— Es inútil tratar de moverte. — escuché la voz de aquel chico con el cabello tintado.
Seguí llorando sin poder mover ni un músculo. Parecía qué estaba dentro de aquellas películas de terror dónde algún marciano raptaba a los humanos y todos éran mandados a desposar a un feo alien -que, en realidad, vendría siendo un actor con una mascara de plástico y un traje brillante; pero, en este caso no aplica-
«Tengo miedo, está es la peor pesadilla que he tenido en mí vida ». Pensé.
No podía moverme, ni un solo centímetro. Cómo en las parálisis del sueño o los sueños dentro de sueños qué se convierten en un loop sin salida, hasta qué despiertas con la bocarada de aire más grande qué hayas tomado en toda tú existencia.
— No me has contestado mis preguntas, Jeon. —
No estaba escuchando estaba en blanco sin poder hacer nada. Me sentía muy desesperado al no sentir mí cuerpo; seguramente estoy dormido y, por el frío, la pesadilla es más vivida.
Tal vez estoy muriendo de hipotermia allá afuera.
— Debiste preguntarnos y pedirnos ayuda, vampiro idiota. ¿No lo estás viendo?, está aterrado de tí — escuché un bufido —. Tienes las ideas más tontas en el reino, no cabe duda. —
Esto era un sueño, definitivamente lo era. Si cerraba los ojos podría despertar. Sin embargo, mí ansiedad me tomó por sorpresa haciéndome caer desmayado como último recurso de sobrevivir o de volver a despertar en el callejón.
Cuando dije qué quería ir a cualquier lugar, me refería preferentemente al cielo.
No a un castillo... ¿Quién inventó el cielo?. Porque, si esto es el cielo, creo qué necesita algunas modificaciones.
No, mejor dicho, demuelan todo. Este lugar es horrible. ¿Todavía hay oportunidad de qué quede en el purgatorio?, seguramente es mejor que esto.
🦇🥀*.✧
— Que horrendo sueño tuve. — Me estire adormilado, mientras tallaba mis ojos cansados.
« Jamás volverá a pasar, que pesado sueño, que horrible ».
— Muy, bien. Itinerario, Tae. Volveré a casa por mis cosas y... — Apenas me encontraba abriendo los ojos por completo cuando ví a varias figuras frente a mí.
Algo tomaba mí mano sentía algo grande por encima de mí mano.
— Lo siento... — escuché un sollozo.
«¿Qué?».
— No... — susurré, mirando por todos lados —. ¡Son ustedes, malditos locos! — saqué mí mano por debajo de las sábanas
« No puede ser verdad, no puede. Esto tiene qué ser una broma. ¿Qué es esto? ¿Un tribunal para los fallecidos? ». Pensé
Tal vez sería juzgado por todos los problemas qué cause mientras seguía vivo. Esto es una broma, de verdad estoy muerto o, de otra forma, no me explico nada de esto.
Salté, parandome sobre el colchón de la cama, viendo a fácil 6 personas en esa anticuada habitación.
Lo único que pude hacer como primera reacción, fue tomar la lámpara en la mesa de noche que estaba a mí lado lado y apunté a todos ellos al mismo tiempo.
— ¡¿Dónde carajos estoy?!, ¡¿Quienes son ustedes?!. Respondan, ya. — Estaba desesperado, apuntando a todos lados.
Aquel pelinegro se puso frente a mí — Taehyung, cálmate. Queremos ayudarte. —
No pude contener mis sollozos, los cuales se colaron entre mí pecho y la desesperación qué estaba sintiendo por dentro.
— ¡¿Ayudarme?! ¡¿Ayúdarme en qué?! — musité, lanzando la lámpara frente a ellos. Haciéndoles retroceder —. Si yo aún estoy joven, ahora estoy aquí, un día en la calle, otro día me golpean. Y mí vida no puede ser peor — apunté la lámpara hacía él —. ¡Solo quiero estar en paz y tú estas cerca mío y me das mucho miedo!. ¡¿Que protector solar usas para ser tan pálido?! — me tumbé sobre mis rodillas en el gran colchón resignado ante la “multitud” que tenía frente—. Sal al sol, idiota enfermo... —
» — Encima no me explico nada de lo que pasa aquí y me inmovilizaste — solloce —. ¡¿Sabías que inmovilizar a la gente sin su consentimiento es un delito?!. —
Sollozo tras Sollozo. Solo escuchaba risas ahogadas de algunos por lo último que dije.
» — Estoy asustado, no quiero hacer nada. ¡Todo sería más fácil si falleciera en este preciso momento!. Ni siquiera sé si lo estoy, no sé ni dónde estoy parado; si vienen de parte de mí padre, prefiero morir qué volver. —
Aquel pelinegro se sentó frente a mí para ponerme sobre él y darme un abrazo mientras escondía mí cara en su pecho. No pude resignarme ante algún tipo de tacto qué tuviera en estos momentos, necesitaba algo de calidez y algo qué me calmara de la crisis nerviosa qué estoy comenzando a tener.
Yo, cómo todo un estúpido, me deje llevar entre sollozos y me dejé envolver.
Con unas caricias en mí espalda y una que otra palmada en la misma, duré ahí más de media hora. ¿Qué más podía hacer?.
— Me traen aquí, hay un hombre embarazado, ese loco hace como si no me ve, me deja ahí tirado y sabes mí nombre completo. ¿Qué se supone que haga?. Estoy muy asustado, por favor, solo les pido qué no me hagan daño o algo parecido. — dije entre hipidos.
—¿Me dijo Loco?. — se quejó el chico
— Namjoon... — respondió otra voz más suave
— Si, te dijo loco — aclaró su garganta una tercera voz —. Pues, no se equivoca del todo, vaya. —
Hipidos y más hipidos salían de mí.
— Jeon, tienes que explicarle. —
Dijo un pelimenta cruzado de brazos entre los demás.
— Son una mierda de persona, unos idiotas sin remedio — escuché otra voz, otro chico entrando a la habitación con una taza en manos —. A un lado, yo me hago cargo. ¡Claro, como ustedes siempre fueron sangre fría no entienden el duelo de los que fuimos humanos!. —
— Lo que faltaba, ya habló Jin. — Dijo el pelimenta.
— Yo hablo lo que quiera, bola de estúpidos, tontos — quitó al pelinegro de mí lado y se puso frente a mí —. Estarás bien, ¿sí?. Toma este té, calmará tus nervios. Podrías enfermarte de algo grave sí no te calmas —
» Tomó mis mejillas con una sonrisa, para mirar a los demás poniéndome detrás de su cuerpo — ¡¿Quién de ustedes bastardos dejó qué Jungkook metiera a un humano como si nada a esta casa?!. ¿No tienen sentido común?— suspiró.
— ¿No fuiste tú quien lo vio primero y dejó qué Jungkook le cerrara la puerta sin explicación?. — cuestionó el pelimenta
Se colocó en sus rodillas, tomando mis manos con la taza en medio de las mismas, me dió una calida sonrisa y habló: — Te explicaré, pero prepárate para el mayor golpe de i-rrealidad que tendrás —
Mierda, ¿en qué me metí ahora?. Problemas, seguramente.