Aioria por fin llego a casa de Marin, detuvo en su carro en la puerta y suspiro, se sentía nervioso, como si fuera un adolescente, para el había pasado tanto tiempo y mas que eso le asustaba la manera en que seria recibido.
Ellos no tuvieron una despedida adecuada y llegar así de repente a su casa sin avisar, seria extraño para ella y peor aun no sabia cual era la situación con respecto a Kanon, maldijo por lo bajo, por haberse ausentado por tanto tiempo.
Bueno, era tiempo de enfrentarse a la realidad y como dice Aioros aceptar lo bueno o en el peor de los casos, lo malo.
Se bajo del auto y camino lento y un tanto intranquilo, ese trayecto se hizo incomodo para él, a pesar de haberlo transitado antes. Llego por fin al frente de la puerta y dándose fuerzas toco el timbre.
Su corazón se acelero al escuchar unos pasos, trago en seco y mayor fue su sorpresa cuando una joven peliazul abrió la puerta.
- Buenas - dijo ella - que se le ofrece.
- Miho.... - se escucho un grito detrás de ella - ya estas muy grande para abrir la puerta sin preguntar primero.
- Pero es un señor guapo, mamá.
Él un tanto incomodo con la situación se llevo la mano detrás de la nuca y se rasco, acompañando su gesto con un leve sonrojo.
- En que puedo ayudarlo? - pregunto la señora.
Aioria, ahora si estaba confundido y perdido, esas personas serían familia de Marin.
- Buenas, disculpe que llegue así, pero estoy buscando a Marin.
- La señora Marin? - repitió la joven.
- Ella ya no vive aquí, somos sus inquilinos.
- Cuando se mudo? - pregunto el un poco des ubicado.
- Hace unos días.
- Y sabe a donde?
- No los se y si supiera no me corresponde decirle, debería llamarla - la señora retiro a su hija y con una reverencia le cerro la puerta en las narices a Aioria.
Y así sin mas, quedó solo ahi parado, tratando de procesar la información, Marin ya no vivía allí, no ni la menor idea de adonde, se cuestiono el no haberla llamado pero esa era la solución, con una simple llamada se solucionaría el asunto.
Reviso en sus bolsillos y no encontró nada, fue al auto para ver si su teléfono estaba ahí y mayor fue su sorpresa cuando no lo hallo por ningún lado, golpeo con impotencia el volante, definitivamente, todo iba mal
Pensó inmediatamente en Shaina, iría hasta allá para que le diera la dirección de Marin, suspiro, tal vez no todo estaba perdido, así que encendió su auto y se fue a buscar información sobre el paradero de su querida Marín.
XxxX
Mientras Marin estaba sentada en el sofá de la casa de Kaiser, no pudo aguantar y había llorado, Shun le preparo un te para que se calmara mientras Ikki llamó a Aioria y este no contestaba su celular.
También llamo a Aioros pero tampoco sabia de su hermano, Ikki le comento la situación y este prometió apenas saber de el, le diría que fuera hacia allá.
Shun recibía la taza de una mas calmada Marin, ella miro a Kaiser y le sonrió.
- Me voy - dijo sin mas.
- A donde? ............es mejor que te quedes aquí por si llega donde Aioros sepa donde estas.
- No quiero estar aquí, Kaiser me siento encerrada............ademas - titubeo un poco en decirlo - puedo ir a su casa, tal vez este allí, recuerda que llegó ayer y debe estar cansado.... y.....
Kaiser le tomo la mano, se dio cuenta de se estaba alterando de nuevo.
- Debes calmarte primero, si? - ella asintió - esperemos un rato mas luego puedes irte.
Ikki y Shun estaban de pie junto a la barra de la cocina, el primero un poco alerta por ver como su hermano trataba a Marin,
- Ella le gusta? - le pregunto a su hermano, casi que susurrándole al oído.
- No lo creo, ambos se llevan bien, pero no creo que el sienta algo mas allá de la amistad por ella.
- Mas vale que sea así, porque esa mujer no tiene ojos para mas nadie sino para Aioria.
XxxX
Ya eran pasadas las dos cuando Aioria llego a casa de Milo y Shaina, no estaba del mejor animo, ya que a pesar del frío a toda la ciudad se la había dado por salir en domingo y el trafico le hizo demorar mas de lo que esperaba.
Se bajo sin pensarlo mucho y camino rápidamente hacia la casa y toco el timbre una, dos y tres veces pero no obtuvo respuesta, chasqueo la lengua y metió las manos en su abrigo, maldijo al frío y a su mala suerte.
Milo y Shaina no estaban y el no tenía como comunicarse con ellos, se paso la mano por el rostro, se sentía frustrado, desesperado y al borde de las lagrimas, quien mas podría saber del paradero de Marin ademas de Shaina, se le vino a la mente June, sonrió, nuevamente veía una luz al final del tunel, lo mas seguro es que la parejita si estuviera en casa un domingo.
Corrió hacia el auto y nuevamente en marcha fue a su futuro destino para saber de Marin.
XxxX
El reloj marcaba mas de las tres, Marin no sabia nada de Aioria y ya no soportaba estar encerrada, se levanto del sofá y fue directo a tomar su bolso y su abrigo, Kaiser la siguió.
- Lo siento Kaiser, pero ya no puedo estar mas aquí.
- Pero....
- Pero nada, estoy mas tranquila, de veras y no voy a hacer nada que me ponga en riesgo, si?
Ella le puso su mano en el brazo y le sonrió, el tomo esa misma mano entre las suyas y la apreto fuerte.
- Prometes que llamaras?
- Te lo prometo - Marin se empino y le dio un beso en la mejilla - gracias.
Se asomo por un lado de su amigo y se despidió de los otros dos moviendo su mano, salió y cerro la puerta tras de si, cuando empezó a caminar sintió que sus piernas temblaban, el trayecto se le hizo largo, se sentía nerviosa, ansiosa de saber que Aioria estaba tan cerca y tan lejos a la vez.
Llego a su auto y se sentó, se abrocho el cinturón y se aferro al timón, nuevamente las ganas de llorar pudieron mas que ella y se desahogo, Kaiser miraba desde la ventana, tenía ganas de salir pero confiaría en ella.
Luego de un rato, vio como el auto avanzaba y se perdía de su vista.
- Que pasa Kaiser? - pregunto Ikki - te interesa?
- Se por donde vas y si me interesa pero no de la forma que te imaginas.
- Shun dice lo mismo, pero tu actitud demuestra lo contrario.
- Piensa lo que quieras - se alejo de su hermano y se detuvo unos cuantos pasos después- es mi amiga y me preocupa, es una buena persona y ya ha sufrido mucho, es todo.
Finalmente Kaiser se fue a su habitación, sus hermanos menores se miraron y negaron con la cabeza, pero no lo molestarían mas con ese tema.
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El trafico estaba difícil, Marin demoro para llegar al edificio donde vivía Aioria, se bajo del auto y alzo su mirada, la tarde ya empezaba a caer, en el mes de diciembre, siempre anochece mas temprano y aunque eran poco mas de las cuatro se notaba como el cielo empezaba a cambiar.
Marin entro al edificio, también en busca de calor, oprimió el botón del elevador y espero, tenía sus manos en su abrigo, temblaba de frío y miedo, solo esperaba que el estuviera allí y que su viaje no fuera en vano.
Por fin llego el ascensor, se subió y oprimió el numero al que debía ir, miraba con ansiedad como iban cambiando los números hasta que llego a su destino la puerta se abrió y el corredor quedo a su vista, todo estaba impecable.
Camino hacia el apartamento de Aioria y ya estando allí, suspiro, ella misma se dio animo y toco el timbre, para sorpresa de ella una voz femenina se escucho del otro lado y mil y una cosas pasaron por la mente de Marin.
Ella se quedo estática, sintió los pasos que se acercaban a la puerta, su curiosidad de saber quien estaba en el lugar pudieron mas que las ganas de salir corriendo y se sorprendió cuando vio quien abrió la puerta. Una hermosa mujer de cabellos celestes, sus ojos de un color azul un poco mas oscuro que su cabello, su piel blanca y sus rasgos delicados la hacían una persona bastante llamativa.
- Hola, en que te puedo ayudar?.
-Tú eres ......... Lifya?
Lifya no pudo observar bien a Marin hasta que ella se quito todo lo que traía encima por el frío, también se sorprendió de ver lo hermosa que era esa mujer y enseguida supo de quien se trataba.
Marin dio un paso atrás y Lifya alcanzo a tomarla de la muñeca.
- No te vayas.
- No tengo nada que hacer aquí.
- Claro que si, debo expli.....
- No quiero ninguna explicación - su voz se entrecorto y agachó la mirada - no quiero....
- Marin, Aioria no esta, salió desde esta mañana a tu casa - la observó con sorpresa - por favor, entra.
Lifya suavizo el agarre hasta que la soltó, cuando se dio cuenta que ella no se iría, abrió mas la puerta y con un movimiento de la mano la invito a seguir, un poco reacia Marin accedió.
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Hola a todos de nuevo, ahora si ya casi se acaba esto, espero vayan entendiendo los capítulos, Marin y Aioria están como el gato y el ratón.
Cuidense todos y nos leemos la próxima