La estupidez en ocasiones no es excusa.

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Una noche de insomnio y boila, aquí tienen mi regalo de navidad, es una capítulo especial pues lo narra mi adorado John, espero lo disfruten y que tengan una feliz navidad.

Para aquellos que aun no lo saben (escribí una mensaje a todos mis seguidores explicando porque me tardaba en subir los capítulos) estoy metida de cabeza terminando de acomodar mi casita para mudarme, de hecho le dedico algo así como 12 horas diarias a eso, así que me cuesta un mundo no quedarme dormida cuando regresamos a la casa de mis suegros de noche, ni bien llego, me doy un baño y caigo como un tronco, salvo hoy por supuesto.

En fin, el caso es que mientras no termine no actualizare regularmente y una vez que me mude tardare un poco en tener conexión a internet desde mi pc, asi que paciencia guapas y guapos.

Ronald entro a la oficina de John con cara de circunstancias.

- ¿Qué sucede ahora? - su asistente se llevó una mano a la nuca mientras le observaba indeciso - suéltalo de una vez Ronald - ese hombre, que se había ganado su confianza en menos de un año, suspiró y se dejó caer en la silla frente a él.

- Su padre señor, problemas otra vez - le ofreció una libreta donde había copiado todos los recados que le tenían, a John le molestaba eso de que le leyera todo lo que pasaba en la empresa, en cambio habían adquirido la costumbre de leer directamente de sus notas, mientras más leía. más veces maldecía en voz alta, justo cuando la empresa estaba en su mejor momento, y empezaba a disfrutar de dirigir todo sin entrometimientos, su padre decidía que era tiempo de echar manos nuevamente al patrimonio familiar.

- ¿Cuánto hace de esto? 

- De esta mañana señor - comentó Ronald sentándose derecho - el Señor Ortiz fue el primero en llamar - John dejo caer la agenda de su asistente en el escritorio.

- Ponme en contacto con Alvares y solicita una reunión con la junta para los 2 de la tarde, esto no va a trascender como la última vez, vamos a pararlo de inmediato - se llevó las manos a la cabeza sopesando sus posibilidades, si su madre no estuviese de por medio ya habría acabado con el problema, pero sabía que, si su madre se llegaba a enterar, podría afectar su salud, y ni hablar de Anthony, había procurado esconderle todo, su padre le había hecho algunas promesas y ninguna había cumplido.

Ronald fue a tomar su agenda y John lo interrumpió - saca una copia para mí.

- Insisto en pasarlo en limpio señor - John le observó cansado.

- No es necesario, ya tienes bastante que hacer - luego recordó la razón original por la que había llamado a Ronald - ¿Susy sigue de reposo? - Ronald asintió con mala cara.

- Señor se me permite... - John levantó una mano para que callara.

- Se lo que piensas de mi relación con Susy y no, no pienso despedirla, aun y cuando falte 4 de 5 días de trabajo - Ronald asintió serio y tomo su agenda para salir, John escuchó como refunfuñaba.

Tenía razón en hacerlo, Susy se aprovechaba de los favores que le pedía para abusar de su confianza, y Ronald recibía por tanto toda la carga del trabajo, pero no podía despedirla, aun y cuando ella fuera un chica inconsciente e irresponsable tenía un madre por la que velar, si enviarla a un ancianato y pagar por ello, se llamaba velar, claro está.

Escuchó que su teléfono sonaba y puso el altavoz:

- Señor, el señor Alvares - escuchó el pitido de la transferencia.

- ¡Álvarez! - saludo tratando de sonar optimista.

- Ya me he enterado - John cerro los ojos esperando - no puedo evitar decir que te lo advertí, hasta que tu padre no te respete, no lo hará la junta, por mucho que hagas subir significativamente sus millones en sus cuentas bancarias.

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