de hombres.
Aún no tengo idea muy bien que se supone sucedió, pero, de solo pensarlo, me aterroriza, más ahora sabiendo que pronto tendré una hija… si algún día un hombre así fuera capaz de hacerle daño, no sabría qué hacer, solo seremos Roma y yo en el mundo, aunque supongo que ella también tendrá a su papá, pero lo más lejos de mi posible, ya veré como solucionar esto y como mantener a mi hija a salvo de cualquier loco suelto.
— Sabes, Jasón me dio otra carta para ti, de verdad la está pasando mal —me dice Iván mientras conduce.
— La quemaré sin leerla, como a la última —le digo y este niega con la cabeza.
— Está viendo a un psiquiatra —susurra.
— Me alegro, así la próxima mujer que tenga en su vida no termina como yo —digo y guardo silencio, Iván no sabe muchas cosas y aunque las sospecha, no puedo acusar al padre de mi hija de violación, de abuso, si de verdad él está cambiando quiero que sea un buen padre para Roma, pero bien lejos de mí. No quiero saber nada de Jasón Antal, no quiero verle nunca más la puta cara en mi vida, él me rompió el cuerpo y el alma, mucho más de lo que ya estaba roto…
— Ya llegamos, te dejo aquí y voy un rato al despacho, más tarde debo pasar por la cárcel, avísame cuando te quieres ir, así no están solas en la calle —me dice mientras sale del auto para abrirme la puerta y acompañarme a entrar.
Una vez dentro me encuentro con la obra a punto de terminar, cuando Jasón fue detenido le pidió a Iván que terminaran esto para que su viejita no quedara en algo que pudiera lastimarla.
No entiendo cómo puede ser tan amable con ella y la peor persona del mundo conmigo… ¿No fui suficiente?
Ben
Meses escondido ideando el plan perfecto para al fin tener a mi reina conmigo.
Tengo todo listo y preparado para ese momento, nuestra fuente de alimentos está encerrada y aunque se puso odiosa con el tiempo, al final pudo entender que en esta casa ella es únicamente muestro alimento.
Sé que debo buscar algo mejor, pero Carol será suficiente de momento y nadie la buscara, es un ser minúsculo, e insignificante que solo llego a mi vida para esto <<Alimentarme>>.
— Hola, heladera —la saludo feliz, ella me mira con pavor en sus ojos. Tiro de la cinta que tiene cubriendo si boca y ella me mira con pavor— vas a tener que bañarte heladera, no quiero que mi reina te vea así —le digo y ella se pone a llorar —¿otra vez llorando? No te cansas de llorar…
— Por favor Ben, no estás bien, necesitas ayuda — Es verdad, necesito ayuda para alejar al idiota de mi hermano, de mi reina, pero para eso estás tú —le digo y esta niega.
— En que voy a poder ayudarte yo, una simple mortal —dice y sonrío mientras mi cabeza idea una estrategia.
— Al fin entiendes tu lugar heladera, solo eres el contenedor de alimento para mi reina y para mí —susurro en su oído.
— Lovely no te va a perdonar si le haces algo —le digo y niego.
— Yo no le voy a hacer nada, ella es quien hizo algo, ella abrió mi mente, me mostró la realidad de mi ser, amplío mis conocimientos —le digo y ella asiente.
— ¿En qué te ayudo? —pregunta y asiento con plena satisfacción.
— Por lo pronto, vamos a bañarte heladera, hoy salís a pasear. Le digo mientras lenatonel collar de perro al cuello para llevarla al baño.
Lovely.
La tarde pasa rápido mientras charlamos con Anna sobre ropa y pañales, ella me cuenta historias que preferiría no escuchar de como Jasón, a quien ve como un hijo, utilizaba pañales de trapo, ya que en aquella época los descartables eran caros y no se podían conseguir en cualquier lugar en Rumania.
Después de muchas charlas y antojos concedidos por Robert, su marido, quien también ve a mí… esposo, como si fuera su hijo y a mi hija como nieta, entiendo que es el momento de irme, las piernas me duelen y con un embarazo a medio término el dolor de espalda se siente muy presente después de muchas horas.
Anna y Robert, quienes se van a la iglesia al momento de la misa, me piden que espere a mi amigo dentro de la casa. Sería una magnífica idea si tan solo tuviera la habilidad de poder cerrar bien esta enorme y vieja puerta.
Una vez que ellos salen y tengo la certeza que Iván está cerca, comienzo a tomar mis cosas y voy saliendo. Como era de esperarse, la puerta no se puede cerrar y estoy más tiempo de lo que realmente esperaba estar aquí. Después de muchos intentos, al fin la llave da vuelta y la casa está segura. Al girarme me encuentro con lo impensado.
— ¡Ben! —digo en voz alta u este se acerca a mí como si no tuviera a toda la policía de la ciudad buscándolo.
— Mi reina, al fin te encuentro —dice con su normal elegancia e Inglés fluido— aunque no esperaba eso dice señalando mi vientre.
— Oh, sí, tengo algunos meses de embarazo —comento mientras mis manos tiemblan. Por favor Iván, ven rápido.
— No es problema, al parecer nuevamente mis teorías no fueron las indicadas, pero estoy seguro de que es todo parte del mismo plan —dice como si yo supiera de qué me habla.
— Sí, bueno, ¿tú estás bien? —pregunto y este asiente mientras se acerca a mí.
— Mejor que nunca ni reina —dice y posa su mano en mi mejilla y la otra en mi vientre— ¿es niña, no es así? —pregunta y asiento, ¿cómo lo sabe? — Claro que lo es, es la encarnación de la condesa, la niña que criare como propia— Todo tiene sentido Lovely, eres a la única que Jasón amo, yo no merecía eso después de tantos años con la escoria de Carol.
— Ya vienen por mí —le digo nerviosa y se asoma el leve tartamudeo que se apodera de mi ante situaciones que no sé cómo manejar.
— Ya vine por ti mi reina, vamos —me dice tomándome de la cintura, soy una cobarde que no sabe qué hacer, ¿si me lastima como a las otras mujeres? —no temas, no volveré a dejar que te lastimen, tú eres mi llave a la perfección y yo la tuya.
— ¿A dónde quieres ir? — Pregunto asustada
— A casa mi reina a casa, nuestra heladera está manejando, —índica al auto de vidrios oscuros frente a mí. Miro a todos lados y no veo venir a Iván ni a nadie. No quiero ir con él, pero si no voy nos mata a las dos aquí— vamos mi reina, tu hogar te espera…