POV Jade/Hermione
Los dos días siguientes pasaron sin grandes incidentes, a menos que se cuente como tal el que Neville dejara que se fundiera su sexto caldero en clase de Pociones, lo que me hacía reconsiderar el hecho de que el trabajo de Percy fuera insignificante, realmente era necesario hacer un caldero más resistente. Por lo que procuraba apoyarlo lo más discretamente posible.
Snape, que durante el verano parecía haber acumulado rencor en cantidades nunca antes conocidas, castigaba a Neville a quedarse después de clase cada que podía, y a mí por ayudarlo, cosa que no me molestaba, limpiar calderos y sus muchos otros castigos solo los veía como entrenamientos físicos para fortalecerme.
Lamentablemente no era lo mismo para Neville, quien al final del castigo, sufría un colapso nervioso, aunque recibía mi ayuda tanto como podía; Snape se molestaba al ver que realmente no tenían efectos sus castigos sobre mí.
-Hermione, ¿tú sabes por qué el profesor Snape está de tan mal humor? - dijo Neville, mientras me encargaba de ayudarlo a limpiarse.
-Puede ser - respondí - la verdad es que puede ser por múltiples razones, especialmente porque el puesto de profesor de DCLAO se le escapó nuevamente de las manos. - dije con cierta gracia.
Neville parecía ser el único que no me dejó de lado después de todo lo que aconteció en estos días, desde la pelea con Harry, el estar con Malfoy y sus amigos, o la pelea con Ojoloco, no me cuestionó ni me trató diferente, ni siquiera lo mencionaba en nuestras platicas, que eran principalmente de libros de plantas, donde también le compre uno de plantas muggle que al parecer le gustó demasiado.
Muchos, por no decir todos, habían llegado a la clase de Moody incluso antes de que sonara el timbre, cosa inusual en ellos, yo llegue al final, estaba indecisa, quería faltar, pero mi conciencia me decía que no tenía por qué tenerle miedo, después de todo, no hice nada malo.
Tomé la asiento hasta atrás en la esquina junto a la ventana, dado que todos los asientos fueron ocupados, Neville no dudó en sentarse a mi lado, estaba nervioso, pero parecía expectante por lo que Moody podía enseñarnos, sacó su libro y parecía extrañado ya que yo no lo hice, en cambio solo saqué un cuaderno y mi pluma.
Toda la clase estaba en silencio. No tardamos en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, yo solo alcé una ceja con mientras lo analizaba con la mirada.
-Ya pueden guardar los libros - gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella - No los necesitarán para nada.
Todos volvieron a meter los libros en las mochilas. La mayoría parecía emocionado. Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada uno de nosotros conforme respondíamos.
-Bien - dijo apenas terminó de pasar lista - He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya son bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Han estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso? - Hubo un murmullo general de asentimiento. - Pero están atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentarse a maldiciones - prosiguió Moody - Así que he venido para prepararlos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñarles a tratar con las mal...
-¿Por qué, no se va a quedar más? -dejó escapar Ron y alcé una ceja con incredulidad.
El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody sonrió. El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa, deseaba conocer al original, pero Barty no estaba mal.
-Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no? - dijo Moody - Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y vuelvo a mi retiro. - Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.
Estaba expectante de su demostración, pero tenía que pararlo en el momento necesario, no quería que Neville lo viera, pero es parte de la clase, teníamos que ser fuertes.
- Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñarles las contramaldiciones y dejarlo en eso. No tendrían que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estén en sexto. Se supone que hasta entonces no serán lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de ustedes y piensa que pueden resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepan a qué se enfrentan, mejor.
En eso tenía razón, aunque me ponía de los nervios que ese ojos se paseara por toda la clase y se detuviera cada cierto tiempo en mi persona, y lo que era más molesto era que tenía que controlar mi lengua, pues ya había arruinado el primer escenario.
-¿Cómo pueden defenderse de algo que no han visto nunca? Un mago que esté a punto de lanzarles una maldición prohibida no va a avisarles antes. No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tienen que estar preparados. Tienen que estar alerta y vigilantes. Y usted, señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando. - Lavender se sobresaltó y se puso colorada.
Le había estado mostrando a Parvati por debajo del pupitre su horóscopo completo, según podía ver desde mi lugar. Tuve que soportar una leve risa que luchaba por salir de mi boca, los intereses de Lavender no cambiaban con el paso del tiempo.
-Así que... ¿alguno de ustedes sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley mágica? - Varias manos se levantaron, incluyendo la de Ron, pero yo no lo hice. Moody señaló a Ron, aunque su ojo mágico seguía fijo en Lavender, agradecía que llamara de esa forma la atención.
-Eh... - dijo Ron, titubeando - mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición imperius, o algo parecido.
-Así es - aprobó Moody - Tu padre la conoce bien. En otro tiempo la maldición imperius le dio al Ministerio muchos problemas. - Moody se levantó con cierta dificultad sobre sus disparejos pies, abrió el cajón de la mesa y sacó de él un tarro de cristal.
Dentro correteaban tres arañas grandes y negras. Moody metió la mano en el tarro tomando una de las arañas y se la puso sobre la palma para que todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella su varita.
-¡Imperio! - murmuró entre dientes.
La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse de atrás adelante como si estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas y rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa, donde empezó a girar en círculos. Moody volvió a apuntarle con la varita, y la araña se levantó sobre dos de las patas traseras y se puso a bailar lo que sin lugar a duda era claqué. Todos a mi alrededor se reían. Todos menos Moody.
-les parece divertido, ¿verdad? - gruñó para después fijarse en mí, que no reía para nada - ¿les gustaría que se lo hicieran a ustedes? - La risa dio fin casi al instante. - Esto supone el control total - dijo Moody en voz baja, mientras la araña se hacía una bola y empezaba a rodar - Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la garganta de cualquiera de ustedes... - ante eso pude ver como muchos se estremecieron. - Hace años, muchos magos y brujas fueron controlados por medio de la maldición imperius. Le dio bastante que hacer al Ministerio, que tenía que averiguar quién actuaba por voluntad propia y quién, obligado por la maldición.Podemos combatir la maldición imperius, y yo les enseñaré cómo, pero se necesita mucha fuerza de carácter, y no todo el mundo la tiene. Lo mejor, si se puede, es evitar caer víctima de ella. ¡ALERTA PERMANENTE! - bramó, y todos se sobresaltaron, mientras mi mente gritaba lo mismo al mismo tiempo.
Moody cogió la araña trapecista y la volvió a meter en el tarro.
- ¿Alguien conoce alguna más? ¿Otra maldición prohibida?
Para sorpresa de todos, nadie levantó la mano más que Neville. Aunque bueno, la única clase en la que alguna vez Neville levantaba la mano era Herbología, su favorita. Él mismo parecía sorprendido de su atrevimiento, yo por mi parte estaba me hubiera gustado bajarle la mano.
-¿Sí? - dijo Moody, girando su ojo mágico para dirigirlo a Neville, viéndome por un momento, analizando mi falta de participación supongo.
-Hay una... la maldición cruciatus - dijo éste con voz muy leve pero clara. Moody miró a Neville fijamente, aquella vez con los dos ojos.
-¿Tú te llamas Longbottom? - preguntó, bajando rápidamente el ojo mágico para consultar la lista.
Neville asintió nerviosamente con la cabeza, pero Moody no hizo más preguntas. Se volvió a la clase en general y alcanzó el tarro para tomar la siguiente araña y ponerla sobre la mesa, donde permaneció quieta, aparentemente demasiado asustada para moverse.
-La maldición cruciatus precisa una araña un poco más grande para que puedan apreciarla bien - explicó Moody, que apuntó con la varita mágica a la araña y dijo - ¡Engorgio! - La araña creció hasta hacerse más grande que una tarántula.
Abandonando todo disimulo, Ron apartó su silla para atrás, lo más lejos posible de la mesa del profesor, una parte de mi quería ponérsela en la cabeza, pero me abstuve de decirlo en voz alta. Moody levantó otra vez la varita, señaló de nuevo a la araña.
-¡Crucio! - dijo y, de repente, la araña encogió las patas sobre el cuerpo.
Rodó y se retorció cuanto pudo, balanceándose de un lado a otro. No profirió ningún sonido, pero era evidente que, de haber podido hacerlo, habría gritado. Moody no apartó la varita, y la araña comenzó a estremecerse y a sacudirse más violentamente, tomé la mano de Neville y cubrí sus ojos al instante.
-¡Pare! ¡ya! - dije con voz estridente y demandante, estaba furiosa.
Todos me miraron al instante, parecían sorprendidos por mi atrevimiento después de lo de la última vez. Pero me interesaba muy poco aquello que tenían por decir, Neville la estaba pasando mal, y no dejaría que siguieran. Sostenía mi mano con demasiada fuerza, pero no me importó. Moody levantó la varita. La araña relajó las patas pero siguió retorciéndose.
-Reducio - murmuró Moody, y la araña se encogió hasta recuperar su tamaño habitual. Volvió a meterla en el tarro - Dolor - dijo con voz suave, mientras bajaba mi mano de los ojos de Neville - No se necesitan cuchillos ni carbones encendidos para torturar a alguien si uno sabe llevar a cabo la maldición cruciatus... También esta maldición fue muy popular en otro tiempo. - dijo y nuestras miradas conectaron.
-Bueno, Granger ¿no? - Dijo y todos se tensaron, pero asentí de forma tranquila. - se ha mantenido al margen de la clase, pero para mantener sus calificaciones tan impecables como dicen muchos, usted debe participar - dijo y fruncí mi entrecejo - ¿puede decirme cual es la última maldición imperdonable? - dijo mirándome fijamente, Neville estaba todavía alterado, pero me miró temiendo por mí.
-Avada Kedavra, la maldición asesina - dije seriamente en su dirección, todos me veían tensos.
-Correcto - exclamó Moody, y la boca torcida se contorsionó en otra ligera sonrisa - Sí, es la última y la peor.
Metió la mano en el tarro de cristal, y, como si supiera lo que le esperaba, la tercera araña echó a correr despavorida por el fondo del tarro, tratando de escapar a los dedos de Moody, pero él la atrapó y la puso sobre la mesa. La araña correteó por la superficie. Moody levantó la varita.
-¡Avada Kedavra! - gritó Moody. Hubo un cegador destello de luz verde y un ruido como de torrente, como si algo vasto e invisible planeara por el aire.
Al instante la araña se desplomó, sin ninguna herida, pero indudablemente muerta. Algunas de las alumnas profirieron gritos ahogados. Ron se había echado para atrás y casi se cae del asiento cuando la araña rodó hacia él. Moody barrió con una mano la araña muerta y la dejó caer al suelo.
Me vio fijamente mientras yo me encontraba sin expresión, sin miedo, al instante sonrió, como si hubiera encontrado algo muy interesante en la clase, o yendo un poco más lejos, en el colegio. No sabía si parte de su decisión era comentarle a su señor lo acontecido, o buscar una manera de romperme por completo antes de terminar el curso.
-No es agradable - dijo con calma - Ni placentero. Y no hay contramaldición. No hay manera de interceptarla. Sólo se sabe de una persona que haya sobrevivido a esta maldición, y está sentada delante de mí. - dijo fijando esta vez su mirada en Harry.
-Avada Kedavra es una maldición que sólo puede llevar a cabo un mago muy poderoso. Podrían sacar las varitas todos ustedes y apuntarme con ellas y decir las palabras, y dudo que entre todos consiguieran siquiera hacerme sangrar la nariz. - está bien, eso si pareció ofensivo. - o bueno, tal vez haya una excepción - susurró casi inaudible mientras me miró de forma fugaz, supongo que el único en oírlo fue Harry, pues solo él se giró para seguir la mirada de Moody, encontrándose conmigo.
-¿qué-? - dijo Harry entendiendo al instante que se refería a mí.
- Pero eso no importa, porque no les voy a enseñar a llevar a cabo esa maldición. - dijo volviendo a tener la atención de todos. - Ahora bien, si no existe una contramaldición para Avada Kedavra ¿por qué la he mostrado a ustedes? Pues porque tienen que saber. Tienen que conocer lo peor. Ninguno de ustedes querrá hallarse en una situación en la que tengan que enfrentarse a ella. ¡ALERTA PERMANENTE! - bramó, y toda la clase volvió a sobresaltarse.
-Hermione, - susurró Neville hacia mí, parecía que ya se había calmado significativamente. - gracias... - yo asentí sonriéndole para calmarlo y volvimos nuestra atención a Moody.
-Veamos... esas tres maldiciones, Avada Kedavra, cruciatus e imperius, son conocidas como las maldiciones imperdonables. El uso de cualquiera de ellas contra un ser humano está castigado con cadena perpetua en Azkaban. Quiero prevenirlos, quiero enseñarles a combatirlas. Tienen que prepararse, tienen que armarse contra ellas; pero, por encima de todo, deben practicar la alerta permanente e incesante. - y era esa precisamente la parte que en realidad me interesaba. Dejando de lado el trauma a mis compañeros, quería aprender a resistir y enfrentar eso, no solo con mi destreza. - Saquen las plumas y copien lo siguiente...
Nos pasamos lo que quedaba de clase tomando apuntes sobre cada una de las maldiciones imperdonables. Nadie habló hasta que sonó la campana; pero, cuando Moody dio por terminada la lección y mis compañeros hubieron salido del aula, todos empezaron a hablar inconteniblemente. Suspiré mientras recogía mis cosas y analizaba que haría ahora.
-No soy tu enemigo - dijo Moody de la nada y lo miré seriamente.
-Es evidente - contesté, aunque era mentira, vaya que si era un enemigo - no lo trato como si lo fuera, pero no apruebo su forma de enseñar, no se percató de la forma el la que afectaba a los demás, simplemente lo hizo.
-Es necesario que lo sepan, que lo conozcan, mejor experimentarlo aquí que quedarse sin saber hacer nada allá afuera - dijo y fruncí el ceño, sabía que tenía razón.
-¿Y sus castigos también? - dije mirándolo mientras lo analizaba.
-¿qué relación tiene con Malfoy? Algunos dicen que no tiene mucho que usted era molestada por él. ¿qué cambio? - dijo cuestionándome.
-Aunque fue un grandísimo tonto, nunca me desagradó, es parte de su sinceridad en busca de su yo auténtico - dije y ahora le tocó a el mirarme mientras su cara se deformaba como si alzara una ceja. - creo que las personas que cometen muchos errores son las que aprenden y tienen esa oportunidad de ser mejor, de apreciar ciertas cosas. - dije y bufó.
-No aparentas ser alguien de tu edad - dijo sin más.
-Siempre me lo dicen - dije encogiéndome de hombros. - ¿qué es lo que quiere? - dije y me miró serio.
-Que no cuestiones mi forma de enseñar, lo del castigo ya pasó y gracias a ti tuve una larga charla con la profesora de transformaciones y Dumbledore, no volverá a pasar, pero no quiero que me cuestiones nuevamente en el aula, lo hago por que es necesario - dijo y alcé una ceja.
-No pensaba volver a hacerlo - dije y me miró nuevamente como si me analizara, al parecer no podía leerme tanto como pretendía. - creo que quiero aprender de usted, y no pienso volver a cuestionar sus enseñanzas en la próxima clase, empleé los hechizos que sean - dije y asintió.
-Eso era todo - dijo para levantarse - creo que es momento de ver a Longbottom, parecía muy afectado en mi clase. - dijo intentando demostrar que se preocupaba por el bienestar de sus alumnos.
-Suerte, no lo traume más - dije y asintió, aunque podía deducir que le dio gracia.
-¿Algún consejo? - dijo antes de salir.
-Libros de herbología - dije encogiéndome de hombros mientras tomaba mi mochila.
Después de eso asintió y se fue. No podía intervenir ahora mismo en sus planes, y ese libro le gustará a Neville y lo reconfortará, y eso es suficiente para mí. Por lo menos por ahora.
(...)
Ya me había encargado de mis tareas pendientes, estaba pensando acerca de la fundación de "P.E.D.D.O." después de todo, no estoy en contra, tal vez no debe suceder aquello de la liberación tan pronto, pero tal vez el comenzar a ser cordiales con ellos es lo correcto, después ir por un pasó mas allá, como el salario.
Sé que el ser liberados no es parte de su naturaleza, porque son seres serviciales y leales, pero recompensarlos y reconocer su ardua labor es algo, además, tal vez no prendas, pero cosas como utensilios nuevos de limpieza serían de gran ayuda para ellos, cosas que puedan llamar suyas.
Ir cambiando la mentalidad de todos y en unos años, ellos tal vez acepten prendas como recompensa y demostración de orgullo de que sirven a ciertos magos, aunque eso como dicen, es a largo plazo. El hacer una lista no estaría mal, pero mi prioridad para hacerlo realidad sería el sobrevivir a la guerra para hacerlo realidad.
(...)
Al llegar por fin a la sala común, vi a los gemelos, que al verme fueron a mi encuentro y me llevaron a su habitación, donde al parecer solo estábamos nosotros tres, ellos parecían querer hablar.
-Hermione... creo que tenemos que decidir de una vez por todas en nombre de la tienda - dijo de la nada George.
-¿Cómo? - dije algo desubicada.
-Eso... estamos en busca de hacer los cupones, pero no pueden ser "Sortilegios Weasley" después de todo, tú también modificaste y agregaste algunas de tus creaciones a nuestros productos. - dijo Fred.
-Las bombas fétidas y las de pintura no cuentan, eso se puede decir que ya existe. - dije y rieron.
-Pero el decolorante de piel y el que hace que te crezcan plumas junto a los cubos Rubik de los de disfraces y calvicie no existen en ningún mercado. Y son cosas que no se nos hubieran ocurrido sin ti - dijo George.
-además tus bombas fétidas son mucho mejores que las que se venden. - agregó Fred.
-Pero los productos salta clases son obra completa de ustedes - dije y sonrieron.
-Son solo parte de una sección, los tuyos son unas grandes adquisiciones para la sección de bromas que deseamos sea la especialidad de la tienda. - dijo Fred y George asintió.
-Será nuestra tienda Hermione, de nadie más - dijo George.
-Esta bien... - dije pensativa y ellos sonrieron.
-Solo con una condición - dije y me miraron atentos. -No tienen que preocuparse por los gastos, ya que eso irá por mi cuenta - dije y abrieron los ojos tanto que parecía que saldrían de su lugar - no tienen por qué rechazar mi financiamiento, después de todo, es nuestra tienda. - dije y sonrieron.
-Entonces la abriremos apenas salgamos de Hogwarts - dijeron y reí.
-Ustedes estarán a cargo en lo que termino Hogwarts, pero si, yo también seré una supervisora de los productos que saldrán a la venta. - dije y lo pensé un poco.
Antes de que dijeran algo más decidí interrumpir el rumbo de sus pensamientos.
-Solo que tenemos que prepararnos- dije y me vieron sin entender - el próximo año es el último para ustedes ¿no? - dije y asintieron - entonces hay que preparar productos suficientes para el próximo año - intercambiaron miradas intentando entender mis planes.
-Hermione... acaso quieres... - dijo y lo interrumpí.
-Quiero que antes de que salgan los productos a la venta en la "tienda oficial" nos hagamos conocer vendiendo nuestro productos en el colegio, principalmente los salta clases - dije e intercambiaron miradas asintiendo.
-Entonces... - comenzó George.
-¿Cómo se llamará la tienda? - terminó Fred.
-No lo sé... - dije pensativa.
-¿Qué tal "Sortilegios Granley"? - dijo George.
-¿Granley? - dije alzando una ceja.
-Es lo que sale si junto Granger y Weasley. - dijo él encogiéndose de hombros.
-Pero también salé "Sortilegios Weasger" - dije y alzaron una ceja para después negar.
-No, yo creo que suena mejor "Granley" - dijo Fred.
-Sigo pensando que "Sortilegios Weasley" está muy bien, no creo que necesiten cambiarlo, suena atractivo así.
-Bueno... entonces pensaremos en varios nombres y lo pondremos como propuestas, no aceptaremos un no sin antes intentar - dijo Fred decidido.
-Ya quiero ver que se les ocurre. - dije con cierta gracia.
(...)
Cuando salí me encontré con Neville, quien tenía consigo el libro de plantas acuáticas que le dio Moody, al parecer los planes de Barty seguían su camino sin demora, estaba nerviosa por eso, pero todo apuntaba a que iba como esperaba, se podría decir que sigue la trama destinada para este libro, tengo planes de contingencia en caso de que se salga de control algo, pero hay muchos hoyos en todo.
A veces esto me causa cierto miedo, ya que si ocurren cosas que cambien decisiones de manera drástica en la trama, no sabré como resolverlas o predecirlas, como conducir en la noche con una niebla densa que no te deja ver mucho, pero debo ser valiente para adentrarme en ella, o no podré salvar a nadie.
-¿Hermione? - dijo Neville en mi dirección, su expresión era algo preocupada.
-Perdón Neville ¿qué decías? - dije y suspiró.
- ¿segura que estas bien? Dijeron que tenías el horario igual de tedioso que el año pasado - dijo Neville.
-Ah, no es del todo cierto, después de todo, este año no hay quidditch, por lo que me relajo más este año - dije y asintió.
-Gracias - dijo y lo miré extrañada.
-¿por qué? - dije y sonrió.
-Por todo, el profesor Moody me dijo que le comentaste de mi especial inclinación hacia la herbología, además de que la profesora Sprout le dijo que era muy talentoso. - dijo y sonreí.
-Es la verdad Neville, eres mi amigo, uno muy preciado para mí - dije y sonrió tiernamente, era como un hermano.
-Pues, eres una buena amiga Hermione, gracias a ti no me va tan mal en el colegio - dijo tímidamente - te aprecio mucho no importa lo que digan, tu nunca me dejaste solo, entonces yo no lo haré - dijo y lo abracé.
-Te quiero mucho Neville - dije y el me devolvió el abrazo.
-¡¿QUÉ?! - dijeron en shock dos personas tras de nosotros.
-Neville... tu y ella - dijo Harry algo fuera de lugar.
-¿qué? - dijo Neville confundido con sus reacciones.
-¿se gustan? - dijo Ron algo incómodo y nosotros al instante nos separamos.
-No es eso - dijimos los dos intercambiando miradas.
-Neville... ¿Qué piensas acerca de ella? - dijo Harry.
-Ella... es mi mejor amiga... - dijo y pareció pensar algo más, por lo que se sonrojó - la verdad es que, nunca había pensado en esto, pero es como la hermana que siempre necesité... después de todo, somos hijos únicos... siento que me trata como tal... ¿o me equivocó? - dijo mirando en mi dirección y casi sentía que podía explotar de ternura.
-¡claro que no! ¡eres realmente como mi hermano! - dije mientras me lanzaba a abrazarlo.
-Tus hermanos están muertos - susurró esta vez Ron con molestia y quedé de piedra.
Sé que les había hecho entender eso, pero el escuchar esas palabras tan crudas y fuera de lugar, una parte de mi lo creyeron, que mis hermanos estaban muertos... el silencio reinó en el pasillo de los dormitorios de los chicos, justo cuando Seamus y Dean se encontraban subiendo las escaleras.
No sabía que tan letal era mi mirada, pero vi como el rostro de Weasley perdía el color, mientras yo soltaba a Neville con cuidado; ya había pasado muchas cosas porque realmente lo consideraba un mocoso, o un amigo, pero no lo dejaría pasar una vez más, ya estaba harta de su actitud.
Al instante salté dando un rodillazo contra su mentón, sorprendiendo a todos al ver al cuerpo del pelirrojo caer por las escaleras, el bullicio en la sala común de Gryffindor se cayó al instante en el que Ron llegó al suelo, cuando se paró di un brinco pasando sobre los escalones faltantes hasta estar frente a él, al percatarse de eso retrocedió.
-Realmente tuve paciencia... - dije mientras le propinaba un puñetazo - porque eras un niño - dije mientras lo tomaba de la capa poniéndolo nuevamente de pie - porque fuiste mi amigo - dije para propinar un golpe en su abdomen con mi rodilla nuevamente dejándolo sin aire - pero no puedes meterte con mis hermanos - dije pensando en lo que Olivia y Lucas me dijeron, realmente no sabía si seguían vivos. Al instante me encontraba levantando en el aire a Ron nuevamente.
-T-tu... - intentó decir.
-¡SI ERES TAN VALIENTE POR QUE LO SUSURRAS ES VEZ DE DECIRLO FUERTE Y CLARO EN MI CARA! - mis manos temblaban de rabia mientras lo lanzaba contra una mesa haciendo que varios Gryffindor se alejaran de la misma, mi respiración se volvió agitada.
-¡Eres un monstruo! - dijo agitado mientras su mejilla se inflamaba.
-No sabes lo que es un verdadero monstruo - dije de forma fría mientras sacaba una daga alarmando a todos.
-¡Hermione! - gritaron a mis espaldas en el momento en el que lancé la daga junto a exclamaciones de terror, la daga no lo había tocado, simplemente pasó entre las piernas del pelirrojo, el cual se encontraba mojado de los pantalones.
-No me obligues a mostrarte que es un verdadero monstruo, la próxima podría atravesar tu cabeza. - dije y se estremeció.
Capté la mirada de asombro de Fred y George pero antes de que los gemelos llegaran a mi salí corriendo. Había sido muy imprudente, no servía de nada justificar el que ellos me hayan molestado, yo caí en sus provocaciones, como toda una Gryffindor. Idiota, idiota, realmente eso era.
Mis manos se hicieron puño; sabía que ya se acercaba la cena, pero no quise ir, estaba por tener un ataqué de pánico, la verdad es que nunca lo había experimentado, pero sabía que no eran agradables. Me concentré en mi respiración, pero de nada sirvió cuando el aire que intentaba jalar se sentía insuficiente.
Con la poca concentración que me quedaba vi a Damon y a Cain acercarse a mí con una expresión preocupada, no estaban solos, había una silueta más, pero algo me decía que no era Ymir, sentí como me colocaban unos audífonos y una música tranquilizadora sonaba, relajándome lo suficiente.
Respiré varias veces, hasta que por fin el aire comenzó a llegar a mis pulmones, pronto alguien me abrazó de forma protectora, no era una sensación familiar, pero era reconfortante, como abrazar a mis hermanos... "tranquila, estamos bien, todo estará bien" esos fueron los pequeños susurros que escuché antes de soltarme a llorar mientras me aferraba a la persona que me abrazaba.
Seguramente eran alucinaciones mías, pero no podía dejar de desear fervientemente que no fuera así, quería que creer que ellos realmente estaban conmigo... cuando me separé de aquella persona, tenía unos ojos rojos sangre brillantes, pero en vez de hacerme estremecer me hicieron sentir tranquila.
Cuando me logré concentrar en la persona, distinguí a Kyle, por lo que me separé al instante, y el se rasco la cabeza incómodo. Estaba por preguntar qué hacían ahí, pero lo primero que hice fue ver a mi alrededor, estaba en la biblioteca en un rincón al parecer tenía eso en común con la Hermione original, este era nuestro refugio más recurrente para estar solas.
-Lo siento... - dijo mientras limpiaba mis mejillas.
-No tienes que estar aquí, te pueden ver - susurré mientras sentía algo extraño, alguien estaba saliendo de la biblioteca.
-Teníamos que ayudarte, te lo dije ¿No? eres importante para mi - dijo y al mirarlo fijamente fue que me percaté de que sus palabras tenían algo mucho más profundo de lo que aparentaban.
-Quiero que me lo digas todo - dije y desvió la mirada - pero no pienso forzarte, no es el momento - dije mientras abría un portal a mi maleta.
-Está bien, pero ¿por qué tus manos están así? ¿Qué te alteró tanto? - dijo mientras pasábamos por el portal.
-Acepté tu silencio, ahora acepta el mío - dije y resopló.
-Supongo que tiene sentido - dijo mientras me revolvía el cabello. - te estaré cuidando, recuérdalo. - dijo y miró a lo chicos - es su responsabilidad también - dijo y ellos asintieron.
Después de eso desapareció inmediatamente, fue entonces que pensé en las voces de mis hermanos, era claro que tenía audífonos, pero las escuché, realmente sentí que estaban ahí, y sé que debo confiar en mis instintos, pero... no sé si pensar que es una ilusión o que Kyle está relacionado con eso.
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Gracias por leer, espero que haya sido de su agrado, fue algo fuerte tocar nuevamente el tema de sus hermanos, espero que les guste el desarrollo que esta teniendo, ya quiero que lleguen los colegios.
Otra cosa ¿Qué nombres sugieren para la tienda de bromas? Ya que es un tema próximo a ver, me encantaría que me dijeran sus ideas.
Siempre he tenido la dinamica de hacer que mis lectores activos decidan un poco de la trama en ciertos casos. Por lo que en el siguiente capítulo les tendré una pregunta importante para el desarrollo.
Nos leemos pronto 💜💜💜💜