«Sueño con la lluvia, amado mío.
Sueño con jardines en la arena del desierto.
Me despierto con un gran dolor.
Sueño con el amor mientras el tiempo se escapa de mis manos.
Sueño con fuego, amado mío.
Aquellos sueños están atados a un caballo que nunca se cansará.
Y entre las llamas, amado mío,
sus sombras encarnan la forma del deseo en los hombres.
Esta rosa del desierto, amado mío,
en cada uno de sus velos, una promesa secreta.
Esta flor del desierto, amado mío,
nunca ningún perfume tan dulce... me torturó más que este».
Desert rose—Sting & Cheb Mami.
Fuente Amia
¿A qué se refería con que no deseaba sexo esa noche? Malik estaba a punto de entrar en crisis porque Ballisaray no parecía estar seducido. Temía haber cometido el peor error de su vida al confiar en Kyungsoo. Sintió náuseas.
—Siéntate a mi lado, por favor.
Malik obedeció, con el vello en su nuca crispado. Se sintió como un gato tenso, pero no pudo demostrarlo. Cuando el doctor tomó sus manos no fue capaz de apartarse, pero tal vez él así lo quería... tal vez quería echar a correr y atravesar el desierto hasta llegar a Armenia... o a Siria... a cualquier lugar.
—¡Tienes las manos heladas! ¿Sientes frío? —se interesó el médico antes de ir por una frazada y rodearlo con ella. De todos modos, creía que sería más fácil hablar con Malik si no estaba distrayéndose pensando en cuánto necesitaría lamer esas rosas con su lengua humedecida para borrarlas... Cuánto tendría que lamer la piel morena hasta que se dejara su propio olor en ella.
Malik estaba tenso.
—¿No quieres tener sexo? ¿No lo he hecho bien, Ballisaray? —preguntó mortificado.
—Eres el rey del sexo, créeme, nunca nadie ha sido tan bueno como tú.
—¿Entonces, por qué?
—Olvida el sexo, -el buen sexo-. Quiero hablar de Geyik y de ti, de este lugar...
—Oh —exclamó cuando comprendió un poco lo que estaba pasando—. ¿Hay problemas con Geyik?
—Es posible. El día que lo llevaste a la clínica, él... tal vez mencionó algunas cosas cuando estaba semi inconsciente.
La tez de Malik se tornó blanca como su falda, sus manos empezaron a temblar.
—No es cierto. ¡Nada de eso es cierto!
—¿Por qué lo dices? Ni siquiera sabes qué fue lo que él habló...
—Cuando Geyik enferma dice cosas extrañas... siempre.
—Si lo que ha dicho Geyik es cierto, desearía ayudar. Quisiera saber si tú necesitas algo, si... ya sabes... si pasan cosas malas aquí.
—¿Por qué quieres ayudar?
—No se trata de lo que yo quiera o no, se trata de lo que debe hacerse. Si las cosas están mal, las personas no deben quedarse cruzadas de manos a verlas. Hay momentos en la vida en donde no se puede ser neutral, ¿entiendes? En especial, si cosas malas le ocurren a un dios turco...
—No soy un dios turco — aseguró.
—¿Y Geyik? ¿Cómo es que un dios chino llegó a Turquía?
Malik se levantó de la cama y aún envuelto en la frazada, se apoyó en la cómoda de la habitación, dándole la espalda. De repente respirar era muy difícil. Geyik los había metido en un gran problema a todos.
—Cálmate, por favor, solo quiero ayudar —explicó Kyungsoo con voz conciliadora, colocando una mano en su espalda.
—No puedes ayudar, Ballisaray.
—¿Entonces es cierto lo que ha dicho Geyik? ¿Estás siendo maltratado de alguna forma estando aquí?
—Geyik. Es Geyik quien lo pasa mal —respondió volteándose y viéndolo a la cara—. Lo obligan a trabajar mucho, tiene una deuda con Kris porque lo trajo desde España, no puede dejarlo ir hasta que devuelva todo lo que Kris ha gastado en el viaje: la alimentación, los médicos, las cosas de la casa que Geyik arruinó cuando aprendía a hacer los oficios, la ropa, todo... Es mucho dinero, por eso mi pequeño oasis está seco, por eso es una gacela que no puede correr, está siempre triste y preocupado.
—¿De España? Pensé que Geyik era chino... ¿Por qué Kris lo trajo hasta acá?
—No lo sé... —se eludió lleno de temor.
—Malik, si me mientes no podré ayudarlo...
—¿Cómo vas a ayudarlo?
—Le ayudaré a pagar su deuda, así estará libre para que consiga otro trabajo... ¿Eso estaría bien?
—¿Por qué lo harías?
—Porque Geyik le ha dicho a Sehun que permanecer aquí lo hace infeliz y mi amigo está interesado en él.
—¿Interesado? ¿De qué forma?
—Le atrae, quiere conocerlo... pero parece que por su trabajo es imposible...
—Entonces es Sehun quien debe hablar con Geyik, no tú conmigo.
—Yo sólo quiero cerciorarme de que estás bien. Cuando lo llevaste a la clínica parecías muy preocupado. ¿Quién lo golpeó así? ¿Fue Kris?
—¡No! —exclamó visiblemente nervioso.
—¿Entonces quién fue? ¿Debería denunciar a la policía? ¿Denunciar por ti también? ¿Están haciendo trabajos forzados? Dime la verdad.
—¿Estás pensando que soy un prostituto y Geyik es un esclavo? ¿Acaso no has visto cómo sacaron a ese hombre que me dio dinero? Aquí nadie se prostituye —aseguró antes de soltar la frazada y lanzarse a besarlo intentando distraerlo—. Si me acosté contigo es porque me gustas mucho, Ballisaray...
Kyungsoo no tenía tanta fuerza de voluntad si un dios turco le comía la boca, pero haciendo acopio de todo su valor, consiguió apartarse para seguir interrogándolo.
—¿Qué hay de Geyik?
—Geyik se irá cuando pague todo... —respondió despeinando el cabello de su acompañante en un intento de trepar sobre su piel, su boca, su alma, y hacerlo olvidar cualquier cosa que representara un peligro para ambos.
—Si no lo matan antes... —se apartó— ¡Llegó tan herido, Malik! ¡Eso fue muy peligroso! Ahora tiene en su labio una cicatriz que llevará para siempre...
Malik más ofuscado que nada, recogió la manta del suelo y se sentó en la cama, seguido por el médico.
—Ballisaray, recuerda lo que te dije en el desierto... La última vez que alguien escuchó, no volvió a oír el sonido de las aves, la última vez que alguien preguntó, no volvió a decir el nombre de su madre... Las orejas y la lengua que no están al servicio del rey son cortadas por la guardia persa —dijo con seriedad.
—¿Me estás amenazando?
—Estoy cuidándote. Hay algo en ti... me hace pensar que eres diferente a estas personas. Tú y Sehun pueden irse, volver a Corea y ayudar a otra gente. Ustedes son los verdaderos dioses que salvan la vida de los demás.
—Malik, sé qué algo está mal y que puede ser horrible, pero si no me dices qué tan malo es, no soy capaz de ayudarte.
—No puedes hacerlo —aseguró—. Si vienes para hacerme preguntas, no pagues más, no vuelvas por aquí... eso es lo mejor para todos. No puedes participar de un juego si no conoces las reglas y si quieres jugar esto, las reglas son: no ver, no hablar, no escuchar...
—Esto no es un juego, Malik.
—Balli...
—Kyungsoo —interrumpió enojado—. Mi nombre es Kyungsoo —el médico pudo ver la sombra de dolor que cruzó por el rostro de Malik, lo había herido—. Lo lamento... No quise que te sintieras mal, pero deseo que sepas que pagaré para verte mañana y pasado mañana también, pagaré cada día hasta que confíes en mí... hasta que me digas quién eres realmente.
—Kyungsoo —dijo haciendo que el médico sintiera escalofríos al oír su nombre salir de aquellos labios—, te diré mi verdad... La verdad es que sueño cada noche con la lluvia, pero cada gota que cae es un minuto del tiempo que se escapa de mis manos, que se seca en la arena del desierto como si no hubiera existido... En la soledad de esas arenas el sonido de la lluvia es ahogado, no importa qué tan fuerte sea, nadie puede oírlo, ni siquiera los hombres que cabalgan bestias salvajes; hombres llenos de deseo, que me sujetan con promesas... Eso es lo que soy realmente, eso es lo que está mal.
—Lo siento, pero si hablas de manera metafórica no puedo comprenderte... Necesito que seas claro.
—Lo diré de un modo fácil para ti: no puedes ayudarme. Ahora, vete, Kyungsoo.
Continuará...
Illan Riviere