Abriendo Caminos

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Celia y Adrián esperaron pacientemente hasta que se escuchó el grito de John, Adrián fue el primero en correr, Celia se hallaba tiesa en el sitio sopesando si lo que habían hecho era demasiado.

- ¿Dónde están? - lo observó salir con apenas una toalla en la cintura y la evidencia de su travesura no había quedado como había planificado, estaba mucho peor, el espacio rapado atravesaba desde la parte derecha hasta el frente, pero no todo era su culpa, si él no se moviera tanto posiblemente todo hubiese quedado mejor, lo vio recorrer con la mirada todo el espacio y lamentó no haber corrido cuando aún podía, esperó que se alejará hacia la cocina y lo intentó.

Corrió con todas sus fuerzas pero fue inútil, no había dado 5 pasos cuando John ya estaba encima de ella.

- ¿A dónde crees que vas bandida? - cuando Celia finalmente abrió los ojos observó que estaba furioso, volvió a cerrar los ojos - tú vas a arreglar esto - Celia abrió los ojos al tiempo en el que se veía arrastrada hasta el cuarto nuevamente, se dejó, se supone que le había prometido a John que no volvería a hacer ese tipo de cosas y allí estaba siendo tratada como una niña que se había portado mal, no dejarían que la condenara cual si él fuera tan inocente.

- Te lo tienes merecido - John ni siquiera se inmutó, al llegar al cuarto paso directo al baño y una vez estando los dos adentro puso seguro, Celia decidió permanecer pasiva.

- ¿Dónde está? - la miró amenazante.

- ¿Qué? - preguntó a la defensiva.

- La máquina con la que hiciste esto o perdón hicieron - Celia señaló con sus labios hacia el cuarto.

- En la peinadora - John respiró forzado y abrió la puerta dedicándole una mirada de advertencia.

- Listo - entró John con el aparato de la discordia en la mano.

Lo conectó y se lo ofreció, Celia lo miró inquisitiva.

- Acomoda el resto, córtalo todo — le exigió mientras Celia negaba con la cabeza incrédula.

- ¿Todo? - John asintió y tomó asiento en el wáter.

- Vamos Celia, no me dirás ahora que te importa que me vea como un ex presidiario - Celia abrió mucho los ojos, en un principio esa no había sido su intención, se preguntó si era buen momento para esgrimir eso en su defensa - tenemos que estar en la oficina en una hora - apuró mientras se acomodada y cerraba los ojos.

- Ok - podría arreglarlo un poco, estaba segura que no podía ser tan difícil.

Comenzó a pasar la maquina primero por detrás y se sintió verdaderamente mal mientras veía caer los risos dorados al piso, que estúpida idean había tenido pero era eso no depilarse las piernas como había sugerido Adrián, negó con la cabeza probablemente para esa hora ambos estarían muertos si lo hubiesen hecho.

Emitió un suspiró lastimero, ella adoraba su cabello le gustaba acariciarlo mientras lo abrazaba o cuando le costaba dormir, adoraba poder tenerlo entre sus dedos cuando John la besaba con esa pasión abandonada, le hacía sentir que era real y que era suyo, cuando paso la maquina por el último tramo, una lágrima resbaló por su mejilla, dejó a un lado la máquina y paso la mano por lo que quedaba del cabello de John.

- Se siente bien - comentó John, atrayendo la hacia su regazo - hey ¿porque lloras? - ahora parecía preocupado - no era mi intensión asustarte.

- Me gustaba como lo traías — Celia negó con la cabeza y John río.

- Oh cariño entonces ¿porque lo cortaste? - Celia sorbió por la nariz y negó con la cabeza.

- Porque tú fastidiaste a Adrián — John ahora sonrió con más fuerza.

Lecciones de AmorWhere stories live. Discover now