Capítulo 36

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Misterios

Narrador

El timbre del final de clases seguía sonando causando que los alumnos se aglomeraran.

Una joven de cabello corto negro esponjoso y ojos verdes se deslizó entre la gente hasta tomar de la camisa del uniforme a un muchacho de cabello y ojos claros.

—Saguru. —llamó la chica con una sonrisa amistosa aunque algo nerviosa, este se dio la vuelta apartando su vista del libro que leía hace nada. —¿Podemos… hablar un momento? —preguntó tímidamente mirando fijamente el suelo sin soltar su camisa.

Los murmullos se escucharon desde todos lados; a Hakuba se le pintaron las mejillas de rojo, incómodo con la situación prefirió tomar la muñeca de la joven y la llevó hasta un salón.

Al entrar sus miradas se cruzaron, avergonzados miraron hacia otro lado sin soltarse todavía.

—Sa-Saguru-kun. —lo llamó la chica.

El muchacho se tenso y sin querer apretó su agarre, todo debido al nerviosismo de lo que dijera.

¿Estaba tratando de decirle que le gustaba? —pensó pero sacudió de cabeza al pensar que probablemente estaba pensando de más. —No, no… entonces… ¿por qué no lo hago yo? —el pánico se desató en su pecho y sin querer apretó con firmeza el agarre en su muñeca.

—...e...as… —murmuró en voz baja la joven, casi perdiéndose su voz en el silencio del aula.

Los nervios se le volvieron a disparar al muchacho, apretando más su agarre. —Disculpa, no te escuche. —le respondió galantemente.

—Aoko… A-Ah, Saguru-kun eso duele. —se quejó con una mueca de dolor en su rostro.

—¡¿Eh?! —se crispó el detective de Inglaterra antes de darse cuenta que efectivamente estaba apretando su muñeca con más fuerza de la necesaria. —¡Ah, lo siento! —exclamó antes de soltarla.

—E-Esta bien. —contestó nerviosa frotándose la muñeca.

El silencio volvió a envolverlos, ninguno sabía cómo comenzar una conversación.

Los labios de Sera Masumi empezaron a balbucear un par de veces, quería sacar lo que tenía entre su pecho pero no salía.

Hakuba se acercó a ella al ver sus mejillas arder, además de querer decir algo.

—¿Sucede algo? —preguntó preocupado acercándose a esta.

—Ahh, no-no-no es na-nada jajajaja. —empezó a reír demasiado nerviosa retrocediendo.

—Pero, puedes tener gripe o algo. —volvió a decir aumentando el acercamiento, lo que no llegaba a mucho porque esta retrocedía los mismos pasos.

—No-No es eso, solo…

—¿Solo?

—¡¡Aoko está avergonzada!! —gritó tapándose el rostro con ambas manos.

—¿Eh? Ah, s-si, lo siento. —soltó nervioso Hakuba alejándose de ella. —Pe-Pero, ¿de qué estás avergonzada? —volvió a preguntar extrañado.

Sus labios se entreabrieron y su corazón golpeteo con fuerza queriendo soltar esas palabras que tanto la habían atormentado.

—¡¡A Aoko le gusta mucho Saguru!! —terminó por soltar debido a la presión de sus propios sentimientos.

El rostro de Hakuba explotó cuál olla de presión, la chica igual de avergonzada que tanto sus mejillas como sus orejas se volvieron carmín.

El silencio volvió a envolverlos, sin siquiera poder verse a los ojos.

¡¿Quién eres!?Where stories live. Discover now