Anna Collins Pov.
-¿Qué? -pregunto- no escuché, estoy medio sorda perdón.
-No, descuida -dice- no dije nada...
-¿Okay?
-¿Te gustan las de terror? -pregunta.
-¿Las de terror que?
-Las películas de terror -dice.
-Ah pues... -digo- si, de gustarme me gustan... pero me dan miedo.
-JaJa ese es el punto --dice- hay una que en serio quería ver pero al ser de adultos mi papá ni en sueños me dejaría.
-¿La masacre de Texas? -pregunto.
-Si... dicen que es genial.
-Seguramente -digo- la verdad casi no veo películas de terror... o películas en sí.
-Algún día vas a ver todas las películas que quieras -dice Finn.
-Espero tengas razón...
-Quiero creer que la tengo -dice.
-También yo -digo y me acomodo- Seguramente pronto vas a ver la masacre de Texas.
-Si...
-Creo que... deberíamos dormir ya -digo y me volteo.
-¿Oye Anna?
-¿Mm? -murmuro con los ojos cerrados.
-Si salimos de aquí y si se puede... te gustaría ir conmigo a ver la masacre en Texas?
-Si prometes estar ahí cuando me asuste... entonces acepto.
-Lo prometo.
-Entonces dalo por hecho, Blake...
Gwen Blake Pov.
Voy al colegio decidida a buscar a Anna, en serio es importante que hable con ella, pero nada... no la veo en ningún lado ¿Acaso no vino? Tal parece que no. A todos nos llaman para ir a la cancha y darnos uno de sus discursos de mierda.
-Lamentablemente... de nuevo se han llevado no solo a uno, sino a dos niños -dice la directora- ambos asistían a esta escala al igual que todos ustedes...
-¿Quienes son? -escucho a alguien preguntar.
-Finney Blake y Anna Marshall -dice la directora, creo que jamás habrá escuchado como se apellida Anna, pero en fin.
Siento la mirada de todas las personas sobre mi, volteo y veo a Donna a unos metros de mi con la cabeza gacha...
Anna Collins Pov.
Estoy en el colchón sentada, acabo de despertar y me duele un poco la espalda... supongo que es por no dormir bien.
-Blake -digo viéndo por todas partes.
-Estoy aquí -dice y sale del pasillo- ¿Como estás?
-Como la mierda, y tú? -lo miro.
-Como la mierda -responde de la misma forma que yo.
Tomo mi chaqueta marrón y me la pongo, sé que mi cabello debe de estar hecho mierda al igual que toda yo, Finn se sienta en un rincón y yo voy a su lado, al sentarme recuesto mi cabeza en su hombro.
-Tengo hambre -dice.
-Seguramente pronto va traer algo -digo.
-¿Las heridas todavía te duelen? -pregunta.
-No, pero temo que puedan infectarse -digo viendo a la nada.
En eso escuchamos que la puerta se abre, me levanto rápido al igual que Finn... desde lo de ayer está algo asustado así que tomo su mano y los dos empezamos a retroceder.
-Traje el desayuno -dice y puedo ver una bandeja con un plato y una botella.
-¿Qué le pusiste? -pregunta Finn.
-Sal y pimienta -dice y yo hago una mueca- ¿Qué, creen que los tengo aquí para juntarlos? Separense ahora, esto no es una cita.
-Al menos nosotros podríamos decir que si tenemos una, idiota -digo y rápidamente me doy un golpe mental.
¿Por qué carajos dije eso?
-No me importa -deja la bandeja en el suelo- si comen esto o no... de todos modos ya están aquí abajo ¿Por qué los dejaría?
-Por que eres un enfermo de mierda, tal vez por eso -digo con sarcasmo.
-Siempre tan encantada pequeña Anna -dice- disfruta tu comida, con mucha pimienta -dice, y sé que se está burlando de mi el muy maldito... da la vuelta y se va cerrando la puerta.
Espera... no la cerró.
Miro a Finn y él a mi, al parecer a ambos se nos pasó lo mismo por la cabeza... me suelta y nos empezamos a acercar a la puerta, duda un poco pero al final la abre.
-¿En serio es tan tonto? -me ve.
-No lo creo... -digo algo dudosa, en eso el teléfono vuelve a sonar, me acerco y Finn me sigue, él toma esta vez el teléfono.
-No vayan a subir -dice una voz, se me hace conocida.
Esa es la voz que dijo mi nombre la noche anterior.
-¿Qué hay arriba? -pregunta Finn.
-Es una trampa -dice.
-Lo sabía... -digo- lo está haciendo fácil para que creamos que podemos ganar... maldición.
-¿Eres Bruce? -pregunta el chico junto a mi.
-¿Quién es Bruce?
-Nosotros estábamos hablando con Bruce -digo.
-No conozco a ningún Bruce -dice.
-Él juega béisbol.
-Jugaba... -corrijo.
-No jugamos... béisbol... aquí
-¿Quién eres? -pregunto.
-Linda, ya no me acuerdo -dice con una voz apagada que trata de ser cálida, algo confundida y asustada miro a Finn quién también tiene una mirada llena de confusión.
-¿Tú Jugadas Fútbol soccer? -pregunta Finn.
-Yo repartía periódicos -dice.
-Alto, eres... -trato de recordar el nombre.
-Billy, eres Billy Showalter.
-Tal vez -dice.
-Si, eres Billy.
-No, subas, las, escaleras -dice- mucho menos dejes que ella lo haga...
-¿Qué está haciendo? -pregunto.
-Lo espera a él... allá arriba con ese cinturón -dice- y a ti... a ti te obligará a verlo -dice Billy- no dijo que se fueran, y si lo intentan -siento una especie de aire frío detrás de mi- los castigará, te golpeará tanto hasta que te desmayes, y duele... duele muchísimo -me llevo la mano a la boca- van a llorar, ambos van a rogarle que pare, todos lo hicimos.
-¿No se va detener... verdad? -pregunto con la voz quebrada.
-No linda, no va hacerlo -en eso todo se vuelve silencio.
-¿Bueno? -dice Finn -¿hola? Contesta.
-Se fue -digo, esa sensación fría en mi espalda ya no está.
Finn deja el teléfono en su lugar, se da la vuelta y me ve... por alguna razón creo que sé lo que va hacer así que me adelanto y voy a la puerta.
-¿Qué crees que haces? -me toma del brazo.
-Solo voy a hechar un vistazo, a ver si lo que dijo el Repartidor es en serio -digo.
-¿Crees que voy a dejar que subas? -dice- si crees eso, déjame decirte que estás loca.
-Tal vez lo estoy -digo- sé que también planeabas subir, yo he pasado meses tratando de esconderme de él a diferencia de ti... no va notarme.
-Pero...
-Prometo que es solo un vistazo -digo.
-¿No puedo detenerte, cierto?
-No.
-Bien -me suelta y suspira- pero a la mínima cosa sospechosa... voy a subir.
Asiento y doy vuelta, abro la puerta y empiezo a subir de forma lenta, al llegar casi al final me escondo... apenas veo poco y nada, pero lo que logro ver me perturba.
Esta imagen va a perseguirme por años...
Abro bien los ojos, está ahí sentado con un cinturón en la mano y con esa estúpida máscara puesta y... sin... camisa...
Maldito pedófilo de mierda.
Bajo lo más despacio que puedo, suspiro unas cuantas veces, llego donde Finn y cierro la puerta.
-¿Qué pasó? -Finn me toma de los hombros.
-Yo... no permitas que se te acerque -digo.
-No lo haré, y tú tampoco -dice.
-Si... -me alejo y me suelta- deberías comer.
-Deberíamos -corrije- tú también.
-No.
-¿Por qué no?
-Pimienta -digo- soy alérgica a la pimienta...