Efecto Mariposa ©

Autorstwa dayzaccardi

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"En el bosque hay un psicópata suelto, ¿tú te atreverías a convivir con él?" Jade Greco se adentra a un bosqu... Więcej

ANTES DE LEER
DEDICATORIA
MAPA
PRÓLOGO
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EPÍLOGO
EXTRA 1
EXTRA 2
EXTRA 3
NOTA FINAL
AVISO SABROSO :)
ESPECIAL 1M
SECUELA Y AVISOS
🦋EM EN FÍSICO🦋

13

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Autorstwa dayzaccardi

Nota: escuchen el sonido mientras lean el capítulo, ustedes sabrán donde colocarlo. Otra cosita, si no lo vieron en otros libros, este símbolo (»), las comillas de seguimiento, dan a entender que el personaje que anteriormente estaba hablando sigue hablando. Dicho esto, que tengan una buena lectura<3

Al abrir los ojos me encontraba acostada en un lugar muy oscuro para mí gusto. No tenía ni puta idea de dónde estaba pero si sabía que todo mi cuerpo estaba demasiado lastimado y contracturado como para moverme e investigarlo; lo sabía a la perfección, porque cuando intenté, juro que sentí que me moriría en ese preciso instante del dolor que cargaba. Tragué saliva y... dios, mala elección. El sabor que permanecía mi boca era un tanto metálico, supuse que era sangre o que la caída había sido más grave de lo que yo pensaba.

Dentro de toda la oscuridad algo de luz entró de repente. Mis ojos se abrian y se cerraban por si solos, por lo tanto, me costó darme cuenta si era una ventana, una puerta o un techo descapotable; pero luego de hacer muchísima fuerza, y abrir mis ojos forzadamente con mis manos, lo logré distinguir, ¡era una puerta! Y alguien entró por esa puerta. Y ese alguien era Liam.

Joder. Otra vez él.

Me mantuve en silencio para observar todo con tranquilidad y no actuar como una loca desquiciada que necesitaba información urgentemente; aunque de todas formas mucho no podía hacer, mis pobres articulaciones estaban debilitadas al cien por ciento, así que solo me quedaba observarlo a él y hacerme la muertita.

Con la mirada un poco desorientada, Liam ingresó al lugar, encendió la luz en un tono más tenue, tiró una mochila marrón oscura a la silla de un escritorio y revolvió algo de su placar.

Localicé un libro verde musgo, ¡específicamente el libro de Liam! Y ahí entendí que se trataba de la cabaña. ¡Estaba en mi jodida cabaña! Pero... ¿Liam me había llevado? ¿Se había dado cuenta de que lo estaba espiando o solo sintió mi presencia? ¿Estaba viva o estaba en el infierno y el diablito me estaba torturando con el chico tinta? ¿Qué carajos había sucedido?

Luego de revolver el placar en busca de un libro verde musgo, el pelinegro se quitó la misma sudadera que llevaba la última vez que lo había visto; entonces, supuse que simplemente fue un desmayo y que no había pasado por una especie de estado en coma o algo así.

Bien, Jade, cada día te superas pero esta vez no de pendeja.

Tragué nuevamente para intentar quitar el sabor metálico de mi boca y mhm... no, misión imposible. ¡Esa cosa no se iba! ¡¿De dónde sacaba tanta sangre?! ¿Acaso estaba menstruando por la boca?

Liam, que anteriormente estaba ¡A punto de quitarse sus jeans!, de un segundo a otro se giró cual exorcista hacia la cama en la que yo me encontraba como si se hubiese acordado que no estaba solo, que tenía mi hermosa compañía. Joputa, tuve que activar mi modo muertita a la velocidad de un rayo. Pero tranquilos, Jade pro lo logró a la perfección. Y temblé. Temblé cuando sentí que el piso de madera se hundía y él se acercaba más a mí para analizarme, cuando de pronto....

¡Chaz!

La mano enorme de Liam sujetó mi pequeña muñeca y rotó mi brazo.

Estaba tomando mis pulsaciones con sus dedos.

Y ahí fue cuando decidí dejar la fotografía y dedicarme plenamente a la actuación. Bueno, quizás no fue tan así ¡Pero es verdad que realicé la mejor puta actuación de mi vida! Tuve que fingir que era una muñeca de trapo para que no notara mis músculos tensados; también tuve que cerrar mis ojitos en el punto exacto, es decir, sin cerrarlos forzadamente y sin cerrarlos muy poquito. Todo un trabajo maestro.

—No te has levantado pero al menos respiras, cosita del demonio —susurró Liam al aire—. Eres una cosa detestable, ¿sabes? Si fuera tú correría igual eh, porque yo no era médico hasta hace unos segundos pero tranquila, todo terminará bien, si es que no te termino matando con la medicación claro —colocó su mano en mi frente, y yo aguanté las ganas de mandarlo a la mierda—. Sin efectos secundarios mhm... trapo húmedo listo, pastilla para el dolor corporal lista y... joder, creo que me olvidé el paso tres —se escuchó un suspiro y luego dejé de sentir el tacto de su mano en mi piel—. Debo dejar de hablar solo como un idiota o me mandaran directo a un psiquiatra.

La mini Jade amarilla de mi cabeza comenzó a reírse internamente diciendo cosas como: Liamcito tú si que eres idiota, tampoco se trata de mentir para convivir. Y la mini Jade con razonamiento gritó miles de groserías, porque claro, si Liam dejaba de hablar hacia afuera solo me quedaba usar el sentido del tacto y la audición para descifrar que carajo había pasado, y digamos que no era muy buena utilizando esas dos cosas; en conclusión: era un caso casi perdido si el pelinegro me estaba observando desde muy cerca y notaba que lo estaba mirando.

Los pasos de Liam se fueron alejando cada vez más y más, de todos modos, eso no hizo que me atreviera a abrir los ojos. Estaba asustada. A los dos minutos  escuché que él estaba revolviendo algo, por el sonido parecía ser una bolsa descartable con algo en su interior, pero no estaba segura. ¿Era lo que me tenía que dar? ¿Me había golpeado fuerte y me tenía que medicar él? ¿Acaso iba a morir?

El sonido de la bolsa abriéndose acabó cuando hubo una interrupción de su teléfono. Lo estaban llamando. Liam soltó unas cuantas maldiciones por lo bajo y al parecer atendió, porque dos segundos después ya estaba devuelta hablando solo:

»Dije que no llames más —escupió, indignado—. Sí, pero eso no tiene nada que ver. Ya cumplí con lo que dijiste. ¿Qué? No, no es así. Estoy en el bosque cerca del comedor. No llego a tiempo ahora. Olvídate de eso. —Noté como se iba desplazando de un lado a otro impaciente—. Sí, lo sé, y te lo prometí. No voy a defraudarte, solo dame tiempo. Las cosas no siempre salen como las planeamos. ¡Dije que sí! ¡¿No lo entiendes?! —Nunca escuché a Liam tan enojado como aquella vez—. No, nadie lo vio. Estoy seguro. Ahora si me dejas tengo que terminar unos asuntos... —suspiró, lleno de furia—. ¿Cómo dices? —Silencio de dos minutos—. ¡¿Qué, mierda?! No, no, no. —Se escuchó un golpe—. Yo seguiré cumpliendo con todo mientras me dejes en paz.

Pi....

Llamada finalizada.

Ja.

Respiré hondo.

Nah mentira, no respiré hondo. Me puse  peor que antes. ¿Qué carajos estaba sucediendo? ¿Por qué Liam mintió con su ubicación? ¿Con quién hablaba? ¿Lo estaban amenzando?

Perdí el rango auditivo de lo que hacia el pelingro por culpa de mis pensamientos confusos. Entreabrí los ojos justo cuando sentí que Liam se sentó al borde de la cama y metió uno de sus dedos en mi boca, entre mis labios específicamente. Estuve a punto de gritar, pero luego entendí que se trataba de una pastilla, y me tranquilicé un poco.

—Liam, ¿qué...? —dije débil, intentando simular mucha más perplejidad de la que ya tenía.

Él estaba observando mis labios con cierta preocupación. Al verme  parpadeó varias veces nervioso y arrojó la pastilla que tenía en sus dedos hacia atrás como si nada.

—Despertaste —soltó de repente—. Creí que estabas muerta y ya estaba preparando la ropa del funeral todo contento.

—Casi se me olvidaba el hecho de que que eras tan tierno  —froté mis ojos—. Ahora responde, ¿cuánto tiempo llevo dormida?

—Tres días.

Silencio incómodo.

—¿Qué? —cuestioné pensando que mis oídos se habían estropeado o algo así.

—Cuatro horas, Jade —respondió con obviedad.

—Mierda.

Apreté mi cien con la yema de mis dedos y solté un quejido del dolor.

—Idiota, no te toques ahí —se acercó unos centímetros y corrió un mechón que tenia en mi frente detrás de mí hombro—. Te has hecho un corte y se puede infectar.

Los pelos se me pusieron de punta al ver que su mano sostuvo mi rostro por unos segundos; entonces, le pegué un manotazo en su brazo.

—No me toques —mascullé—. Yo puedo sola.

Liam se río por lo bajo.

—El guardabosques te encontró inconsciente en la puerta del comedor y te recogió como pudo —me explicó mientras se ponía de pie y buscaba algo en una bolsa.

¿Me encontraron en el comedor? Pero si yo me desmayé en un árbol muy lejano de allí...

»Lo vi desorientado y le ofrecí ayuda. Me dio unos mhm... medicamentos junto a unos consejos para cuidarte y toda esa mierda, y aquí terminaste.

—¿Con un chico que tiene más tinta en su cuerpo que neuronas?

—Con un chico que será tu médico por un rato si es que te callas y le dejas hacer lo suyo.

Caminó hacia la cama con un algodón y un poco de agua oxigenada. Luego de que solté una pequeña maldición al aire, él se acercó otra vez y colocó un poco del agua en el algodón para después poder colocarla arriba de mi ceja.

Solté un quejido.

—¡Me duele, joder! ¡Hazlo más suave! —Liam me miró con una cara que ya conocía. Una cara de...—: ¡Eres un atrevido!

Nunca lo negó.

—Sí no lo hago de esa forma el producto nunca tocará la sangre.

—¡No lo digas así que me da asco y me pone más nerviosa!

—¡Pero es solo sangre!

—¡Deja de decirlo como si fuera tan normal!

—¡Es que lo es!

—¡Mejor vete! ¡¿Sí?!

Liam abrió su boca como para contestarme alguna grosería pero la cerró al instante cuando se dió cuenta de que ambos quedamos muy agitados de decirnos pura mierda. Mientras mi pecho bajaba y subía con dificultad, cruzamos miradas por unos minutos, pero eso no duró demasiado porque él cortó el silencio rápido luego de un suspiro.

—Te desmayaste encima de una piedra, cosita. Al parecer tenía una punta muy afilada y tu cabeza chocó con ella. Debes desinfectarte la pequeña herida bien si no quieres que pase a peores y te tengan que hacer algo más wow, ¿sí? —Asentí intentando mantenerme tranquila—. Ahora, si me lo permites... —tomó mi rostro con sus manos y apretó el algodón con mi herida un poco más suave que antes. Aguanté el chillido de ardor—. Muy bien, eso es.

—Yo todavía no... —Intenté decir algo más pero él no me lo permitió.

—No almorzaste y apenas has desayunado, Jade. En el hipotético caso de que no quiera que mueras, al menos ahora, debes comer. ¿Qué quieres que te cocine?

Maldito, Liam.

—¿Tú cocinas?

—Sí, ¿cómo crees que se mantiene este cuerpecito? —Guiñó un ojo y palmó su pecho.

No pude evitar soltar una carcajada.

—Admitiré que eso fue inesperado —murmuré acomodándome mejor en la cama.

—¿Qué de todo?

—Lo de que cocinabas.

—No tiene porqué sorprenderte, dije que cocinaba, no que lo hacia bien.

Volteé los ojos.

—Pues no tengo hambre, Cheff —ironicé.

—Nunca te pregunté si tenías hambre o no. Vas a comer igual.

—¿Puedes dejar de responder como si todo fuera una competencia de "quién tiene la mejor respuesta"? Ya cansa.

—Yo no lo veo como una competencia. Pero si así fuera ya la tuvieras que haber dado por perdida desde que decidiste competir conmigo, cosita del diablo.

Fruncí el ceño.

—¿Cómo puedes tener tanto ego?

—Yo no tengo ego, el ego me tiene a mí.

Me reí de la estupidez que acababa de decir.

—No te pego una bofetada por el simple hecho de que soy incapaz físicamente, siento que me pisó un camión del dolor que cargo en el cuerpo.

Él sonrió de lado.

—Te traeré unas tostadas.

—Dije que no tengo hambre.

—Unas tostadas no le hacen mal a nadie —saltó a la defensiva.

Abrí la boca como para protestar pero por esa vez, solo por esa vez, decidí guardarme todo y sonreírle falsamente mientras se dirigía a la mini cocina que había en la cabaña. Bueno, realmente no sé si eso se puede considerar cocina, era algo provisorio que constaba en un microondas, una pequeña nevera y un estante con comida sin caducación.

Apenas volví a recostar mi cuerpo en la cama mi celular sonó. Maldije la hora en la que decidí acostarme. Algo confundida empecé a buscarlo por todos lados hasta que recordé que estaba en mi bolsillo. De un movimiento rápido metí la mano dentro de el, solté un quejido del dolor causado por por movimiento brusco que había realizado, lo saqué para ver que era, y... carajo.

Estaba destruido.

Mi maldito celular estaba destruido.

¿Y a qué me refiero con "destruido"? Bueno, la pantalla lucía toda destrozada, la conformaban miles de vidrios rotos. La huella digital, con la que solía abrir mi celular, estaba hecha pedazos con todas las letras, y fue ahí donde le dije gracias al de arriba porque, justo esa mañana, me había olvidado la cámara profesional del año 1890 con la que trabajaba, si no fuera por eso, también estaría rota. Todo gracias al sueño, al insomnio de la noche y a mi don de ser despistada.

En otras cuestiones, el mensaje que me había llegado no era nada más y nada menos que: "No se ha localizado la red". ¡¿Hice un gran esfuerzo solo para leer ese puto mensaje?! Sí, je.

Y pues sí Jade, cómo te va a llamar alguien si no hay absolutamente nada de señal, ni los datos funcionan, chica Inteligente.

No tuve tiempo ni para quejarme de mis propias desgracias ya que Liam regresó. Y regresó con algo: con dos tostadas untadas con algo de queso y mermelada de fresca sobre una bandeja de madera.

—Traje la merien... a la verga, lo hiciste mierda —dijo el pelinegro entre una risa irritante mirando mi celular.

—Cada día me caes peor.

—Era una broma. Disfruta de mi sarcasmo, cosita. —Puse mala cara—. Siento mucho la pérdida de tu Nokia.

—¡Lo compré hace dos meses!

—¿Hace dos años qué?

—Idiota.

Miré el celular, triste, enfurecida, decepcionada, todo.

—Sé habrá roto cuando te chocaste con la piedra.

—Idiota.

—Seguro el vidrio se rompió en ese momento.

—Idiota.

Se acercó más hacia mí.

—¿Quieres comer la tostada?

—Semejante idiota.

—¡¿Quieres comer la puta tostada de una vez y dejar de decirme idiota?! Yo no fui el que se desmayó por no desayunar —masculló, indignado. Lo miré con cara de "Está loco o ke" "¿Por qué me gritas?" y se retractó en un tono más compasivo—: anda, come la tostada, la tuve que hacer dos veces porque las primeras se me quemaron y quedaron más negras que...

—Dame la tostada y cállate —murmuré mirándolo con impotencia.

Él se acercó todo contento como un niño de tres años dándole en desayuno sorpresa a sus padres, sonrió, jugó con el piercing de su labio mientras yo me intentaba sentar en la cama y abrió su boca:

—Espero que te gusten estas tostaditas para nada bronceaditas y que...

—Ya cállate, ¿quieres? —Fruncí el ceño.

—Y que lo disfrutes, cosita bonita —expresó enfatizando en el "bonita" con algo de sarcasmo.

—¿Qué dices...?

—Bonita.

—Ese "bonita" fue totalmente innecesario —le expliqué, cruzando los brazos.

—¿Por qué? —achinó sus ojos grises de una forma traviesa.

No le respondas.

No le respondas.

No le respondas.

Y...

—Porque se lo dices a todas.

¡Y se lo dijiste, pendeja!

—¿Y eso te afecta en algo a ti? —Sonrió picaramente.

Me mordí la lengua.

—En nada. Solo... no lo digas y punto.

Liam volteó sus ojos.

—Admito que siempre tienes una gran cara de trasero aplastado, pero cuanto te enojas eres mucho más atractiva —me confesó, lanzándose a la cama.

—¡Sal de aquí!

—Merendaremos juntos.

—¡Ahora ya no quiero!

—Vas a merendar conmigo. Liam nunca acepta un no como respuesta, cosita.

—¡Dije que no!

Y así fue como sucedió lo que nunca creí que iba a suceder en mi puta vida; y no hablo de ver unicornios volando y toda esa onda, hablo de:

Dos tostadas.

Una manta.

Dos idiotas merendando juntos

—Voy a ser sincera, me sorprendí, pero solo porque no sabía que cantabas —le dije al fin, mordisqueando mi tostada.

—Ni yo sabía —susurró un tanto arrogante—. Solo lo hice y ya.

—¿Qué? ¿Nunca fuiste a aprender o algo parecido?

—No, te dije que solo lo hice y ya.

—¿Así de la nada?

—Como para expresarme supongo. Me gusta expresar lo que siento por medio de mhm... no lo sé, cantar, leer, escribir, tomar fotografías y así.

Inserté cara de curiosidad pura, luego confusión, y después dije a la ligera:

—¿Entonces quieres follarte a alguien?

Abrió sus ojos, sorprendido.

—Que pregunta tan indecente. —Guiñó un ojo y le pegué con un cojín para que reaccionara.

—Lo decía por la letra de la canción, chico inteligente.

—Ah, por eso —gruñó por lo bajo—. Chase Atlantic.

—¿Eh? —Solté confundida.

—Es una especie de banda —me explicó—. Lo hice porque me gusta esa banda, sus canciones tienen un ritmo interesante y está claro que se les da bien lo que hacen.

—Pues... no cantas tan mal —agregué siendo un poco sincera.

—¿Que no canto tan mal? Canto genial, ¿qué dices? —Masculló con algo de verdad y algo de sarcasmo al mismo tiempo.

Volteé los ojos.

—Y mira que tienes que tener los huevos para subirte ahí arriba, romper las reglas y luego hacer como si nada.

—Los tengo bien puestos y gran...

—Ya cállate, Liam.

—Bueno, si me vas a callar al menos termina de contar lo tuyo, ¿realmente crees que puedes sacar fotos con una cámara de la época jurásica y triunfar en este curso? —me preguntó por décima vez, dándole el último mordisco a su tostada (ya que habíamos concordado que él me ayudaría a terminarla) para luego lamer la punta de su dedo.

Yo también le di un mordisco a la mía mientras me acomodaba mejor debajo de la manta; porque sí, Liam también había traído una manta para cubrirnos de la "corriente fresca" que venía de afuera, solo por el hecho de que me había dado un escalofrío. Menudo exagerado.

—Poder se puede, no sé si con la mejor resolución del mundo pero se puede.

—Te aseguro que tienes mejor calidad en tu Nokia roto que en esa piedra con un lente —bromeó.

—¡No es un Nokia! Pero sí, es muy probable. No te mentiré. —Tomé el celular, usé el patrón para desbloquearlo como pude porque bueno, todos sabemos que pasó con la huella, abrí la cámara y... mierda, se abrió la cámara frontal y el celular sacó una foto por su cuenta y...—: ¡¿Hace cuánto tengo esto en la cara?!

—¿El lunar arriba de tu labio?

—¡¿Qué?! No, no —solté, confundida mirando con asco mi propio rostro—. Eso. —Señalé la pantalla.

—Ah, el corte sangrando que tienes arriba de tu ceja —expresó con suma normalidad terminando de masticar.

—Pero... ¿Que, mierda? —cuestioné mirándome, asustada—. ¡Y lo dices tan normal! ¡¿Por qué no me dijiste antes que tenía un puto corte?!

—Creí que ya lo suponías, cosita. —Lo miré mal y saltó a la defensiva—: Y sí, algo te tuve que desinfectar, ¿o no te acuerdas que te pasé el algodón con el alcohol y todo eso por la cara?

—¡Liam!

—Tranquila, todavía no te desinfecté el cerebro. Eso ya es más costoso, ¿sabes? El médico Liam por el momento no hace cirugías. —Puse los ojos en blanco—. A no ser que me des algo de recompensa como...

—No, no, no, ¡la pregunta era porqué no me lo dijiste antes!

—¡Solo no quería asustarte! —dijo, al fin.

Lo ignoré completamente.

—Me veo... me veo horrible —susurré con lágrimas acumuladas en los ojos, sacándome con un papel la sangre que quedaba por quitar.

—Pues es verdad pero tranquila, ya alguien se fijará en tu personalidad —palmeó mi hombro, decepcionado. Luego se concentró en mi rostro y me vio en apunto de largarme a llorar. Sus facciones de broma cambiaron completamente a alguien con sentimientos, a algo mucho más humano—: ¿Estás llorando?

—No, solo... me entró una basurita dentro del ojo —le respondí mirando fijo a la nada misma.

—Ah mucho mejor entonces, como te decía...

Y exploté:

—¡Sí, idiota! ¡Estoy llorando! ¡¿Acaso tú no tienes sentimientos?! ¡¿Acaso no te asustaría tener un puto tajo lleno de sangre en tu ceja de la nada?!

—Lo siento.

—¡Estoy en mis días así que mejor cállate un poco y no opin...! Espera, ¿qué dijiste?

—Que lo siento —agregó con indiferencia.

Lo miré sorprendida como por dos minutos y de repente comencé a aplaudir.

—¡Hoy llueve! —sequé las lágrimas de mis ojos—. ¡Liam me pidió disculpas!

—Tampoco para tan...

—¡Truenos! ¡Relámpagos! ¡Tormenta eléctrica! ¡De todo va a caer hoy del cielo!

—Jade...

Cayó una gota en el vidrio de la ventana.

—Oh mira, ¡una gota! —chillé, emocionada.

—Por suerte solo es una gota y no una tormenta eléctrica —dijo Liam, de una forma arrogante.

Y cayó otra gota.

—¡¡Tsunami!! —grité con el propósito de joderlo.

—Ya quisieras.

Y cayó otra gota más.

—Nah, por el momento morir no entra en mis objetivos del año.

Y de repente todo el sol que entraba de la ventana se esfumó. El cielo se tornó de un gris súper intenso, las gotas se multiplicaron por mil, la lluvia comenzó a repiquetear en el vidrio de la ventana con mucha fuerza y el viento, el viento... se hizo notar en todas las copas de los árboles haciendo que sus hojas choquen contra nuestra ventana.

—A la mierda, te dije lo siento no que invoques un huracán, Jade. —Comenzó a correr hacia la ventana para cerrarla y ¡Pum! Un trueno estralló en el cielo acompañado de un relámpago. Liam pegó un salto y puso una cara de horror impresionante y yo, apenas lo vi, solté una carcajada—. ¡¿Qué miras?! ¡Si, casi me cago encima! ¡¿Algún problema con eso?!

La risa no me permitía contestarle.

Otro trueno, otro salto de Liam.

Otra vez que mi risa aumentó.

Otro trueno, otro salto de Liam.

Y...

»¡Esto va a estar jodido!, ¡¿puedes ayudar, cosita inservible?!

—¡¿No quedó claro lo de que siento que me pisó un camión?! ¡Con suerte pude mover el brazo para comer!

—Que te den —añadió sonriendo punta a punta, sarcásticamente.

Liam corrió hacia la ventana y de un golpe en seco la cerró. Gracias a dios. Luego volteó hacia mí, sonrió  triunfante y cruzó sus brazos.

—Gracias Ralph el demoledormurmuré.

—De nada Vanellope. —Sonreí por la referencia a la peli y él, por otra parte, tragó grueso y miró la ventana, desesperado—. ¿Oíste eso?

—¿La lluvia? Sí, me encanta ese sonido, es muy relajan...

—No, no, eso no. Es como si alguien estuviera queriendo entrar en la cabaña —me explicó, pensativo y lleno de perplejidad.

Entonces se escuchó un golpe de afuera de la habitación y temblé puta, temblé. Ambos temblamos.

—Tengo miedo —confesé por lo bajo.

—Yo también, ja.

—¡¿Cómo que tú también?! ¿No sé supone que el chico es el que tiene que defender a la chica? —susurré hablando de más del pánico que tenía; porque claro, la idea de que en ese bosque la persona que estaba afuera probablemente podía ser un asesino o algo así no me dejaba nada tranquila.

—Estoy más cagado que tú, Jade, pero iré por el único motivo de que estás casi paralítica.

Liam agarró un palo de Hockey que por alguna razón desconocida tenía a su izquierda y caminó a la puerta de la cabaña silenciosamente. Yo, por otra parte, asentí con la cabeza y me tapé todo el cuerpo con la manta creyendo que me daba invisibilidad y que con eso ya era un ser inmortal.

En fin.

Luego de dos minutos de que Liam se haya puesto nuestras vidas en el hombro se escucharon dos gritos. El primer grito, super coherente por cierto, se resumía en: aaaaa. El segundo grito, aún más coherente que el anterior, se resumía en: AAAAA. Y por último, solo escuché al pelinegro chillar:

—¡¿Cristían?!

Y lo que yo pensé fue:

¿Cristian... quéeeeéeee?

***
Nota de la autora:  ¡Hola amores! ¡Tarde súper poquito en actualizar! ¡Vieron, vieron! En fin, capítulo bastante largo pero muy kul para escribir y leer, ¿verdad? Al menos yo me morí de la risa escribiéndolo <3

¿Les gustó el capítulo? ¿Qué opinan de Jade?

RECUERDEN: colocar una 🦋  como post it, en las partes que más les hayan gustado.

Si ven errores ya saben que hacer >>>

Ulala.

En el próximo capítulo veremos quien es Cristían y que viene a buscar. Habrán nuevas pistas, otro acercamiento extraño con Liam.

Alguien está ocultando algo.

Pero ese algo tiene más trasfondos de los que aparenta.

¿Quién es y qué oculta?

Los dejo con el espacio de # para que ustedes los armen como siempre:

Czytaj Dalej

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