Off-shore | ©

By lacanciondeapolo

1M 143K 65.1K

Carter Davis sólo tiene una cosa en mente: aprovechar las vacaciones de verano para olvidar a su ex. Ha alqui... More

Introducción.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
57.
58.
59.
60.
61.
62.
63.
64.
65.
66.
67.
68.
69.
70.
71.
72.
73.
74.
75.
76.
77.
Epílogo.
Nota de agradecimiento.
Extra | Especial de Año Nuevo.

46.

13.2K 2K 2K
By lacanciondeapolo

Aiden.

Nada más marcharse Kim, mi mente empezó a elaborar al menos veinte escenarios hipotéticos —bastante detallados— de cómo podría ir mi intento de besar a Carter.

¿Consideré la posibilidad de que no pasáramos más allá de una conversación amistosa como las que siempre mantenemos? Sí y, la verdad, no me parecía una idea tan terrible. Le prometí a Josh que haría un esfuerzo por avanzar, no hice ninguna promesa de que hoy estaríamos morreándonos.

¿Consideré también la opción de que acabáramos muy, muy juntos en alguna de nuestras camas —sin ninguna preferencia particular, dado que son idénticas— y la noche fuese especialmente memorable? También. Era una fantasía maravillosa, que podía o no cumplirse. Ya vería.

Lo que no llegué a considerar fue que, hace un minuto, después de proponerle a Carter ver una película y cenar comida italiana, él se iría por la puerta mascullando cosas ininteligibles. Mi cara ha debido de ser un cuadro. ¿Que qué he decidido hacer? Está claro: echar a andar detrás de él.

No sé si estaré cometiendo un error. Carter parecía contrariado cuando se ha marchado, pero no sé si está enfadado conmigo o si simplemente ha ocurrido algo.

No es consciente de que le estoy siguiendo, así que cualquiera que me vea pensará que a) el chico rubio de delante tiene un acosador y habría que llamar a la policía, o b) están grabando la segunda temporada de You y yo soy el protagonista. De momento, mi única preocupación es no perderle de vista, porque cada vez está andando más rápido.

Al cabo de diez minutos, me planteo la posibilidad de retirarme, dejar que se despeje por su cuenta y esperar a que vuelva en algún momento a la habitación. Es cierto que voy a deprimirme al engullir la pizza que pida a solas, pero no puedo forzar a nadie a tener un plan de cine conmigo.

Pero entonces Carter se detiene, y me doy cuenta de por qué: he pisado una rama sin darme cuenta.

Creo que no he sido consciente de lo raro que es seguir a tu compañero de cuarto por la calle hasta que me ha mirado con cara de «¿qué haces aquí?». Pongo cara de circunstancias y nos quedamos unos segundos en silencio. Él debe de estar pensando en el misterioso asunto que le inquieta, mientras que yo... bueno, yo estoy buscando una forma de decirle que estaba preocupado por él sin sonar como un asesino en serie.

—Perdón —me dice en voz baja.

¿Está pidiendo perdón él? Me he perdido algo.

—¿Por qué te disculpas?

—Por haberme ido corriendo.

—Ah, por eso. No hace falta que pidas perdón por irte de tu propia habitación —digo, y me río avanzando hacia él—. Soy un firme defensor de salir corriendo, incluso en las bodas. Cuanto más dramático sea el momento, mejor.

Eso le arranca una sonrisa.

—Ya, pero yo soy un firme defensor de pedir perdón por todo —contesta—. Soy un pedidor de disculpas en serie.

—Está en nuestra naturaleza, entonces.

Sin que ninguno de los dos lo proponga, nos sentamos en los escalones de una de las casas de la calle.

Quizá no sea el mejor momento para reparar en estas cosas, pero Carter está particularmente guapo esta noche. Desprende un magnetismo aún mayor que de costumbre, y esa sombra que hay en su rostro, que señala que hay algo que le está haciendo comerse la cabeza, es muy atractiva. Kim siempre me decía que está científicamente comprobado que los tíos atormentados con cara de cachorrito herido son más atractivos que los demás. Aquí, viendo a Carter al borde de una crisis, puedo confirmar que es cien por cien verdad.

—¿Hay algo con lo que pueda ayudarte? —pregunto—. Antes me has dejado un poco... preocupado.

Juguetea con sus dedos sin mirarme.

—Preferiría no tener esta conversación.

—Como quieras. Pero sé escuchar bien.

—Creo que no te gustaría escuchar esto —me dice.

Me pregunto qué diablos es lo que no me gustará oír. ¿Ha matado a alguien? A decir verdad, no me sorprendería tanto; siempre he pensado que en algún momento de mi vida me tocaría ayudar a alguien a esconder un cadáver —por causas justificadas, por supuesto— en algún rincón de un bosque.

—Haz la prueba.

Pero Carter niega y se pone en pie, listo para alejarse.

—Déjalo, necesito estar un rato a solas.

Resoplo y hago el último intento.

—Carter, no entiendo nada, ¿he hecho algo mal?

—No, soy yo quien la ha cagado. Pero no pasa nada.

—Claramente pasa algo si me apartas todo el rato.

Se gira hacia mí con los ojos ligeramente vidriosos.

—Ese es el problema —se lamenta—, que mi plan para el verano no incluía dejar entrar a nadie en mi vida.

—¿No quieres que seamos amigos? ¿Es eso?

—No, no quiero que seamos amigos. —Su declaración me sienta como una patada en lo más profundo de mí.

—Pero pensaba...

Creo que deberían darme un Oscar por la película que me he montado. Josh va a alucinar cuando le cuente que no sólo no estoy ni remotamente cerca de besar a Carter, sino que no era capaz de decirme que ni siquiera quería una amistad.

Al fin, se atreve a alzar la mirada y dice, limpiándose la lágrima que baja por su mejilla:

—No quiero ser tu amigo, Aiden, porque me has empezado a gustar. Y, por más que me encantaría, no puedo hacer nada para remediarlo. Créeme que ya lo he intentado. No si me sigues proponiendo planes y siendo tan buena persona conmigo. No puedo volver a quedarme frito sobre tu hombro porque luego me pasaré el resto de la noche en vela, y ya sé que las bromas que haces las dices amistosamente, pero mi cabeza no se las toma así, ¿vale? No elijo lo que siento. Sé que no te mereces que te suelte esto, sobre todo porque tienes novia y vas a pensar que es perturbador tener un compañero de cuarto que esté pensando en ti así, pero...

«Un momento. Un momento, un momento, pausa».

Tal y como lo imagino, las neuronas que hay en mi cerebro ahora mismo se han dividido para poder procesar todo lo que me está contando Carter en menos de cinco frases.

—¡¿Qué?! —pregunto, todavía sin asimilarlo.

—¿Qué parte no se entiende? —pregunta él, incómodo—. Porque no creo que pueda pasar la vergüenza de decirlo todo de nuevo. Hasta mis capacidades tienen un límite.

Marca un ritmo inquieto con su pie derecho, a la espera de que responda. Me dan ganas de decirle que nos sentemos y nos calmemos, porque a este paso uno de los dos va a colapsar de un ataque de nervios.

—Todo. —Mi tono es de sorpresa extrema—. ¿Cómo que te gusto? ¿Y cómo que tengo novia?

Frunce el ceño.

—¿No la tienes?

—Qué va —digo, extrañado.

Carter palidece.

—Pero te he visto besándote con una chica antes.

«Oh», pienso. Eso es lo que ha ocurrido. Por fin las piezas empiezan a encajar, porque no podía deshacerme de la sensación de que me estaba perdiendo lo más importante. Y con razón. Carter ha debido de ver el numerito de hace un rato.

—Sí, eh... —Me rasco la barbilla, deseoso de explicar la verdad. Porque, si hay una posibilidad, por minúscula que sea, de conseguir que Carter no huya y me dé una oportunidad, no quiero desperdiciarla—. Esa era mi ex.

—¿Habéis vuelto?

—No. Dios, no.

—¿Entonces?

—No creo que vuelva a verla hasta dentro de mucho. Me puso los cuernos con su mejor amiga. Lo de antes fue... en fin, vino a disculparse a la universidad y acabamos despidiéndonos indefinidamente. Supongo que viste el beso.

—Sí.

—Fue una manera de ponerle fin a lo nuestro, no sentí nada —le prometo—. Y eso dice mucho teniendo en cuenta el tiempo que estuvimos saliendo. No puedo perdonar una traición así. Todo lo que sentía por ella ya no está.

Carter sigue observándome con una expresión vacilante. Quiero decirle que él me gusta también. Que en ningún momento preví algo así en un viaje cuyo único propósito era ver a mi novia de entonces, pero ha pasado. Que surfear por las mañanas y cenar con él por las noches son los momentos que hacen que mis días aquí merezcan la pena. Y que me encanta su sentido del humor, su desconfianza y su forma de ser.

—De cualquier manera —dice—, podemos olvidar que...

—Carter —le interrumpo—, tengo que confesarte algo, y lo voy a hacer ahora porque a lo mejor dentro de un minuto no me atrevo. Esta tarde venía a la universidad predispuesto a conseguir un beso tuyo, no de Kim. —Le miro directamente a los ojos—. Y está bien si se te han quitado las ganas, pero me harías muy, muy feliz si me lo dieras. Porque me gustas. Mucho. Así que hala, ya lo he dicho.

Sin esperar a su respuesta, me levanto del escalón, porque no es justo que él esté de pie y yo siga sentado. Me sentía como una hormiga diminuta, y las palabras que acaban de salir de mi boca me han hecho sentirme aún más pequeño.

Él sigue en silencio, pensándoselo. Por unos instantes, me da la impresión de que se va a ir, y puedo entender por qué: seguir adelante con esto puede complicarlo todo. Pero da la casualidad de que todo a mi alrededor tiende a complicarse lo busque o no, así que no me importa hacerlo cuando sé que merecerá la pena. Sólo espero que Carter piense igual.

—Claro —dice por fin.

—¿Claro qué?

—Que claro que te voy a besar, Aiden. No pienso quedarme sin besar a un tío que ya me ha hecho llorar.

Suelto una carcajada.

—Me haces parecer un rompecorazones.

—Tranquilo, el mío ya estaba roto. Estoy a salvo.

Dicho eso, da una zancada para eliminar la distancia que nos separa, toma una bocanada de aire y aprisiona mis labios con los suyos. Me permito relajar mis hombros.

Carter Davis me está besando.

¡Hola a todos!

(Espacio para gritar)

Cuarenta y seis capítulos después, aquí los tenemos, besándose. Les ha costado lo suyo, pero prometo que ahora les toca ser felices (al menos durante un rato).

Preparaos para los capítulos de la semana que viene... van a ser intensos (para bien) 😏

¡Hasta pronto!

Continue Reading

You'll Also Like

191K 38.4K 68
-bien, no digas más, es obvio lo que sucede, haz viajado en el tiempo -Naruto abrió sus azules bastante -sí sigues hablando alterarás la historia, ve...
55.2K 4.8K 31
Secuela de «Elevador de Nubes» Harold Miller está enamorado, su novio claustrofóbico es una parte importante de su vida pero en ocasiones le hace per...
1.5K 156 14
"Si mi corazón pudiese hablar, lograrías escuchar que cada vez que late dice tu nombre. Logras sacar de él las melodías más hermosas que jamás pude...
12.2K 1.6K 12
Los colores no solo dependen de la luz: los ojos azules de Seungcheol refulgían con el filo de los dientes del lobo, del animal que le dio su puesto...