{Hey, que no estoy muerta. Sigo viva y aquí traigo un capítulo bastante esperado para muchas lectoras. He tenido varios problemas de inspiración durante este tiempo y por eso no he subido capítulo porque no quería subir una mierda. En fin, sólo quería dar las gracias a las lectoras fieles que han seguido con esta novela a pesar de que estuve meses desaparecida. Siento mucho haberme demorado. Oh, y una última cosa. En agosto me iré de vacaciones tres semanas con mi familia i ahí no habrá wifi. Así que no poder subir :( Pero si que escribiré y espero que cuando vuelva, pueda subir un maratón o algo especial. ¡Os adoro y gracias por seguir conmigo a pesar de todo!}
- Que bonito es esto- murmuró Sophia con una sonrisa, una vez había bajado del autobús. Terminé de bajar el último escalón del vehículo y me sitúe a su lado, observando ensimismada la bonita iglesia que había frente a nosotras.
La capilla era más pequeña y más moderna de lo que esperaba, pero los firmes muros de piedra, ya algo deteriorados por el tiempo, y el tejado hecho con tejas negras, la hacían ver como un castillo de la edad media. Arcaicas y estrechas columnas grisáceas protegían las antiguas vidrieras y sobre la puerta principal, hecha de madera, yacía una cruz de piedra. Para acceder a la iglesia debías subir unas amplias escaleras de piedra cuyas barandas estaban adornadas con flores rosas dada la ocasión. Seguro que debías sentirte como una verdadera princesa al bajar por ahí.
Era un sitio precioso, romántico y sobre todo íntimo, tal y como los novios querían. Jay había hecho bien en escoger este lugar.
- Parece que tu amigo y Liam se han hecho amigos- comentó Sophia, haciéndome salir de mi trance. Alcé una ceja sorprendida y miré hacia donde ella estaba observando. Brad y mi hermano se encontraban a unos metros de nosotras, conversando animadamente, mientras Liam fumaba un cigarrillo. Seguramente estarían hablando de fútbol, ya que desde que mi hermano se había enterado de que Brad era del mismo equipo que él, no habían dejado de dialogar. Sophia y yo habíamos pasado todo el trayecto escuchándolos hablar sobre penaltis, jugadores con nombres extraños y de árbitros, según ellos, comprados. Era gracioso ver como se enojaban cuando mencionaban algún partido en el que su equipo había perdido.
- Sí. Es extraño- respondí haciendo una mueca divertida. La verdad es que me había sorprendido bastante la actitud amable que estaba teniendo Liam con Brad. Pensaba que después de las presentaciones, ni si quiera se dirigirían la palabra, ya que mi hermano no estaba muy de acuerdo en traer a Brad a la boda. Sin embargo, desde que habían subido al autobús no habían dejado de charlar y bromear. Parecían llevarse bien, y eso me alegraba porque era muy seguro que a partir de ahora, Brad fuera a estar muy presente en mi vida.
- ¡Eli! ¡Sophia!- gritó una voz femenina delante de nosotros. Ambas miramos hacia esa dirección y sonreímos al ver a Eleanor correr hacia nosotras mientras agitaba un ramo de flores para llamar nuestra atención. Tropezó un par de veces a causa de los tacones y del largo vestido que llevaba, pero logró mantenerse en equilibrio y consiguió llegar a nosotras.
Lo primero que hizo fue tirarse a mis brazos, abrazándome efusivamente. Yo reí y le correspondí con la misma energía. Al igual que con Sophia, desde que los chicos habían retomado la gira, no había vuelto a ver a Eleanor, ya que también se había ido con ellos de viaje. Las tres seguíamos manteniendo el contacto. A veces nos mandábamos mensajes, otras nos llamábamos e incluso hacíamos video-llamadas, pero obviamente, no era lo mismo.
- Joder, vosotras tres de nuevo juntas. Menudo peligro- se burló una masculina voz a mis espaldas. Sonreí inconscientemente al reconocerla y deshice el abrazo con Eleanor para después, lanzarme a los brazos del castaño. Louis rió y correspondió mi abrazo, dando unas friegas a mi espalda- Calma, calma, nena. Sé que me has echado de menos, pero debemos disimular para que mi novia no se entere de nuestro romance- susurró gracioso. Rodé los ojos riendo y le di un golpe juguetón en la espalda. No importaba el tiempo que pasara, él seguía siendo el mismo idiota con pocas luces.
- No, no, tranquilo, cariño. Me viene muy bien que tengas una amante, así puedo irme tranquilamente con Brad Pitt- bromeó Eleanor, siguiéndole la corriente. Sentí a Louis sonreír divertido sobre mi hombro y luego deshizo el abrazo, situándose al lado de su novia.
- ¿Vosotras tres juntas? Eso es malo- habló Liam, apareciendo de repente al lado de Sophia. Esta dio un leve salto por el susto y le golpeó el hombro como reproche, haciendo que Liam riera y le diera un beso en la mejilla como compensación.
- Otro con que dice que somos un peligro. Tenemos muy mala fama- se quejó Eleanor alzando las manos en frustración. Solté una risita y segundos después, sentí un fuerte brazo rodear mi cintura. Giré mi rostro y me encontré con Brad, que me miraba sonriente. Le devolví la sonrisa y volví mi vista hacia mis amigos para poder presentarles a mi acompañante.
- Uhm...Brad, estos son Louis y Eleanor. Eleanor, Louis, este es Brad, un amigo- torpemente señalé a cada uno con una sonrisa nerviosa. Estaba un poco intranquila por la impresión que pudiera dar Brad a mis amigos y de lo que ellos pudieran pensar de él, sobre todo cuando todos ellos tenían una muy buena amistad con Harry.
Eleanor saludó a Brad con dos besos en la mejilla y Louis le estrechó le mano mientras ambos murmuraban un "encantado". Luego de eso, entre nosotros se formó un incómodo silencio y yo comencé a intranquilazarme aún más. No era de extrañar que el ambiente se tornara un poco tenso y un poco engorroso, pues casi nadie conocía a Brad y por eso nadie sabía de que cosa hablar, ya que no había la misma confianza que cuando estábamos solos. Tampoco podía evitar observar los rostros de todos los presentes tratando de descifrar alguna señal sobre lo que pensaban de Brad. Me estaba volviendo loca esta silencio.
Pero por suerte, mi hermano, como buen conversador y persona amigable que era, fue el primero en reaccionar y habló, tratando de reanudar su conversación.
- Brad es de Orlando- comentó Liam de la nada, rompiendo el silencio.
«Dios, te amo» pensé sintiendo el alivio volver a mi cuerpo.
- Oh, ¿En serio?- preguntó Sophia sorprendida, ayudando también a que el silencio incómodo desapareciera. Brad asintió con una pequeña sonrisa y escondió su mano en el bolsillo delantero de su pantalón- ¿Y has estado alguna vez en "Universal Studios"?- interrogó con curiosidad. Sophia era una gran amante de los parques de atracciones.
- Sí, he ido algunas veces- respondió Brad y al final, por insistencia de Liam y Sophia, comenzó a contarles a estos su experiencia en ese parque de atracciones. Mi hermano y su novia eran los que más parecían estar fascinados en su relato, sin embargo, Louis y Eelanor tampoco parecían estar muy desinteresados, así que, internamente, solté un suspiro de alivio y di un salto. Todos se veían a gusto los unos con los otros.
Sin embargo, dejé de prestar atención a Brad cuando sentí la mirada de alguien sobre mí. Al principio, traté de ignorarlo, pensando en que sólo eran imaginaciones mías, pero cuando un escalofrío recorrió mi espina dorsal, tuve el presentimiento de que ese alguien era a quien menos quería ver.
Mis manos comenzaron a sudar sin previo aviso y mi pulso se aceleró tan rápidamente que ni siquiera me di cuenta. Odiaba sentirme así de nerviosa por verlo y así de ansiosa por poder tenerlo de nuevo cerca.
Pero sin duda, lo que más odiaba era que, con unas simples palabras suyas, podía hacerme caer de nuevo a sus brazos. Y eso era lo que más temía porque sabía que muy en el fondo, no me importaría mucho si eso sucediera.
Ya angustiada por todos esos pensamientos, la curiosidad y la inquietud me vencieron y miré discretamente por encima de mi hombro.
Me arrepentí al instante de haberlo hecho.
Ahí se encontraba Harry, a unos pocos metros de mí, tan atractivo como recordaba. Con sus ajustados pantalones negros de siempre y con una camisa oscura, la cual tenía desabrochados cuatro botones que dejaban a la vista su tatuaje de las golondrinas y el de la mariposa, haciéndole ver aún más seductor de lo que ya era. También llevaba una chaqueta negra de esmoquin que le daba más elegancia y su mata de rizos, más larga de como me acordaba, estaba cubierta con un sombrero, también negro. Sus ojos se encontraban ocultos bajo unas gafas de sol, pero sabía perfectamente que me estaba mirado, lo sentía en la forma en la que mi corazón chocaba velozmente contra mi caja torácica.
Una sensación pérdida y de vació se estableció en mi pecho y por un momento, tuve la necesidad de correr hasta él y lanzarme a sus brazos. Lleva tantos meses sin verle, sin saber nada de él.
Lou se encontraba a su lado, hablándole y enseñándole algo en su teléfono. Sin embargo, Harry no le estaba prestando ni un poco atención, al igual que yo a Brad. Ambos nos estábamos mirando mutuamente, sin pronunciar palabra alguna, sin mover ni un sólo músculo, sin ni siquiera parpadear. Me encontraba completamente absorbida por su magnética mirada, completamente absorta por esas dos pequeñas esferas esmeraldas que me observaban por debajo de las oscuras gafas de sol.
Su expresión se había transformado de sorpresa a una emoción que no era capaz de descifrar y eso me ponía aún más nerviosa.
Sin darme tiempo a reaccionar, su vista cayó directamente al brazo que envolvía mi cintura y un atisbo de dolor se filtró en sus facciones, haciendo que mi corazón se estrujara con fuerza. Tuve la obligación y la necesidad de alejar a Brad de mí, más no lo hice. Harry y yo ya no éramos nada y no tenía porque sentirme culpable.
Entonces, Lou agitó el brazo de Harry y fue cuando él dejó de mirarme para desviar su vista hacia ella, la cual parecía estar molesta por la poca atención que le estaba prestando. Tragué duro y por fin me vi con el valor de dejar de observarlo. Volteé mi mirada hacia mis amigos y entreabrí los labios, dejando que el aire volviera a mis pulmones y dándome cuenta de que había estado todo este tiempo reteniendo la respiración.
- Ya es la hora- habló Phoebe, una de las hermanas pequeñas de Louis, apareciendo a un lado nuestro y con la respiración levemente agitada a causa de la pequeña carrera que había hecho para llegar hasta nosotros.
Asentí un poco distraída y luego de que intercambiaran unas pocos palabras más, todos comenzamos a caminar en dirección a la puerta principal de la iglesia. No pude evitar mirar hacia el suelo cuando tuve que pasar por delante de Harry. Él me había vuelto a mirar, lo supe en el instante en que Brad apretó el agarre en mi cintura, tratando de demostrar que yo le pertenecía. Pero yo no estaba tan segura de eso.
Eleanor y la hermana de Louis desaparecieron a mitad del camino para poder ir con Jay, ya que, junto a las demás hijas de la novia, ambas hacían de damas de honor.
El brazo de Brad había seguido bien firme en mi cintura durante todo el trayecto y ya había captado varias miradas de sorpresa e incredulidad por parte de los presentes. Comenzaba a sentirme incómoda y bastante juzgada por los invitados, así que sutilmente, aceleré un poco el paso para poder llegar a la altura de Sophia y así lograr que Brad me soltara sin necesidad de ofenderle.
Cuando entramos en la iglesia, tuvimos que esperar un par de minutos a que todo el mundo se aclarara con el lugar que le correspondía. Antes de entrar alguien había dicho que había una especie de lista con las posiciones que debía tomar cada invitado, sin embargo, nadie parecía saber donde se encontraba.
Al final, Amber, la organizadora de la boda, hizo acto de presencia en la sala y nos indicó a cada uno en que sitio debíamos sentarnos.
En primera fila se acomodarían las damas de honor junto a los padrinos y a los padres de los novios. Detrás de ellos sentarían los familiares y por último, en los bancos restantes, estarían los amigos y demás invitados.
A Brad y a mí nos tocó sentarnos en la séptima fila de veinte que había. Era bastante más cerca de lo que esperaba y teníamos una vista bastante clara del altar.
[...]
Ya habían pasado más de un cuarto de hora y yo no había dejado de girar mi cabeza hacia atrás cada vez que la puerta de madera crujía, indicando que alguien había entrado. Harry todavía no había hecho acto de presencia en la sala y lo único que quería saber era donde iba a sentarse, ya que temía que le tocara acomodarse en algún banco cerca mío y estaba segura de que si eso ocurría, no podría centrarme en la boda.
- ¿Estás bien?- preguntó Brad cuando me vio observar la puerta por décima vez. Volteé mi vista hacia él y asentí.
- Sí, tranquilo- respondí con una sonrisa fingida. Me acomodé bien en el asiento, mirando hacia adelante, y observé hacia el altar donde Marcos, con las manos entrelazadas detrás de su espalda y con un notable nerviosismo, esperaba pacientemente a que los restantes invitados se acomodaran en sus asientos y a que su futura mujer apareciera por la puerta.
Brad me miró con el ceño fruncido, pero como yo seguí con mi mirada al frente, asintió y sacó su teléfono para comenzar a teclear algo en él.
A mi lado, Sophia y mi hermano mantenía una animada junto a Karen y a Geoff, los padres de Liam. Me había hecho mucha ilusión verlos de nuevo después de tantos años. Ellos eran como mis segundos padres y les tenía mucho aprecio. Ellos siempre me decían que era la hija lunática que nunca habían tenido y yo siempre les respondía poniendo los ojos bizcos, haciéndoles reír.
El sonido de la madrea crujir me hizo tensarme y de nuevo, sentí la curiosidad de averiguar si había sido Harry quien había accedido a la sala. Sin embargo, me obligué a actuar con madurez y mantener mi vista al frente. Habían pasado más de tres meses, tenía que abstenerme de esos sentimientos que Harry producía en mí.
- Creo que estos son los únicos asientos que quedan libres- una femenina voz dijo, la cual reconocí como la de Lou. El aire se me atascó en la garganta automáticamente después y cerré los ojos fuertemente, rezando mentalmente para que Harry no estuviera con ella.
- Está bien- respondió una inconfundible voz ronca. Maldije en mis adentros la mala suerte que tenía y volví a rezar mentalmente, esta vez pidiendo a Dios que ellos no se sentaran detrás nuestro. Pero cuando escuché a los padres de Liam saludarles sin ni siquiera levantarse de sus asientos, supe al instante que el karma tenía otros planes para mí.
Volví a abrir los ojos y cogiendo una fuerte respiración, giré sutilmente mi rostro y observé por encima de mi hombro a las personas que habían sentados en el banco. Mi corazón dio un brinco en cuanto vi que Harry estaba sentado justamente detrás mío mientras que Lou se había acomodado a su lado, detrás de Brad.
«¿Por qué Dios me odiaba tanto?»
Sin darme tiempo a reaccionar, Harry alzó la cabeza y sus ojos no tardaron en encontrar los míos. Como acto reflejo, giré mi rostro de nuevo hacia adelante y me encogí en el asiento, sintiendo mis mejillas arder y escuchando como la melodiosa risa de Harry sonaba detrás mío.
«Trágame tierra»
[...]
- Marcos Tomlinson, ¿Quieres recibir a Jay Poulston como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarle y respetarla todos los días de tu vida?- el cura le preguntó al emocionado novio que observaba a su futura esposa con devoción.
- Sí, quiero- respondió casi automáticamente con una gran sonrisa, sosteniendo las manos de su prometida entre las suyas. El cura sonrió y miró a la madre de Louis.
- Jay Poulston, ¿Quieres recibir a Marcos Tomlinson como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarle y respetarlo todos los días de tu vida?-
- Sí, quiero- efusivamente respondió.
- Bien, por el poder que me confiere la ley, yo os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia- sin tiempo a decir nada más, Marcos agarró las mejillas de Jay y la atrajo hacia él para besarla como si no hubiera mañana. Toda la sala estalló a aplausos, festejando a los recién casados, y nos pusimos en pie, vitoreándoles a más no poder.
Se te hinchaba el corazón al verlos tan felices.
Cuando ambos terminaron ese pasional beso frente al altar, entrelazaron sus manos y nos dedicaron a todos una deslumbrante sonrisa que les llegaba más allá de las orejas. Sonreí entre mis ojos llorosos y sorbí mi nariz, todavía aplaudiendo. Las bodas siempre me ponían sentimental. No sabía el motivo, pero lo hacían.
Tal vez era por esa fantasía que teníamos todas las chicas cuando éramos pequeñas. Ese sueño en el que anhelábamos casarnos con nuestro príncipe azul, en el que deseábamos tener la boda perfecta, con muchas flores, con música, con miles de invitados, y si podía ser, en un castillo de cristal.
Bueno, en realidad, eso último era parte de mi fantasía. Casarme en el mismo castillo donde se produjo el baile de la Cenicienta y el príncipe. Era un sueño estúpido que tenía desde los seis años y hacía ya tiempo que me había dado cuenta de que eso jamás sucedería, pero en fin, soñar era gratis.
- Debo ir al baño, no creo que aguante hasta llegar al banquete- la voz de Brad fue la que me sacó de mi ensoñación. Asentí por inercia y antes de poder decir nada más, él comenzó a caminar, esquivando a todos los invitados que ya estaban abandonando la sala, deseosos por un poco de aire fresco.
Solté un suspiro entrecortado y miré a mi otro lado esperando encontrarme a Liam y a Sophia para así, poder irme con ellos. Sin embargo, había mirado demasiado tarde, ya que en el banco no quedaba nadie, estaba desierto.
Sorbí de nuevo mi nariz y cuando sentí que una lágrima estaba a punto de salir de mi ojo, miré hacia arriba y me abaniqué con la mano para que el agua no hiciera que el rímel se me corriera. Gracias a Dios que la sala ya estaba casi vacía y no había mucha gente presenciando mi patético intento por no llorar.
Cuando logré controlar mis lágrimas, bajé de nuevo la cabeza y noté mis fosas nasales obstruidas. Resoplé. Odiaba ser tan sensible.
Sorbí por tercera vez mi nariz y comencé a rebuscar en mi bolso un triste pañuelo con el que sonarme.
- Maldita sea. Los había guardado aquí- refunfuñé entre dientes al no encontrar ninguno. Juraría que antes de salir había cogido un paquete de ellos a sabiendas de que iba a terminar sollozando como un aspersor.
- ¿Buscas esto?- una voz ronca me sobresaltó y alcé rápidamente mi mirada, topándome con el protagonista de mis insomnios.
Harry tenía uno de sus brazos alargado, tendiéndome un paquete de pañuelos, mientras que el otro lo tenía colgando a un lado de su cuerpo. Su rostro era inexpresivo, pero sus ojos tenían un brillo especial que los hacía ver más cautivadores de lo que ya eran de por sí.
- Gra-gracias- susurré torpemente, cogiendo el paquete de sus manos. Sus dedos rozaron levemente los míos y eso hizo que en mi corazón se acelerara más de lo que ya estaba. Retiré rápidamente la mano y bajo su atenta mirada, abrí el paquete de pañuelos y saqué uno de ellos. Con las manos temblorosas, volví a cerrarlo y en silencio, se lo tendí de vuelta.
- Oh, no, ese paquete es tuyo. He visto como se te caía del bolso antes- murmuró Harry negando con las manos.
- Oh- susurré y poco a poco, sentí como en mis mejillas aparecía un leve rubor. Y pensar que me había irritado conmigo misma por un despiste que no había cometido.
Sorbí de nuevo mi nariz y guardé el paquete en mi bolso. Harry seguía de pie, enfrente de mí, observando cada movimiento que hacía en silencio. Lo único que nos separaba era el banco que había entre nosotros, pero a él no parecía molestarle en absoluto. Desdoblé el pañuelo y luego de mirar por un momento a Harry, le di la espalda y me soné la nariz lo más pulcro que pude. Esto era realmente incómodo.
Cuando volví a girarme, Harry seguía allí. Solté un suspiro y arrugué el pañuelo usado para después, guardarlo en mi bolso. Luego me encargaría de deshacerme de él.
- ¿Estás mejor?- su pregunta y el tono de voz dulce que usó, me tomó por sorpresa. Sin embargo, hice el mayor de los esfuerzos y traté de que no me afectara.
- Sí, solo soy un poco...-
- Sensible, lo sé- me interrumpió, terminando la frase por mí. Parpadeé un poco aturdida y carraspeé, desviando la vista hacia mis pies.
«Actúa normal, Elisabeth, actúa normal»
- Bueno, uhm...te-tengo que irme- tartamudeé lo primero que se me vino a la mente, todavía sin dejar observar mis pies.
- Tú y todos, Eli- respondió con un tono de voz divertido, escondiendo las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones.
Había olvidado lo bien que sonaba mi nombre entre sus labios.
Alcé de nuevo la cabeza y sentí como mis mejillas se tornaban de nuevo de color rojo. Claro, él y todos los demás invitados también iban a ir al banquete y así que, también debían de irse ahora.
«Eres estúpida, Elisabeth» me reproché mentalmente.
- Uhm, ya, sí, me refería a que...-
- Te he entendido- volvió a interrumpirme, esbozando una sonrisa de lado. Sonreí tímidamente y rasqué mi brazo con incomodidad. La tensión que había entre nosotros se podía cortar con tijeras fácilmente.
«Corre. Huye. Sal de aquí» mi subconsciente me ordenó y eso mismo hice.
- Bu-bueno...adiós- me despedí rápidamente. En un veloz movimiento, esquivé su imponente cuerpo y comencé a andar lejos de él. Necesitaba aire y un árbol al que patear para desahogarme. Había actuado como una completa estúpida adolescente que se moría por que el chico el chico guapo del instituto le hablara.
Sin embargo, cuando no llevaba ni más de dos pasos, su mano gran mano envolvió mi muñeca y me hizo dar la vuelta, acercándome lo más posible a su cuerpo. Su rostro estaba a unos pocos centímetros del mío.
Sus ojos esmeraldas atravesaron los míos y por un momento, sentí mis piernas temblar. ¿Qué diablos me estaba pasando?
- Estás preciosa, princesa- susurró de repente y su mano libre subió hasta mi mejilla, la cual acarició con el dorso de sus dedos, provocando que la piel de me erizara. De mis labios brotó un suspiro entrecortado e inconscientemente, cerré los ojos, dejándome llevar por su dulce tacto- No sabes cuanto te he echado de menos- confesó en un íntimo murmuro. Eso me lo estaba diciendo a mí, no ha una modelo o a su familia, a mí.
Harry junto nuestras frentes y sentí su aliento mentolado chocar contra mis labios. Estaba tan cerca.
- Yo también te he echado de menos- respondí sin pensarlo mucho.
Sabía que esto estaba mal, que estaba cayendo de nuevo en él, pero ahora mismo, poco me importaba.
,...,...,...,...,...,...,...,...,...,...,...,...,...,...,
Uhh...Heli se ha encontrado de nuevo...
Bueno, no me ha gustado mucho el resultado de este capítulo, pero no quería estar sin subir más, así que aquí lo tenéis. Espero que os haya gustado y ya sabéis, nos vemos en septiembre ^_^
PD: Harry está muy violable en la foto de multimedia, ¿eh?
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