Sadie, Millie y Laura se encontraban en los jardines del internado "estudiando". En realidad, Laura les estaba contando todo lo que pasó en el juicio y que había encontrado a su padrino, obviamente omitiendo todo lo que tenía que ver con la magia.
Había pasado un día y hasta ese momento la rubia no había tenido tiempo de contarles lo que había pasado a sus amigas.
Millie y Sadie estaban alucinando.
- Déjame recapacitar, fuiste a un juicio, apresaron al profesor, encontraste a tu padrino y supiste que habían asesinado a tus padres. Wow. – Resumió Sadie.
- Cuéntanos más de tu padrino. – Dijo esta vez Millie mirando a su amiga.
- Es increíble y me ha prometido que nos veríamos pronto. – Respondió sonriendo. Laura se encontraba feliz, más de lo que alguna vez pudo estar.
- ¿Tienes alguna foto de él? – Preguntó la pelirroja.
- Tengo un dibujo. – Respondió sacando su dibujo de la carpeta.
- ¡Pero bueno! ¡Tu padrino es guapísimo! – Exclamaron Millie y Sadie.
Laura comenzó a reír. Sabía lo que dirían sus amigas al verlo.
- Quiero que lo conozcáis, probablemente es la familia más cercana que tengo.
- Nos encantaría, Lau. Repíteme como se llamaba.
- Regulus, Regulus Black.
Harry, Ron y Hermione se estaban acercando a ellos y Harry abrió mucho los ojos al escuchar el nombre del hermano de su padrino. ¿Cómo era que Laura lo conocía si no tenía nada que ver con el mundo mágico?
- ¡Hola, chicas! – Exclamó Hermione cuando llegaron.
Las chicas saludaron a sus amigos y estos se sentaron.
- ¿Pasa algo, Harry? – Preguntó Sadie mirando al castaño.
- ¿Qué? No...
- ¿Seguro? – Esta vez fue Hermione la que lo preguntó, mirando muy preocupada a su amigo.
- Sí, Hermione, estoy bien. – Dicho esto se levantó y se fue.
- Que humor. – Bufó Sadie y luego miró sonriendo a Hermione, la cual se había quedado preocupada. – No te preocupes, se le pasará.
- ¡Dentro de nada es la representación! – Dijo Ron, bastante emocionado.
- ¡Sí! ¡Vamos a ser los mejores, Ronnie!
- Te dije que no me llamaras Ronnie. – Respondió el pelirrojo sonrojándose.
El tiempo se les pasó volando y tuvieron que ir al comedor para cenar. Cuando estaban llegando Laura pudo ver como Harry le hacía señas desde el otro lado del pasillo.
- Id entrando, yo ahora voy. – Dijo Laura mirando a sus amigos, estos asintieron y entraron al comedor hambrientos.
Harry llevó a la rubia a una clase y se aseguró de que nadie los viera.
- ¿Pasa algo?
- ¿De qué conoces a Regulus Black? – Preguntó yendo al grano seriamente.
Laura se sorprendió, pero luego recordó de que probablemente todos se conocieran en el mundo mágico.
- Él es mi padrino.
- ¿Qué? ¿Cómo puede ser él tu padrino?
- Lo sé, Harry. Sé que sois magos y todo, Draco me lo tuvo que contar, pero antes de que vayas a decírselo a vuestro director, gracias a él, el profesor Johanson no me hizo nada, tuvo que aturdirlo.
Harry quedó flipando. ¿Draco Malfoy ayudando a alguien? Sonaba imposible.
- Pero, tú no eres maga, ¿cómo tu padrino puede ser un mago?
- Regulus huyó de los mortífagos y mis padres lo acogieron en su casa, después nací yo y le hicieron mi padrino. – Contestó encogiéndose de hombros. – Me enteré de todo ayer, también me enteré de que Lucius Malfoy fue el que asesinó a mis padres y que conocí a Draco hace muchos años, ya que Narcissa iba a visitar a Regulus y a mis padres.
Harry enmudeció al escuchar el nombre de Lucius Malfoy, ese señor era sádico y horroroso y además se sabía que era un mortífago y en ese instante estaba en la cárcel, pero había asesinado a los padres de la rubia y eso le sorprendió.
- Lo siento mucho, Laura... – Dijo Harry apenado. – Mi padrino es el hermano de Regulus, por eso me sorprendió.
- ¿¡En serio!? – Preguntó Laura con una sonrisa. – El mundo es muy pequeño...
Se pusieron a hablar y Harry le contó la historia de sus padres y de otras cosas, hasta que Laura vio una cabeza platinada pasando por ahí y se apresuró a despedirse de Harry.
- Lo siento, Harry. Me tengo que ir, pero hablamos luego. ¡Ah! Habla con Hermione, la dejaste preocupada.
- Adiós Laura.
La rubia corrió para alcanzar a Draco, el cual no se dirigía al comedor, para su suerte.
Cuando estaba cerca comenzó a gritar su nombre, pero parecía que Draco la estaba ignorando.
- ¡Draco!
Cuando por fin le alcanzó, tiró de su camiseta para hacerle parar.
- Uf... yo... Dios... – Dijo la rubia hiperventilando. – ¿Por qué no parabas?
- Quiero estar solo. – Respondió bastante seco.
- ¿Por qué?
- ¡Por qué sí, joder! – Gritó asustando a la rubia.
- Vale, yo... lo siento. – Laura huyó de ahí, dejando al platinado arrepentido.
Cuando la rubia entró al comedor se sentó con sus amigos, pero ya no estaba tan feliz como antes.
- ¿Estás bien, Lau? – Preguntó Noah.
- Sí... no os preocupéis, solo no tengo hambre. – Respondió arrastrando un poco las palabras.
Todos asintieron, pero Sadie y Noah sabían que algo le pasaba a su mejor amiga, ambos se miraron y Sadie le dio una mirada de que ella se ocuparía. Después de la cena se despidieron para irse cada uno a su habitación.
- Lau espera. – Dijo Sadie, viendo como Laura se iba a ir hacia su habitación. – Os la robo un momento.
- ¿Pasa algo?
- A mí no, pero a ti sí. Suéltalo.
- No me pasa nada, ¿sí? – Sadie la miró alzando una ceja. – Bueno, no sé que le pasa a Draco, está decaído y además me ha gritado muy feo.
- Hay veces que las personas tienen días malos, así que no te preocupes.
- Pero no tenía que descargarse conmigo. – Le respondió haciendo un pequeño puchero. – Yo sólo le quería dar las gracias por todo...
Sadie la abrazó y le dijo que no se preocupara. Laura les había confesado todo, y la pelirroja sabía que le había sentado muy mal.
Al día siguiente Laura se dirigía hacia la clase de interpretación, la rubia le había contado a Mary todo lo de su padrino, y esta se alegró de que hubiera encontrado a alguien cercano a ella.
Cuando llegó vio que Ron y Sadie estaban discutiendo en una mesa.
- ¡Te digo que dice calor, no olor! – Exclamó Sadie molesta.
- ¡Qué no!
Laura decidió dejarles discutir y se fue hacia su mesa.
- Ya está la pelirroja pegando gritos, por Merlín, mi cabeza. – Laura se giró al escuchar la voz de Pansy Parkinson y le fulminó con la mirada. – ¿Y tú que, pequeña idiota?
- Vete a molestar a otro lado, Parkinson. – Dijo Draco llegando.
- ¿Qué? ¡Pero Draco!
- Pansy, eres mi amiga, pero deja de comportarte de forma tan infantil.
Parkinson se fue más triste que enfadada y Laura lo notó. Draco se sentó en la silla de al lado de la rubia, pero no le dirigió la palabra.
- Yo... ¿yo te he hecho algo? – Preguntó Laura temerosamente.
- ¿¡Qué!? ¡No! – Se apresuró a contestar Draco.
- Entonces, ¿por qué me ignoras?
Draco suspiró y Laura pudo ver como se le cristalizaban los ojos.
- Laura yo... – A Draco se le comenzaron a salir lágrimas.
- Hey, espera aquí un momento. – La niña se dirigió corriendo hacia Mary. – ¡Mary!
- Dime. – Dijo sonriendo la profesora.
- ¿Podríamos Draco y yo ir a la clase de al lado para practicar?
- Sí, pero cuando falten cinco minutos volvéis.
- ¡Gracias!
Laura volvió y agarró a Draco de la mano.
- Ven, Mary me ha dejado ir a otra habitación a "practicar".
Ambos se dirigieron a la clase de al lado que estaba vacía y cuando llegaron se sentaron en las sillas que había ahí.
- Aquí puedes hablar tranquilo.
Draco suspiró antes de hablar.
- Me siento como la mierda. – Confesó cabizbajo. – Desde que me enteré de que el cabrón de mi padre había matado a los tuyos, yo... me sentí culpable. Joder. – Dijo comenzando a notar como le volvían a picar los ojos.
Laura le abrazó, pilló por sorpresa al platinado, pero lo aceptó.
Pasó un rato y se separaron, los dos estaban rojos, pero tenían una sonrisa en sus rostros.
- No quiero que pienses que fue tu culpa, porque no tenías ni idea. Nunca te culparía. – Sonrió sincera.
- Yo... me he sentido muy raro últimamente, como nunca lo había hecho antes y yo quiero decirte que m- – Draco fue interrumpido por una compañera de su clase.
- Yo... lo siento, pero la profesora Smith dijo que viniera a buscaros. – Habló la chica.
- Sí, ya vamos, gracias por avisar. – La chica salió.
- Más bien por interrumpir. – Bufó Draco. Laura y Draco salieron de la clase y se dirigieron donde estaban sus demás compañeros.
- Genial, ahora que estamos todos quiero hablaros de una cosa. Como sabéis en una semana es la representación y estoy muy emocionada por ello, habéis hecho un gran trabajo y confío en que todo saldrá perfecto. Sabéis los que sois de este colegio que siempre vienen personas muy importantes, así que necesito que seáis respetuosos y que actuéis con educación, aunque confío mucho en vosotros. – Sonrió Mary. – ¡Felicidades por el trabajo que habéis realizado!
Todos aplaudieron ante las palabras de la profesora. El timbre no tardó en sonar.
- Gracias por escucharme, y sobre todo por no culparme. – Dijo Draco en dirección a la rubia.
- Ya te dije que tú no tienes la culpa de nada, gracias a ti conocí a mi padrino. – Le sonrió.
- Que resulta ser mi tío, es todo un poco random, pero esto lo hablaremos luego. Por cierto, ¿ya no te doy miedo? – Laura se sonrojó al escucharlo.
- No, no me das miedo.
- Pero lo hacía. – Respondió sonriendo burlonamente.
- Un poco, es que eras y eres muy intimidante.
- Nos vemos pronto rubia. – Se despidió más animado.
Laura se quedó sonriendo como boba y pronto notó unos brazos rodeándole por los hombros, al girarse vio a Noah.
- Tenemos que hablar, y no acepto un no por respuesta. – Dijo comenzando a caminar con ella.
Laura y Noah habían sido amigos desde el primer momento que se vieron.
Flashback
Una Laura de seis años se encontraba llorando en el recibidor del internado, sus padres adoptivos estaban dentro del despacho y Laura al ver las maletas que llevaban supo que algo iba mal.
- ¿Laura?
La niña se giró al escuchar una voz decir su nombre y se encontró con su primo ahí, a este le seguía otro niño castaño.
- ¿Qué haces aquí? – Preguntó Finn secándole las lágrimas.
- Rose y Jacob están dentro, ¿me van a abandonar como mami y papi? – Preguntó la rubia llorando de nuevo.
- No sé Lau... Pero estarás aquí conmigo. ¡Y con Noah!
- ¿Quién?
- Yo. – Respondió el nombrado. – Soy Noah, pero puedes llamarme como quieras.
- Tienes seis años. – Dijo Finn mirándolo confundido.
- Pero oí decírselo a un chico mayor y la chica sonrió y le besó. ¿Me besas?
- No sé que es eso. – Dijo la rubia confundida.
- No os vais a besar. – Demandó el pelinegro.
- Vale, pero seremos mejores amigos. – Habló Noah feliz.
- Eso sí que sé lo que es. ¡Vale!
Fin del flashback
- Sabes Laura. Creo que te quiero, pero no te emociones. – Dijo Noah distraídamente mientras los dos caminaban sin rumbo.
Laura rio y abrazó a su mejor amigo de lado. – Yo también te quiero Noah. Gracias por estar ahí siempre.
Noah y Laura se veían como hermanos, Noah y Finn fueron desde siempre los hermanos mayores de la rubia. Y nunca dejarían que le pasara nada.
Holi, hacía bastantes días que no publicaba capítulo y lo siento, últimamente me he sentido muy insegura y lo he pasado un poquito mal, pero pronto estaré mejor.
Comentando el capítulo, me da mucha pena que Draco se sienta culpable cuando él no tiene la culpa de como es su padre.
Tengo muchas ideas que tengo que desarrollar. Y tengo demasiadas ganas de llegar al capítulo de la representación.
Me gustaría que comentarais aunque sea la mayor tontería del mundo, porque los comentarios me hacen mucha gracia. Besitos.
Lau