Efecto Mariposa ©

dayzaccardi által

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"En el bosque hay un psicópata suelto, ¿tú te atreverías a convivir con él?" Jade Greco se adentra a un bosqu... Több

ANTES DE LEER
DEDICATORIA
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EPÍLOGO
EXTRA 1
EXTRA 2
EXTRA 3
NOTA FINAL
AVISO SABROSO :)
ESPECIAL 1M
SECUELA Y AVISOS
🦋EM EN FÍSICO🦋

2

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dayzaccardi által

Bajo su peligro

La oscuridad invadió la habitación por completo y la idea de estar con un desconocido en ella no me tranquilizaba en lo absoluto. Y si le sumamos el ruido del picaporte cerrándose que sentí detrás de mi espalda podemos comenzar a creer que iba a morir en ese momento o que simplemente terminaría secuestrada. Pero no. Lamento decirles que eso no pasó.

Comencé a caminar por el espacio para localizar la puerta. Con mis manos rozando la superficie logré sentir el picaporte y jalé rápidamente de él para intentar abrirlo, pero eso hizo todo menos abrirse. Es más, miré el pequeño hueco del picaporte y tenía una llave dentro. 

—Nos encerraron —resoplé mirando hacia los lados. 

El muchacho soltó una risa juguetona, diría que casi sonó en forma de burla; y eso hizo que mis ganas de irme de allí aumentaran y vuelva nuevamente a abrir la maldita puerta. Bueno, mejor dicho a intentar abrirla con patadas.

—Cosita, procura abrir la puerta, no tirarla abajo.

Cosita, créeme que lo único que deseo es irme —achiné mis ojos—. No importa como sea.

—¿Sabes cuántas personas desearían ser tú en este momento?

—Lo que faltaba —dije por lo bajo pensando que no me escuchaba. Todo cambió al recibir su respuesta:

—Lo que faltaba —Susurró intentando sonar con un tono más agudo, claramente falló ya que su voz seguía siendo bastante grave.

Lo ignoré por completo.

Solo se lograba ver un poco de luz que entraba desde la ventana y se reflejaba en el piso. Y ahí surgió mi intento de desplazarme por el entorno sin poder ver. No fue fácil. En lo absoluto. Casi todo era oscuridad. Quizás solo era un apagón y ya, o una gran broma pesada. Quizás...

—Siento tu mirada clavada en mi, y eso que estamos en la oscuridad —me informó el chico mientras se movía por el espacio. O al menos eso pensé por los ruidos y las pisadas que se oían.

—Sientes mal.

Me pegué hacia una de las paredes que estaban allí para intentar evitarlo. Sabía que si hacía algún paso en falso él me encontraría. Y a decir verdades tenía miedo. Pues estaba en una habitación oscura con un desconocido extraño. Muy extraño.

—Lo dudo.

—¿Por qué?

—Fácil, es obvio que el apagón lo hiciste tú para quedarte conmigo —dijo en un tono... ¿seductor? No Jade, no.

—No sé ni tu nombre.

¿Un pequeño detalle? Cada vez lo sentía más cerca, su voz se escuchaba más fuerte, intensa...

—Ni lo sabrás.

No, no puedo explicar la cara de desagrado que apliqué en ese momento. Sinceramente desearía que la hubiese observado, quizás de esa forma le quitaba un poco su ego. 

Sin pensarlo mucho, y sabiendo que él se estaba acercando decidí caminar más rápido, demasiado rápido diría yo.

—Sí supiera dónde estás ya te hubiera...—Caí al piso. 

Pues andar en una habitación que no conoces y a oscuras creaba una gran probabilidad de acabar así, ¿vale? Y con "acabar así" me refiero a terminar tirada en el piso por la culpa de un... ¿libro?

—Mierda, mierda —protestaba el pelinegro mientras se acercaba hacia mí—. Justo este no, ¡maldición!

Estampada contra el piso e intentando levantarme con mucho esfuerzo logré estirar mi brazo para llevar lo que sea que acababa de tocar hacia la poca luz de la ventana. Creo que no hace falta aclarar que lo estaba insultando hasta por las orejas en ese momento.

A los segundos ya estaba apreciando un libro verde con la ayuda de aquella luz que quedaba. En su tapa tenía una mariposa marcada con detalles dorados, pero lo que más llamó mi atención no fue exactamente eso, fue que no tenía título, ni autor. Nada. Ah sí, y tampoco tenía algunas hojas por mi culpa. Mejor dicho por culpa de mi pie.

—Quita la mano de ahí —arrebató el libro de mis manos—. ¿No ves que lo estás destruyendo?

—Ya, lo siento.

—Un "lo siento" no arreglará el libro. 

—Si no lo tendrías tirado en el piso no lo hubiera pisado.

—Si no te hubieras movido como una gallina asustada eso no pasaba.

—Invadiste mi habitación.

—Yo no hice eso.

—Creaste un apagón.

—Yo no hice eso —me defendí, indignada.

—Ya cállate, ¿sí?

—Maldita sombra.

—Maldita gallina.

¿De dónde había salido este chico? No tenía idea, sabía que no era solo mi curso en el campamento, es decir, había otro instituto también. Se decía que eran especializados en fotografía y escritura y que compartirán las cabañas con el nuestro. Pero... yo no sentía que él encajaba con eso. En lo absoluto.

—No me llames así.

Notaba que se acercaba demasiado hacia mí, luego percibí como lanzó el libro hacia la cama y su respiración se agitaba. De repente, solo estaba a unos centímetros de mí, y mi cabeza solo reproducía frases como: corre o terminarás asesinada.

Mi cuerpo se estremeció y me obligó a terminar nuevamente pegada como un sticker en la pared. A diferencia de la otra vez, no estaba tan sola, ahora tenía a un chico intentando acortar la distancia entre nosotros.

—Estás temblando.

—Gracias por hacérmelo acordar.

—No muerdo.

—Comienzo a dudarlo.

Se acercó, más... y más.; y sin darme cuenta uno de sus dedos estaba a punto de tocar mi mano, cuando una pequeña chispa de electricidad salió de ambos e hizo que nos apartamos. Juro que nunca grité tanto como en ese momento, llevaba tanta adrenalina en el cuerpo que cualquier tipo de tacto se me hacía cercano a la muerte. Y no es por ser exagerada, bueno quizás sí, pero lo sentí peligroso, brusco. No lo sé. No tuve un buen presentimiento.

Estaba tan nerviosa que por un momento olvidé que tenía los ojos cerrados con fuerza, mucha fuerza. Y al abrirlos simplemente fue luz, sí luz. ¡La luz había regresado! e inconscientemente me encontraba en los brazos del desconocido sosteniéndome en él con fuerza. Específicamente de su torso.

Yo, Jade Greco, abracé a un desconocido.

Y lo hice sin darme cuenta.

Y se me pusieron las mejillas rosadas al notar que me estaba mirando hace ya unos buenos minutos.

—¿Nos conocemos? —inquirió algo perplejo.

No.

Claro que no, hombre.

Eso era prácticamente imposible. Nunca hubiera olvidado esa cara ni en sueños.

—No, no nos conocemos —le confirmé seca de una forma casi automática. Tan pero tan automática que ni reaccioné para alejarme de él hasta que volví a abrir mi boca—: Ahora, si me dejas irme…

Me desprendí de él de un tirón.

—¿Por qué estás tan apurada?

—Porque quiero irme.

—¿A dónde quieres ir?

Respiré hondo.

—Lejos.

—¿Qué consideras "lejos"?

—¿Acaso solo sabes interrogar a las personas?

—Solo cuando quiero respuestas.

—No te las daré.

—¿Por qué no?

—Porque no te conozco.

—Yo creo que me lo merezco igual.

—¿Ah, sí? Dime porqué, anda.

—Pues mira, tú creastes un cortocircuito y yo lo solucioné con solo tocarte —él sonrió de punta a punta y yo me aparté con furia dándole la espalda mientras me dirigía hacia la puerta de la habitación, cuando de pronto el chico volvió a abrir su maldita boca—: Me gustan tus medias verdes flúor, no sé si combinan tan bien con esas zapatillas rojas pero me gustan.

Solté el aire que nunca creí haber retenido y me volteé ya sin ganas de establecer ningún tipo de amistad con él. No dije nada. Sólo lo miré de arriba a abajo con cara de asco hasta llegar a su cara, miré su sonrisa y distinguí el lunar que tenía al finalizar el labio superior. Volteé mis ojos e hice un gesto totalmente agradable, simpático, honesto, espectacular y educado con mi dedo. Luego me dí la vuelta nuevamente  y abrí el picaporte y sí, estaba abierta. No sé cómo, pero lo estaba.

Salí de esa tortura y lo primero que pensé fue en...

—Mierda, ¡la excursión en el lago! —Y así fue como terminé corriendo con mi poca habilidad física hasta llegar al punto de ubicación.

***
Lo que no se ve detrás
de una fotografía

Todos los alumnos estaban sentados alrededor de una fogata. Los árboles nos rodeaban, y las llamas naranjas e intensas se reflejaban en el inicio del lago. Una brisa helada iba y venía constantemente haciendo que mi cuerpo se tense a menudo. El bosque era tan inmenso que hasta temía de lo que podía encontrarse allí, dentro de la oscuridad, debajo del destello de la luna llena.

Al llegar Alex me había ofrecido su sudadera, claramente la acepté sin dudarlo ya que hacía un poco de frío y no tuve casi nada de tiempo para alistarme.

Mientras el profesor Miller daba vueltas por el centro del fogón y no paraba de hablar, nosotros hacíamos exactamente lo mismo. Lo siento, debía contarle todo lo que había sucedido a Alex. ¿La sorpresa del día? No había sido un apagón solo en nuestra cabaña, fue algo general, con la diferencia que nuestra maldita puerta se trabó y la de los demás no.

De un segundo a otro perdí completamente el hilo de la explicación, o realmente creo que nunca lo tuve. Las únicas dos palabras claves que mis oídos pudieron captar del señor Miller fueron: Grupos y mariposas; y luego sólo fueron más y más palabras entrelazadas que no tenían sentido alguno. Comencé a pensar que era por simple hecho de que Alex no paraba cotillear sobre su mala experiencia con las mellizas Rodder, y mencionando cada dos minutos que no podía creer que tendría que compartir cabaña con ellas el resto de la semana.

—... y cuando abrí la puerta pensé que el resto de mi vida ya era un desperdicio.

—Creo que lo estás exagerando un poco —dije entre carcajadas—. Tampoco son tan malas.

—Jade, al abrir la puerta me tropecé con un bolso lleno de brillitos plateados con unas letras en dorado que formaban nada más y nada menos que:  "1: MELANY  RODDER" —respiró hondo—. ¿Y te cuento qué es lo peor?

Aguanté la risa.

—Suéltalo.

—Abajo de eso en letras pequeñas decía "próxima ganadora de los premios Fotflash" —me susurró al oído, indignado—. ¿Qué persona normal pide que le estampen eso en un bolso?

En resumidas cuentas Fotflash era el premio a las mejores fotografías del campamento. Se mencionaba al ganador al finalizar la última excursión en una gran gala. No voy a mentir, siempre me hizo demasiada ilusión participar, pero no era obligatorio, y siendo demasiado honesta puedo confesar tranquilamente que para mí las fotografías son algo íntimo, privado. Y lo más importante: algo único y conservador. Nadie más tendrá la misma fotografía, en el mismo momento, en la misma posición, con las mismas vibras, el mismo panorama. Nadie.

—Yo creo que iré para demostrarles a esas dos quién gana —murmuró Alex en un tono burlón.

—Y yo te apoyaré en eso.

—¿No te presentarás? —inquirió sorprendido.

—No, no es mi tipo de eventos. Ya lo sabes.

Alex asintió sin más. Sin insistir. Y eso me pareció muy maduro de su parte, simplemente genial. Sonreí contenta y después de una gran charla llena de puros susurros al fin me concentré en el profesor que estaba comentando algo de  la leyenda del bosque y explicando a que le debíamos tomar fotografía.

El señor Miller esta vez llevaba un pantalón holgado y una chaqueta marrón oscura, que en su centro tenía unos cuantos botones. En uno de sus lados descansaba un pequeño bolsillo del que colgaba la cinta de su cámara. Él gesticulaba mucho con sus manos, para captar la mayor atención de los alumnos; sin embargo, con la mayoría ese método le funcionaba a la perfección, conmigo y con Alex ya era un caso perdido. Siempre nos regañaba por eso. Creo que esa es la razón principal por la cual nunca le caímos bien a ningún profesor en general.

—... bien, teniendo en cuenta que ya saben que significa cada color ahora pasaremos a lo más importante —Al escuchar eso automáticamente mis pocas neuronas conectaron y me concentré (un milagro)—. Los tótems.

—Pensaba que habían quedado en la prehistoria —aportaba con una voz dulce una chica con gafas.

Miller abrió sus ojos impresionado.

—Exactamente, pero este bosque se distingue especialmente por eso —hizo un gesto un poco aterrador con sus manos para llamar la atención. Que al final solo logró que algunos alumnos suelten carcajadas—. Como no se lo tomen en serio irán por un mal camino.

El silencio invadió el entorno.

«Los tótems se podrán encontrar en cualquier parte del bosque, para reconocerlos solo tienen que saber que se caracterizan por varias cosas: principalmente por sus colores, estos los pueden encontrar en el mapa de la bienvenida y releer su significado para una mejor experiencia. Son de piedra vieja y particularmente, tallados en ellos, hay una mariposa con un hueco en su centro»

El pelinegro de la cabaña levantó su mirada, que anteriormente se encontraba en el suelo, y abrió su boca

—La leyenda dice que si miras por ese hueco puedes observar algún acontecimiento que te sucederá dentro de las próximas tres horas de tu vida —tragó grueso—. Varios mencionan que son como varias fotografías premonitorias que se reproducen en cuestión de segundos en las que te puedes ver a ti mismo o a tu futuro entorno.

Levantó su mentón de una forma desafiante. Parecía que sabía a la perfección lo que estaba diciendo y eso me aterraba aún más. ¿Cómo podía ser posible?

Mis ojos se desviaban completamente a la gente que estaba alrededor de la fogata, lucían sorprendidos. Primero escaneé a las mellizas Rodder para apreciar sus bonitas prendas de abrigo, sus bufandas rosadas y sus gorros. Siempre iban combinadas, aunque Melina, la melliza menor, siempre ocupaba el rosado, y su hermana el morado. Era algo de ellas. Algo icónico. 

Luego me concentré en un gran grupo titulado "personas a las cuales no conozco pero ya odio por culpa del pelinegro": una junta de chicos a los que todos evitaban por algún motivo desconocido; o quizás por saber que eran pesados, creidos y egoístas; como el chico de la cabaña. Todos iguales...

Y lo que diré ahora va a sonar un poco contradictorio de mi parte, lo sé, pero no podía dejar de mirar a ese maldito pesado. Tal vez llamó mi atención ya que era el único del grupo de esos imbéciles que no se reía de las demás personas sin sentido, al contrario, él leía el libro verde —que casi le destruí por completo— mientras el profesor explicaba. En silencio. Tranquilo.

—... si desean realizar lo que mencionó Liam, háganlo con mucha precaución —el tono del profesor Miller se hizo más grave. Miraba de una forma extraña y peculiar al pelinegro—. Tengan cuidado. Aquí todo puede pasar cuando menos se lo esperen.

Alex y yo compartimos una mirada llena de conexión y enredos. 

—Creo que me pondré a rezar un padre nuestro.

Y así fue como terminó la gran charla en la fogata. El inicio de una... ¿Gran aventura? Pues no lo sabía por el momento. 

La mayoría de las personas se comenzaron a dispersar por la zona, sin irse muy lejos. Mientras el señor Miller nos ofrecía unos palillos con malvaviscos, Alex y yo nos apartamos de toda la multitud para poder capturar el momento. Necesitaba una fotografía de eso y la conseguí. 

Cogí mi cámara, tomé la foto y la sacudí por unos minutos mientras esperaba ansiosa con Alex para ver el resultado. Una vez que obtuvo el color grisáceo de siempre, la cogí con fuerza y la alcé a la luz para poder verla con más claridad: En ella se podía apreciar como las pequeñas chispas del fuego ascendían por el cielo que estaba recubierto con nubes de un gris más oscuro, casi anunciando la llegada de una gran tormenta. Observándola con más precisión me concentré en un grupo de chicas que parecían estar bailando mientras se reían a carcajadas, y a su lado Melany, una de las mellizas, que estaba reunida con Liam, el joven de la cabaña, y los demás idiotas. Eso no me daba buenas vibras.

Parpadeó dos veces con fuerza al ver el dedo de Alex arrastrándose por la fotografía con un mal pulso, diría que casi temblando. Con un poco de dificultad y casi tartamudeando abrió su boca:

—Mira eso, Jade.

—No puedo, quita el dedo —le ordené poniéndome aún más nerviosa, pero al ver que él no reaccionaba decidí volver a hablar—: ¿Qué ves?

—Mariposa negra.

El señor Miller, nos habían enseñado que el color negro en las fotografías modo "Byn" o blanco y negro, se veía mucho más intenso que el resto. En fin. Supuse que por eso lo identificó al instante.

—¿Nunca viste una mariposa negra?

—Sí Jade, sí —volteó sus ojos—. No es eso, es su significado —balbuceó, nervioso.

Enarqué una ceja, confundida.

—¿Significado?

—Muerte.

***
Nota de la autora:

¡Holaaa amores! ¿Cómo están?  Estoy súper contenta por el resultado del capítulo y porque... ES NAVIDAD, ¡feliz navidad personita desconocida
que me lee! 

Si les está gustando la historia me serviría de una gran ayuda que la compartan, o que simplemente la publiquen en el tablón de su perfil con la opción de "compartir".

Con respecto a la trama y bla, creo que ya tienen una base... ustedes me lo irán comentando. Desde acá se sienten tensiones y preocupaciones del próximo capítulo. 

RECOMENDACIÓN: CORRE.

El capítulo está en edición, si encuentran errores, correcciones que creen que irían mejor etc. me lo dicen amablemente y yo veré si aplicarlo o no.
Estoy amando esto y quiero hacerlo de forma lenta, sin forzarme en las actualizaciones para exprimir todo lo que quiero plasmar y como ya mencioné: disfrutarlo. Que al fin y al cabo por eso escribo, ¿no? 

Ulala<3

Los dejo con el espacio de # para que ustedes los armen: 

Olvasás folytatása

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