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"Si al hablar no has de agradar, te será mejor callar."
-Bambi
Que rabia las personas que solo saben meterse con otras.
Como si ellos no tuvieran defectos ni inseguridades, que cobardes son todos y cada uno de ellos, que débiles. Necesitan escudarse en la ira para tener un poco de paz en su interior.
Hay personas que se nutren de la infelicidad ajena y no solo con insultos sobre su forma de ser. Hay más maneras de hundir a una persona, pero una de las que más duelen es cuando te infravaloran, te dicen que no vas a lograrlo, que cómo crees que vas a ser capaz de hacer algo así.
Te hunden de la peor forma posible.
Si esos comentarios vinieran de personas desconocidas o con poco valor personal para ti estaría bien ni siquiera debería afectarte pero cuando vienen de las personas a las que quieres es cuando realmente te cuela hondo.
Al fin y al cabo, siempre necesitaremos más un inténtalo a un ríndete. No hace falta que nadie me "aconseje" que lo deje, puede que me lo repita yo unas mil veces al día, la diferencia es que es más un pensamiento fugaz a una opción.
Muchos de nosotros estamos cargados de palabras bonitas que no hemos llegado a expresar, palabras que alegran el día y aunque no lo creamos cambian. Pero preferimos callarnos y solamente comentar o hablar de lo malo y es un grave problema, nos da vergüenza decir las cosas buenas pero en cambio, hay demasiada valentía para decir las malas, que hipócritas somos todos.
Tenemos tan interiorizados este tipo de palabras y gestos que en realidad no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo o del mal que podemos llegar a crear. Nos quejamos de lo que nos dicen pero luego hacemos exactamente lo mismo.
No creo que se pueda llamar a una persona mala solamente por un par de comentarios desafortunados, pero sí se le puede llamar ignorante al que le tacha de falso ya que seguramente al hablar sobre su comportamiento habrá dicho una serie de cosas que estarán como mínimo al mismo nivel.
No podemos evitar comentar todo lo que vemos, ya sea bueno como malo. Igual es un problema y no lo estamos viendo, pero deberíamos mirar más a menudo nuestro ombligo y olvidarnos del de al lado. ¿Crees que ha dicho un mal comentario? Rectifícale, pero no te comportes como si nunca lo hubieras hecho. ¿No te gusta su ropa? Aceptable, para gustos colores. Pero ¿Tienes que decírselo? Bueno, no creo que sea una necesidad básica. ¿Te hace sentir inferior? Habla con él, coméntale tus sentimientos pero no le taches de inhumano o mala persona. ¿Crees que no puede conseguir algo? Tanto te afecta que tienes que decírselo.
Hay veces que es la envidia lo que nos corroe, pero la envidia como todo se puede mesurar. Tienes cabeza para pensar y reflexionar las cosas, úsala.
No tenemos que hablar de todo, perdemos el tiempo con demasiada facilidad y si de algo estoy segura es que lo único que no se puede recuperar es el tiempo perdido.
-Cerré el ordenador.-
-Bueno querida, ¿Qué tal os va el trabajo?-Le pregunta Indignada a mi tía Ivory.
No es una sorpresa que no se lleven bien, son totalmente opuestas, para empezar, a mi tía le preocupan sus hijos.
-Estupendamente, gracias por preguntar.-Responde mi queridísima tía con una sonrisa forzada mientras se aparta su largo pelo rubio de la cara.
Sí, todos en mi familia son rubios. Todos menos mis hermanos y Ivory que hemos adquirido los genes españoles de mis otros abuelos y tenemos el cabello tan negro como las plumas de un cuervo.
-¿Y tú, Ashton?-Le pregunta Indignada a mi tío.
-Bien, Pat y yo hemos pensado en mudarnos de casa ahora que estamos bien de dinero.
Me tengo que contener las ganas de bufar y cuando miro a mis primos y mis hermanos parece pasarles exactamente lo mismo. Mi tía está a punto de morirse de la risa en cuanto ve la cara de mi madre que es una mezcla entre escepticismo y rabia porque alguien diga estar mejor que nosotros.
Por suerte para mi tío y mala para mí, mi abuelo habla.
-Y nuestra encantadora Thebe qué va a querer hacer después de este año.
La pregunta del millón, que qué voy a hacer, pues morirme del asco con total certeza.
-Pero que preguntas haces.-Me interrumpe mi abuela antes siquiera de poder pronunciar una sola palabra.-Irá a la Universidad, como todos en esta familia y si sigue el buen camino llegará a ser igual que su padre.
Que raro que nadie se acuerde de que mi madre hace exactamente lo mismo que mi padre, por supuesto en esta familia solo ven lo que les interesa.
Uyyy, me voy a reír mucho.
-En realidad...- Ya está, con esas dos palabras capto la atención de toda la mesa.- Había pensado en dejar los estudios, ya sabéis y viajar por el mundo... Quién sabe.-Me encojo de hombros.-Igual consigo un buen puente donde caerme muerta.
La razón de lo que acabo de decir no es más que una gran evasiva que como no ha surtido efecto, no sé que voy a hacer después del instituto pero qué más dará si total ahora mismo es lo último que me preocupa.
Tanto mis hermanos, como mis primos y mi tía se doblan de la risa y yo les imito.
-¡Por favor, que desfachatez es esta!-Se escandaliza mi abuela.
-Siempre igual, seréis maleducados.-Le da la razón mi abuelo.
Maleducados, la palabra favorita de mi padre.
-Anda iros ya al patio, para lo que estáis haciendo aquí.-Continua mi abuela muy resuelta.
Y ninguno de mis padres dice nada. Por supuesto, eso de defender a sus hijos lo llevan mal.
Salimos todos hacia el patio, todos menos mi tía que la tendrán secuestrada un rato más. Las pequeñas se ponen a jugar con el perro y el gato mientras el resto nos sentamos en la hierba del jardín, parece estar recién cortado así que es incluso cómodo.
-Ey Ebe, ahora en serio ¿Qué vas a querer hacer el año que viene?-Pregunta Tayden el más pequeño de los hermanos.
-Ni idea.
-Pues ya deberías ir pensándolo.-Dice Kale, el mediano.
-Lo sé.
La necesidad de dejar claro lo evidente es muy común entre los humanos o es qué les gusta resaltar lo qué estás haciendo mal o directamente no estás haciendo.
-Elijas lo que elijas estará bien.-Me consuela Aibek.
-Esperemos que eso sea cierto.- Le sonrió a Aibek, el mayor de todos.
-Yo en el momento tampoco estaba seguro, pero al final lo sabrás.
-Ya bueno... creo que lo tuyo fue una excepción.
-Al fin y al cabo, compartimos la misma sangre, aunque no podrás superarme claro está.
-Serás...
Me abalanzó hacía él para estirarle de sus rizos rubios, pero me para agarrándome de las muñecas, comienzo a revolverme para que me suelte, pero es demasiado fuerte, no sabía que eso de sujetar un pincel diera tantos frutos.
-Shhh tranquila te lo vas a pasar super bien...
-¡NO!
Consigo darle una patada, pero me retiene del pelo y me estira.
-Te voy a enseñar un poco de educación.-Dice riéndose.
Deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu, deja vu....
Empiezan a formarse lágrimas en mis ojos e intento girar la cabeza para que nadie se dé cuenta, pero mi primo sigue sosteniéndome y hace que la gire de nuevo.
-No te es...-Se paraliza al mirarme.-¿Te he hecho daño?-Pregunta alarmado soltándome de golpe, parecía como si acabara de quemarse.
Menos mal que ahora están todos prestándole atención a mis hermanas porque parece que Lyra y Samy se han enzarzado en una de sus discusiones, si no, no sabría como pasar el paso.
Me seco las lágrimas que han empezado a derramarse, me pitan los oídos y cada vez el corazón me late más rápido. Lo recuerdo todo una y otra vez, sus manos en mi cuerpo sobándome y tocándome, mis gritos desesperados, sus risas, sus voces, sus pieles, la arena en mi boca al tirarme al suelo...
Siento la desesperación y la misma angustia que sentí entonces. Me recuerdo que no es nada que estoy en mi casa, pero eso no evita que comience a temblar como una hoja...
Necesito un momento.
-Necesito un momento...-Digo más para mí que para cualquiera que esté a mi alrededor.
La vista se me nubla, pero empiezo a caminar, no tengo ningún rumbo en mente solamente alejarme lo máximo posible de todos ellos.
Cuando pienso que me he alejado lo suficiente caigo al suelo mientras las lágrimas vuelven a mis ojos. Busco mi móvil, pero me tiemblan tanto las manos que no puedo sacarlo del bolsillo de mis vaqueros, desisto de intentarlo ya que cada vez respiro más entrecortadamente...
Me envuelvo las rodillas con las manos e intento controlar el ritmo frenético de mis latidos, a la vez que intento que esas horribles caras se borren de mi mente.
Puedo con esto, soy Thebe Breen, soy la puta Thebe Been nada puede conmigo. Me repito en mi cabeza como un mantra.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que vuelve todo a la normalidad pero me alzo, me limpio el rastro de lágrimas que quedan en mis mejillas y miro a mi alrededor.
-Vamos.-Me susurro.-Esto no es nada.
Rehago mis pasos hacia donde se encuentran mis primos sentados, todos ellos están colocados en un semicírculo junto a mis hermanos y les dedico una radiante sonrisa.
-¿Qué me he perdido?-Digo ocupando un lugar entre ellos.
Una vez se van todos a por el postre yo me quedo con mi primo Aibek en el jardín, intuyo que es por lo de antes ya que él nunca se pierde la hora del postre.
Se acerca despacio a mí y me rodea con sus largos brazos.
-Siento si antes he sido muy brusco, espero que me perdones enana.
Siempre tan dulce, imposible enfadarse con esta persona.
-Tranquilo, estoy bien.-Él enarca una ceja sin llegar a creerse mi pequeña mentira, le imito antes de que explotemos los dos en carcajadas.
-Bueno espero que no estés tan desanimada por culpa de un chico...
-¿Qué? -Eso no me lo esperaba.
-Es obvio que te pasa algo, no hace falta que me lo cuentes solo digo que como sea culpa de cualquier inútil de esos...
-¿Qué pasará?-Lo incito a seguir con una sonrisa divertida.
-Bueno...¡Tendré qué pensarlo!-Es un buenazo, pero la verdad es que me creo cuando dice que se las verá con él, puede que no violentamente pero mi primo siempre te ganará con sus palabras.- Ahora, estate segura de que tendrá su merecido.
-No me cabe ninguna duda.
-Lo digo en serio.
-Lo sé.
Y es verdad, lo tengo claro pero tampoco es plan de alterarnos.
-En realidad...
-En realidad qué.-Parece de repente muy interesado en la conversación y eso hace que mi sonrisa se ensanche todavía más.
-Puede que sí que haya alguien...
-¿Es tu novio ese? ¿Jonathan?
Ay, Dios. Se me había olvidado por completo actualizarlos, pensaba que ya se lo había contado todo sobre la ruptura. Supongo que tenía tantas cosas en la cabeza que se me olvido por completo.
-No, de hecho...
-Puedes completar una puta frase, gracias.
-Corte con él hace unos meses...
-¿Cuántos?
-Dos o tres, no me acuerdo.
-¿Cómo no te vas a acordar? ¡Era tu novio!-Finge escandalizarse.
-Sí, lo era. -Recalco cada palabra.
-¿Por qué?
-Por qué, qué.
-Por qué cortaste con él.
-¿Que des por hecho que corte yo debería ofenderme?
-Venga, que ya nos conocemos primita.-Dice marcando la última palabra mientras me empuja juguetonamente la cabeza con la mano.
-No estábamos bien, y si a eso le sumas que me puso los cuernos una infinidad de veces o que salió conmigo por una ridícula apuesta...
-Espera, qué cojones.-Tuerce los labios con un gesto de desaprobación absoluto.
-Pero estoy bien, Ilkay y el resto me han ayudado mucho.-Me apresuro a explicarle.
-Con que Ilkay...
-Es de quien quería hablarte...-Le digo antes de que tenga la oportunidad de decir algo.- Creo que me está empezando a gustar. Pero no lo sé, no estoy preparada para tener nada con nadie ahora mismo.
-No te entiendo si te gusta igual deberías intentarlo.
-Tienes razón, no lo entiendes.-Y no lo digo de mala manera, pero no me gusta la forma en la que se lo he dicho. Procedo a arreglarlo un poco.-Han pasado muchas cosas y no creo que sea el mejor momento para hacer nada, ni siquiera se lo he mencionado. Además, es uno de mis mejores amigos.
Ya empezamos.
¡Joder! Casi se me había olvidado de que existías.
Necesitabas un tiempo y te lo concedí, pero no te acostumbres.
Tranquila, no creo que pueda hacerlo.
-No creo que las cosas sean ni tan fáciles ni tan difíciles, pero al fin y al cabo tú decides.
-Es que... él siempre está ahí, para todo. Le importo y sé que si habláramos de ello acabaríamos de una forma o de otra perfectamente, pero no creo que sea el momento adecuado.
-A mí no me tienes que explicar nada.
Me rio, porque en verdad me lo estoy explicando a mí.
Creo que le quiero, pero igual es solo como amigo y me estoy confundiendo. Sea como sea no estoy lista para hablarlo con nadie.
-Anda ven.-Me vuelve a rodear con sus brazos mientras me acaricia suavemente la cabeza con un gesto protector.-Te quiero, enana.
-Y yo, Torre Eiffel.
-¡EYYY!
Sin quererlo ni pedirlo en menos de dos segundos tengo encima a mi hermano y a mis otros dos primos en un improvisado abrazo grupal.
-¡SIEMPRE!-Grita mi hermano.
-¡Y PARA SIEMPRE!-Le contestamos a voz en grito todos entre estruendosas carcajadas.