Lecciones de Amor

By starmy89

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¿Puede un corazón acostumbrado a la decepción confiar en el amor? Celia esta convencida de que en la vida no... More

¡Eres un desastre Celia!
La necesidad tiene cara de...
Malos ratos, Buenas noticias
Cena de ¿celebración o liberación?
Las mentiras tienen las patas cortas
La propuesta de Celia
Detalles de mucha importancia
El juego comienza
Preparativos
Matrimonio
Una noche de perros
Buscando un significado y sentido de las cosas
Duele no tener, pero duele mucho mas perder
De vuelta a sobrevivir
Sobrevivir puede no ser tan malo, casi siempre
Una velada agradable revestida de un nostálgico final
La estupidez en ocasiones no es excusa.
Un secreto a voces
Olvidate de ti misma
Tratando de ser quien no soy
Cubriendose las espaldas
Nadie me conoce lo suficiente
Entre hombres verdaderos y falsos cobardes
Convalecencia
Una confrontacion necesaria y otra no tan necesaria
Jugando a los enfermeros
Confesiones
En los brazos de tu amor
Adrián
Adrian y Celia
Entre el amor y el deber
Escándalo debería ser mi segundo nombre
Permitiéndome soñar
Un pequeño pero significativo percance
Noticia que no se espera es como una oferta cuando ya estabas dispuesto a pagar
Una sorpresa tras otra
¿Enferma o Presa? es difícil establecer la diferencia :(
Cuando una duda puede mas que mil certezas
Cuando piensas que todo va mal...
... la demencia hormonal aparece
Algo mas
El principio de nuevos comienzos
Segundas ocasiones
Vestida para ser feliz
Luna de miel
Epilogo
Aviso de Historia de Adrian

Abriendo Caminos

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By starmy89

Celia y Adrián esperaron pacientemente hasta que se escuchó el grito de John, Adrián fue el primero en correr, Celia se hallaba tiesa en el sitio sopesando si lo que habían hecho era demasiado.

- ¿Dónde están? - lo observó salir con apenas una toalla en la cintura y la evidencia de su travesura no había quedado como había planificado, estaba mucho peor, el espacio rapado atravesaba desde la parte derecha hasta el frente, pero no todo era su culpa, si él no se moviera tanto posiblemente todo hubiese quedado mejor, lo vio recorrer con la mirada todo el espacio y lamentó no haber corrido cuando aún podía, esperó que se alejará hacia la cocina y lo intentó.

Corrió con todas sus fuerzas pero fue inútil, no había dado 5 pasos cuando John ya estaba encima de ella.

- ¿A dónde crees que vas bandida? - cuando Celia finalmente abrió los ojos observó que estaba furioso, volvió a cerrar los ojos - tú vas a arreglar esto - Celia abrió los ojos al tiempo en el que se veía arrastrada hasta el cuarto nuevamente, se dejó, se supone que le había prometido a John que no volvería a hacer ese tipo de cosas y allí estaba siendo tratada como una niña que se había portado mal, no dejarían que la condenara cual si él fuera tan inocente.

- Te lo tienes merecido - John ni siquiera se inmutó, al llegar al cuarto paso directo al baño y una vez estando los dos adentro puso seguro, Celia decidió permanecer pasiva.

- ¿Dónde está? - la miró amenazante.

- ¿Qué? - preguntó a la defensiva.

- La máquina con la que hiciste esto o perdón hicieron - Celia señaló con sus labios hacia el cuarto.

- En la peinadora - John respiró forzado y abrió la puerta dedicándole una mirada de advertencia.

- Listo - entró John con el aparato de la discordia en la mano.

Lo conectó y se lo ofreció, Celia lo miró inquisitiva.

- Acomoda el resto, córtalo todo — le exigió mientras Celia negaba con la cabeza incrédula.

- ¿Todo? - John asintió y tomó asiento en el wáter.

- Vamos Celia, no me dirás ahora que te importa que me vea como un ex presidiario - Celia abrió mucho los ojos, en un principio esa no había sido su intención, se preguntó si era buen momento para esgrimir eso en su defensa - tenemos que estar en la oficina en una hora - apuró mientras se acomodada y cerraba los ojos.

- Ok - podría arreglarlo un poco, estaba segura que no podía ser tan difícil.

Comenzó a pasar la maquina primero por detrás y se sintió verdaderamente mal mientras veía caer los risos dorados al piso, que estúpida idean había tenido pero era eso no depilarse las piernas como había sugerido Adrián, negó con la cabeza probablemente para esa hora ambos estarían muertos si lo hubiesen hecho.

Emitió un suspiró lastimero, ella adoraba su cabello le gustaba acariciarlo mientras lo abrazaba o cuando le costaba dormir, adoraba poder tenerlo entre sus dedos cuando John la besaba con esa pasión abandonada, le hacía sentir que era real y que era suyo, cuando paso la maquina por el último tramo, una lágrima resbaló por su mejilla, dejó a un lado la máquina y paso la mano por lo que quedaba del cabello de John.

- Se siente bien - comentó John, atrayendo la hacia su regazo - hey ¿porque lloras? - ahora parecía preocupado - no era mi intensión asustarte.

- Me gustaba como lo traías — Celia negó con la cabeza y John río.

- Oh cariño entonces ¿porque lo cortaste? - Celia sorbió por la nariz y negó con la cabeza.

- Porque tú fastidiaste a Adrián — John ahora sonrió con más fuerza.

- ¿Y te necesita a ti para que lo defiendas? - Celia negó limpiando se la mejilla.

- No, de hecho el quería depilarte las piernas, yo lo convencí de que solo te rapáramos una parte pequeña del cabello, solo que tú te moviste y todo se volvió un desastre - John estaba haciendo un serio esfuerzo por permanecer serio pero ella podía notar la diversión en su mirada.

- Crecerá - le aseguró - Muy rápido de hecho - la atrajo hacia sí y le besó su frente.

- Estas todo lleno de pelos - intentó quitarse de encima de él, más John la tomó entre sus brazos y la llevó hasta la ducha y la abrió estando aun ella vestida.

- Esta fría - dijo casi sin aliento.

- Pues te lo mereces - pero al instante empezó a calentarse y John la dejó bajar para sostener su cabeza entre sus manos y darle un beso profundo y lento, Celia paso sus manos por su cuello y buscó su cabello como siempre lo hacía y solo encontró una casi imperceptible caricia, John sonrió en su boca - ya entiendo.

Celia le dio un azote en su hombro y John profundizó el beso al tiempo que comenzaba a despojarla de su ropa, y Celia pudo percibir las desventajas del resultado de su travesura los siguientes 30 minutos aunque eso no le limitó sus momentos de placer.

- ¿Qué me haces Celia? - le preguntó cuándo sus frentes se hallaban unidas y su respiración era un reflejo de lo convulsionado que estaban sus cuerpos.

- Tendría que preguntarte a ti eso mismo - sonrió ella, le encantaba que Su relación pudiera ser tan enriquecedora para ambos en muchos aspectos y no sólo en la intimidad.

- No puedes volver a dejarme - Celia asintió mientras abría los ojos y lo observaba admirándola.

- No pienso hacerlo - John aun la miraba como si en cualquier momento se pudiera esfumar - John no me iré a ningún lado, a menos que tú lo hagas, se acabó.

- Eso sería excelente, porque te seguiría hasta el fin del mundo - rio nostálgico en su boca.

- Lo sé - se dedicó a darle muchos besos cortos y a acariciar su cuerpo - Tenemos que salir - le recordó.

John asintió pero ninguno de los dos hacía alguna avance por salir de la ducha.

- ¿La Señorita Álvarez está en la sala de juntas?

- Hace 30 minutos señor - John frunció el ceño, no le gustaba que Ronald fuera tan exigente con algunas cosas, si, el mismo insistía en no hacer esperar a nadie, pero después de tantas locuras se creía con el derecho de disfrutar de un tiempo a solas con su esposa, uno muy delicioso y gratificante así que una sonrisa volvió a instalarse en su rostro mientras le guiñaba un ojo a Celia quien parecía más interesada en lo que los esperaba que en el ligero tono de reproche de Ronald.

Abrió la puerta para ella y Adrián entró tras ella con expresión aburrida, John había disfrutado más de la broma que él, así que no se lo contaba y eso lo tenía molesto, John reprimió una sonrisa, si quería darle su toque de gracia debería agradecerle, pero no sería tan malo, probablemente debería mostrarse molesto, pero no lo haría, a diferencia de Celia, él estaba seguro de que Adrián podía empezar a interactuar con el mundo de una forma agradable y soportar un par de bromas.

- Señores Arocha - John volteó hacia la voz ruda que les saludaba.

- Señorita Álvarez - saludó tratando de evitar en su voz la sorpresa que sentía al ver a esa mujer, vio de reojo a su esposa como la estudiaba con expresión crítica.

- Usted debe ser Adrián - La señorita Álvarez se acercaba a Adrián viéndolo desde l aparte de arriba de sus lentes, Adrián la miraba con una expresión de completa repulsión.

John se llevó las manos a su recién cortado cabello, alguien tenía que poner el orden y pesar de que la señorita Álvarez parecía más que dispuesta a poner el orden, sabía que su manera podría resultar un poco prematura.

- Tomemos asiento - llevo a su esposa con el e invitó a los otros dos, aunque muy poco le hicieron caso, una estaba inspeccionando al chico cual si valorara una mercancía dañada, a John no le gustó nada llegar a esa conclusión, afortunadamente en eso Adrián se parecía a Celia no se amilanaba, tal como lo haría su hermana mayor este la observaba con absoluta animadversión y desinterés, si, era una mescla extraña, pero si resultaba que al final le mujer tenía algo interesante que ofrecerle, ese chico estaría bien.

- Señorita Álvarez — llamó Celia.

- Oh si, discúlpenme pero me ha parecido que conocía a Adrián, pero no puede ser, lo he confundido con alguien más - Celia frunció el ceño y John suspiró - bien, fue hasta donde descansaba su maletín, tomo asiento, se quitó los lentes y rebuscó en sus cosas una libreta y un lapicero - bien, Adrián, tienes 23 años - Adrián asintió aburrido - ¿qué tipos de sustancias estupefacientes has consumido?

- Drogas - le aclaró Celia frunció el ceño hacia la mujer, John le tomo su mano.

- drogas, desde los 18 - Celia ahogó una exclamación John volvió a apretar su mano.

- ¿Que tipo?

- Cocaína, al principio pura luego intente dejarla, cuando volví a tomarla la mesclaba, me decía a mí mismo que no era lo mismo.

- ¿Ha intentado dejarla por usted mismo? - la mujer parecía sorprendida.

- Dos veces - se encogió en hombros - la primera vez solo, la segunda vez me interne en una clínica - la mujer arrugó el gesto y por primera vez pareció de su edad.

- Eso es muy bueno, creo que podemos empezar a partir de allí, cuando fue la última vez que consumió.

- Hace 4 días - la chica levanto la vista.

- ¿Cómo lo lleva? - Adrián rio sarcástico.

- Como la ... - sus ojos fueron hasta Celia - me ha costado un poco - la mujer volvió a asentir, a John le pareció ver una sombra de sonrisa en la esquina de los labios de la mujer, no sabía si eso era bueno o malo.

- Bueno, tomando en cuenta que lo más duro está por venir, considero que deberíamos empezar lo más pronto posible, si deciden contratar mis servicios deberíamos estar saliendo para ese sitio que usted me comentó esta misma tarde - Adrián abrió mucho los ojos.

- ¿No es muy pronto? - preguntó Celia.

- Señora Arocha su hermano es un buen paciente podríamos avanzar mucho si empezamos a hacer las cosas bien, cada vez que un adicto cae su seguridad cae con él, los niveles de frustración son tan grandes que la dependencia se vuelve más agresiva que antes, su hermano lleva 4 días sobrio y eso es bastante tiempo, lo que yo recomiendo es que comencemos a fortalecer su seguridad en sí mismo y ocupar su tiempo.

John asintió viendo a John hacer lo mismo, parecía cual si con esas pocas palabras se había ganado el respeto de Adrián pues ahora observaba a la chica con mayor respeto.

- Esta bien Celia quiero comenzar hoy mismo.

- Ok, no se diga más, mi chofer pasara por usted a la hora que lo considere, hágaselo saber a mi asistente y también le entregara un cheque con la primera parte del pago - la mujer negó.

- Le agradezco señor Arocha, pero tengo mi auto, solo necesito la dirección y el primer pago se hará luego de la primera etapa.

- ¿Que durara? - peguntó Celia nerviosa.

- 6 semanas - Adrián permanecía impasible.

- Bien entonces - John tomó un lapicero y escribió en el la dirección de la casa de campo, se la extendió - nosotros saldremos para allá en unas horas, le llamaremos para mantener el contacto.

- Ok, Señora Arocha es un placer conocerla - apretó la mano de Celia - y Adrián ya hablaremos en la casa, trae solo ropa cómoda.

- Suena bien - asintió saludando le y sin más la mujer ataviada con una falda de tubo una chaqueta muy grande para ella y un moño estricto salió dejándolos a todos sumidos en sus propios pensamientos.

- Tengo que ir a la oficina para arreglar unas cosas, quiero que nos quedemos esta noche en la casa de campo y volvamos mañana, así que tengo que dejar algunas cosas al día, ¿esperan por mi o vuelven a la casa?

- Esperamos por ti - Celia le dio un beso en la mejilla y Adrián solo se encogió en hombros.

- Esto es... - Celia no tenía palabras, toda su atención estaba depositada en aquella casa, inmensa casa que tenía en frente era hermosa y ... y le parecía demasiado, ahora empezaba a caer en cuenta del dinero que tenía su esposo y se dio cuenta del porque su padre pudo esconder por tanto tiempo sus costumbres, sonrió y dejó a un lado su cara de boba encandilada para ayudar a su hermano a asimilar todo lo que le estaba pasando - es perfecta para pasar unas buenas vacaciones ¿verdad Adrián?

- Eh...  ¿John? - Le llamó Adrián, Celia le vio dejar unas maletas en la entrada y volver hasta ellos - te voy a pagar todo - Celia escondió una sonrisa.

- Claro que sí, estoy guardando las facturas, de hecho mi contable está agregando unos intereses así que tendrán que hacer algo bien importante para pagarme - Celia le dio un golpe en las costillas - ¿qué? Tu eres mi esposa pero con el no tengo ninguna obligación - Celia quería que se la tragara la tierra.

- Eso suena justo - comentó Adrián quien para sorpresa de Celia ya no hacia esos comentarios fuera de lugar, parecía demasiado concentrado en algo y ella quería saber que era ese algo.

- Adrián quieres que le demos una vuelta agregando la casa antes de que llegue la teniente - la habían bautizado así por cariño.

- Ok - Celia le sonrió a John dejándole entender que quería estar a solas con él un momento y John asintió llevando los bolsos adentro de la casa.

- ¿Cómo estás? - Celia preguntó después que tenían varios minutos caminando por los jardines de la parte trasera y su hermano no decía nada.

- Creo que bien - Celia lo miró extrañada - de verdad quiero que esta vez funcione, la teniente parece saber de lo que habla y bueno, quiero que te sientas orgullosa de mi algún día.

- Ya lo estoy — Celia le asintió segura pasando le un brazo por la cintura, él apretó sus hombros.

- Han sido tantas cosas, tienes que prometerme que el sifrí puede cuidarte - le exigió - Daniel tiene gente en todos lados no tardara en dar conmigo y ya sabe dónde vives, eso hombre nunca está satisfecho - parecía nervioso.

- Lo conversaré con John y le pediré que asegure la casa, y por nosotros no te preocupes, Jesús es muy bueno y además tenemos una orden de alejamiento, no puede ser tan bruto, si algo nos llega a pasar a alguno el será el primer sospechoso.

Celia intentaba tranquilizarlo, pero este solo negaba con la cabeza y se pasaba las manos por su pelo recién cortado, solo le había recortado un poco las puntas aunque John insistiera hasta el último minuto que debía raparse también.

- Ven aquí - le ordenó Celia y ambos se fundieron en un abrazo - tu ocúpate de salir de las drogas y aprende un poco, estoy segura de que será fácil,  bien podrías empezar a estudiar algo cuando estés mejor y luego buscar un trabajo - Adrián asintió en su hombro.

- Y ser un sifrí como tú - Celia sonrió.

- Tiene sus ventajas - Adrián asintió.

- Me gustan los video juegos.

- John los empacó,  me imagino que lo estará instalando - Adrián la dejó ir.

- Parece bueno para ti - Celia asintió.

- No le hagas caso cuando te moleste, lo hace porque te tiene cariño.

- ¿Sí? - Adrián sonrió - dije en serio lo de pagarle, quizás no pueda hacerlo ahora, pero quiero que sepa que esto es solo un préstamo.

- Llegara el momento en el que pensaremos en eso, además es muy malo cobrando.

- De seguro solo le pasa contigo, me gusta eso, parece todo el tiempo pendiente de cada paso que das, es como si temiera algo - Celia evitó agregar algunos aspectos de su relación con John.

- Es un poco maniático con la seguridad - Celia le restó importancia.

- Pues entonces me quedo más tranquilo - siguieron caminando en silencio - se siente bien este lugar.

- Sí, parece un buen lugar para comenzar una nueva vida - Adrián asintió risueño - ¿qué te causa gracia?

- Sé que no la conocí lo suficiente pero a veces me parece que hablas igual a mamá, me gusta como se ve en la foto, yo no la recuerdo así - Celia se tragó las lágrimas, su hermano no había podido disfrutar a su madre como ella y eso debía ser terrible para un chico tan perdido como Adrián, sin ninguna referencia en la vida de lo que debía ser sentirse amado por alguien.

- Solía decir que tu serias la viva imagen de papá, y no se equivocó, ella decía que eras muy pequeño aun pero que ella podía ver mucho de él en ti, siempre decía; tiene esa manera de amar tan incondicional, va amado ser fiel tanto como tu padre y ya es tan terco como el así que seguro que logrará lo que quiera - Adrián se aclaró la garganta - a mí también me lo parece, así que manos a la obra que posiblemente la teniente ya debe estar aquí.

- Celia espera un momento - se volvió hacia él - no soy muy bueno con estas cosas pero quiero que sepas que me interesó por ti y me preocupo - Celia esperó a que agregará algo más pues parecía indeciso - eso, ahora va monos.

- Yo también te quiero Adrián.

De vuelta a la casa, se encontraron con John intentando explicarle la forma de llegar a la teniente.

Celia quería un vaso de agua así que se adentró en la casa, paseó la vista y empezó agregar al sí intentar ubicar donde podría estar la cocina, cuando finalmente la hayo se encontró con que había una mujer mayor dedicada a cocinar algo, Celia saludó y se acercó a ella secándose las manos, se presentó y fue por su vaso de agua, no sabía si era su típica rebeldía frente a esa grande e impresionante casa, pero se empeñó en ayudar a la mujer a cocinar y aunque está casi la saca de la cocina, al final tuvo que dejarla hacer, finalmente ella a la señora de la casa.

Cuando John la encontró estaba perfectamente ataviada para cocinar; llevaba puesto un delantal y su cabello recogido, John saludó y fue hasta ella,

- Ya todo está instalado y me gustaría que hoy pudiéramos acostarnos temprano -  la besó en la base de su cuello.

- ¿La señorita Álvarez?

- Está en el estudio con John, cuando la cena este lista los llamaremos.

- Ok, bueno si quieres que terminemos más rápido deberías ayudar - John empezó a quitarse la chaqueta y la señora lo observaba con evidente sorpresa, ella no sentía ni un poco de remordimiento, John cocinaba muy bien y le gustaba y además compartía con él el deseo de irse temprano a la cama, moría por estar acurrucada contra él y algunas cosas más.

- ¿ Quieres que me encargue de la ensalada? - Celia asintió.

- Si, por favor, la última estuvo tan deliciosa - la mujer tosió.

- Me quiere solo por mi talento con la cocina - le guiñó un ojo y la mujer se sonrojó, sabía lo que se sentía, una sonrisa de John y el mundo se ponía de cabeza.

- Y alguna que otra cosa más - paso a su lado y le rosó el trasero, John rio y la miró con picardía y eso fue solo el principio de una guerra de toques intencionales y comentarios de doble sentido, Celia supo por la cara de la mujer cuando ellos finalmente decidieron que habían ayudado suficiente y John la llevó a rastras hasta la puerta de servicio y por allí a los jardines que antes había recorrido con Adrián y asegurándose de que nadie los viera, le hizo pagar todas sus travesuras.

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