Mi Telequinesis © [En Edición]

By danissanne

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Tras los conflictos de una familia rota se encuentra Emily, una chica de dieciocho años con un ligero Don, a... More

Mi Telequinesis ©
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26 - Extra ♥
Capítulo 27
Capítulo 28
Información
Capítulo 29 - Extra ♥
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 - Extra ♥
Capítulo 33 - Extra ♥
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37 - Extra ♥
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Agradecimientos y Datos Curiosos
Información
Capítulo Extra - 51
Noticias Nuevas

Capítulo 17

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By danissanne

La noche se acerca, me acuesto temprano y comienzo a soñar, esta vez Colton está en mis sueños. Sus palabras suenan en mi mente 'estaba preocupado por ti', veo su rostro, sus ojos azules, su ceño fruncido, todo respecto a él hace que sienta unas horribles mariposas en mi estómago.

Quiero despertar, no quiero seguir soñando con él, comienzo a forcejear entre las sábanas e intento abrir los ojos, estoy adormilada cuando escucho unos pasos en el corredor, me acomodo y me restriego los ojos con las manos.

La puerta de mi habitación se está comenzando a abrir, me siento de golpe y la cabellera rojiza de Lilly aparece a mitad de la noche, su rostro está blanco como la cal y una gota de sudor le corre por la mejilla.

—¿Lilly? ¿eres tú? ¿qué haces aquí? —veo que atrás de ella hay una sombra.

—Así es pelirroja, quédate tranquila y no saldrás lastimada —dice la sombra de forma hostil.

¿Es que acaso aún estoy soñando?

—¿Lilly? —vuelvo a preguntar —¿Qué diablos está pasando?

—¡Joder! —exclama Lilly mirándome nerviosa —ya hice todo lo que querías, ahora déjame ir —no me lo dice a mi si no a la sombra.

— ¿Quién me asegura que no le dirás a nadie sobre esto? —pregunta la sombra.

—Lo prometo, no le diré a nadie —el sudor de su frente corre frenéticamente.

¿Qué es lo que está sucediendo? no logro entender.

—Está bien pelirroja, ahora vete antes que me arrepienta de soltarte tan rápido —dice la voz masculina.

No lo había notado, pero al lado de la cintura de Lilly hay algo filoso que brilla en la tenue luz de la habitación, es una navaja que apunta su estómago.

Lilly sale corriendo por los pasillos dejando la puerta de mi habitación abierta.

Siento como un escalofrío recorre mi espalda, la sombra esta parada afuera de mi habitación aguardando para aparecer.

—¿Quién diablos eres?

La sombra entra a pasos lentos, junto con el rostro que no esperaba ver.

—Tienes una horrible habitación —comenta Thomas mirando hacía todos lados y dando un respingo. Guarda la navaja en uno de sus bolsillos — ¿Me extrañaste Bambi? —sonríe y cierra la puerta tras de él.

— ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo es qué Lilly aún sigue en el hospital a esta hora?

—Esa pelirroja no me agrada —comenta —la obligue a que se quedara esta noche, así podía venir a verte, solo me sirvió como señuelo para despistar a los guardias.

Me restriego nuevamente los ojos para ver si esto realmente es un sueño o el principio de una pesadilla, pero es tan real que me baja otro escalofrío por la espalda.

— ¿Cómo es que lograste convencerla de quedarse? —frunzo el ceño.

—Si tienes una navaja y un poco de autoridad, todos hacen lo que quieres —sonríe con orgullo.

—No paras de ejercer poder, incluso con las enfermeras y los guardias.

—Claro que si Bambi —al parecer lo tomo como un cumplido, pero era todo lo contrario.

— ¿Qué es lo que quieres?, ¿Por qué has venido a mitad de la noche?

—Vine porque ya que te uniste a mi grupo necesito algo de ti —se cruza una sonrisa por su rostro.

—Sabes que no fue por voluntad propia —corrijo.

—Que yo sepa nadie te coloco una pistola en el pecho para que aceptaras unirte — levanta una ceja y se apoya en la puerta.

—Me chantajeaste, ¿Lo recuerdas?

—El chantaje es una opción para recurrir a lo que queremos y necesitamos conseguir. Yo te di algo a cambio y tú te uniste a mi equipo, ¡Deuda saldada!

— ¿Deuda saldada?, vaya forma de arreglar las cosas —suelto con sarcasmo.

—Es así como yo actuó —dice con suficiencia. No me agrada esa actitud.

— ¿Ah que has venido? dudo que a darme las buenas noches, así que, ¿qué es lo que quieres? —me cruzo de brazos.

—Necesito un favor Bambi —saca la navaja plateada de su bolsillo y juguetea con ella.

— ¿Un favor? —no puedo quitar los ojos de la navaja. ¿Acaso me amenazara con ella si no acepto lo que quiere? — ¿Es que acaso los demás chicos no pueden hacerlo que has recurrido a mí?

—No, a menos que ellos se quieran vestir de mujer y dudo que quieran, por eso te necesito a ti.

— ¿De qué se trata? —guarda la navaja y se pone pensativo.

—Necesito que me consigas un expediente.

Frunzo el ceño — ¿Un expediente?, ¿Qué?... ¿De quién?

—Cassey Tucker.

— ¿Cassey Tucker? —abro los ojos —no me digas que la Cassey de este pabellón.

—Exactamente, esa Cassey.

— ¿Qué quieres con Cassey? —pregunto sorprendida. ¿Qué asuntos se trae Thomas, para venir a mi habitación a mitad de la noche a pedirme el expediente de ella?, ¿Y porque justamente de Cassey?

—Bambi eso no se pregunta —niega con la cabeza.

Nunca se me ha ocurrido revisar los expedientes. Me pregunto qué dirá el mío.

¿Qué saldrá en el de Cassey o en el de las demás? Si consigo los expedientes tendría acceso a todo, a las fichas médicas, a los tratamientos y a las observaciones de la Doctora. Quizás conseguir los expedientes no sea una mala idea, pero no lo haría porque Thomas me lo está pidiendo si no por mí, quiero saber que dice el mío y si de paso veo el de los demás tendría una nueva arma a mi favor.

—Claro que lo pregunto, soy yo la que arriesgare mi pellejo para conseguirlo.

— ¿Así que lo harás? —alza las cejas —acabas de aceptarlo.

—Lo haré, pero no solo por ti, sino porque quiero ver mi expediente.

—Lo sabía, necesitas algo a cambio para actuar.

—No soy estúpida Thomas —si él quiere algo de mí, yo también sacare provecho de esto.

—Lo sé, por eso mismo te integre en mi grupo.

— ¿Y bien? —insisto — ¿Qué te traes con Cassey?

— ¿Celosa Bambi?

Suelto una carcajada cargada de ironía.

—Estás loco, Cassey no me agrada y eso no es novedad, solo quiero saber porque andas detrás de esa demente.

—Vaya, no sabía que eras tan rencorosa.

—No soy rencorosa, solo digo lo que creo.

Sonríe —Eres diferente de lo que esperaba

— ¿Y ahora te vienes a dar cuenta? —me está subestimando.

—No, ¿entonces lo harás?

—Primero dime lo que te traes en mano —me cruzo de brazos.

—Consígueme lo y quizás lo comparta contigo.

Ese "quizás" no me gusto, pero se lo dejare pasar por ahora, le sacare la verdad, aunque tenga que ocupar mis Dones para eso.

— ¿Cómo lo consigo?, no sé dónde están los expedientes.

—Se encuentran en la oficina de la Doctora, en su escritorio, cajón izquierdo —me informa.

Le miro sorprendida — ¿Cómo sabes todo eso?

—Soy astuto, ahora escucha con atención. Ve esta noche y fuerza el seguro de la puerta con esto —saca de su bolsillo unas pinzas —mételas y da vuelta a la derecha, en la segunda puerta haz lo mismo y listo.

Las tomo, seguramente no tendré que utilizarlas, yo tengo otro as bajo la manga.

—Suena fácil.

—Sé que no será difícil para ti Bambi, eres inteligente —me guiña un ojo.

—Espero que luego de hacer todo esto me digas que te traes entre manos porque perfectamente podría quemar el expediente —le advierto.

Sus rasgos se endurecen y me mira fijamente —La Doctora podría descubrirte y tendrías más problemas de los que ya tienes, lo sabes ¿cierto?, además dudo que la Doctora se haya olvidado del incendio que causaste en el salón.

— ¿Qué? ¿De que diablos me hablas? ¡Yo no incendie el salón, Thomas! y si crees que le tengo miedo a la Doctora, estas muy equivocado.  

—Okey, como tú digas —me sonríe —eso me gusta de ti Bambi, que no le temes a nada, ahora debo irme, te veré mañana.

— ¿Cómo?

—Me las ingeniare.

— ¡Espera! —le detengo, tengo que preguntarle sobre lo que he estado pensando estos días, en un posible escape de este lugar. Si él no tiene nada planeado lo tendré que planear por mi cuenta.

— ¿Qué? —se da vuelta a mirarme.

—La otra vez hablaste de escapar de este lugar, ¿quiero saber si eso sigue en pie?, ¿aun quieres huir?

—Cada maldito minuto que paso aquí dentro siento las ganas de huir, ¿eso responde tu pregunta?

— ¿Cómo saldrás? ¿Tienes algo planeado?

—No hay un plan específico aun, pero trabajo en ello, ahora ve por el expediente.

— ¡Espera! —le vuelvo a detener, esta vez del brazo —toma —le devuelvo lo que tenía guardado bajo el colchón. Los cincuenta dolores caen en sus manos —aquel día no los utilice, son tuyos —no necesito dinero, no por ahora, además si me quiero ganar la confianza de Thomas tengo que demostrárselo con algo, esta es una prueba de aquello.

— ¿Por qué me los devuelves?

—No necesito dinero mientras este dentro de este lugar, además son tuyos.

Sonríe de una manera extraña, con coquetería o aprecio. Doy un paso hacia atrás, no quiero que malinterprete mi gesto.

—Gracias Bambi —se acerca a mí y me besa la mejilla. Trago saliva —ahora debo irme, suerte —me guiña un ojo.

El rubor llega a mis mejillas, muevo la cabeza hacia todos lados. Tengo que concentrarme, tengo que ir por los expedientes esta noche.

Cuando Thomas se va, cuento mentalmente los minutos para salir al corredor. ¿A dónde se habrá ido a refugiar Lilly?, ¿De verdad Thomas la obligo a quedarse?

Cuando transcurren veinte minutos salgo al pasillo mirando hacia todos lados, no hay nadie, camino sigilosamente y cojeando con los pies descalzos a la oficina de la Doctora. Escucho un ruido y me escondo entre las sombras. La recepcionista de turno está en la mitad del pasillo mirando hacia todos lados, me da la impresión que lo hace por costumbre, porque después mira hacia el vestíbulo y vuelve a recepción.

Cuando llego a la puerta, me asalta un mal presentimiento. ¿Podre sacar los expedientes sin que nadie se dé cuenta?, tengo que hacerlo y no solo por Thomas, también quiero hacerlo por mí. Si averiguo más sobre Cassey sabré a qué atenerme con esa demente. Sonrío ante el comentario perverso. Debería ser Cassey quién reciba electrochoques, al fin y al cabo, esta más demente que todas aquí juntas.

Reúno valentía, extiendo mis manos y abro la puerta con un chasquido, sonrío, no tendré necesitad de usar las pinzas que me entrego Thomas. Esto será mucho más sencillo de lo que imaginaba.

Entro y miro las paredes, no hay cámaras de seguridad. Cierro la puerta y cruzo el pequeño despacho de la secretaria. Extiendo nuevamente mis manos en la puerta de la oficina principal. Miro hacia todos lados antes de entrar.

Thomas me indico que los expedientes están en el escritorio, cajón izquierdo. Llego hasta el escritorio y tomo asiento en el lugar en donde siempre esta la Doctora. Es así como se siente poderosa.

Tiro la manilla del cajón, pero este no se abre, está con llave. Cierro los ojos y me imagino que el cajón se abre con un chasquido y así sucede, meto mis manos revisando lo que hay dentro.

Los archivos están colocados en orden, por letra y apellido. Hay cientos metidos en carpetas de color café.

Busco primero el mío, por lo que debe estar al último, llego a la letra "W".

Sandra Wilman, Rose Watson, Lola Wilkinson y al final Emily Wilde con letras negras y grandes, más grandes que los otros expedientes.

La oficina está demasiado oscura, así que me acerco al ventanal y abro las cortinas para qué entre algo de luz desde afuera, no prendo la luz ya que me arriesgaría a que me descubrieran.

Abro el expediente y lo primero que encuentro es un papel recortado del periódico de este año, con la fecha de agosto, a pocas semanas de haber sigo ingresada aquí.

"Unidades especiales buscan a autor de millonario cargamento de droga"

¿Qué es esto? ¿Por qué esto está archivado en mi expediente? El artículo cita a un grupo de hombres liderados por un líder quienes desbarataron un camión de una banda contraria quienes ingresaban droga a la ciudad de Seattle. Ambas bandas son buscadas por la policía, una por ingresar droga al país y otra por robo y comercialización de esta en las calles de la ciudad. No sé porque está en mi expediente hasta cuando leo 'Se dice que la persona buscada se apellida Wilde, su rostro aún no ha sido reconocido por las cámaras de seguridad'.

¿Bill?, ¿Bill Wilde? Abro los ojos sorprendida ¿Bill robo la droga de una banda contraria?, ¿A qué estúpido se le ocurre hacer algo así?, ¡Joder! y él tiene a Michael, ¿Qué es lo que estará pasando mi hermano?

Me quito la congoja y dejo el papel del periódico donde estaba, sigo buscando. Hay un papel con un título extraño "Bitácora craneal", salen números y letras, también lo que parece ser un escáner a mi cerebro. ¿Qué significan todos esos números? ¿Y porque tengo una bitácora de mi cerebro? Se me revuelve el estómago.

Sigo buscando y encuentro una última hoja en blanco que dice con letras grandes y en mayúscula: "Peligro". No hay nada más, solo esas tres cosas. ¿Acaso es un mal chiste? ¿Cómo es que no hay nada más en mí expediente? ¿Y porque dice Peligro?, ¿Peligro de que?

Suspiro frustrada, esperaba encontrar algo más, quizás los tratamientos o las anotaciones de la Doctora, pero no están. ¿En dónde se encontrarán?

Dejo todo en su lugar, de todas formas, ninguno de esos papeles me importa.

Busco en los otros archivos y encuentro la letra "T", Tucker de Cassey. Busco su nombre y ¡bingo!

Saco la carpeta y la dejo sobre el escritorio, hay varios papeles con su nombre, reportes, fotos y más. Parece todo un diario secreto. Cierro el cajón y salgo de la oficina. Llevo el expediente en mi brazo.

Voy saliendo del despacho de la secretaria cuando una sombra me tira hacia la oscuridad del pasillo, me estrello con la muralla y antes que me descubran elevo el expediente de Cassey, el cual queda a unos metros por sobre mi cabeza. Tengo que mantener la concentración para que este se quede flotando.

La sombra me mira enojada, me llevo las manos a la frente, estoy sangrando. Pequeñas lucecitas revolotean alrededor de mis ojos. Alguien me descubrió saliendo de la oficina de la Doctora. ¡Mierda!

—No sé qué diablos te traes entre manos, pero espero que tengas una buena explicación para esto—al principio no puedo reconocerla, pero luego la sombra me parece familiar, sus rizos rojizos, su voz está ronca, quizás por llorar. Lilly me mira con el ceño fruncido.

La sangre llega hasta mis labios, la saboreo, salada y oxidada. Miro de reojo hacia arriba, el expediente flota tranquilamente sobre nuestras cabezas y Lilly no se ha dado cuenta.

— ¿Y? —insiste — ¡Habla Emily! a menos que quieras que ayude a los guardias a llevarte nuevamente a la habitación para que te den más electrochoques —me amenaza.

Me limpio la sangre con la manga, se me revuelve el estómago.

—Ya van dos Lilly, a la tercera juro que no tendré piedad —digo mirando la sangre que cae por mi camisa.

—No me vengas con amenazas —se cruza de brazos —ya estoy harta de ti y de tus malditos secretos. Primero ese tipo me amenaza para venir a verte y ahora te descubro saliendo de la oficina de la Doctora, ¿En que se supone que andas metida?

— ¿Por qué debería decírtelo?, acabas de agredirme.

—No fue mi culpa que la pared se encontrara justo en la correcta posición para chocar con tu cabeza.

—No me vengas con estúpidas ironías, mira que no estoy de humor en estos momentos. Más te vale que te quites de mi camino antes que deje de tener la mínima compasión por ti.

— ¿Compasión? —sus rasgos en la oscuridad parecen aterradores —yo te compadezco, por ser una estúpida niña que no ha sabido tomar las decisiones correctas, te lo advertí cuando llegaste, pero no has querido entender y ahora pagas las consecuencias. Quizás la próxima vez no solo sea una frente herida.

Levanto mi vista hacia sus ojos, ¿Me está diciendo lo que yo realmente creo?, ¿Eso es una amenaza?

— ¡Cierra la maldita boca Lilly!, nunca sabes cuándo quedarte callada, si sigues así haré que la cierres con o sin tu consentimiento —hago una mueca de dolor. Continúa saliendo sangre de mi frente, me afirmo en la muralla, no estoy pensando con claridad.

— ¿Qué hacías en la oficina de la Doctora?, ¿Cómo entraste? ¿Y qué es lo que andabas buscando? —mira mis manos y mi cuerpo, luego mira el suelo, seguramente está buscando lo que saque de la oficina, nunca se dará cuenta que el expediente está flotando sobre su cabeza.

—Nada.

—No me vengas con idioteces, ¡Contéstame!

— ¡Cierra la boca Lilly!, de verdad te lo digo, no me dejas pensar con claridad —escucho un zumbido en los oídos y la cabeza me da vueltas.

— ¿Pensar con claridad?, solo buscas alguna excusa para que me la crea. Ni lo sueñes, esta vez me dirás en qué demonios andas metida, ¿Por qué ese chico te buscaba?

Me dejo caer al suelo afirmándome la cabeza con ambas manos, estoy comenzando a perder el conocimiento y si eso ocurre el expediente se caerá. Tengo que resistir un poco más, solo un poco más.

— ¡Habla Emily!, ¿En qué demonios andas metida?, desde el accidente en el salón que las cosas andan raras —extiendo mi mano hacia ella, ya no aguanto su voz, quiero que deje de hablar, hasta que algo llama mi atención —la Doctora anda extraña con respecto a ti y tú ahora andas metida quizás en que cosas, ¿Qué es lo que ocultas?

— ¿La Doctora anda extraña respecto a mí? —repito, bajo mi mano.

—Como si eso no fuese evidente, primero te aplica los electrochoques, luego no te deja salir de la habitación, te quita todo beneficio y luego se reúne con psicólogos para tratar tú caso —no sé si Lilly está hablando demás para desahogarse o para darme información, pero lo segundo me parece ridículo.

¿Tratar mi caso?, ¿Por qué con otros psicólogos?, recuerdo la bitácora que encontré sobre mi cerebro. ¡Joder!, me duele la cabeza, no puedo pensar claramente.

—Y tú quemas el salón, te aplican electrochoques, recientemente tuviste un altercado con un chico en el comedor —abro los ojos al escuchar lo último —y luego un estúpido idiota viene y me amenaza para poder verte, te descubro metida de cabeza en la oficina de la Doctora. ¡Explícame!, ¿Qué es lo que esta pasando? ¿Qué ocultas Emily, porque ahora todo gira entorno a ti?

¿Cómo es que Lilly se enteró del altercado que tuve con Colton, quién se lo contó?

— ¡Vamos! ¡Habla!

—No lo sé —consigo contestar —deja de hablar Lilly, te lo pido por favor, me acabas de dejar con una herida que no para de sangrar y de verdad necesito ir a vendarme antes que acabé aquí desangrada por tu culpa —me levanto del suelo.

Me mira fijamente y luego mira mi frente, la sangre a cubierto toda mi mano derecha, arrugo la nariz y trago saliva. Seguramente no midió la gravedad de mi herida. Asiente luego de unos segundos —vete a tu habitación, pero esto no se termina aquí Emily, ¿entendiste?

—Claro que no termina aquí Lilly, da un tercer golpe y considérate muerta y esta vez va enserio —camino y el expediente me sigue en el aire.

Cuando llego a mi habitación bajo el expediente y lo escondo bajo la almohada. Me saco la ropa ensangrentada, a la luz de la luna mi cuerpo parece un saco de huesos lleno de heridas. Tomo vendas que sobraron y me hago un parche para mi cabeza. Me cambio de ropa y me acuesto. Lo único que deseo es dormir y eso hago.

El desayuno comienza como una rutina estúpida y monótona, me siento alejada de todo el mundo, mientras Winnie me mira desde lejos con el ceño fruncido, seguramente preguntándose qué es lo que me sucedió ya que aún conservo el parche en mi frente. Cada día sumo más heridas a mi cuerpo, si logro escapar será en un ataúd, llena de lesiones.

Como mis galletas y en un parpadeo veo que una silueta se dirige hacia mí. Espero sin prestar mayor atención de quien podría ser.

La silla de al frente se mueve y alguien se sienta, levanto mis ojos hacia la chica, es rubia platinada. Una de las amigas de Cassey, ¿es que acaso nunca podre estar tranquila?

—¿Te conozco? —levanto una ceja al verla.

—Me llamo Margaret —responde la rubia.

La miro como si se tratara de una mala broma.

—Te conozco, eres una de las seguidoras de Cassey —de su ejército de platinadas falsas.

— ¿Seguidoras? —alza una ceja —no soy su seguidora, soy su amiga.

—No me interesa —digo sin darle mayor atención de la que se merece.

—He venido a advertirte algo —levanto mis ojos ¿es que no puedo tener un desayuno decente alguna vez? ¿O es que acaso todo el mundo ahora me tiene bajo amenaza?

— ¿Acaso Cassey te mando?, porque no le dices a ella que si quiere venir a advertirme algo lo haga de frente y no mande a una de sus seguidoras.

—A mí no me ha mandado nadie, si me acerqué a ti fue porque yo quise. Y ya te dije que no soy su seguidora, soy su amiga.

—Y yo te repito, que no me interesa. 

—Veo que tienes muy mal genio —comenta.

Claro que lo tengo, después de todo lo que me ha sucedido, ¿Cómo no tenerlo?

— ¿Y? —alzo una ceja — ¿Qué es lo que según tú me vienes a advertir?

—Todas te vimos ayer junto a Flash y se nota que usted dos tiene algo.

— ¿Qué? yo no tengo nada con nadie —le corrijo.

—No te servirá de nada negarlo, todas lo vimos.

—No sabía que había tantas chismosas en este mugriento lugar.

Me mira como si no hubiese captado la indirecta —Flash solo te esta utilizando, todo el mundo sabe que el solo busca una manera de salir de aquí, realmente no le interesas.

— ¿Enserio esperas que crea que no vienes de parte de Cassey? —esta chica me está tomando por tonta, ¿Por qué habría de confiar en ella?

—Cree lo que quieras, solo vengo a advertirte. Él no está tras de ti porque le gustas, solo porque quiere algo de ti y pretende utilizarlo a su favor.

Frunzo el ceño, así que eso es lo que hace, andar tras de mí, ¡vaya! — ¿De que estas hablando?

—Escúchame bien, nadie en este lugar es lo que parece, no te fíes de lo que ves.

— ¿Entonces porque me tendría que fiar de ti?, ni siquiera te conozco.

—Solo es un consejo, intenta mantenerte alejada de él.

— ¿Y si no quiero? ¿Qué? — ¿Por qué todos esperan que me aleje de él?

—Pagaras las consecuencias.

—¿Porque me dices todo esto? ¿Por qué me das este "consejo"? —hago el gesto con los dedos —ni siquiera te agrado.

—No porque sea amiga de Cassey significa que tú no me agradas.

— ¿Entonces?

—Solo estoy haciendo lo que creo que es correcto.

—Pues, no deberías. 

—Puede ser, pero siento que debo hacerlo.

—Sabes Margaret o como te llames, gracias por el "gran consejo" —vuelvo a hacer el gesto con mis dedos —pero no necesito de tu ayuda, se lo que hago y si me meto en algún problema será mi responsabilidad. Deberías empezar a preocuparte por ti y no por mí, ya que tus compañías son peores que las mías.

—Solo no te olvides que te lo advertí —dice alejandose.

¿Es que acaso ahora todos se creen con el derecho de meterse conmigo y en mi vida? ¿Y porque Colton está envuelto en todo esto? Se me viene a la mente Thomas, según lo que creo él tiene una rivalidad con Colton ¿Pero, por qué? Seguramente Thomas debe conocer mucho mejor a Colton que esas chifladas de Cassey y su ejército.

Debo hablar con Thomas y pronto...

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