Eᴊᴇʀᴄᴇ ᴇʟ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ sᴏʙʀᴇ ᴍí ||...

By almightyy-

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❝Melissa Hetfield, una oficial de policía con honores, es enviada por su jefe a territorio "enemigo" para ser... More

Ejerce el control sobre mí || Zayn Malik
Capítulo » 1
Capítulo » 2
Capítulo » 3
Capítulo » 4
Capítulo » 5
Capítulo » 6
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Capítulo » 27
No es un capítulo, sólo quiero desahogarme :).
Capítulo » 28
Capítulo » 30
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Capítulo » 33
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Capítulo » 46
Capítulo » 47
Capítulo » 48
Capítulo » 49
Capítulo » 50
Capítulo » 51
Epílogo
Típico apartado que nadie lee

Capítulo » 29

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By almightyy-

Aquí está el nuevo capítulo, ¡Sé que es un poco largo!, pero, al igual que el anterior, tiene bastante incidencia dentro de la historia. Espero que les guste, y si es así, ojalá dejen un comentario diciendo qué les pareció y esas cosas je <3.

_________________________________________


Melissa's POV.


—¡Cómo te fue! —gritó la efusiva de Olive dentro de mi tímpano cuando me abrió la puerta—. Quiero saber todos los detalles, desde el más estúpido hasta el más... Excitante. Ahora.


Suspiré. Sí, sabía que mi mejor amiga me exigiría saber todo cuando llegase a casa, pero no me hacía mucha gracia tener que revivir lo que había pasado en casa de Zayn. Bueno, en parte sí... A excepción de su última reacción y mi último comentario con respecto a Harry y su pene. 


—Estuvo bien, es todo lo que necesitas saber —sonreí apretando mis labios. Caminé hacia mi viejo y gran sofá y me senté en él, soltando un suspiro.

—Sabes que no soy estúpida, ¿Verdad? 

—Lo sé, créeme que lo hago, pero... ¿Es necesario? —ladeé mi cabeza. Justo en ese momento sentí cuatro patitas corriendo hacia mí, luego un maullido y finalmente Cuddles saltó sobre mi regazo—. ¿¡Cómo está el gato más hermoso del mundo!? —acaricié su lomo incontables veces, dejando de lado a Olive.

—Esa bola de pelos no te va a salvar de la conversación que tenemos pendiente, Melissa Hetfield —me apuntó con su dedo índice y, con un poco de asco, tomó a mi pequeño y lo dejó en el suelo—. Suéltalo todo ahora.

—No sabes cuánto te odio en este minuto, Olive —negué un par de veces mientras me recogía el cabello en una cola alta. Pearle tomó asiento junto a mí, se colocó de lado y me miró emocionada. Suspiré otra vez—. Anoche me llevó desde aquí hasta su casa... Dijo algo de que tú le habías dado el permiso necesario y que no me preocupase, aunque no estoy segura de si dijo la verdad o no, ya sabes, quizás lo soñé porque estaba algo borracha.

—No, estás en lo cierto. Yo le dije que podía llevarte con Él. —comentó Olive, yo abrí mi boca en una perfecta O. 

—¡Serás puta! —le grité. La incredulidad y la risa exagerada se apoderaron de mí—. ¿Dejaste que Zayn Malik me llevara a su casa?... ¿Y si me violaba?

—Ambas sabemos dos cosas... —se acomodó nuevamente en el sofá y me miró sonriendo—. Primero, no iba a hacerlo, y segundo, tampoco es que hubieses estado triste si lo hacía.

—Sí, tienes un buen punto, pero...

—Nada de peros, sigue con la historia.


Y así nos dieron las diez y cuarenta y cinco de la mañana hablando sobre mi noche con Zayn Malik. Tuve que contarle lo del beso apasionado en su sofá, las lindas palabras que dijo sobre 'hacer el amor conmigo', cómo nos fuimos a dormir juntos, lo que pasó en la mañana sobre su erección matutina, el estúpido comentario que hizo sobre Harry y Niall y finalmente su elaborado desayuno. Algo especial tenía Olive para escuchar mis historias... Se emocionaba,  reía, puteaba, comentaba y se ponía en mi lugar. Es por eso que siempre terminaba contándole cada simple detalle. 

Decidí obviar la parte en que le preguntaba sobre la cena con Ernie y su negativa respuesta, y al ver lo sumergida que estaba Olive con la historia, imaginé que no lo notaría.


—¡Ay, Dios! —colocó sus manos sobre su cara y rió como estúpida—. Juro por todo lo que amo en el mundo que si Zayn Malik no estuviese enamorado de ti, trataría incansablemente de hacerlo mío —sentí un pequeño calor en mi estómago cuando dijo la frase "enamorado de ti". 

—Él no está enamorado de mí, amiga —reí débilmente y me encogí de hombros.

—Vaya... Existen personas ingenuas y Melissa Hetfield —rodó sus ojos y me dio un pequeño empujón por mi brazo—. Es más que obvio, tonta.

—¡Si fuese tan obvio como dices tú, habría aceptado acompañarme a la puta cena con Ernie! —lo que había conseguido ocultar segundos antes yo misma lo había echado a perder. Olive frunció el ceño con fuerza y la expresión que consumió su rostro era de incredulidad en su máximo estado de pureza.

—Repite eso... 

—No es tan difícil de entender, Olive —apreté mis muelas y me levanté del sofá—. Le pregunté si podía acompañarme a casa de Ernie porque quería hacer una cena con su esposa y mi novio... —hice una pausa—. Le conté que Erns creía que yo tenía un novio porque hace tiempo... Ay, ni siquiera tiene sentido —puse las manos sobre mi rostro y suspiré otra vez—. Bueno, en pocas palabras, le dije que lo único que debía hacer era acompañarme y actuar como si fuese mi novio.

—Jó-de-me —dijo ella, levantándose también.

—No, no te jodo —rodé los ojos—. Lo único que hizo fue decirme 'vístete, iré a dejarte a casa, son casi las diez', ¡Y se enojó!

—Quizás no quería actuar como  tu novio... —la interrumpí.

—Sí, tal vez es tanto el desagrado que siente por mí que le pareció una idea horrible y por eso se enojó —intenté bromear y una falsa carcajada nació de mi pecho.

—Lo que quería decir es que... Quizás no quería actuar como tu novio, tal vez quiere serlo de verdad —se encogió de hombros y volvió a poner su culo en el sofá. Mi expresión fue de total confusión, y sentí que mi corazón comenzó a bombear sangre cada vez más rápido, logrando que me pusiera colorada.

—¡Deja de defenderlo, mala amiga! —le grité, negué un par de veces y fui caminando hacia mi habitación.


 Fue allí cuando me di cuenta que Layla seguía durmiendo plácidamente en el lado que normalmente era de Cuddles. Alcé mis cejas con frustración y me acosté junto a ella, observando el techo. Miles de pensamientos cruzaron mi mente, cientos de posibles escenas, decenas de recuerdos de la noche anterior y un par de situaciones que habían ocurrido desde que inició este programa de adaptación laboral. No iba a ignorar el hecho de que Zayn había tenido un gran avance en cuanto a mi persona desde que nos conocíamos; ahora era más tolerante, paciente y conversador. Recordaba que me había defendido un par de veces y que trató de enseñarme a conducir. Me salvó de dos posibles violaciones cuando patrullábamos por las calles de Nueva York... Bueno, me había permitido probar sus labios en tres ocasiones, y sus celos... ¡No podría olvidar sus celos jamás! 

Diablos. ¡Tal vez Olive tenía toda la puta razón!, pero entonces... ¿Por qué reaccionaría tan negativamente como  lo hizo en su casa? 

Me aterré.

El pitido de mi celular resonó dentro de mi brassier —lugar en que lo había puesto cuando salí de la casa de Malik. Lo tomé y vi que un número desconocido me había enviado un mensaje de texto. Lo abrí.


"Se informa a toda la comunidad policíaca que está cursando la adaptación laboral en el FBI que, debido a la celebración que se llevó a cabo anoche, tienen permitido iniciar su jornada de trabajo a las 13:00 hrs en el campo de entrenamiento interior. Se solicita que traigan sus armas de servicio, y además, se exige puntualidad.

—Pipper Horan, agente especial FBI."


**


Cerca de las doce y cincuenta llegamos al FBI junto a Layla. Olive fue quien, amablemente, se ofreció a traernos, siempre y cuando Layla hablase con Harry Styles y le dijera que no sermoneara a la telefonista de la policía de Nueva York —Olive— por olvidar que debía llegar temprano a trabajar. La expresión que tuvo en mi casa cuando nos vio con el uniforme de trabajo fue asombrosa, ¡Jamás la había visto tan asustada! Decía, cada dos minutos, "mierda, Harry me va a echar... ¡Me va a echar!, Dios, Lay... ¡Haz algo, por favor!" Muy cómico.

Decidimos que, como habíamos llegado más temprano que el resto, teníamos derecho a acaparar una buena ducha para limpiarnos cuando terminásemos, así que bajamos al nivel menos uno y corrimos para alcanzar las únicas que tenían cortina. Dejamos nuestros bolsos dentro de los cubículos y de pronto, escuché que Layla comenzó a reír como una estúpida.


—¿Qué ocurre? —pregunté riendo también. Lay tenía una de esas risas tan contagiosas que era imposible hacer caso omiso.

—Nada, sólo recordé algo y bueno... —rió otra vez, sin poder parar—. ¡Oh, Dios! No puedo...

—Hmmm, sí. Qué gracioso —comencé a hacer varios 'ja-já' de manera seria, por lo que ella me observó.

—Ay, Mel. ¿Recuerdas cuando recién comenzamos esto y te vi desnuda aquí en las duchas? —mi cara se tiñó de un fuerte rojo y asentí levemente—. ¡Y después empecé a pedirte tips para tener un culo como el tuyo! —asentí otra vez, mordiendo mis mejillas internamente—. Soy un desastre...

—Síp, lo eres.


Caminamos hacia el espacio común en que había decenas de lavabos y un gran espejo que abarcaba la mayor parte de los rincones. Layla comenzó a hablar sobre su relación secreta con Harry Styles y lo mal que se sentía porque nuestro jefe no quería hacerla pública. Decía que se sentía usada, que sólo la quería para tener sexo y que no podía evitar sentirse así porque ella lo amaba muchísimo.


 —¿No crees que lo empezaste a amar demasiado rápido? —pregunté mientras me hacía una cola alta. Ella sonrió de una manera que jamás había visto. 

—No, no lo creo —se encogió de hombros y comenzó a imitar mi acción—. Es una emoción que viene de improvisto, de pronto sólo la sientes en tu pecho y ya no puedes escapar de ella. Es hermoso, ¿Sabes? —miró al suelo, aún con una sonrisa, mientras que yo fruncí el ceño.

—¿Y qué es lo que sientes, específicamente? 

—Diría que todos tienen sensaciones diferentes... —me observó, colocando una mano en el mesón—. En mi caso personal... Cada vez que veía a Harry sentía mariposas en mi estómago, me encantaba pelear y discutir con Él y me moría por darle un beso. Siempre estaba a la defensiva porque odiaba que sus comentarios inteligentes me ganasen y... —suspiró otra vez, mordiendo su labio—. No lo sé, amaba gastar mi tiempo con Él.


Diablos. Eso era todo lo que podía pensar en ese instante. ¡Cada palabra que había salido de la gran boca de Layla encajaba conmigo! Las mariposas, las ganas de besarlo, el deseo de siempre ganar e incluso gastar tiempo con Él. Con Zayn. Diosss.

Nos quedamos en silencio unos segundos más, y cuando quise decir algo, el eco de una voz masculina se escuchó escaleras arriba, en el piso principal. Ambas nos observamos con los ojos más abiertos que de costumbre y mi corazón comenzó a latir con fuerza. 


—Este es tu momento —Layla me guiñó el ojo y sonrió. Estuve a punto de decir algo, pero me interrumpió—: No te hagas la tonta. Pienso exactamente lo mismo que Olive.


Y con sólo esa frase me dejó ahí parada, frente al gran espejo. Caminó  con rapidez hacia  las escaleras, se dio vuelta a verme otra vez y luego comenzó a subir poco a poco.


—¡Zayn, mi ex padrino! —escuché que gritó. Luego sentí el susurro de su ronca voz, más no pude entender qué decía, ya que no estaba gritando como Layla—. ¿Estás buscando a Mel? —gritó otra vez, apropósito, diría—. ¡Es tu día de suerte! Está ahí abajo en ropa interior. Es mejor que te apures si quieres verle el culo, ya sabes —no podía creer la capacidad que tenía mi amiga para ser tan chillona. ¡En serio impresionaba! 


Comencé a desesperarme. Los niveles de adrenalina en mi cuerpo empezaron a aumentar y mi respiración se volvió desigual. ¡Era la misma reacción que tenía cada vez que sentía que Zayn andaba cerca de mí! Traté de calmarme. Miré mi rostro al espejo y me maldije internamente por ser tan estúpida. ¡Era solo Zayn!, ¡Era solo Zayn! 

Los grandes y pesados pasos de sus zapatos resonaron por todo el lugar, y en vez de calmarme, me aceleré más. Sentía el deseo de escapar y no hablar con Él. No enfrentarlo.


—¿Melissa? —pronunció. Tomé una profunda respiración y lo vi aparecer por detrás de mí, gracias al gran espejo—. Uh, ahí estás. Hola.

—Hola, ¿Qué hay? —solté mi cabello en un acto desesperado por parecer ocupada en algo. Sentí que me observó todo el tiempo.

—Te estaba buscando... —sonrió algo nervioso—. Siento haber reaccionado como lo hice hoy en la mañana. Después de que te dejé en casa fui rápidamente a...

—¿A la casa de alguna de tus chicas? —escupí sin ponerme a pensar en lo que decía. Noté que mi comentario lo había tomado por sorpresa, ya que alzó sus cejas. Sentí presión en mi antebrazo, y luego me encontré totalmente frente a Él.

—¿Qué dijiste?

—Pues, eso —me encogí de hombros. Traté de soltarme, pero Él me agarró más fuerte—. Que luego de quedar tan tenso con nuestra conversación, tu amigo —apunté hacia su aparato reproductor masculino—. Necesitaba descargarse y... Así lo hiciste.

—¿Por qué siquiera piensas eso? —frunció el ceño.

—Ambos sabemos sobre tu estilo de vida, Zayn —me encogí de hombros e intenté alejarme otra vez, pero fue imposible—. ¿Me podrías dejar en paz para terminar de arreglarme el cabello?

—Ya estaba totalmente arreglado cuando entré, de hecho, ni siquiera entendí por qué lo soltaste —alzó una de sus cejas, dejándome callada—. Ahora escúchame.

—Tienes dos minutos antes de que sea la una en punto.

—Bien... —miró hacia el techo, luego se concentró en mis ojos—. Necesito que me disculpes por la reacción tan imbécil que tuve cuando me hablaste de esa puta cena, pero... No lo sé. Me asusté, dejé que mi mecanismo de defensa actuase sin mi consentimiento y sólo te quería alejar de mí —se encogió de hombros—. No estoy muy acostumbrado a esa palabra...

—¿Novio? —pregunté con voz apagada.

—Sí, novio... Ya sabes, por mi estilo de vida —sonrió levemente, mirando hacia abajo—. Pero lo estuve pensando, y gracias al consejo de alguien especial para mí, decidí... Si aún quieres que vaya contigo, pues... Lo haré.

—¿Estás...? —me interrumpió.

—No, no te estoy jodiendo, Hetfield —ahora sonrió enseñándome todos sus dientes.


Sentí una gran presión en el pecho debido a cómo se estaba comportando. Esa estúpida presión de la cual me había hablado Layla minutos antes. ¿Era que de verdad las chicas tenían razón sobre Él y yo? Sin permitirme seguir analizando la situación, me alcé en las puntas de mis pies, acorralé el cuello de Zayn con mis brazos y le di un cálido abrazo, el cual aceptó gustoso. Era extraño, lo admito. Me sentía extraña, el ambiente que nos rodeaba era extraño. 

¡Todo lo era! 

Percibí que sus brazos me liberaban poco a poco y nos miramos un par de segundos a los ojos, luego, carraspeó su garganta y habló:


—Entonces... Suponiendo que eso es un sí, ¿Paso por ti a las siete y treinta?


No hice más que asentir, sentía una alegría casi desbordante. 


**


Siete y treinta de la tarde. El claxon del vehículo de Zayn más una llamada a mi teléfono me habían indicado que ya se encontraba en las afueras de mi edificio. La generosa ayuda de Olive y Layla se hicieron presentes en mi departamento; la chica de cabello negro hizo de las suyas otra vez y me vistió como se le dio la regalada gana, mientras que Layla sólo se dedicó a lanzar comentarios sobre penes y sexo.

Con cuidado bajé cada una de las escaleras que me separaban del piso principal, y cuando estuve a punto de poner mi mano en el pomo de la puerta, un silbido llamó mi atención. Me di vuelta y me topé con Tori, cruzada de brazos.


—Vaya. Qué bella te ves, Melissa. —pronunció. Con ira, me atrevería a decir.

—Gracias... —fruncí mi ceño con confusión—. Tú también luces bonita.

—Seguro, pero no es lo que Zayn piensa —quedé desentendida con ese comentario. Tori se acercó unos cuantos pasos a mí—. ¿Qué crees tú?

—No sé lo que piensa Él, por lo tanto, ni idea.

—¡Oh, pero vamos fuera! —agarró mi brazo con más fuerza de lo habitual—. Él está fuera, ¿Verdad? Preguntémoselo, ¿Qué te parece?

—Me parece una idea bastante estúpida, qué quieres que te diga —me solté con un simple tirón, haciendo que se desestabilizase un segundo. 

—Quiero que me digas dónde vas con Él —demandó, haciéndome reír. ¡Qué rayos estaba mal con ella! La situación me parecía tan irónica que no podía creer que estuviese pasando en la vida real.

—¡Qué mierda te importa a ti, Tori! —le grité, deseando mentalmente que nadie más escuchase—. Eres una insoportable niñita mimada... Siento pena por tu padre. ¡Eres desagradable! 


Y con esas palabras hice mi camino, finalmente, hacia la entrada. Escuché un leve susurro de su parte diciendo 'te vas a arrepentir', pero decidí ignorarla; sólo apreté mis dientes tan fuerte que por un momento pensé que se romperían. Antes de acercarme al auto tomé una profunda respiración e intenté relajarme para que Zayn no se diera cuenta de nada. Masajeé mi cuello un par de veces y cerré mis ojos. 

Cuando estuve relativamente lista caminé hacia su automóvil, abrí la puerta y me metí a su lado. Suspiré otra vez, recordando a la imbécil de Tori. 


—¿Qué te pasó ahora? —sentí la mano de Zayn tratando de desempuñar la mía. Ni cuenta me había dado que estaba en ese nivel de tensión.

—Nada, no te preocupes —sonreí intensamente al ver que nuestras pieles estaban haciendo contacto.

—Bien. Señálame el camino.


Y así lo hice. Le di las indicaciones necesarias para llegar a casa de Ernie, lugar que se encontraba en la intersección de la calle 87th con Broadway, justo en el centro de Manhattan. Zayn, como nunca, comenzó a contarme sobre lo que le había pasado con Liam esa mañana; iban en auto hacia la institución del FBI cuando otro vehículo casi los choca de frente. Admito que me preocupé y comencé a preguntarle muchas cosas rápidamente, pero Él afirmó que no tenía nada de qué preocuparme. 

Sólo diez minutos después llegamos a la humilde morada de mi amado cartero, y... Bueno, ahí fue cuando los nervios comenzaron a jugar en mi contra. Sentía que todo iba a terminar horrible, que Zayn iba a portarse mal... En otras palabras, mi negatividad se hizo presente en mi cabeza. 

Salimos del automóvil cuando Zayn estacionó y caminamos hacia la puerta. La toqué y comencé a jugar nerviosamente con mis manos. 


—Hey, relájate —me confortó. Tomó una de mis manos con la suya y entrelazó nuestros dedos—. Todo va a salir bien, novia.  —¡Me sonrojé, admito que me sonrojé como nunca antes lo había hecho! No sabía qué decir.

—Si me dices 'novia' todo el tiempo, se darán cuenta de que estamos mintiendo —mordí mi labio con preocupación, a lo que Zayn sonrió.

—También puedo usar otros adjetivos, como... Amor, cielo, cariño y bebé. ¿Cuál te gusta más? —ladeó su cabeza y me miró con profundidad.

—No... No lo sé, como tú quieras —respiré, nuevamente, con dificultad.

—Está bien, novia.


Justo en ese instante la puerta se abrió. El avejentado semblante de Ernie ocupó todo mi campo de visión, y sin pensarlo dos veces, me abalancé hacia Él con fuerza, demostrándole cuánto cariño sentía por Él. Me apretó con delicadeza y luego me regaló un pequeño beso en la frente. Sonreí.


—¿Y no me presentas al chico? —preguntó Él... Diría que observándolo con sumo cuidado. Por un momento sentí que se conocían desde antes y ocultaban algo.

—Hmm... Sí, lo siento. —sonreí y me acerqué a Zayn, rodeé su brazo con el mío y lo miré—. Bueno, Erns, Él es Zayn Malik. Mi... Novio —apreté mis mejillas por dentro y sonreí otra vez—. Zayn, Él es Ernie Stratom, mi cartero favorito y mi abuelo postizo. 

—Un gusto, chico —el educado Ernie le tendió la mano a Zayn, y éste último no dudó en tomarla—. Vamos dentro, Betty está desesperada por verte otra vez, Mel. Bueno, ver a los dos.


Decidimos entrar, y me llevé una grata sorpresa. Primero, la casa olía perfecta, segundo, todo estaba decorado de una manera tan... Familiar, que me transmitía la calidez que necesitaba sentir desde que me vine de Miami, tercero, en la mesa reposaba la cena que, a simple vista, lucía deliciosa. Sentí el brazo de Zayn posarse territorialmente en mi cintura, por lo que me di vuelta para mirarlo. Él sonrió.


—¿¡Acaso esta hermosa mujer que tengo en frente es mi pequeña Mel!? —chilló Betty, secándose las manos con un paño de color rosa. Asentí estúpidamente y corrí hacia ella, quien me dio un abrazo algo más fuerte que Ernie—. Dios mío, Mel. ¡Estás hecha una hermosura! 

—Gracias —comenté, sintiéndome avergonzada.

—¿Y quién es este guapo caballero? —preguntó después. Había olvidado que Betty tenía una picardía inigualable. Aunque quizás Layla podía igualarla—. ¡Ernie, debiste haberme avisado que venía gente tan guapa a casa! 

—Sí lo sabías, mujer —comentó el aludido, riendo.

—¿Qué tal, caballero? —Betty se acercó a Zayn, tendiendo su mano—. ¿Usted es...?

—El novio de su pequeña Mel. —afirmó Él, guiñándole un ojo. Betty reaccionó como si fuese a desfallecer y los tres nos reímos de su locura.

—Bien hecho, Mel. Sabía que eras una mujer inteligente —se dio vuelta hacia mí e hizo un vulgar gesto con sus manos, refiriéndose al aparato de Zayn. No pude contener mi impresión y me sonrojé—. Bien, chicos.  Vayan a la mesa, comenzaré a servir la comida.


Y como tres pequeños asentimos y nos sentamos. Zayn rápidamente me movió la silla para que me sentase y Él tomó lugar a mi lado. Agarró mi mano por encima de la mesa y comenzó a hablar con Ernie sobre automóviles, dejándome totalmente de lado. 

Me sentía desplazada... Por lo que me levanté de la mesa y me escabullí hacia la cocina para ayudarle a Betty. Como era de esperar, no dejó de hacerme descarados comentarios con respecto a lo macho que era 'mi novio', y yo no sabía cómo reaccionar ante eso. 


**


Eran cerca de las ocho y treinta y la cena estaba transcurriendo de manera normal. Los cuatro estábamos conversando de temas triviales, y sin esperármelo, Zayn dejó al descubierto la inteligencia que poseía sobre política, religión y economía. Se estaba ganando a los dos viejos que más quería en la vida. 

De pronto, Betty tosió y me miró picaronamente.


—Y bueno... Zayn —el aludido la observó y ella sonrió—. ¿Cómo conociste a Mel? —Ambos nos miramos asustados, ninguno de los dos había practicado esa posible pregunta. Después de eso, Zayn sonrió con egocentrismo.

—Verá, Betty... —agarró mi mano nuevamente, apretándola. Esperó a que Betty tomase un sorbo de su vino tinto—. ¿Ha escuchado usted hablar sobre los clubes de strip-tease? —la esposa de Erns lo miró escéptica, y Él mismo con algo de rabia. Yo, en cambio, con algo de temor.

—¡No me digas que eras la barwoman allí! —comentó Ernie, su ceño se veía fruncido. Ahora fue su turno de tomar vino.

—No, señor —dijo Zayn—. Melissa era la bailarina más cotizada en el lugar. Todos los hombres se desesperaban por conseguir su atención, pero ella sólo me la dio a mí. 


La cara de Ernie fue un poema que jamás había visto.  Apretó los dientes de tal modo que un feo chirrido salió de ellos. Betty, quien tenía sus cejas alzadas y estaba a punto de reírse intentó calmarlo, y yo... Quien estaba totalmente avergonzada, le pegué un codazo a Zayn. ¿Por qué tenía que decir aquello? 


—Amor, el chico sólo bromeaba, ¿No es así? —miró a Zayn, quien sonreía visiblemente—. ¿Cómo crees que la pequeña Mel haría algo así? 

—Dios, qué feo hubiese sido —comentó Stratom, poniendo una mano en su rostro.

—Hubieses visto tu cara, Ernie —comenté, tratando de salir del paso. Erns me mantuvo la mirada unos segundos y luego alzó sus cejas, recordando algo.

—¡Casi lo olvido! —se levantó de la mesa—. ¡Dame un segundo! 


Fue directo hacia la cocina. Betty se las arregló para hacer que la conversación tuviese un rumbo totalmente diferente, lográndolo. Zayn lucía animado contestando a las preguntas que ella le hacía sobre mí, y a pesar de que todo lo que dijo era erróneo, no dije nada. Tan sólo esperaba que Betty no se diera cuenta de que Él mentía. 

La voz de Ernie se hizo presente otra vez, atrayendo la atención de todos.


—Hoy dejé esto aquí, ya que sabía que vendrías y quería entregártelo en tus manos, bonita —me dio un gran sobre con el logo del Banco Central de Nueva York. Me tensé. Zayn frunció el ceño y me miró dubitativo—. En el correo me dijeron que el gerente general del banco había ido personalmente a dejarlo, diciendo que era el último aviso... Si no, llamarían al hospital en que está tu madre y la tendrían que desalojar. 


Mi corazón comenzó a romperse en pequeños pedazos al escuchar esas palabras. ¡Si mis cuestiones económicas afectaban a mi madre, se volvía totalmente personal! 

Me quedé en completo silencio. Mis ojos comenzaron a cristalizarse y mis manos a temblar. Miré a mi alrededor, Ernie tenía una expresión de tristeza que jamás había visto, Betty lo observaba desaprobatoriamente por jodernos la cena, y cuando observé a Zayn, Él estaba furioso. Tenía el ceño fruncido, la mandíbula tensa y los puños apretados. Una lágrima bajó por mi rostro y me levanté de la silla, aún observándolo.


—Quiero ir a casa, por favor —Él se levantó al instante, se despidió de Ernie y Betty y prometió que volvería. Pronunció un 'te espero afuera' y me dejó a solas con ellos—. Siento mucho que esto termine así —Betty se acercó a mí y secó mi lágrima, luego me abrazó—. Quiero que sepan que pasé una tarde increíble, la comida estaba deliciosa y amé estar en su compañía. Luego los vendré a visitar otra vez, ¿Queda claro? —intenté sonreír, pero salió una mueca sin ánimo.

—Vete a casa chiquita, descansa. Cualquier cosa que necesites cuenta con nosotros —dijo ella, dándome un fuerte beso en la mejilla.

—Te queremos mucho, Melissa —sonrió Él, llevándome afuera.


No quise observar a Zayn, sentía una especie de vergüenza; simplemente me dediqué a entrar en el automóvil y observar al frente en todo el camino. Él me hizo el trabajo fácil, porque tampoco me dirigió palabra alguna, sólo sentía que me observaba con detenimiento cada vez que parábamos en un semáforo en rojo. Cada treinta segundos tenía que secarme las lágrimas que caían de mis ojos, y sin querer, arrugué con fuerza el puto sobre gigante que Ernie me había entregado. 

En el momento en que nos estábamos acercando a casa me quedé perpleja. No. Aún más que perpleja si es que era posible. Las ganas de llorar comenzaron a aumentar y ya ni siquiera podía ver bien lo que tenía en frente. Lo único que sentía era la sirena de la policía en las afueras de mi edificio y varias personas murmurando en la calle. Zayn acercó el automóvil y luego me miró con profundidad. Me sequé las lágrimas y divisé a mi sofá en la acera, mi cama desecha, mi pequeño refrigerador, mi mesa de noche... En general, todas mis cosas estaban desparramadas por la calle y Tori con Margaret conversaban con un señor de traje. Zayn nuevamente me observó impaciente, preguntándome tan sólo con la mirada qué estaba mal, así que me armé de valor y lo observé.


—Esas son mis cosas, Zayn —dolía decirlo, realmente—. Me están desalojando. 


Y la expresión de rabia que vi en sus ojos no tenía nombre. Rápidamente salió del automóvil y se acercó a Tori; no perdí más tiempo y me acerqué con Él. 

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