— ¿Y bien?. — Dijo firmemente la mujer de largo vestido rojo frente a mí abuela.
— Persephone, yo realmente no estoy aquí. — respondió suavemente mí abuela—. Mí cuerpo lo está, lo sé. Pero yo ya estoy muerta; mí cuerpo humano está muerto — sonrió hacía todo el público —. Falleció hace años, después de una larga y miserable vida con un humano que yo misma asesiné. — se señaló sin una gota de tristeza.
— Carajo. Esto me pasa por nacer en un vínculo familiar roto. — susurré.
— Todos aquí saben que una Diosa pierde su poder al casarse con un humano; bueno, eso fue lo qué me pasó. Pero sigo aquí, cómo Diosa de nuevo; seguí a mí nieto, él mismo que heredó mis capacidades porque no se casó con una humana. — tomó asiento en las escaleras — Más vale que se pongan cómodas, tengo mucho qué contar. — sonrió
» — Cuando salí a explorar más allá de ese castillo repleto de diosas poderosas y capaces, me encontré con "Den" el abuelo de Taehyung. Él me convenció de dejar mí lugar como Diosa y casarme con él, gran error; viví una vida tanto de Diosa, cómo de humana que estaba repleta de maltratos. Maltratos del reino por curar personas y maltratos de mí esposo, que al parecer vivía en un mundo donde las mujeres no somos capaces de hacer nada más que la comida — suspiró —. Sin embargo, di a luz a una niña; con la esperanza de que aquella se casara con una persona mitica con la cuál pudiera conservar mis dones y poderes. No pasó. — me volteó a ver por un segundo
»— Dió a luz a un varón, con un hombre que la sedujo cuando tenía tan solo 17 años; él tenía 25 — apretó sus puños, para sobar su cien con impotencia —. Mí hija fue obligada a casarse con ese bastardo, y años después de que un nieto naciera, murió años más tarde qué yo. —
Las dos mujeres que estaban tomadas de la mano taparon sus bocas. La otra mujer solo permanecía en su lugar sin decir ni una sola palabra.
— Yo ya estaba muerta para entonces. Pero me aseguré de que Taehyung, mí nieto, no siguiera nuestro camino; ahí entró tú hijo en el parque con Elisabetta. — señaló a Vlad.
— La cuál asesinó por su avaricia. Perdimos a dos, Panacea — habló la imponente mujer qué, hasta ahora, se había quedado en silencio —. Tú nieto se irá con nosotros, al igual que tú. No nos arriesgaremos a volver a perderlos. No después de Elisabetta. — su porte era imponente sin duda, sin nada de tristeza...
Nada de absoluta reacción.
— ¡Yo no la maté!. — exclamó rápidamente Vlad —. Ella quería un mundo donde los humanos nos aceptaran, él pueblo la mató... murió en mis manos. ¡¿Crees que no me arrepiento?!. — rasgo con desesperación su cara.
No pude evitar sentirme mal.
— Debiste evitarlo, entonces — Susurró —. Todos sabemos que si Taehyung se queda, estará consciente de sus capacidades. Panacea se verá obligada a pasarlos por completo. Tú hijo morirá y lo dejará solo, así como tú lo hiciste con tú esposa por no tener límites entre dos mundos. — se volteó a ver al público.
» — Taehyung, ya pasó por mucho estrés. Se irá con nosotras, vivirá en el castillo y desde ahora será una de nosotras. Antes de que sea tarde y perdamos las capacidades de Panacea. — sentenció.
Tomé la espada al escuchar qué me llevarían lejos apuntando a mí garganta. No podía irme, sería igual; no quería nada de mí abuela, jungkook estaba muerto y yo no podía hacer nada para cambiarlo. No viviría una nueva vida sin él, no podría hacerlo.
Todos soltaron un salto del susto, y mí abuela me miró con terror.
— Taehyung, baja eso. No hagas algo de lo qué te vas a arrepentir — Susurró nerviosa.
La cara de Persephone era igual, un terror en sus semblantes que jamás olvidaría — ¡Kim Taehyung!. Jungkook está muerto, ¿entiendes?. Él ya murió, no puedes morir con él; no sería lo que el querría. — exclamó con sus manos a sus costados, semi levantados en forma de paz.
Pegué más la daga a mí cuello.
— ¡Mí rey no está muerto!. — Exclamó Hoseok a la mujer.
— ¡Murió, está muerto!. ¡Se fue, y no pueden mantener a Taehyung aquí! — Respondió del mismo modo la mujer, mirándole.
— ¡No!. — se escuchó un grito desde la puerta del costado.
Está fue abierta por los guardias.
— ¡Jimin! ¿Qué haces aquí?. — gritó Yoongi hacía la puerta.
Está dejó ver a Jimin cargando a alguien con dificultad, e Irene caminando frente a ellos, guiándolos por delante.
— ¿Jungkook? Yo pensé que tú... — se acercó el pelimenta
La espada seguia firmemente a unos centímetros de mí cuello.
— Taehyung, ¿Qué carajos?. Baja eso,por favor. — dijo Jeon con dificultad y entre quejidos.
Era Jungkook. Era él, tenía una bata color negro y le costaba caminar, una mano reposaba en su abdomen y su semblante se miraba algo adolorido.
Jimin le ayudo a subir las escaleras. Todo el mundo en completo silencio y unas cuantas lágrimas de los chicos estáticos del otro lado de las escaleras.
Jimin acomodó a Jungkook junto a mí, mientras se quejaba del dolor por ponerse a mí nivel . Él silencio era abrumador, ni siquiera Jin se atrevió a hablar.
Nadie sabía cómo reaccionar.
Él quitó la daga lentamente de mí cuello, dándome una sonrisa de tristeza — Tus ojos lucen hermosos de morado. Ahora entiendo por qué la mujer de la sala de recién nacidos se asustó; tienes unos hermosos ojos violetas. Te luce bien el azul en el cabello, Luna. — acaricio mí mejilla.
Mis ojos se encontraban entre abiertos, tratando de decir una sola palabra. No salía nada; ni de mí, ni de mí cabeza.
Ver el rostro de mí amado. Aún después de que lo miré postrado en una cama por días, sentía que estaba teniendo un sueño, del cual no estaba dispuesto a despertar.
— Jungkook... —
Él me sonrió con seguridad y aclaró su garganta. Dejando un beso en mí frente antes de hablar.
— ¡Nadie se irá de aquí!. Kim Taehyung se casará conmigo en cuanto me recupere, no permitiré que nadie le haga daño dentro del pueblo. — se levantó con dificultad negando la ayuda de yoongi.
Todos se encontraban llorando, cada uno de ellos con una sonrisa. Yo seguía en el suelo, con mí mirada fija en él.
🦇JJK🥀
— Estoy vivo, estoy bien. Hablé con mí madre, ella asegura que todo está bien y vivió una buena vida — Miré a mí padre con una sonrisa —. Deja de sentirte culpable. —
Joder, mí abdomen dolía y aún no estaba del todo despierto. Pero debía tomar el lugar de rey que me correspondía.
— Mí padre gobernará el pueblo vecino, yo me aseguraré que no se acerque a Taehyung. — miré a Persephone.
Todavía recuerdo cuando venía a jugar conmigo y con mamá. No había cambiado nada.
— ¡Panacea!. —Gritó aquella con ira — Jeon Jungkook estaría muerto ya, ¡Estaba en las escrituras!. ¿Qué hiciste?. —
— Uhh, si — la recién nombrada soltó una risa nerviosa —. Digamos que yo, Apliqué la misma capacidad que aplique en Artemis cuando enfermó...— sonrió con nerviosismo — dos veces. ¿Ups?. —
Podría jurar que Artemis y su esposa, junto a mí padre retrocedieron. La vena en la frente de Persephone explotaría.
— Hablaremos en casa — hablo entre dientes —. ¡Y tú!. — me señaló.
Puedo jurar que mí sangre inexistente se bajó a mis pies.
— ¡Si señora!. — Exclamé.
— Mandare a mi mascota cada semana, a vigilarte. No quiero arqueros, es un ave fénix. — seguía con un dedo hacia mí —. Si nota tan solo una, escúchame bien, una señal de las que mostró tu padre de: "Ay si, salvemos el mundo de los humanos. Yo te apoyo Taehyung" — imitó la voz de mí padre —. Te mataré y me llevaré a Taehyung. — sentenció.
Asentí freneticamente. Taehyung se levantó y me abrazó de repente.
Mierda, eso dolió.
Solté una cara de dolor, sin embargo no iba a preocuparlo; esperé a que desapareciera escasos segundos y correspondí.
— Hola, Luna. — susurré a su oído.
— Bien, Panacea dejará sus capacidades a Taehyung, ahora que sabe que las tiene estará consciente de ellas — prosiguió —. Y las usará con responsabilidad. —
Atena habló saliendo de los brazos de su esposa — No abusen de su poder. Puede enfermar o estresarse mucho. — sonrió.
— Bien dicho, Atena. Visitaremos aquí de vez en cuando, este lugar es más cómodo que el clima en verano de "Solaria". Allá es un infierno — miró a los alrededores —. ¡Y tú!, Me explicarás más a detalle lo que pasó... En casa. — sonrió abriendo los brazos a Panacea. No dudo en ir hacia ellos.
— Siempre te dije que los varones humanos no eran del todo santos. Debiste aceptar mí anillo, tonta. — susurro.
Oh, dios. Ahora varías cosas les cuadran.
— Nunca es tan tarde si me lo das hoy. Estarías casada con un semi fantasma, ¿no es eso impresionante?— respondió Panacea.
— Lamento lo de tú hija, ella fue humana. No podemos traerla de vuelta. — respondió
— Yo también lo lamento, ahora está en un mejor lugar.
Todos los chicos se acercaron a mí para hundirme en un abrazo colectivo.
— Ugh, ¡no lloren! Me llenarán de sal. — sonreí.
Todos comenzaron a restregar sus caras en mí ropa, limpiando sus saladas lágrimas con mí bata.
— Nos amas. — Sonrió Jimin.
— Lo hago.
Nos separamos y Taehyung me miró.
— Hey, no llores. No de tristeza, me hubiera gustado que lloraras por otra cosa... Así podríamos estrenar tus bonitos ojos violetas. — sonreí con una clara doble intención.
Recibí un golpe en mí pecho y una mueca de desagrado
— La próxima vez ojalá te atropellen. Te amo Jungkook. — sonrió mí hermosa luna.
«"Te amo"... Qué bien sonaba eso de nuevo. Pareciera qué pasaron siglos desde la última vez qué lo escuché ».
— No habrá próxima vez — apreté sus mejillas — Yo también ti amo più della mia vita, , luna. —
Y nuestros labios se unieron a la par, después de tantos días. Que se sintieron como años, décadas o siglos.
—¡Vivan los reyes!. —
Gritaba la multitud ante aquel lindo escenario.
Los vampiros eran de sangre fría, sin embargo, su corazón era más cálido de lo que los demás pensaban.
Y sus vidas más dramáticas de lo qué los medios pensaban. Al parecer, el poder estár con un vampiro es la cosa más estresante del mundo.
Y más, cuando se trata de un humano.