Advertencias: Ninguna.
Una vez que mi opinión está perdida,
lo estará para siempre.
-Orgullo y prejuicio
~•~
El trío de jóvenes entró al rascacielos, apenas llegaron a su destino tuvieron que dirigirse a la Port Mafia —Felicidades, otro gran exito para la organización— los menores estaban jodidos, salvó Chuuya que en realidad lucía bien.
—Juntamos la información que tenían— señaló al castaño.
—No hay nada muy útil, lo más importante es la lista de nombres—arrojó los papeles al escritorio.
—El mensaje era la misión— aplaudió totalmente entusiasmado —La port mafia no se deja amenzar, quien lo haga será aplastado por nuestro poder.
—Mori-san, arriesgamos la vida por tu mensaje—
El de vendas trató de tomar la mano de la ojiverde, pero está se alejo un poco —Tengo algo que pedirte— hablo Jane, su tono era monótono igual que siempre.
—Adelante— guardó el sobre en su escritorio —Si es algo que pueda darte lo haré.
—Me quiero mudar— ambos varones la vieron con sorpresa.
—¿Ya no vivirás en tu oficina?.
—No vivía en su oficina, tonto— la voz burlona del suicida invadió la sala.
—No hay mayor problema, te daremos una vivienda en la zona recidencial dónde vive Chuuya-kun— el de guantes asintió sonriendo.
Chuuya soltó un quejido pero inmediatamente guardo silencio al recibir una mirada por parte del jefe —Gracias— se inclinó con cuidado pues su vestido podía alzarse.
—Dazai-kun, espero el informe antes de mañana, y Jane, ese vestido es algo...¿lindo?.
—Dazai tiene buen gusto en ropa— añadió la muchacha con el mismo tono que antes.
—¿Dazai?— el ojivioleta inclinó la cabeza sonriendo —Ya veo, entonces pueden retirarse.
.
.
.
—¿Te mudas para estar cerca del pequeñín?— hablo Dazai, estaba recargado en el portal.
—Cualquier lugar está bien, ya no quiero vivir aquí— la muchacha termino de acomodar sus pocas pertenencias personales.
Hace dos días volvieron de la misión en Hirosaki, durante ese tiempo Mori le encomendó a Hirotsu conseguir una vivienda adecuada en la zona recidencial. Pensó en dejarle es piso de Albatross, pero sabía que Jane se negaría.
—¿Hasta cuándo evitarás verme?— el castaño la ayudó, pues Jane batallaba para cerrar la maleta.
—No te evitó— le dejó interferir mientras ella recogía una mochila —No podría aunque quisiera.
—Si te esfuerzas puedes hacer más que arañar— cargó las cosas de la muchacha —Vamos, te llevaré al auto.
De camino encontraron a Mori en los pasillos. El hombre cargaba una bolsa llena de vestidos —Tu habitación seguirá libre si decides volver.
—La Port Mafia me ha dado mas de lo que pensé tener— hablo la ojiverde —Pero quiero vivir sola.
—¿Quieres?— el azabache arquero las cejas.
—El auto te espera allá bajo, te recogerán por la mañana todos los días a la misma hora.
—Gracias Mori— hizo una reverencia.
Los dos menores llegaron a la entrada, dónde el suicida dejo sus maletas —¿Podré visitarte?.
—Prefiero que no— ni siquiera lo miro —Si necesitas algo házmelo saber en el trabajo.
—Claro, entonces nos vemos después mi amada flor de loto— dejó un beso en la mano de la azabache.
En ese momento ninguno supo el motivo, solo años después el castaño lo admitiría en voz alta. Pero eso no importaba por ahora.
—Hasta luego, Dazai— subió al vehículo de vidrios polarizados.
El de vendas la vió partir, tocó su pecho extrañado, contempló a la nada unos segundos antes de hablar.
-No me gusta que me llames así.
~•~
16 de diciembre (días después de Hirosaki)
—Oi, ¿Es tu cumpleaños?— el pelinaranja entro a la oficina de la menor, con toda la confianza del mundo.
—¿Por qué lo preguntas?— la azabache dejo sus labores para poner toda su atención en una caja de cartón frente a ella.
—Si me lo hubieras dicho antes habría tenido más tiempo— algo avergonzado se dió la vuelta —Solo compré esto porque supuse que no tendrías regalos.
—La mujer que me cuidaba dijo que era mi cumpleaños— abrió la caja encontrando una rebanada de pastel.
—¿Entonces no lo quieres?— habló aún más irritado.
—Gracias— clavó el tenedor desechable para probarlo —¿Quieres?, Sabe delicioso.
—No me gusta— la miró por encima del hombro —, Pero está bien.
Acercó su boca a la mano de la menor, arrebatando el bocado del cubierto —Te manchaste- con el dedo pulgar tocó el labio del muchacho quitando el dulce suavemente.
—Jane-san— la puerta se abrió de golpe, era un hombre canoso —Lamento interrumpir. El de ojos azules se apartó rápidamente, en el proceso tropezó cayendo al piso. Tenía las mejillas rosadas, los ojos abiertos y por poco golpea al intruso.
—Hola Hirotsu— lo saludos con la mano donde aún había restos de crema para después chuparlo —¿Quieres un bocado?.
—Estoy bien, gracias— se inclinó mostrando una caja de madera —Al saber que es su cumpleaños me tomé el atrevimiento de traerle un pequeño obsequio.
Abrió el contenedor dejando ver un arma, bastante clásica pero con la decoración de dos rubíes adornando el mango —Vaya, esto es muy... útil— la sujetó entre sus manos —No tenías que molestarte.
—Me alegra que le guste— dejó la caja encima escritorio —Koyo-san la citó para tomar el té después.
—Muchas gracias— metió de nuevo la pistola en su lugar.
—Me retiro, nos vemos Nakahara-dono— salió dejando estupefacto al de sombrero.
~Hizo mierda mi regalo~ pensó mientras se ponía de pie.
—Mori corrió el rumor de mi supuesto gusto en las joyas— bajo el presente hasta un cajón de su escritorio -No me disgustan, pero no tengo una obsesión con ellas.
—¿Nunca antes te dieron un regalo así de costoso?— el muchacho logró calmarse luego de escucharla.
—Albatross me regaló un montón de diamantes— estiró los brazos —Pero eso fué hace un año.
—¿Por qué te los dió?— su pregunta sonó más como un ataque.
—No encontró mi fecha de nacimiento, así que me los dió antes de tu fiesta— su expresión cambio a una más tranquila —Me sorprende que ahora sepan el mes.
—Lo escuché por Koyo-san— el pelinaranja se escudo rápidamente al mismo tiempo que Jane hacía un puchero.
—Tengo una idea de quién esparció esa información— centró la vista en el postre —Pero gracias a eso me trajiste un regalo— Siguió comiendo mientras el varón casi sufre un paro cardíaco, prefirió salir gritando muchas groserías y cosas sin sentido.
Al terminar sus pendientes busco maneras de perder el tiempo antes de visitar a la de cabellos rosas, hasta tomo otro papeleo extra para no tener que ir con la mujer. Pero al igual que siempre no hay hora que no se cumpla. No fue por voluntad propia, Koyo mando a un subordinado por la menor.
—Jane-kun— hablo aquella mujer tan elegante —¿Evitas mi compañía?.
—No es eso, solo que estaba un poco ocupada— la ojiverde estaba sentada en enfrente de la mas alta.
—Escuche que hoy es tu cumpleaños, así que te prepare un detalle— la mujer estiró una taza de té a la chica. Chasqueo los dedos, al hacerlo apareció un hombre de traje y lentes negro, este puso frente a la muchacha un collar de esmeraldas —Pensé que las esmeraldas van bien con tus ojos.
—Muchas gracias por su regalo, es muy lindo— se detuvo al ver una cara inexpresiva —Es el mejor regalo que me dan en toda mi vida.
La de kimono soltó una risa suave —Las joyas no van conmigo, pero si reconocer a una hermosa en cuanto la veo.
La chica aún con la tensión bebió el té con ella, no debía cometer un error si quería evitar un regaño, y así paso la tarde más incómoda con su mentora en el arte de la seducción. Hablaron muy poco y de cosas triviales, Jane le comento algunas cosas de su trabajo, Koyo le escucho atenta, para después criticar a su discípulo en especial el mal genio que tenía.
De camino a su oficina tuvo que escabullirse por los pasillos, el ser temida le aseguro recibir bastantes felicitaciones, incluso algunos regalos. Cuando logro la azaña encontró una nota escondida entre papeles.
"Me encargue de informarle a todos para que seas felicitada como mereces
Feliz cumpleaños mi amada flor de loto"
Suspiró tomando la hoja. El hizo cosas horribles por ella, al igual que Jane tomo responsabilidades para ayudarlo. Pero el no era el niño de catorce años que le tomaba la mano con intenciones inocentes, ahora la veía igual que al resto, para el era un objeto que podía usar, que podía romper, tirar, y Jane no estaba dispuesta a pasar por eso de nuevo. Ella consiguió su autonomía.
—Gracias— expresó en voz baja para guardarla en su bolso. Al terminar su trabajo en un tiempo récord pudo salir antes de la media noche para intentar dormir un poco más, al menos unas horas extras.
—Yo te puedo llevar— la voz de Chuuya la hizo temblar —Vamos para la misma dirección.
—No quiero ser una molestia— suspiro negando, a ella en realidad le daban miedo las motocicletas.
—¿Eres conciente de cuánto gasta un auto para ti sola?—el pelinaranja señaló su vehículo —Toma el casco.
—Moriré si subo ahí.
—Pero ya lo has hecho—el de ojos azules hizo uns mueca.
—Por eso se que puedo morir.
Fragmento perdido:
Exactamente 5 días después de su cumpleaños, un hombre de gafas extravagantes y sandalias tradicionales piso la mafia buscando a Jane.
-Diosa, ¿Qué es la muerte?- aquel joven la perseguía por los pasillos.
-Empiezas a ser raro- la menor fué la encargada de su recorrido.
Después de su "entrevista" con Ōgai el azabache quedó encantado con su nuevo subordinado.