—Tenemos que hablas T/N—dijo Pansy cogiendome del brazo. No tenía buena pinta, parecía bastante nerviosa.
—¿Tiene que ser ahora? Igual no es el momento—dije señalando la máscara que llevaba sobre la cabeza. Estábamos a punto de tener una reunión con el señor oscuro, seguramente saldríamos de ella con alguna misión, pues las cosas habían empezado a ponerse tensas en Londres, era el momento de actuar.
—No sé cuanto tiempo puede pasar antes de que volvamos a vernos T/N.... Si nos mandan en una misión, podría pasarnos cualquier cosa. Necesito soltarlo—prácticamente me suplicó.
Yo solo asentí. La verdad es que tenía miedo, esto se había puesto demasiado serio, en apenas unos meses habíamos pasado de creernos los mejores del colegio a temer por nuestra vida diariamente. Debíamos parecer impasibles ante las atrocidades que veíamos, sino podríamos ser los siguientes.
Todavía no nos habían mandado a una misión, pero viendo como volvían el resto de mortífagos podíamos asegurar que las posibilidades de sobrevivir no eran altas, y cuanto más empeoraba la cosa, menores eran.
—¿Qué pasa Pansy? Sabes que puedes contarme lo que sea, somos mejores amigas...—dije, sintiendo como me ardía la garganta, sobre todo con eso último.
Habíamos sido mejores amigas durante mucho tiempo, pero ahora no me parecía suficiente. La quería, más que a nadie en el mundo. Más que a una mejor amiga.
Estaba tan nerviosa que podía ver sus manos temblar, por eso tomé sus manos entre las mías.
—Te quiero. Muchísimo T/N, no te haces una idea...—empezó a murmurar Pansy, ni siquiera me miraba a los ojos.
—Creo que sí puedo imaginármelo—solté casi a punto de soltar una carcajada. Si ella supiera...
—No puedes T/N, no puedo imaginarme una vida sin ti. Y cada vez que pienso en que te puede pasar algo yo solo quiero cuidarte...—dijo de un solo golpe, como si necesitase soltarse lo y quitárselo de encima.
Después de eso se quedó muy callada, mirándome muy sorprendida, como si se hubiese ido de la lengua.
Yo solté una de mis manos de las suyas y la llevé a su cara. Estaba tan avergonzada que clavó la mirada en el suelo. Puse mi mano en su barbilla para levantársela. Después tomé un mechón de su pelo, y lentamente lo coloqué detrás de su oreja.
—Quizá si puedo...—dije acercándome tanto a ella que podía notar su respiración sobre mis labios.
Durante un rato ninguna de las dos se movió. Aunque no sabría decirte si fue para disfrutar el momento o por miedo a ser rechazada. Quizá fue una mezcla de las dos.
Ya pensaba que la cosa no iba a pasar de ahí cuando sentí la mano de Pansy sobre mi cadera, tomé su cara entre mis manos y la besé.
—Gracias a ti me siento como en casa, incluso en este infierno—dije uniendo nuestras frentes. No pude evitar llorar, nuestro futuro no pintaba bien, pero haría todo lo posible por cuidarla.
Me abrazó fuertemente, por como se movían sus hombros sabía que ella también estaba llorando.
Estuvimos así un rato, en completo silencio.
Solté un fuerte suspiro antes de separarme de ellas. Ambas estábamos echas un cristo, con los ojos rojos e hinchados, pero con la máscara puesta no se notaba nada.
Entramos a la sala de reuniones tomadas de la mano, estaba dispuesta a todo por ella, ahora que era mi "baby" no iba a dejar que nada le pasase.
Ella era, y siempre había sido, el amor de mi vida.