17/24 𝑶𝒏𝒆 𝒅𝒊𝒓𝒆𝒄𝒕𝒊𝒐𝒏~𝒔𝒐𝒏𝒈𝒇𝒊𝒄𝒔: "𝑳𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝑻𝒉𝒊𝒏𝒈𝒔"
¿Qué personaje queréis que sea el siguiente?
Su mano y la mía encajaban como si estuviesen predestinadas a estar juntas para siempre. Mientras con una mano tomaba la suya, con la otra paseaba mis dedos sobre las pecas de su pecho, uniéndolas con líneas invisibles.
Él estaba dormido profundamente, mientras yo le admiraba.
Sabía que nunca le habían gustado las arrugas de expresión que empezaban a marcarse en su cara, o su barriga, pues solía compararse con su amigo Harry, que era mucho más delgado que él, odiaba sus pecas, decía que le daban un aspecto infantil, pero a mi todas esas cosas no me importaban.
Porque todas esas cosas formaban parte de él, y me tenían completamente enamorada.
—Ahh mañana.... de limón...— balbuceó Ron de repente, moviendo la cabeza de un lado al otro. Por un momento pensé que se había despertado, pero seguía completamente dormido.
Siempre se tomaba una taza de café antes de dormir, quizá esa era la razón por la que solía hablar dormido, no tenían nada de sentido, pero no pensaba decírselo, me parecía tan adorable cuando balbuceaba en sueños...
Jamás podría amarse tanto como lo hacía yo, porque estaba irremediablemente enamorada de él, sin importar sus pequeñas manías para mí él era mi vida entera.
Ron me soltó la mano y se giró hacia mi, estirándose. Esta vez si se había despertado.
—Buenos días—dijo con una voz ronca, de recién despertado, al verme despierta, mirándole.
—Buenos días—respondí con una sonrisa, acercándome lentamente a él, para darle un corto beso en los labios.
—¿Qué hacías despierta?— preguntó pasando sus manos por mi cintura, para mantenerme pegada a él.
—Solo te estaba mirando—dije subiendo mi mano hasta su pecho, para volver a pasear por sus pecas.
Él enrojeció ligeramente, e intentó esconder su cabeza en el hueco de mi cuello, para que no le viese.
—Acaso no puedo admirar a mi futuro marido— dije enseñándole el anillo que me había dado la noche anterior, cuando nos habíamos prometido.
Él apartó la cabeza de mi cuello y me tomó la mano, para mirar más de cerca la alianza.
—Todavía no me creo que dijeses que sí—dijo el pelirrojo, dándome un beso en los dedos.
—Ni yo que por fin me lo pidieses antes de que yo lo hiciese— le respondí tomando su mano, para ver la alianza que le había dado yo, pues aunque no hubiese podido ser yo la que se lo pidiese, también tenía un anillo para él, y se lo había dado.
—Es que somos almas gemelas...— dijo subiendo su otra mano, que todavía estaba en mi cintura, hasta mi cuello, para empujarme contra él y besarme.