El cuerpo de mi madre está sobre una mesa, las moscas se apoderaron de su cadáver al punto de cubrirla completamente. Siento el impulso de correr para apartarlas pero no puedo, cada movimiento que intento hacer es lento, la desesperación se apodera de mí en cuanto veo al hombre enmascarado acercarse a ella con pasos firmes.
Un grito de rabia sale de mi boca pero aquel monstruo ni se inmuta, no quiero que la toque, ni la mire. Ella debe despertar y si él se acerca jamás lo hará, con desesperación voy hasta él y le quito la máscara.
Mi corazón cae al piso en cuanto sus ojos grises me observan, lucen tormentosos y hambrientos pero no en un sentido de lujuria si no que hambriento de destrucción, de mi destrucción.
- Cuervo- siseo pero se abalanza sobre mí y sus manos envuelven mi cuello apretando hasta dejarme sin aire.
Cuando despierto tengo a Devon mirándome con confusión lo que automáticamente me enfurece, no había sido su culpa lo que había ocurrido con mi madre y Cristopher pero mi patético corazón destruido pedía a gritos alguien a quién culpar.
Me pongo de pie sintiéndome completamente débil, ayer después de pasar horas en la comisaría y tener que escuchar como culpaban a Christopher, tener que contestar llamadas preguntando por lo sucedido y finalmente tener una discusión con Devon no había hecho más que entrar en su departamento para dormir.
-¿A dónde mierda vas?- su voz suena fuerte haciendo que retumbe en el cuarto pero ni siquiera me inmuto.
- No quiero volver a discutir contigo.- Respondo.
- ¿Podrías dejar de actuar así?- pregunta y eso me enfurece.
-¿Así como, Devon?- espeto con un tono de voz casi tan alto como el de él- En dos putos días tengo que enterrar a mi madre y a Cristopher,- mi voz se quiebra pero rápidamente recupero la compostura-
Vi sus cuerpos y tuve que tolerar que culparán a Cris cuando él jamás hizo nada.
-A todo el mundo le ocurren cosas.- responde ladeando las manos.
-¡Por supuesto que si!-respondo de la peor manera posible- Solo ponte en mi maldito lugar por unos minutos.
Me pongo las zapatillas colocando los cuchillos en el borde, tomo mi pequeña mochila y salgo por la puerta sin responder. Se que me arrepentiría más tarde de como me estaba comportando pero ahora no tenía cabeza para pensar en como lo estaba haciendo sentir, porque de todas las emociones que estoy experimentando ninguna es amor y paz.
Cuando mi mano está por tocar el picaporte de la puerta Devon me jala del brazo para que mis ojos se posen en él.
- No te alejes, conozco a la perfección el vacío que estás experimentando, Chloë- dice haciendo que mis ojos se empañen- Pase toda una días con los cuerpos de mis padres en la casa porque no podía moverme.
Mierda.
Por un fugaz momento el enojo, la irá y toda emoción negativa desaparece de mi ser haciendo que me pierda en el gris de su mirada pero entonces las imágenes del cuerpo de mi madre sin vida vuelven a atormentarme y lo que Devon acaba de decir pierde peso. Me safo de sus manos y vuelvo a caminar hacia la puerta pero esta vez él no me detiene, respiro profundamente y solo me dedico a caminar lejos.
Muerte, sangre, dolor y asesinato es en todo lo que puedo pensar mientras mis pies bajan las escaleras del edificio con rapidez. Hoy tenía clases de fotoperiodismo pero no me sentía apta para estar en un mar de gente, que me mirarían y susurrarian cosas.
Porque claro, ya todos se había enterado del trágico suceso gracias a la estúpida revista gris'boy.
Mi celular comienza a sonar, otra llamada de la agencia de modelaje hace presencia y siento el repentino impulso de estrellarlo contra el piso para que deje de sonar. Todos estaban desesperados por saber qué es lo que demonios haría con la empresa, incluso Karina,una de las secretarias de mamá, me había ofrecido hacerse cargo pero su propuesta no hizo más que hacerme enojar.
Ni siquiera me dieron un puto respiro para poder asimilar su muerte ya que todos estaban al pendiente de que es lo que pasaría con su fortuna.
Respiro profundamente y entonces caigo en cuenta de que estoy en las gradas de la universidad buscándolo con la mirada, pero Devon no está aquí, obviamente hace aproximadamente una hora que me fui de su casa. A estas alturas el debe estar en una de sus clases o asesinando a alguien ¿Quién sabe?
El celular comienza a sonar nuevamente pero quién llama resulta ser una posible salvación.
-¿Papá?-digo atendiendo la llamada.
Por unos segundos todo es silencio pero luego su voz ronca hace presencia.
-Hija, ¿Cómo estás?
Escucharlo luego de tanto tiempo me hace estremecer, él no había sido un buen padre. Todos los errores que había cometido conmigo son imperdonables, dejarme encerrada en un psiquiátrico, hacerme pasar la noche en un agüero con agua helada, golpear a mi madre mientras yo lo veía y un sin fin de cosas horrendas que por unos instantes prefiero olvidar.
- Bien- respondo pero mi voz no suena como si realmente estuviera bien, hecho suena rota.
- Me enteré de lo que ocurrió con tu madre.
Luego de unos diez minutos hablando con él cuando se corta la comunicación me siento un poco mejor, como si gran parte del enojo hubiese disminuido siendo reemplazado por la tristeza.
Cierro los ojos para sentir como el sol golpea contra mi piel, como el ligero aire hace que mis cabellos revoloteen y como escucho solo el canto de las aves.
- ¿Así que solo te largas?
Abro los ojos rápidamente. No había hablado muchas veces con él pero conocía su voz y como erizaba cada vello de mi columna vertebral.
Evans Hamilton está parado frente a mí, con su rostro inexpresivo y una postura derecha que lo hace ver muchísimo más alto de lo que realmente es.
Suelto un gran suspiro y luego hablo.
- Si.
Él se sienta a mi lado y esto me permite ver muchísimo mejor sus facciones, mandíbula marcada, cejas rubias, ojos tan claros que parecen amarillos y piel de porcelana. Parece un maldito ángel, ya que él a diferencia del Cuervo no viste de negro y eso de alguna manera ayuda a que se vea mas relajado pero no menos peligroso.
- Lamento lo de tu madre- dice y entonces apartó la mirada hacia el campo donde no hay nadie- Aún que por un lado mejor, se ahorra todo lo difícil que es vivir.
Mantén la calma. Mantén la calma.
Cierro los ojos mientras mi mente comienza a divagar en una y mil formas de asesinar a Evans.
En un movimiento rápido sacó uno de los cuchillos de mi zapatilla y me abalanzó sobre él colocando el filo del arma en su cuello. Evans en ningún momento se sobre salta o intenta apartarme si no que simplemente me mira a los ojos mientras una sonrisa torcida aparece en su boca.
- No quiero escucharte hablar de mi madre, Evans.- gruño mientras hago que el filo de mi arma penetre un poco su cuello.
- Veo que Bambi ahora si tiene agallas- responde.
El fuego arde en mis ojos cuando el cuchillo le hace un corte y la sangre comienza a manchar su camiseta blanca, Evans mete su mano dentro de su bolsillo y de ahí saca un revolver que coloca justo en mi estómago.
- Más de las que imaginas.- Respondo sin apartarme.
- Me gusta esta nueva faceta,- responde pegando el cañón del arma aún más a mi estómago.
-¿Si?- Respondo bajando el cuchillo mientras intento fingir desinterés.- ¿Entonces te gusta que te causen dolor?
Él también baja el arma.
- No te confundas.
Me siento nuevamente en la grada y veo como saca un cigarro de su otro bolsillo junto con un encendedor negro, con lentitud se lleva el arma mortal a los labios y lo enciende, cosa que me recuerda a Devon y a como lo mande al deminio hoy en la mañana.
- Una cosa es que admita tu valentía y otra es que yo sea masoquista.- suelta el humo del cigarrillo y por unos segundos pienso en como no se queja por el corte que le hice en el cuello.
Le tiendo la mano para que me de un cigarro, pero sus ojos se analizan por unos instante y finalmente me da uno. Jamás había fumado ya que el simple hecho de su olor me transportaba a aquellos momentos en los que mi padre vivia con madre y todo era una reverenda mierda.
- Aquel día en el edificio, cuando los descubrí matando a ese hombre me Connor dijo que no le diría nada a Devon sobre mi investigación- antes de prender el cigarro guardo el cuchillo dentro de mi zapatilla y lo cubro con el pantalón- ¿Aún sigues sin confiar en mí?
Los segundos pasan y Evans quién resulta ser más intimidan de lo que me gustaría admitir no parece tener intenciones de contestar.
Enciendo el cigarrillo y ni bien el filtro toca mis labios siento como el humo comienza a inundar mi boca y garganta, intento tragar el humo pero en ese mismo instante un ataque de tos incontrolable hace presencia en mi. Evans niega con la cabeza y me quita el cigarro se mala manera para tirarlo.
- No seas idiota, creí que ya fumabas.- se pone en pie mientras también tira la colilla de su cigarrillo al suelo y pasa uno de sus dedos por el corte que le hice en el cuello- No confío en nadie que no sea de mi familia.
Entrecierro los ojos mientras veo como mira la sangre que ahora ocupa sus dedos, Evans era alguien raro y de quién menos sabía. En mi investigación no había logrado encontrar casi nada de él, de hecho dudaba incluso de que su apellido fuese el real. No había nadie en el árbol genealógico que se llamará Hamilton, tampoco tenía hermanos o padre cosa que claramente era una inconsistencia ya que él sí tenía padres. En resumen Evans es igual a incógnito, un callejón sin salida.
Limpia la sangre de sus dedos en su remera blanca mientras se pone en dedicandome una última mirada antes de irse.
- No te pongas en peligro, Chloë- dice dándome la espalda y comenzando a caminar- Y por cierto feliz catorce de febrero.
Catorce.
Solo faltan cinco jodidos días para el diecinueve.