Apretando mis puños, respire profundo mientras miraba al ¿hombre? ¿demonio? frente a mi.
—Tu dijiste... —Dije, en un tono nervioso.
—¿Creíste que no le haré daño a una persona? —Preguntó él, dando una sonrisa burlona. Mis manos empezaron a temblar y mis ojos a empañarse.
—Pero tu... —Le señalé—¿Por qué... tu?
—Porque tu me llamaste... —Dijo el simple—. Rompiste el espejo. —Dijo él siendo justo—. Y tambien huiste al hacerlo.
Empecé a entrar en pánico. El chico de grandes ojos seguía mirándome cada vez mas intenso, y eso me ponía cada vez mas nerviosa.
— ¡Sora!—Llamó Baekhyun estando en la puerta.
— Tu amigo te está buscando.— Dijo el riendo.
Miré a Baekhyun una vez y luego miré a Chanyeol.
— ¿Por qué no respondes? —Dijo el dando una sonrisa burlona—, ¿Con quién hablabas? —Pregunto mirando a la habitación.
— ¿No puedes verlo? —Pregunté tragando saliva nerviosamente.
—¿Ver qué? —Preguntó el confundido, para luego inspeccionar la habitación.
«Solo puedes verme tú, y quien yo quiera que me vea.»
Otra vez ese susurro llego a mi cuello. Quedé completamente helada.
— ¿Sora? —Preguntó Baekhyun pasando una mano por mis brazos—, ¿Estas bien? ¿Que paso? — Pregunto preocupado.
— Nada. Nada. Iré a... Salir... —Dije tomando mi abrigo y esquivandolo. Salí a la sala algo confundida, tomando mi bolso y mis llaves.
—¿Estamos solos? —Preguntó la puta, digo, Solji mientras su mirada estaba fija al teléfono. Al verme ella se arqueó una ceja algo divertida—, ¿Estás aquí?
—No, ya me iré. —Dije haciendo un puño mis manos y tratando de moverme del lugar.
—Ve bien entonces. —Me dijo dando una sonrisa falsa.
Giré los ojos y salí del departamento. Baje las escaleras y llegue a la calle. Empecé a caminar a un lugar sin rumbo. Siendo las oraciones hacer daño, huiste, me quedaré aquí. siendo las que más se repetían en mi cerebro.
—¿Por qué caminas tan rápido? —Preguntó Chanyeol imitando mis pasos.
—¿Por qué me sigues? —Repetí, aún con calor en mi cuello.
—Te gusta tu amigo. —Dijo el dando una burlona risa—. Y él te mira como...
—¿Me mira como qué? —Le pregunté, parando en seco y quedándome mirándolo a el. El era muy alto.
—Como una hermana menor. Una hermana menor que tiene que cuidar. —Dijo el empujando mi cabeza con su dedo índice.
—No vale la pena. — Dije volviendo a caminar algo dolida.
—Tu en cambio, lo ves como un hombre. —Dijo Chanyeol dando un ligero suspiro, claramente burlándose de esa situación.
— ¿Y eso a ti que te importa? —Pregunté, siendo grosera. El me miró para luego dar una carcajada.
—Porque tu y yo, somos uno. —Dijo el tranquilo.
—Deja de decir estupideces. —Dije entrando a una de las tiendas comerciales que había en la calle. Miraba las ofertas y también los descuentos, los cuales no iba a comprar, pero si iba a mirar para distraerme de lo que el me había dicho.
—Es increíble que seas grosera conmigo. —Se quejó, mientras tomaba algunas gorras y las examinaba.
—¿Que haces? —Pregunté, mientras le quitaba la gorra de sus manos.
—¿Que? —Preguntó el confuso—. Dejo que las personas me vean ahora. —Se burló y volvió a quitar la gorra de mis manos.
Ahora mismo mi cerebro estaba teniendo una batalla trágica. Estaba con un ser que fue invocado, pero es lo suficientemente inofensivo (al menos por lo que estoy viendo) y tranquilo (por ahora).
— Basta de esto. — Dije saliendo de la tienda algo confundida.
— ¿Es que siempre estás huyendo? — Pregunto el apareciendo a mi lado.
— ¿De qué mundo vienes? — Pregunte con alguna confusión.
—De Exoplanet. —Dijo el tranquilo.
— ¿Exoplanet? —Repetí confundida—, ¿Dónde queda?
—Detrás del espejo. —Dijo tranquilo—. Es un mundo igual que este.
—Las personas allí, ¿Son malas? —Pregunté curiosa.
— Somos lo contrario a todas las personas de este mundo.
—¿Tu eres el Yo de tu mundo? —Pregunté desentendida.
—No. —Dijo el mientras entraba sus manos a sus bolsillos—. Somos lo que las personas sueñan, pero no son. Allí no hay guerras, ni incendios o deficiencia y el rompimiento de la capa de ozono. Nuestro mundo es así...
— ¿Cómo llegaste a ese mundo?— Lo mire y el me dio una mirada.
—Del vientre de mi madre. — Se burlo de mi y dio una risa. Gire los ojos ante su comentario—. La verdad. Soy de la familia Leal.
— ¿Leal? —Pregunte de vuelta.
—Es una familia de poder. Mi padre es el Dios de aquel mundo, por así decirlo. —Dijo el con naturalidad—. Todos tenemos un poder diferente. Solo en raíces.
—¿Y cuales son tus raíces? —Pregunté mirándolo.
—¿No crees que preguntas mucho? —Preguntó el con curiosidad—. Eres algo metiche.
—No soy metiche. —Le dije y mordí mis labios—. No quiero tener miedo de ti, y de la única forma que lo hago es, es solo preguntándote cosas.
Esperaba con el a que el semáforo parase y me dejaran cruzar. El semáforo cambió a verde para dejarnos pasar a lo peatones.
—Mis raíces, son el miedo, la destrucción. —Me confesó.
Baje a la calle algo rápido al escuchar esas palabras. Un auto que estuvo a punto de chocarme, freno de golpe delante de mí, pero, por gracias a, no se que cosa. Fui salvada. Miré al frente y abrí los ojos. Chanyeol me miraba aun con esos ojos fríos. Sus manos en mis brazos, sosteniéndome fuerte.
—El deseo, y la desesperación... —Me dijo y me soltó, dejándome en la acera.
—¿Cómo llegaste al espejo? —Pregunté al pararme derecha y caminar adelante para evitar que me mirara al rostro.
—Tengo que cumplir las tareas. —Dijo el mientras daba un suspiro—. Y, nunca había conocido a alguien que fuese tan miedosa y a la vez tan amable.
Decidí no responder y solo ir a casa.
—No te molestes en volver por ahora, ellos están teniendo diversión. —Me advirtió dándome un consejo.
—¿Te hace reír eso? —Pregunte mirando la sonrisa burlona que había en su rostro. Desesperada, claro, lo estoy.
—¿Por esto? No. — Puso una mano sobre su pelo y lo fue tirando hacia atrás—. Tus celos.
—No tengo celos. —Le dije, sonaba estúpido decir que no.
—Y te gusta tu amigo. —Dijo el cruzándose de brazos apoyando su espalda en el poste de luz.
—¿Como puedes tu saber eso?
—Puedo verlo en ti. —Dijo, siendo obvio.
—Patético. —Murmuré, mientras me sentaba en el banco.
—Te propongo algo. —Habló, mientras entraba su mano en los bolsillos y se sentaba mirándome.
— ¿Que? ¿Te irás? —Pregunté, con esperanza.
— ¿Quieres conquistar a tu amigo? —Preguntó con curiosidad.
— ¿Que porquerías estas diciendo? —Ahora pregunté yo, riéndome nerviosa.
—Iba a ayudarte. Pero, podemos hacerlo de otra manera. —Dijo tranquilo.
— ¿Ayudarme como? —Pregunté con interés.
—¿Te interesa ahora? —Preguntó alzando una ceja y sonriendo.
—Nunca te di una respuesta concreta. —Le recordé y el borro esa sonrisa. Dió un ligero suspiro y me miró.
—Primero haremos un contrato. —Dijo el mirándome—. Si apruebas la misión, me iré. Si no lo haces, te vienes conmigo.
—¿Qué? —Pregunté aterrada.
— ¿Lo harás? ¿Tienes miedo? — Preguntó curioso.
—Eh, si. —Afirme con algo de susto.
—Pero no te preocupes, te ayudaré. —Dijo el con probabilidades—. Pero, tenemos que hacer algunas cosas.
—¿Como cuales? —Pregunté curiosa.
—Ver que podemos sacar de atractivo de ti para el. —Dijo mientras movía mi cabeza hacia atrás con su dedo.
—No hagas eso. Es molesto. — Le dije de mala forma.
—Y, ver qué podré hacer con tu actitud.—Dijo dándome una mirada extraña.
Yo hice una mueca y el sonrió.
¿Por que siempre está sonriéndome? Es extraño.
—Deja de pensar en mi.— Dijo el de repente.
— Cállate. — Le pedí demandante.
Haciéndolo reír, que por sorpresa me hizo reír a mi también.