«...Deja que tu cuerpo arda.
Haz lo que sientas.
Esta noche... esta noche...
Juguemos a todos los juegos uno a uno.
Vamos a cometer pecados sin parar.
Shhh, no hables. No preguntes.
Descubre mis secretos».
Tarkan—Bu Gece.
Kyungsoo fue conducido hacia una parte de aquel dudoso palacio en la que nunca había estado.
—Puede usar esto después de desnudarse, mi señor —indicó Rabih entregándole a Kyungsoo una futa blanca y azul.
—¿Desnudarme? ¿De qué habla?
—Nuestro califa ha decidido verlo en el hamam.
—Oh —es todo lo que pudo responder pensando en lo sexy que sería compartir un baño turco con Malik, pero su timidez se hizo presente y no quiso solo entrar y denudarse como si enviara un mensaje de que estaba ahí para tener sexo otra vez—. Espera, Rabih. No creo que sea necesaria la futa, solo entraré por un momento, lo único que quiero es que él sepa que no me estoy yendo sin despedirme o algo así...
—Puede decírselo mientras toma un baño, mi señor —insistió Rabih con una sonrisa forzada—. Después de todo ya ha pagado por él— acabó antes de empujarlo dentro y cerrar la puerta. Kyungsoo no comprendió si había pagado por el baño o por el bailarín.
Por primera vez al médico no terminó de parecerle muy amable ese turco, pero la belleza del lugar se apoderó de sus sentidos; haciéndolo olvidar rápidamente el empujón poco grato. Algo que podría llamar piscina se extendía ante él en medio de una poesía a la arquitectura turca. No había nadie en el lugar y cuando caminó, el ruido de sus zapatos hicieron eco en el techo abovedado. Unas figuras como recortes sobre el techo en el centro de la piscina permitían que la luz de la luna entrara y dibujara estrellas en el agua.
Kyungsoo empezó a temer que Malik se ofendiera si lo veía completamente vestido y además, no quería engañarse: moría de ganas por probar ese baño turco. Rabih tenía razón al indicarle que ya había pagado –una buena cantidad de dinero– para estar ahí, así que empezó a desnudarse, dejando a un lado sus zapatos y calcetines. Rodeó el hamam con la futa enrollada en su cadera y se sentó en una orilla. Introdujo los pies en el agua que sorprendentemente estaba tibia, no había sido así en el hamam de Istambul al que fue con Sehun, pero entonces había tomado realmente un baño turco real, con sesión sauna incluido; esa vez era como... una interesante variación la cual agradeció porque pasaban de ser las doce de la noche y no quería congelarse con agua helada.
Empezaba a relajarse cuando Malik entró vestido con su fiel capucha beige, encendió la radio de la cual encantos en palabras desconocidas comenzaron a elevarse, y una larga vara de incienso producía fantasmas olorosos y danzantes. Luego, se detuvo en la orilla del frente y lo miró. Ojos maquillados y un arete que colgaba largo desde su oreja. Dejó caer la capucha a sus pies con un elegante movimiento y cuan si fuera un cisne se introdujo al agua con sensualidad. Kyungsoo tragó con dificultad mientras lo veía acercarse a él poco a poco. Las luces que entraban en forma de estrellas por los agujeros del techo, iluminaban al bailarín mientras pasaba bajo ellas. El punto más profundo del agua le cubrió hasta el ombligo, justo el lado de la piscina en el que el médico esperaba.
—Ballisaray —susurró Malik en su cara antes de besarlo.
Kyungsoo se dejó llevar y se permitió introducir su lengua en la deliciosa boca extranjera y beber de ella como si se tratara de una fuente de miel. Sabía dulce, era una mezcla de vainilla, miel y leche con especias, una especie de té turco con licor que te hacía adicto una vez que lo probaras.
El moreno colocó a la orilla de la piscina un par de preservativos que traía en su mano y se introdujo por completo en el agua, tomó el pie derecho del médico, metió el pulgar en su boca y mamó de él como un pequeño cordero buscando leche materna. Los genitales de Kyungsoo respondieron con envidia creciente mientras el bailarín empezó a subir a la vez que lamió el tobillo, mordió la pantorrilla, besó la huesuda rodilla y luego el blanco muslo. Apartó la futa por completo y colocó un preservativo antes de entregarle placer oral. Kyungsoo se dejó caer sobre el frío piso de piedra mientras acariciaba el cabello de Malik, una vez más los gemidos escaparon involuntarios desde su garganta y subieron en eco hasta las estrellas del techo las cuales empezaron a danzar como el mismo odalisco lo había hecho. Antes de que el orgasmo fuera inminente, Malik se detuvo, retiró el preservativo y tiró de la cintura del médico para atraerlo, haciéndolo introducirse en el agua. Kyungsoo lo besó una, dos, tres veces más y tuvo la sensación de que si deseaba respirar debía continuar haciéndolo. Esa vez los labios de dios turco tenían un sabor más terrenal puesto que el lubricante del látex se había impregnado en ellos y el sentirlo sobre su lengua le reiteró a Kyungsoo que esos labios antes estuvieron en su pene y gimió.
Malik era más alto por lo que Kyungsoo estaba de puntillas sosteniéndose de su cuello mientras él era sujetado de la cintura. El médico sintió el miembro del moreno presionar cerca de su ombligo y sólo el reconocer la excitación ajena, lo hizo enloquecer. Especialmente porque ese hombre empezó a bajar los dedos por su columna y acarició con fuerza y experticia su última vertebra, lo que Kyungsoo sintió como una descarga simultánea en su próstata y glande. Tuvo la consciencia suficiente para reconocer que Malik era un amante experto que sabía exactamente lo que hacía. Él en cambio, no tenía idea del por qué había sido elegido ni qué debería hacer, máxime cuando el bailarín se apartó para inclinarse sobre la orilla, dejando sus glúteos al descubierto.
La mano de Kyungsoo casi temblaba cuando rasgó el empaque del preservativo y lo colocó en su pene. Introdujo un dedo en el ano del moreno, con todo el cuidado posible porque no había nada al alcance con lo que pudiera lubricarlo, pero el hombre se movió contra él, apresurándolo, haciéndolo entrar hasta el fondo. Después de dos dedos, Kyungsoo comprendió que el turco estaba listo y se colocó en la entrada, pero el impaciente hombre lo golpeó tomándolo de una sola vez como en su primer encuentro y, al igual que en aquella ocasión, lo hizo gritar de placer.
Las estrellas que se reflejaban en el agua se quebraron por las ondas que causaron sus movimientos, ya no eran figuras concretas sino peces eléctricos que nadaban enloquecidos, bailando con la música que salía de sus gargantas y los sonidos árabes que llenaban el ambiente. Kyungsoo terminó empujándose duro hasta derretirse y caer rendido sobre la larga espalda del bailarín. Después de unos minutos, Malik se volteó y lo besó una vez más, rápidamente. El médico revisó la mano que las espinas habían torturado y descubrió en ella los pequeños cortes, la llevó hasta su boca y la cubrió de delicados besos como si estos fueran capaces de sanarla.
—Sevimli, Ballisaray...
Y con eso el exótico hombre se apresuró a salir, caminó hasta tomar su tela beige y envolverse antes de retirarse dejando una pista de gotas de agua a su paso. Kyungsoo se deshizo del preservativo sucio, secó su piel con la futa, se vistió y minutos después estuvo caminando hasta su habitación en la clínica.
—Ballisaray... Ballisaray... Sevimli, Ballisaraaaaay —gritó en media calle antes de empezar a reír.
Odiaba no saber qué significaban esas palabras.
Continuará...
Sevimli: Lindo.
Fuente Zeprimadonuts