Fiesta
Narrador
Kuroba Kaito es alguien muy extrovertido que le gusta mucho hacer bromas, le gusta muchas cosas en especial lo dulce y puede contar con los dedos las personas que odia; sin embargo hay una cosa en particular que detesta con todo el alma, compartir, en especial si se trata de SUS cosas.
Había llegado tal vez hace media hora a la fiesta de los Suzuki's y se había quedado en una esquina apretando un vaso mirando a algunos chicos cortejar a su novia Akako, quien llevaba un hermoso vestido de encaje negro.
En otras circunstancias hubiera intervenido, pero ¿cómo podía hacerlo cuando la esposa de su amigo y una de sus mejores amigas desplazaba a esos chicos con una sonrisa altanera?
Por un lado se sentía orgulloso de ver a esa chica fría gozar la fiesta a pesar del momento y por otro ardía en celos por ver a otros tipos tocar el cuerpo de SU chica.
Un gruñido se le escapó de lo profundo de su pecho.
—Si sabes que en realidad estoy aquí. —habló con diversión una joven de vestido azul oscuro, cabello sutilmente hecho rizos dándole un aspecto adorable aparte del maquillaje que le daba un estilo del cielo nocturno.
—Lo sé, pero odio verte rodeada por tipejos. —reprochó haciendo un puchero, este vestía un traje negro sin corbata.
—Bueno, entonces te tengo una buena noticia. —exclamó Masumi con una sonrisa de superioridad.
—¿Cuál es? —preguntó con sorpresa por fin poniendo atención a Sera.
Esta mostró una gran sonrisa antes de acercarse y susurrarle al oído.
—¡¿Qué?! —gritó impresionado llamando la atención de todos incluyendo Akako (Ai)
La sonrisa de Sera se estancó y disimuladamente lo pellizco, Kuroba apretó con fuerza los dientes evitando gritar.
—¿Acaso quieres que todos se enteren? —preguntó molesta.
—Lo-Lo siento, amor. Para, por favor. —se disculpó esperando que la chica se detuviera. Al hacerlo pudo respirar con tranquilidad. —¿Entonces pueden volver a la normalidad, por sí solos? —preguntó más calmado acariciando el lugar afectado.
—Si, ya también he calculado el momento exacto, tendré que hacer un par de cosas así que necesitaré ayuda.
—Menos mal, ¿Sabes lo raro que es ver tus expresiones en Ai o Aoko? Sentirme atraído por Aoko es repulsivo, pero, ¿por Ai? Se siente como traicionara a mi amigo. —exclamó estremeciéndose.
—Si, ¿me ayudarás? En secreto, claro. —agregó Akako, ignorandolo olímpicamente.
—Con gusto madam. —afirmó haciendo una de sus típicas y exageradas reverencias. —Ya sabes, mi especialidad es el secreto. —argumentó guiñandole el ojo, con una sonrisa digna del gato del país de las maravillas.
—Entonces pongámonos en marcha, Kaito. —habló tomando su muñeca.
—Donde quieras. —soltó antes de ser llevado a quien sabe donde.
Una hermosa chica de cabello rubio-fresa con un vestido rojo hasta las rodillas, espalda afuera y una cinta negra que moldeada su cadera llegó junto con un chico azabache de ojos eléctricos con un traje negro con una corbata roja.
Ai Haibara tenía una cara de pocos amigos, se encontraba de mal humor y sería normal si fuera realmente ella.
—¿Cuál es el problema? —preguntó Conan soltando un largo suspiro agotado.
—Mi padre quedó como un ridículo allá atrás. —se quejó esta fruncido el ceño, justo ingresaban en la dichosa fiesta nunca esperaron que paparazzis los asaltaran.
—Ran, sabes qué deberías superar eso. —soltó fastidiado llevaban prácticamente todo el día de esa forma. —Tú padre es buen policía, pero no detective. —exclamó. —Si quieres que sobresalga, convencelo para que vuelva a la policía. —afirmó antes de irse, dejando a la chica sorprendida.
No esperaba esas palabras y la verdad ella también las creía.
De la nada alguien tocó su hombro, al alzar la mirada se topó con un chico de traje azul marino con una suave sonrisa.
—¿Estás bien? —preguntó preocupada Eisuke.
—Lo estoy, solo pensando en mi padre. —respondió dejando salir un suspiró antes de sonreírle.
—Cuando acabe esto, tendrás la oportunidad de conversar con él. —habló el chico acariciando uno de sus brazos.
La joven hija de Mouri se sentía avergonzada, "su" padre no solo fue avergonzado en frente de la cámara y muchos espectadores, sino que no paraba de reprochar al detective joven inútil en otras palabras Conan.
Ella no dejaba de arreglarse el flequillo por los nervios de la situación, su padre era escandaloso pero jamás se comportaba tan vengativamente con otros.
De repente los quejas y reproches de Kogoro fueron interrumpidos por el caballero que siempre es Hakuba.
—Buenas noches. —saludó galantemente como siempre.
—Sagu… ejem… Hakuba-kun, qué bueno encontrarte por aquí. —le devolvió el saludo lo mejor que pudo.
—Aquí viene otro niñato que se cree detective. —refunfuño Mouri.
—Oh, Mouri-san. —exclamó Hakuba sin mostrar algún desprecio. —Sabe, acabo de escuchar a Yoko-san preguntar por un detective famoso, pensé que se trataría de usted.
—¡Pero claro que se trataba de mi! —afirmó inflando su pecho con una gran energía de orgullo. —¡Yoko! ¡Espérame! —gritó antes de correr a quien sabe donde.
—¿De verdad lo estaba llamando? —preguntó confusa Aoko.
—Que va. —soltó sin ningún remordimiento. —Buscaba a Edogawa.
—Oh, vaya. —sintió pena la joven. —Obtendrá una desilusión.
—Si, me encantaría ver su desilusión pero prefiero pasar tiempo contigo. —argumentó.
Ran (Aoko) se sonrojo de golpe, su mente estaba completamente blanca y no sabía qué decir, mientras que el chico solo acarició su cabello con cuidado de no dañar su peinado.
Una joven de cabellera negra corta, ojos azules con un lindo vestido celeste acompañada de un joven con esmoquin de un color muy parecido y otro con uno negro.
—¿Qué harán? —preguntó Ayumi mirando a sus compañeros, Mitsuhiko y Genta.
—Yo iré por algo de comer. —comentó Genta antes de perderse entre la gente casi babeando.
—Creo que buscaré a Ayumi-chan. —murmuró Mitsuhiko apenado sin atreverse a mirar a la muchacha.
—Adelante don Juan. —afirmó golpeando su espalda, aunque la fuerza empleada fue menor a lo que esperaba. —Hmm. —tarareo extrañada al ver el asentimiento tan normal, y sin más verlo alejarse. —Que importa. —se encogió de hombros antes de buscar a su novio.
Un sentimiento cálido se extendió por su pecho al recordar "su novio" que bien se sentía al decirlo. Kazuha mostró una enorme sonrisa buscando por los alrededores hasta toparse al moreno que estaba rodeado de admiradoras sacándole una vena a la chica.
—Si, claro. —dijo Hattori con una enorme sonrisa. —Ser detective de preparatoria no es fácil. —alardeo en frente de más muchachas.
—Oh, vaya. —dijo la chica con una sonrisa llena de ira acercándose a ellos. —El detective de preparatoria Heiji Hattori.
—Ehg, a-ah. —se atragantó con su propia saliva. —Ka-Kaaa… ¡Ayumi-chan! —casi se enreda por completo ahí.
—Te molestaría tener una conversación. —pidió amablemente, con un aura de miedo. —Pri-va-da.
—No-No, ¿por qué me iba a molestar? —soltó riéndose de los nervios.
—Entonces, acompáñame.
—Claro. —respondió nervioso antes de seguirla, se le venía un fuerte regaño que seguro terminaría en una discusión entre ellos.