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By Honey_Honey3

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By Honey_Honey3

Advertencias: Ninguna.

Pinche final de capítulo más empalagoso, ya hasta antojaron.

Jane nunca usa los honoríficos, y las pocas veces que uso "chan" con adultos, era para incomodar a Akutagawa por su mal comportamiento.

No hay nada que no haría por aquellos que son realmente mis amigos. No tengo noción de amar a las personas a medias, no es mi naturaleza.
-Jane Austen.
~•~

—Adelante, acaricialo con tu ternura— Mori no tenía la necesidad de matar a Fakuzawa de manera cotidiana, hasta cierto punto lo admiraba por ser un hombre recto, pero amaba su organización, y a las personas dentro de ella. Mataría a mil hombres, si aseguraba la estabilidad de la Port Mafia solo un día más.

Las habilidades de Yukichi eran por mucho superiores a Elise, no podria ganar de forma limpia, pero ser un rastrero también tiene su encanto, y mucha inteligencia por detrás, sin duda, las peleas que requerían estrategias eran las que siempre ganaba Ōgai. Era una verdadera lástima acabar con la única persona que olía igual a él, pero simplemente era inevitable.

—Lo siento, Rintarō. Te espero en el más allá— comentó la pequeña rubia mientras acunaba su cara entre sus manos.

—Sabía que acabaríamos así, bueno, aquí acaba el acuerdo de los tres horarios— sentenció con extraña melancolía—. Quiero decirte algo. La agencia y la mafia no son iguales, si tú mueres, el conflicto acaba aquí, pero si yo muero la mafia buscará su venganza bajo el mando de alguien aún más rencorosa. Mi muerte solo empeorará esta guerra.

Giró su cuerpo y el bisturí que fue lanzado con tal fuerza terminó en el cuello de Fukuzawa, el líquido carmín bajo con fluidez hasta su clavícula, por causa del veneno cayo al piso, donde solo podía pensar en sus subordinados, lo mucho que lloraría Ranpo, y que Kunikida seria el mejor jefe que podria dejar—. Supongo que es mi destino…

—Es una verdadera pena— estaba listo para darle un corte final, pero un pequeño gato llamó su atención. El piso brilló antes de cegarlos y explotar. Le costaba estar de pie debido al veneno, aun así se mantuvo recargado en una pared. De repente vio al pequeño felino y como este tomaba forma humana.

—Ustedes solo dan problemas, una niña tuvo que pedir ayuda por ambos, ni siquiera está en el país, eso es tema para otro regaño.

—¡Natsume-sensei!— Ōgai sintió la vergüenza, supo que se trataba de Jane, seguramente la vería en menos de lo que tenía planeado.

—Dejen que disfrute de mi jubilación, ¿Por qué creen que deje la ciudad en sus manos?— recargó ambas manos sobre su bastón con suma propiedad, la voz de su “encargo” lo hizo sonreír—. Katai encontró el escondite de las ratas, pero el enemigo es astuto, si percibe que los siguen desaparecerá y no lo alcanzaremos. ¿Cual es nuestra oportunidad?.

—Claro. Cuando no se sabe si los dos líderes están vivos, o muertos— respondió Mori.

—Tendrá que quedarse en su guardia hasta comprobarlo— agregó Fukuzawa.

—Tenemos doce horas hasta la activación del virus— sentencio Natsume—. Sus subordinados ya tienen la información. Confío en sus organizaciones, unas meras ratas no las roeran ¿Verdad?. Demuestrenlo.

"Es algo que haría yo", lo que invadía la cabeza de Dazai, que de por sí era un enigma, nadie podría comprenderlo, pero cómo si fuera una burla el único demonio similar a él, era Fyodor. Al mismo tiempo eran distintos lo cuál terminaba siendo más complicado. "Debí matarlo en ese entonces", recordaba el encuentro de aquella niña, pero de haberlo intentado, Jane estaría muerta, siendo egoísta, no la sacrificaría de momento por un demonio cómo Dostoyevski.

—Es hora de retirarse, dejaré la ciudad en una nave de contrabando— en de ojos violetas se puso de pie—. Fue más sencillo de lo que pensaba, será la próxima vez entonces.

Caminó hacía la puerta, pero la extraña familiaridad de un cuerpo lo hizo parar—. Hola, es una cafetería agradable.

Jadeo levemente para girar frente a Dazai, quien sonría.

—Tienes cara de sorpresa, quieres saber cómo te encontré ¿Verdad?— esa sonrisa en compañía de aquellos orbes vacíos, el demonio pródigo, no había otra definición más acertada—. Tuve que recurrir a algo extremo, está es mi jugada para engañarte.

—Cuánto tiempo, rata— el rubio bajo el periódico revelando su rostro, y una mueca de felicidad en el.

—Magnífico. Eyes of god.

—Si, unos ojos que integran las cámaras de vigilancia en la ciudad, te encontré gracias a eso, mientras tú te preocupabas por tu escondite. A cambio de ayudar, pidió recuperar la fortuna de Guild que ustedes se quedaron.

—No me interesa el dinero perdido, pero no quiero que unas ratas lo tengan— sostuvo la taza a modo de burla.

Los refuerzos militares no tardaron en llegar, todos apuntando al cuerpo de Fyodor, en realidad no parecía intimidado. Dazai ignoró las armas para sonreírle una vez más.

—Nosotros nos encargamos— el hombre que alguna vez traicionó a la mafia quedó tras el cuerpo militar.

—Por eso te llamé— abrió los ojos aún más cuando un soldado trató de tocar a Dostoyevski—. ¡Alto!.

Cayó desangrado, estaba muerto y solo tocó al hombre vestido de blanco.

—Un solo movimiento extraño, y disparamos— Ango acomodó sus gafas con vergüenza de perder otro elemento.

—Bien, vayamos— salió escoltado por cada militar, las manos iban pegadas a su nuca, la vista de Dazai lo seguía hasta desaparecer. ¿Ganó?.

—Al menos voy a verte— suspiró subiendo al taxi que lo llevaría devuelta a la agencia, para ese punto, sus compañeros ya estarían ahí.

"Cuando necesites mi ayuda solo pídela, y yo iré de inmediato", las palabras de Jane tomaban más peso frente a la tragedia que ni dios podría evitar—. Las personas cambian, pero las promesas se quedan.

~•~

Días después del ataque a los jefes, la azabache bajó del barco tambaleante, usaba un pantalón negro típico de pescadores, y una camisa de tirantes blanca, odiaba el sentirse así de mareada, descubrió que de hecho, no le gustaba tanto el mar. Era muy temprano aún, pero su horario estaba algo desfasado, por lo que tenía un poco de sueño. Usó su habilidad y comenzó a caminar por las calles de Yokohama, era tal como recordaba. Rápidamente se percató de aquella presencia que parecía seguirla, se imaginaba quien era, por lo que al ser tocada pudo confirmarlo, la persona la arrastró a un callejón sin salida.

—¿Cómo es posible que te veas mejor que hace cuatro años?— sonrió de lado a lado—. Vaya, el tiempo no pasa sobre ti, mi amada flor de loto.

Se abrazó a su cuerpo resignada—. Desgraciado, estuviste aquí, y no pudiste ni hacerme saber que estabas vivo, cuatro años sin saber de ti, maldito traidor.

Sonrió de lado antes de corresponder las atenciones de forma torpe —. Para mí desgracia, estoy vivo, lamento no contactarte, pero no quería que lidiarás con eso.

—¿Ahora eres detective?, no era lo que me imaginaba, pero admito que tienes tu lado misterioso.

—Sigues siendo tan adorable— el castaño apreto su cuerpo con más fuerza—. ¿Cómo te fue?, para nosotros era extraño no verte, hacías falta.

—¿Viste a Nakahara?— lo apartó lentamente y con mucho esfuerzo—. Me asfixias.

—¡Lo siento!. Si fue mi peor día, pero al menos no vomité.

—Cuéntame todo lo que pasó en mi ausencia, no confío del todo en Mori-san, tampoco en ti, pero la verdad tiene más peso ahora.

—Bueno…— lo soltó todo, la guerra entre ambas organizaciones, la guerra contra Guild, y el cómo pudo frenar los planes de Fyodor con el incidente de la manzana muerta.

—¿Nakahara usó la corrupción?— apretó su brazo con delicadeza, y la subió lentamente hasta su pecho.

—Él no se negó, yo le di opción— sintió un pequeño escalofrío al ver sus acciones.

—Si vuelves a usarlo, te cortaré la garganta— puso su mano sobre su manzana de Adán, delineando dicha zona—. No me importa que seas tú, mi prioridad es él.

—Lamentablemente ya lo sé, no eres la persona más discreta cuando se trata de tus sentimientos— sujeto su muñeca para envolver su mano—. Quiero hablarte sobre algo, es un favor.

—Ya suenas como tú, adelante, tengo que llegar temprano.

—¿La bebé tiene hora de llegada?— se burló acariciando su cabeza con la mano libre—. No seas aburrida, Jane.

La joven formó una mueca más alegre—. Es bueno verte, Osamu.

.
.
.

Jane tenía un aspecto un tanto más demacrado, lucía triste después de su encuentro con Dazai, aún así entró a las instalaciones de la mafia sin mayor problema, uno de los guardias la reconoció, y se enteró que Hirotsu dió el comunicado de su regreso, solo entre sus subordinados más allegados. Caminó hasta el piso ejecutivo, y al ver que la oficina de Chuuya estaba vacía, decidió ir a su siguiente opción.

—Dejen que pase— indicó a los custodios de su puerta, y así reveló a la muchacha de ojos verdes—. ¿Cómo estás?.

—Rintarō, estuviste al borde de la muerte, y ni así llamaste, ¿Qué demonios ocurre contigo?— arrojó la mochila a su escritorio.

—¿Interrumpiste la investigación?— se puso de pie y caminó hasta ella como un predador—. Realmente estaba preocupado, pero una orden es una orden.

—La organización estaba a punto de caer, solo por no quererme cerca, no sé cuál sea tu plan, pero no me moveré de aquí por otros motivos…— Ōgai abrazo su cuerpo levemente.

—El mayor miedo de un padre, es tener a su hija lejos, un padre siempre procura su bienestar— acarició su cabeza mientras Jane estaba paralizada, no por miedo, en realidad Mori jamás la tocó sin su consentimiento, ni tenía intenciones de abrazarla cuando era niña, actuaba dulce pero siempre delineó una grieta para no cometer errores del pasado.

Una hija no debería tener miedo de las cosas que hace su padre…cómo morir de esa forma— suspiró nuevamente palmeando un par de veces su espalda y así se alejó para ver sus ojos violetas.

—Gracias a dios estás bien, o bueno, completa— alzó su mano para ver la cicatriz en esta—. ¿Peleas?.

Perros. La información está en las hojas, son más de cien, pero solo algunas son más concisa.

—¿Y qué dicen?.

—Todo lo que pude encontrar, te alegrará saber la habilidad del fantasma— lo ignoró por completo para caminar en dirrección a su informe—. El documento no lo decía explícitamente, pero las heridas en el último prisionero que llevó hace unos años, mostraba cortes con navajas, incluso desgarró el brazo con una pequeña cosa de metal, una moneda. Su habilidad es la manipulación de metales.

—Digno de la sexta ejecutiva— alabo sus esfuerzos.

—¡Ya cállate, Rintarō!— la rubia salió detrás de las cortinas cargando un cuaderno, donde claramente había un dibujo de Jane siendo atravesada por una espada—. Mira, eres tú.

La de ojos verdes empezó a sudar—. Elise-chan, es bueno verte.

—Rintarō solo pensaba en tí, es un pervertido, ten cuidado, o te comerá— sonrió soltando la libreta—. ¿Jugarás conmigo?.

—Claro, de momento busco a Nakahara para jugar con él— torpemente se recargo en el escritorio.

—Casi muere, pero que manera de solucionar los problemas— el mayor hizo el intento de mezclarse con ambas.

—Nakahara usó la corrupción, tú lo dejaste hacerlo, se supone que debías cuidarlo mientras yo no estaba— gruñó haciendo sonreír a la rubia.

—Actuó por cuenta propia, lo juro. No me agrada esa relación, pero no lo mataría, no es lógico, sigue siendo fiel a la mafia.

—¿Dónde está?.

—En una misión, una organización yakuza quiso aprovechar la guerra con la agencia, le dí unos días después de que saliera del libro…

—¿Qué maldito libro?— exclamó esperando una respuesta inmediata—. Habla, o me arrojaré desde la ventana.

—Se quedó atrapado en un libro, pero fue por unos días mientras yo estaba envenenado…no seas cruel, te extrañé mucho, hasta Elise-chan actuaba distinto por tí.

Tocó su entrecejo buscando paciencia en algún rincón de su inhabitable mente—. ¿Cuándo regresa?.

—En unas horas, podríamos tomar un trago mientras vuelve…

—¿Akutagawa está aquí?, ustedes aprovecharon que no estuve para usarlo. Hablaré con él, sé que ya no estará a mi cargo, pero al menos quiero saludarlo— dijo la joven delgada.

—Jane, vamos, yo también necesito algo de atención. Bueno, definitivamente no es igual a cuando eras niña, pero se siente bien, y es reconfortante— guiñó el ojo mientras Jane reprimía un lamento.

La muchacha lo dejó leyendo el informe, después le explicaría algunos puntos que ella misma marcó cómo importantes, se desplazó lo más silenciosamente posible, quería que fuera una sorpresa y vaya que lo sería. Abrió la puerta de la bodega del tercer piso, ahí estaba, mientras una rubia intentaba entablar una conversación con él.

—Te ves muy bien, ¿Estás más alto?— llamó la atención de ambos, y en cuestión de segundos, una cuchilla hecha con Rashomon estaba a escasos centímetros de su piel, usó su habilidad para evitarlo—. Parece que quisieras matarme de verdad.

—Higuchi, vete— sacó las manos de sus bolsillos.

—Pero, está mujer…

—¡Largo!, aléjate de aquí.

La joven hizo caso pero apenas atravesó la puerta, llamó a Tachihara—. Necesito a lagarto negro.

—Es el día libre de Gin, y el viejo está ocupado— suspiró profundamente al otro lado de la línea.

—Hay un intruso, llama a Hirotsu-san— colgó segura de su decisión.

—Akutagawa, yo si te advertí de mi desaparición— sus nervios crecieron al ver su cara llena de ira—. No te importaba de todas maneras, tú mismo lo dijiste, no soy tu amiga.

Cedió un poco, y alejó a la bestia de su cuello—. ¿No sé considera traición?.

—El jefe me dió la orden.

—No me refiero a eso— tosió levemente, por lo que cubrió su rostro. Antes de insultarla, la puerta se abrió, y de ahí salió la lluvia de balas de Jane frenó centímetros antes de su piel, estaba tan disgustada.

—¡Alto al fuego!— gritó el de puntas blancas, y así lo hicieron.

—Lamento la tardanza— el del monóculo apareció de hecho, muy agotado—. Señorita…

—Al fin, otra cara conocida— bajó la mano dejando caer las balas haciendo mucho ruido.

Se hincó frente a ella, sorprendiendo a todos por su acción—. Vamos, no debes hacerlo con nadie que no sea Mori-san.

—Es un honor volver a verla, señorita Jane— se levantó mientras sonreía.

—Si reaccionaron así, seguramente debieron cuidar bien las espaldas de Mori-san, y el envenenamiento fue inevitable— miró una última vez al pelinegro—. Me alegra verte, hablaré contigo en unos días.

—Yo no quiero hablar contigo— pese a sus palabras, lucía más sereno.

—Es una orden ejecutiva, Hirotsu, necesito revisar los reportes de los últimos siete meses— caminó hasta un chico pelirrojo—. ¿Quién eres tú?.

—Es Tachihara, lleva tiempo trabajando conmigo, ambos formamos parte del frente guerrillero— contestó el canoso.

—Bueno, vengan conmigo— salió del almacén siendo seguida por los varones—. Hirotsu, lleva los papeles a mi oficina, también consigue las cuentas de Kōyō-san, ¿Quién manejó las joyas contrabandeadas?.

—Ace-san, pero murió a manos del demonio— la vió esbozar una sonrisa—. El negocio está actualmente descuidado.

—Prefiero las armas que controlar joyas, son menos peligrosas, de todas formas, necesito sus reportes, en general, cualquier cosa que pueda revisar— el hombre asintió, y salió corriendo en dirección opuesta—. Tachihara-kun, ¿Qué edad tienes?.

Diecinueve.

Vamos, parece que estás viendo un fantasma, como si debiera estar muerta— detuvo sus pasos antes de subir al elevador—. Consígueme ropa, me fiaré de tu gusto, también zapatos, veré si el agua de mi oficina sirve, también trae un carrito de postres, de todo tipo, tamaño y sabor.

—¿Qué?.

—Rápido, Tachi-chan.

Entró al lugar, que estaba más cuidado de lo que imaginó, parecía que la habían limpiado recientemente, seguramente fue el anciano, al notificarle de su regreso y después de salvar al jefe, estaba esperándola. Revisó uno de los estantes dónde guardaba documentos propios, todo estaba perfectamente bien, después de comprobar que aún tenía servicio de agua, se quitó los zapatos. Al escuchar la puerta abrirse comenzó a ver cómo entraban y salían personas para dejar montones de papeles así pasaron muchos minutos, hasta ver al pelirrojo sosteniendo algunas prendas.

—Lo conseguí cerca de aquí— las dejo en sus manos—. Me retiro.

—No, quédate a cuidar la puerta, me daría vergüenza que alguien entre a espiar, soy tímida— se adentro al cuarto, sin importarle que fuera era un desastre.

~¿Por qué demonios debo hacer esto?~ pensó Tachihara, que al estar cerca de esa mujer, sentía muchísimos nervios. Dejó caer su peso sobre la pared, de vez en cuando miraba a los guardias dejar cajas que pesaban el doble que cualquier persona. En esencia, no tenía sentido revisar tantos papeles, ella buscaba algo.

—Me hiciste caso, que chico tan obediente— su cabello escurría por aquella camisa blanca de cuello alto en conjunto a una falda que llegaba ocho centímetros por encima de la rodilla—. Me temo que tú gusto es distinto al mío, pero fue mi culpa.

Aún descalza caminó entre los desconocidos para sentarse en la silla, sujetó informe tras informe, leyó cada contrato, algunos de manera más superficial, otros tratando de ser meticulosa, Tachihara salió de la oficina para buscar los caramelos de la más baja. En realidad, debía corroborar algo.

Horas más tarde, el auto negro se detenía frente a la sede, de este defendió el joven pelinaranja de ojos azules, notó una extraña presión en el aire, y no se equivocó, personas corrían de lado, a lado, cargando cosas, buscando informes, no le pareció del todo extraño, hasta llegar al piso ejecutivo, dónde una persona salía de cierta oficina, era un guardia cargando un plato sucio.

—Oye, ¿Qué hacías ahí?— su corazón latía con más rapidez.

—La señora regresó, el jefe dió la orden de obedecerla— corrió después de soltar aquello.

Sus piernas temblaban levemente, su respiración se volvió pesada, y siendo sincero con él mismo, rogaba por valor para verla, giró el pomo, y encontró esa figura femenina, mordía un pedazo de pastel mientras clavaba sus ojos en una pila de hojas. Las pupilas de Chuuya se dilataron al ver tal cosa.

—Si es otro contrato, déjalo aquí— al no recibir respuesta alzó la cara, Chuuya estaba frente a ella—. Nakahara

—¿Eres una ilusión?— parecía tranqulo al pensar eso—. Mi cerebro está jodido, ver ilusiones tuyas ya es una cosa grave.

La de ojos verdes se puso de pie, y corrió en su dirección, rodeando su cuello—. Estoy aquí, de verdad lo estoy.

—¿Eres real?— se negaba a caer en los juegos de su propia cabeza, por lo que no correspondió el contacto hasta segundos después.

—No lo sé, es una pregunta extraña— hundió su cara en el arco de su cuello, y al sentir la necesidad de traerlo a la realidad, dejó un beso ahí mismo—. Puedo afirmar que si fuera real, estaría aquí.

—Mierda— la apretó con tanta fuerza, que seguramente dejaría una marca en su cuerpo, pero ninguno se alejaba—. Eres tú.

—Te extrañé tanto— al contrario de Chuuya, ella daba suaves caricias por su nuca—. ¿Me extrañaste?.

Dios, no tienes una jodida idea— él necesitaba saber si de verdad estaba ahí, así que mordió su hombro tan fuerte que dolió y sacó un quejido de Jane—. No te atrevas a ser una puta ilusión.

—Estoy feliz de estar en casa— claro, él era su hogar. Permanecieron así, hasta que el mafioso limpió algunas gotas rebeldes que se acumularon en sus orbes, la muchacha estaba tan avergonzada que solo pudo hacer algo, pedir perdón—. Lo siento mucho.

No sabía que responder a eso, estaba herido, pero verla, lo compensaba todo, incluso el saber que estaba viva ya era ganancia para Chuuya— ¿Qué haces?.

—Estoy revisando todo lo que pasó en mi ausencia, pero me gustaría escucharte hablar, sé que tienes mucho qué decir— para Jane, las palabras se desbordaban por la necesidad de aclarar la situación.

No entendía el porqué ahora sus ideas de gritarle, decirle todo lo que sintió en su desaparición se habían esfumado, quizá era el miedo de perderla nuevamente, de verse vulnerable—. El idiota de Dazai está con la agencia de detectives, ¿Puedes creerlo?.

—Hirotsu me lo dijo, es extraño pero debe hacerle bien— sonrió tratando de no cortar en contacto visual mientras se desplazaba arrastrando a Chuuya para tumbarlo en el sillón.

—Después del incidente con Q, las cosas estuvieron más tensas— carraspeó mientras Jane recargaba su peso en su pecho—. Las cosas se jodieron rápidamente sin tí.

—Tenía mis motivos para irme, pero no lo vale al saber que usaste la corrupción— su respiración se volvió lenta, estaba tan relajada—. Te amo Nakahara, todo lo que hago, es por ti, te lo diré todo el tiempo.

Más convencido, alzó su rostro con su dedo índice, y plantó un beso, que no tardó en ser correspondido, las manos de Jane llegaron a su cuello, dónde hicieron una mínima presión, sus labios se movían lentamente, mientras que Chuuya era codicioso, queriendo comunicar todo su enojo en ese beso. El sonido de la puerta abriéndose los hizo separarse, más bien Nakahara la empujó levemente.

—Veo que ya no estás tan enojada como antes— el jefe pasó junto a la rubia y con algunas hojas en mano.

—¿Qué quieres?— Austen quería golpearlo por interrumpirlos.

—Hablar unas cosas, en privado, ahora— arrastró los ojos hasta Chuuya—. Déjanos solos unos minutos, la tendrás el resto de la noche a mi parecer.

—¡Oye!.

—Alto, puedo permitir las intromisiones a mi vida sexual, pero no deberías hablarle así a tu ejecutivo más fiel— cruzó las piernas de forma perezosa.

—Bueno, solo te dejo algunas cosas para el trabajo, te harás cargo de las armas contrabandeadas, dirigirás lagarto negro, de todas formas lo creé por tí— boto las hojas en la mesa bajo la mirada de Jane—. Me retiro, tienen mucho que hacer.

—Cállate, Rintarō, o te matará— la rubia caminó con cierta prisa para molestar a Mori a puerta cerrada.

—De saber que lo aguantaría, habría preferido morir a manos de los perros cazadores— la sala quedó en silencio, Austen olvidó algo, el líder era aún más maldito—. Me ordenó irme, y no decir nada.

—Ya lo imaginaba, eres tonta por hacerle caso.

—Si no iba yo, probablemente habría enviado a alguien más— apretó su mano y Chuuya se percató de una pequeña cicatriz.

—¿Cómo te lastimaste?— acercó su palma para ver de cerca, dió un suave roce con sus labios ganado un suspiro de Jane.

—Uno de los perros de caza me acorraló— con su mano libre señaló su hombro—. También me lastimó aquí.

—¿Por qué?— habló aún respirando contra su piel—, ¿Por qué no llamaste?.

—No quería comprometerte, pero no paso nada malo.

—No sabes lo mucho que me preocupé por ti— frunció el ceño regalando una imagen bastante linda—. No lo hagas de nuevo.

—Tú prometiste no usar la forma corrupta desde la salida de Dazai, algunas promesas están para romperse— soltó una risita ganando una mala mirada—. Era una broma, a veces también las hago.

—No tienes remedio— acarició su mejilla notando que estaba fría—, Deberías descansar, odiaría obligarte a dormir.

De momento vayamos a un hotel— sentenció con indiferencia.

—¡No digas eso, y menos de ese modo!— un calor violento invadió su cara, estaba tan apenado.

—Debo ordenar mi departamento, no lo recordé por revisar algunas cosas— al ver su rostro tintado de rojo sonrió y solo pensó en molestarlo un poco más—. Bueno, tampoco tengo ninguna objeción para tener sexo contigo, es algo que de hecho sería encantador.

El de ojos zafiro no dijo nada más, esperaba un remate y al no tenerlo se puso de pie—. No puedo dejar que duermas en un hotel, te quedaras en mi casa.

Fragmento perdido.

Gracias por la ropa, mañana limpiaré mi departamentovestía una de las pijamas de Chuuya que era apenas un poco apretado en la parte del pecho. El insistió en dormir en la sala, pero Jane le sugirió dormir juntos, aceptó sin dudarlo, era como si sus palabras fueran órdenes que aquel manipulador de la gravedad debía cumplir.

—No te preocupes por esoevitaba verla a los ojos, durante su camino a casa la joven contó gran parte de sus fechorías en Ucrania, pero aún necesitaba más detalles, más de Jane—. Te conseguiré ropa, mañana podríamos pasar a tu casa.

Haré que Tachihara la consiga, pero tu ropa es muy cómoda, y huele a ti, quisiera quedarmela, incluso en la oficina— sonrió cubriendo su cuerpo bajo las sábanas.

Si, no hay duda, de verdad eres tú— reprimió un chillido al imitar sus acciones—. Puedes qudartela, de todas formas no es la gran cosa.

—Mañana podría contarte todo sobre lo que hice, y quisiera escuchar todo lo que tengas por decir— acorto la distancia entre ambos para estar cómoda—, tu boca es hermosa, aun si suelta una maldición.

—¿Todavía me amas?— sus miradas se encontraron, bajo la vista a su boca, esperando ver un “si”.

—Tu pregunta está mal formuladase acercó a sus labios dejando un corto beso en estos—. Creo que sería si alguna vez he dejado de hacerlo.

—Entonces, ¿Has dejado de amarme?— al ver una sonrisa ladina jadeo casi de forma inaudible.

No.

Pero las personas mismas cambian tanto, que siempre se observa algo nuevo en ellasexclamó preocupado.

Las personas cambian, pero las promesas se quedan. Me hiciste una pregunta, y yo fui sincera— se dió la vuelta en un intento para incubrir una risa burlona—. Buenas noches.

—Maldita, ven acála abrazó de esa forma, rodeando su cintura y hundiendo su barbilla entre su hombro y cuello. Se percató de su respiración lenta, por lo que susurro—. ¿Entonces eres sincera?.

No hubo respuesta, la menor ya estaba dormida, pero Chuuya lo tomó como una afirmación, quizá todo sería mas facil si viera su corazón, no tendría dudas.

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