Lecciones de Amor

By starmy89

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¿Puede un corazón acostumbrado a la decepción confiar en el amor? Celia esta convencida de que en la vida no... More

¡Eres un desastre Celia!
La necesidad tiene cara de...
Malos ratos, Buenas noticias
Cena de ¿celebración o liberación?
Las mentiras tienen las patas cortas
La propuesta de Celia
Detalles de mucha importancia
El juego comienza
Preparativos
Matrimonio
Una noche de perros
Buscando un significado y sentido de las cosas
Duele no tener, pero duele mucho mas perder
De vuelta a sobrevivir
Sobrevivir puede no ser tan malo, casi siempre
Una velada agradable revestida de un nostálgico final
La estupidez en ocasiones no es excusa.
Un secreto a voces
Olvidate de ti misma
Tratando de ser quien no soy
Cubriendose las espaldas
Nadie me conoce lo suficiente
Entre hombres verdaderos y falsos cobardes
Convalecencia
Jugando a los enfermeros
Confesiones
En los brazos de tu amor
Adrián
Adrian y Celia
Entre el amor y el deber
Escándalo debería ser mi segundo nombre
Permitiéndome soñar
Abriendo Caminos
Un pequeño pero significativo percance
Noticia que no se espera es como una oferta cuando ya estabas dispuesto a pagar
Una sorpresa tras otra
¿Enferma o Presa? es difícil establecer la diferencia :(
Cuando una duda puede mas que mil certezas
Cuando piensas que todo va mal...
... la demencia hormonal aparece
Algo mas
El principio de nuevos comienzos
Segundas ocasiones
Vestida para ser feliz
Luna de miel
Epilogo
Aviso de Historia de Adrian

Una confrontacion necesaria y otra no tan necesaria

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By starmy89

Que puedo decirles, ayer mi cabeza se negaba a dormir pues John estaba muy molesto así que me senté y lo deje hacer, y  aquí tienen otro capitulo aunque un poco corto. Ya me harán saber como les pareció, me despido, tengo una cita con mis hijos y sus ganas de darse un baño en la piscina :P

-      Esto si que es una sorpresa – Celia se ajustó en su lugar, le molestaba no poder pararse y disfrutar de esa visión que tenia, el padre de John se encontraba de pie, con las esposas puestas y una mala actitud, deseaba poder pasearse a su alrededor y reírse de su situación.

-       Sr. Antonio ¿por donde podría empezar? considerando que no tengo mucho tiempo antes de que John tire la puerta abajo – Antonio bufó, Celia no aguantó mas y se hecho a reír, esta vez el hombre frunció el ceño contrariado – ¡eres tan malo para todo! – comentó aun entre risas – equivocado el sitio, equivocado el momento, y definitivamente equivocado de persona – dijo ahora mas seria y amenazante – ahora bien, has sido capaz de tirar por la borda una de las empresas de mas grande e importante trayectoria en años, no te importa tu familia, te llevas por delante a quien sea por tus ridículos e infantiles caprichos, y ahora toda tu familia fue testigo de lo ruin que eres, y ante mi no eres mas que un cobarde, uno que contrata a alguien para que haga el trabajo sucio por el, osea – volvió a soltar la carcajada – ¿estas consiente de lo malo que eres en todo? – Antonio la observaba sin emitir sonido – no voy a presentar cargos, no te tengo miedo, y no voy a permitir que John pase por esto, pero tendras que hacer un par de cosas; primero, vas a asistir a una reunión en la junta donde dejarás la empresa en manos de tu hijo y no volverás a intervenir, vas a contarle todo lo que hiciste con las empresas a tu esposa, vas a aceptar la pensión que te ofrece tu hijo y te irás del país, arreglare con John los detalles de donde te quedarás – El hombre la miraba aburrido – en el caso de que no hagas algunas de estas cosas o lo hagas en otro orden que no sea este que te he dicho, empresas Cart – Marck C.A. presentará una demanda de estafa contra ti, y además yo te acusare de intento de homicidio y acabarás en la cárcel por el resto de tus días.

Guardo silencio observándolo removerse incomodo.

-       ¿Lotomas o lo dejas? – Antonio soltó una carcajada amarga.

-       Mis hijos por lo visto le gustan las mujeres Corrientes, tuve una conversación parecida a esta con la mujersita de Anthony hace unos meses… - Celia lo cortó.

-       Oh no se confunda Sr. Arocha, Sara es una niña de papá y mamá, yo tuve una vida un poco diferente y he tratado con tipos mucho peores que usted desde muy joven, se exactamente como devolverles el favor – en la puerta se escuchó una discusión, John estaba furioso no se había equivocado con el – se nos acaba el tiempo, afuera están algunos oficiales que amablemente lo escoltaran hasta su posible hogar los proxímos años a menos que salga de aquí con un compromiso verbal que tendrá que cumplir si es solo un poco cuerdo.

-       No me dejas muchas opciones – Celia negó.

-       Usted es quien se ha puesto en esta situación.

-       Ok, le propongo algo… - Celia volvío a detenerlo, al tiempo que oía a John intentar abrir la puerta que afortunadamente estaba con seguro.

-       No me ha entendido, no pienso negociar nada con usted – El hombre la miró receloso – usted así lo ha querido – se levantó resintiendo el dolor de cabeza y fue hasta la puerta – el oficial estará mas que feliz en terminar su trabajo con usted – Celia caminó sin dejar entrever su debilidad, le molestaba tanto sentirse así y mas frente a ese hombre.

-       Esta bien, lo haré – comentó el hombre de mal humor.

-       Y en el orden en el que se lo dije, el lunes a primera hora lo espero en la sala de juntas y allí conversaremos del resto de los detalles, ahora si me disculpa tengo que conversar con mi esposo, asi que por su seguridad mantenga la distancia y salga al resguardo de los oficiales lo mas rápido que pueda – le aconsejó oyendo los gritos de John al otro lado de la puerta.

Respiró profundamente y abrio la puerta dando un paso atras por la intensidad de la mirada de John.

-       Sal de aquí, ¡YA! - Le gritó a su padre, el hombre se encogió ante la mirada y la actitud de John y salio de la habitación intentando mantenerse lo mas alejado posible de su hijo como le había advertido Celia que hiciera – ¡FUERA DE AQUÍ TODOS! – el oficial de policía fue el único que lo enfrentó y entro al cuarto.

-       Sra Arocha ¿necesita ayuda? – Celia negó con la cabeza tranquilizándolo.

-       Todo esta bien oficial, mi esposo solo estaba un poco preocupado - John miraba incrédulo al oficial, el hombre saco su libreta y anotó algo luego le extendió el papel.

-       Es mi número personal– le tendió el papel y Celia lo tomó - estaré cerca, insiste en la idea de no poner la denuncia contra Antonio Arocha – Celia cerró los ojos.

-       Si, oficial, es un problema familiar y lo hemos resuelto – el hombre asintió y abandonó el cuarto no sin antes darle una mirada de advertencia a John quien, por lo que podía notar Celia, estaba haciendo un esfuerzo titánico por mantenerse calmado.

Cuando el oficial hubo salido, Celia se fue hasta la cama a recostarse, podía sentir la mirada de John, pero si tenía que mantener esa conversación lo haría desde la comodidad de una cama, la cabeza estaba que le explotaba, el celular de John eligió ese preciso momento para sonar, Celia agradeció la distracción, pero luego de 4 tonos y ver que John ni se acercaba perdió las esperanzas.

Pasaban los minutos y Celia estaba cada vez más nerviosa, en un acto de cobardía se recostó y cerró los ojos, se haría la dormida y dejaría que el siguiera en esa actitud el tiempo que necesitara.

-       ¿Tienes alguna idea del riesgo que has corrido al encerrarte sola con el hombre que intentó matarte? – le preguntó con una voz fría.

-       No creo que su intención inicial fuera matarme – John bufó.

-       ¡¿No crees?!¿tienes algún aprecio por tu vida Celia? – Celia abrió los ojos y se incorporó un poco acomodándose.

-       Estaba esposado – esgrimió en su defensa, John se llevó las manos a la cabeza.

-       Cualquier persona con un mínimo de cordura, se preocuparía más por su integridad física.

-       Has dejado bastante claro entonces que tengo instintos suicidas y que no estoy cuerda – se decidió por atacarle a su vez.

-       No vayas por ese lado Celia – le advirtió – no pongas a prueba mi maltrecho auto control estoy a esto – levantó su mano y le mostró una pequeña parte de su dedo – por ir hasta ti y… - Celia vio como la mirada de John se transformaba y sintió, a pesar de su malestar y de lo asustada que estaba, que no le desagradaría nada que se acercara.

-       John, es ridículo, habían policías afuera, tú estabas allí – John solo la miró inexpresivo, Celia sabía que debía cambiar de tema e intentar calmarlo pero le molestaba mucho que le otorgaran el papel de la damisela en apuros, ella sabía defenderse sola.

-       No me importa si te parece ridículo o no, todo lo que yo sé es que anoche mismo mi padre pagó a alguien para que te golpeara, y no me imagino cuantas cosas más.

-       No te das cuenta de lo ridículo que es, estábamos en un salón lleno de gente, es obvio que su intención era solo de asustarme – John finalmente se acercó hasta ella.

-       No me vengas con eso ahora, pasaste toda la noche diciendo cosas en sueños, estabas aterrada Celia – Celia abrió mucho los ojos ¿que tantas cosas habría dicho?

-       ¿Que dije? – John negó con la cabeza.

-       Cosas incoherentes, no pude dar con una frase comprensible, y créeme que lo intenté – Celia suspiró.

-       Estoy bien John, solo un poco mareada, pero nada más – John le dio la espalda, Celia se aventuró a continuar – no voy a permitir que hagas algo con lo que no puedas vivir después, mandar a tu padre a la cárcel no te hará feliz.

-       La única cosa con la que no podría vivir, eres tú y él tuvo la intención, o lo que sea, de quitármelo, no voy a tener contemplaciones con él, si no está tras las rejas por lo que te hizo, lo mandaréa detener por cualquier otra cosa, de eso está segura – Celia cerró los ojos cansada.

-       Eso lo dices ahora porque estás molesto y… - John le interrumpió.

-       No estoy molesto, estoy furico, estoy desesperado, no sé qué hacer contigo, te has empeñado en ocultarme cosas, no confías en mí y yo no puedo dejar de pensar que en cualquier momento te vas a ir  me vas a dejar y … - su voz se debilitó y Celia fue hasta él, no soportaba verlo así.

-       Ya, ya – lo intentó consolar.

-       No Celia escúchame, tú tienes una idea – pensó un poco para luego continuar – diferente del amor, tú quieres que yo esté bien, has hecho muchísimo por mi estos días, me has protegido, según tú, de mi padre, pero no me dejas corresponderte, ya no quiero que cuides de mí, no quiero que cuides de nadie más que no sea tu misma, quiero dejarte ir, en verdad lo quiero, porque te has empeñado en que lo nuestro no funcionara, pero no puedo dejar de pensar que estas en peligro, que algo o alguien te está amenazando o algo parecido y yo no podría protegerte, son tantas cosas – la tomó entre sus brazos y la abrazó con fuerza – puedo intentar vivir sin ti, pero no si no estoy completamente seguro de que estarás bien.

-       Nadie puede darle esa garantía a nadie John – le alejó un poco la cara para observarlo – no soy tan frágil como piensas – John tomó su boca con dulzura, besándola con cierta necesidad.

-       Eres más frágil de lo que piensas cariño – Celia intentó pensar con claridad, su mente aún se hallaba procesando las sensaciones producto de ese último beso.

-       Eso es lo que quieres creer John – John negó con la cabeza.

-       Eso es lo que se, eres el mejor ser humano que conozco y tienes tanto miedo de confiar en el amor, y eso me enfurece, me molesta mucho que no confíes en mí, todo lo demás son excusas – Celia sintió como sus ojos picaban.

-       Deja de luchar y acepta lo que te ofrezco –  buscó su cuello bebiendo de su aroma, tenía la necesidad de sentirlo con ella, de perderse en sus caricias, hacia tanto, parecía siglos, que no la tocaba, que no la hacía suya y ella estaba muriéndose por sentirlo.

-       Deja tú de pelear y déjame amarte para toda la vida – le devolvió las caricias con una intensidad que hizo que Celia se olvidara de todo lo que había a su alrededor – quiero tenerte en mi vida no solo en mi cama – le decía mientas besaba su cara y su cuello – quiero que me dejes entrar en tu mente y espantar todos tus miedos – comenzó a besar su escote y Celia era incapaz de abrir los ojos, tenía miedo de que si lo hacía él se esfumaría.

-       Contigo así no siento miedo, solo me siento tuya – le comentó con la voz ronca, John dejo caer su cabeza entre sus pechos.

-       Y allí está el problema, la única forma de que no sientas miedo es a través del sexo, ese territorio no es un riesgo para ti, porque allí solo entregas tu cuerpo – volvió su camino hasta su boca y termino mirándola a los ojos – pero yo no quiero tu cuerpo, quiero tu alma.

-       Es tuya, lo sabes – comentó Celia molesta, viendo cómo se veían frustradas nuevamente sus ganas.

-       Hace falta mucho más que eso para convencerme, ahora descansa has jugado por mucho rato a la mujer maravilla y el doctor dijo que debías tener reposo.

John tomó la cabeza de Celia y con mucho cuidado la ayudó a descansar en su pecho, Celia no podía creer como era posible pasar de estar tan afectado con ella a tan relajado, mientras ella casi lloraba de frustración, se rindió, ahora quien estaba molesta era ella y algún día encontraría la forma de vengarse.

-       Tienes que convocar una reunión con la junta el lunes a primera hora, tu padre va a dejar las empresas y va a salir del país por su jubilación – John se incorporó haciéndola quejarse por el movimiento brusco.

-       ¡Perdón! ¿Que cosas estás diciendo?

-       Así como lo oyes, ya no más Antonio Arocha en plan de saboteador en tu vida.

-       Oh cariño eres todo un caso ¿que voy a hacer contigo?

-       A mí se me ocurren un par de cosas, pero no puedo decírtelas porque se ofendería el caballero andante en el que te has convertido.

-       Que atenta – comentó sarcástico – prométeme que me dejarás lidiar con mi padre de ahora en adelante.

-       ¿Y perderme toda la diversión? ¡Estás loco! – negó con la cabeza mientras reía – me ve como si fuese una maleante o algo más peligroso y lo lamento por ti, pero después de lo que me hizo tengo todo el derecho de verlo como se hace pis en los pantalones – John le miró arqueando una ceja – no quieres saberlo– negó con la cabeza sopesando que tan furioso se podría aún más con su padre si sabía lo que le había hecho.

-       De hecho si quiero– Celia suspiró y le concedió.

-       Intentó inmovilizarme y terminó en el suelo sobándose el trasero y desde entonces no se me acerca, me tiene miedo– John sonrió y le dio un beso en la frente.

-       ¿Donde aprendiste a pelear?– preguntócon el ceño fruncido.

-       En la calle John, en la vida, tu confórmate con saber que soy perfectamente capaz de cuidarme – John la atrajo hacia el nuevamente y le besó su cabello.

-       ¿Que tanto me ocultas Celia? – preguntó al aire y Celia supo que no esperaba una respuesta así que se acurrucó a su lado y se dejó llevar en los brazos de Morfeo.

Nota; a su derecha el guapetazo de John :) 

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