Advertencias: Ninguna, violencia típica de la serie.
Díganme, cuáles son sus opiniones de Jane, mi hermana leyó los capítulos que tengo escritos en Word y dijo "Necesita un abrazo".
Aunque la mente humana podría estar equivocada...
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Dos semanas habían pasado desde su primer día totalmente instalada en el territorio francés. Investigó cosas muy útiles, y por fin estaba segura pues se despidió a los "héroes" que llevaron al terrorista con una habilidad.
Vestía una falda negra demasiado ajustada, una camisa blanca lo suficientemente traslúcida para delinear su brasier, y unos tacones medianamente altos. Caminaba por la gran biblioteca nacional, dónde en poco tiempo chocaría con su objetivo (literalmente).
—Lo siento mucho— fingió malestar al levantarse del suelo.
—Lo lamento, discúlpeme señorita— descaradamente trató de ver más allá de su blusa.
—Esta bien, creo que estoy bien— sonrió de lado, la peluca comenzó a molestarle.
—Debería asegurarme de eso— era un hombre de cuarenta años, alto, y con lo dos ojos cafés—. ¿Cómo se llama?.
—Charlotte Bennet— estrechó su mano con calidez previamente preparada.
—Adrien Lovatt, es un placer— sonrió al sentir la fina mano de la "pelirroja"—. Me sentiría honrado de ser acompañado por esta bella turista.
—Mi francés no es tan bueno como creía— soltó una risita para después asentir—. Podría mostrarme lo lindo de esta ciudad.
Así terminaron en una cafetería cercana, dónde claramente Jane ya había evaluado rutas de escape, personal, y una chica pelirroja que sería su coartada, en realidad quería probar algunas golosinas de ahí.
—¿En qué trabajas?— preguntó el hombre—, Luces como una estudiante.
—Dejé la universidad hace un año, la retomaré el próximo semestre, ahora me concentró en mí— comía una especie de pastel a base de crema—. Esto es delicioso.
—¿De dónde eres?— dió un sorbo a su café antes de intentar acercarse aún más.
—De Holanda, mis padres son dueños de una pequeña fábrica— cada palabra salía con tal confianza que resultaba imposible no creerle.
—Quisiera visitarlo alguna vez.
—Tú luces algo mayor, ¿En qué trabajas?— era la pequeña rutina de corroborar información—. ¿Eres maestro?.
—Soy un servidor público, me dedicó al análisis de información— aclaró su garganta antes de tomar otro tragó del café negro.
—Se escucha importante— estiró un pedazo de pastel a su boca—. Prueba esto.
~Que linda~ lo acepto sin dudarlo, la mayoría de personas caían fácilmente por una chica hermosa, y les agradaba aún más si cumplía el estándar de "inocencia", era hipnotizante.
—Te puedo contar más de eso— sonrió al ver cómo tocaba su cuello suavemente.
No pudo usar su collar, lo guardó como si su vida dependiera de ello. Miró al más alto para asentir frenéticamente —Si no interviene con tu trabajo.
—¿Cómo podría hacerlo?— soltó una carcajada antes de sacar una hoja de aquel maletín color caoba—. Mira, este es el reporte de un criminal, fué capturado hace poco, a mí me dan la información más superficial para realizar un pequeño análisis, este se queda en la biblioteca nacional para el público.
—¿Qué hacen con los detalles?— se estiró lo suficiente para recargar su mano en la pierna del contrario.
Pasó saliva con muchos nervios —Llevan sus informes al servicio de inteligencia, en este caso es de la prisión para personas con poderes sobrenaturales.
—¿No son un mito?— analizó el papel lo más rápido que pudo—, Pensé que no existían después de la gran guerra.
—Los hay, en este caso era un criminal sin muchos antecedentes, pero su habilidad era muy peligrosa— sonrió para después guardar el papel en su lugar—, Un chico piromaníaco con habilidades de calor.
~¿Encierran a personas que les causarían problemas?~ pensó con una mueca de disgusto.
—¿Pasa algo Charlotte?.
—No, solo que me pareció terrible que alguien así anduviera suelto, ya sabes, porque son un peligro para los demás.
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Solo habían pasado unos días más, y ya habían organizado una cena romántica, la sola idea le resultó nauseabunda. Jane amaba el romance, la idea de leer y verlo era satisfactoria, pero el experimentarlo solo se sentía bien si era con Chuuya.
—Es un lindo restaurante— claro, ella lo escogió por la falta de vigilancia pese a ser un lugar costoso.
El vestido ajustado, junto a la peluca (seguramente después de eso la quemaría), le producían mucho calor, pero aún así mantenía esa actitud cómica, que claramente era con el propósito de agradarle.
—No se compara a la mujer que me acompaña.
—Me enteré de una noticia y pensé que como tú sabes mucho de todo eso, te interesaría— junto ambas manos de manera infantil—. Un grupo legendario de militares atrapó a un terrorista con superpoderes, y está aquí en una cárcel de máxima seguridad.
—Si, me enteré hace un mes, fué un caso perturbador por la naturaleza de los crímenes— al recibir sus platos comenzaron con su "velada romántica".
—¿No te dieron algo para analizar?.
—No mucho, sorprendentemente venían algunas cosas especiales por el "heroísmo" del captor— el mismo hizo las comillas con sus dedos.
—Talvez puedas enseñarme, y contarme más sobre eso— sonrió de lado al ver el sonrojo del mayor.
—El informe ya fué entregado, pero tengo una copia en casa.
—Genial, otra escusa para ir— volvió a su comida, claramente ese comentario fué para sacar algún beneficio.
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—Que adecuado departamento— la palabra era más atinada era "lúgubre".
—Es perfecto para los solteros— caminó hasta la cocina para buscar algo que ofrecerle—. ¿Quieres vino?.
La sonrisa de Jane era la viva imágen de la nostalgia, recordó las noches que bebió vino con el de baja estatura, lo bien que se sentía el alcohol pasar por su garganta, aún si ella no era muy afin del líquido. Él era aquello que no encontró en los demás, no en Dazai, no en Mori, no en la mafia. Amor de pareja.
—Prefiero agua— terminó de quitarse sus zapatos—. Casi no bebo alcohol.
—De acuerdo, bebé— uso ese tono burlón por la respuesta de la chica—. Aquí tienes.
—No luces como el tipo de persona que está soltero por falta de pretendientes— analizaba cada espacio de la habitación, tomó asiento en el sillón de la sala mientras el hombre terminaba de acomodar la botella de vino frente a ellos.
—El trabajo. Me gusta considerarme el tipo de persona que tiene una aventura— se arrepintió a los segundos de confesar eso—. No quería sonar así, no creo que tú seas una mujer para tener una aventura, puede que si, pero en todo caso sería porque tú lo decidas.
La muchacha alzó las cejas esperando a que dejará de hablar, comenzaba a ser molesto.
—Si quisiera tener sexo contigo, pero no es que solo te invité por eso— golpeó su frente por la falta de tacto—. Debería parar.
—No tienes que avergonzarte, eres un adulto, los adultos decimos cosas así— le dió un trago al líquido cristalino—. Es mejor que lo digas ahora, fuerte y claro.
—Gracias, algunas mujeres se ofenden— sonrió aliviado—. No me dijiste que estudiabas.
—Arquitectura, parte de este viaje es para ver algunos edificios— recargó su peso en el respaldo y apoyo los pies descalzos en las piernas del más alto.
—Podría llevarte a conocer algunas lugares— los colores carmín tintaron todo su rostro.
—¿Sabes que me gustaría?, Que me muestres los informes del terrorista.
—Voy por ellos— se alejó rápidamente para correr a su estudio, y ella acercó su bolso que había dejado en el suelo para buscar el "artefacto"—. Esto es todo lo que dice, puedo explicártelo.
—Creo ser capaz— Los revisó de manera general, encontrando que decía cosas acerca del individuo. Lo único importante era la hora del traslado del recién elaborado expediente para el servicio de inteligencia.
—Tus ojos son muy bonitos— sonrió intentando controlar sus emociones, la chica frente a él simplemente era fascinante.
—Creo que eres un buen hombre, en su defecto uno decente— puso las hojas sobre la mesa de cristal—. Eso lo hace más difícil.
—No te obligaré a nada, puedo llevarte a tu casa— negó rápidamente pensando que se trataba de un rechazo.
—Cuando hago algo siempre es pensado en mi familia, lo que les haría mejor, cualquier cosa que nos afecta me parece miserable, es hasta que recapacito sobre mis actos que llega la culpa. Nunca he visto realmente el carácter humano, pero esa culpa es parte de él, no me importa cargar con ella mientras sienta amor, yo quemaría el mundo por ellos. ¿Eso es carácter humano?.
—Eso es hermoso, pero no entiendo ¿por qué...
Mostró el arma ya equipado con un silenciador, apuntó en medio de sus ojos, y antes de tirar del gatillo lo vió, al miedo mismo en su cara. La bala atravesó su cráneo salpicando el color gris del sofá.
—No te merecías eso, pero ya no puedo cometer errores, es por mi el buen de quién amo.
Sacó de su bolso un cabello cobrizo que obtuvo del uniforme de cierta chica pelirroja en la cafetería, y se aseguró de no dejar más huellas. Tomó los papeles y salió por la ventana.
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~Sácame de aquí~ era lo único que la mente del infante repetía, estaba prisionero por Guild, fué su error al tratar de "castigarlos" y directamente desestabilizar la mente del hombre tétrico.
—Mis vides están conectadas a muchas otras plantas y raíces— el rubio con vestimentas campiranas chaqueó los dedos—, las distribuimos por la ciudad, cualquier persona que pise una raíz del suelo, arranque una flor, o corté una rama debe causarte daño. Miles de personas te están lastimando.
El menor se retorcía de dolor, ni siquiera los experimentos realizados por la Port Mafia eran tan horribles. Guild necesitaba su ira.
—Tengo una pregunta, ¿Qué pasaría si activas la maldición?— sonrió al ver la negación del menor.
—No lo entiendo, yo nunca pedí estos poderes— la rabia paso a ser desesperación, Jane fué una especie de figura a la cual podría recurrir, pero él pensaba que estaba muerta—. ¿Acaso dios no es justo con todos?.
—Te diré la verdad. Dios existe, pero no te ama.
Yumeno asociaba la palabra amor con Jane.
—¡No!, ¡No!, ¡Quemaré al mundo!— se retorcía de un lado a otro—. ¡Los maldigo!.
—Ya ha comenzado— se alejó cuidadosamente para no pisar otra raíz.
—¡Nunca tuve nada, y aún así él me la quito!— era alaridos de dolor—. ¡Sálvame!, ¡No puedes abandonarme!.
Fragmento perdido.
Las ciudades de Yokohama eran un desastre, heridos por todas partes, otros caminando como zombies en busca de matar a las personas.
—Maldición, defiendan el territorio, a este paso quedará en cenizas— ordenó el pelinaranja—. ¡Defiendanlo con su vida!.
La Port Mafia lidiaba como mejor podía con la situación.
—Chuuya-san, son demasiados— comentó Hirotsu protegiendo a Higuchi.
—¡No los maten de no ser necesario!— uso su habilidad para evitar algunos de los "malditos"—. ¡Basta con que los dejen inconscientes!.
A unos metros aterrizaba el tigre junto al muñeco destruido, necesitaba encontrar al suicida. No esperaba que fuera fácil, pero la lluvia de balas le impedía avanzar más rápido. El golpe fatal fué hacer explotar un camión de combustible, así terminó rodando metros, apunto de perder la conciencia.
El castaño apareció usando un cabestrillo, pero con su mano libre sostuvo el muñeco y anuló la maldición.
—Ganaste Atsushi-kun.