Lecciones de Amor

By starmy89

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¿Puede un corazón acostumbrado a la decepción confiar en el amor? Celia esta convencida de que en la vida no... More

¡Eres un desastre Celia!
La necesidad tiene cara de...
Malos ratos, Buenas noticias
Cena de ¿celebración o liberación?
Las mentiras tienen las patas cortas
La propuesta de Celia
Detalles de mucha importancia
El juego comienza
Preparativos
Matrimonio
Una noche de perros
Buscando un significado y sentido de las cosas
Duele no tener, pero duele mucho mas perder
De vuelta a sobrevivir
Sobrevivir puede no ser tan malo, casi siempre
Una velada agradable revestida de un nostálgico final
La estupidez en ocasiones no es excusa.
Un secreto a voces
Olvidate de ti misma
Tratando de ser quien no soy
Cubriendose las espaldas
Nadie me conoce lo suficiente
Convalecencia
Una confrontacion necesaria y otra no tan necesaria
Jugando a los enfermeros
Confesiones
En los brazos de tu amor
Adrián
Adrian y Celia
Entre el amor y el deber
Escándalo debería ser mi segundo nombre
Permitiéndome soñar
Abriendo Caminos
Un pequeño pero significativo percance
Noticia que no se espera es como una oferta cuando ya estabas dispuesto a pagar
Una sorpresa tras otra
¿Enferma o Presa? es difícil establecer la diferencia :(
Cuando una duda puede mas que mil certezas
Cuando piensas que todo va mal...
... la demencia hormonal aparece
Algo mas
El principio de nuevos comienzos
Segundas ocasiones
Vestida para ser feliz
Luna de miel
Epilogo
Aviso de Historia de Adrian

Entre hombres verdaderos y falsos cobardes

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By starmy89

Celia salió del salón donde los  presentes ignoraban por completo el deseo inmenso que sentía de clavar sus recién limadas uñas en los ojos de esa fulana, buscó con la mirada el sitio de donde hacía unas horas había visto salir al servicio, fue hasta allí y se detuvo en la entrada al escuchar unas risas.

-          … tenías que ver su cara, es un caramelo ese hombre, y por lo que pude percibir indiferente no le soy, si no fuese por la mujercita ahora mismo estaría pasándomela a lo grande con él – comentó la tipeja con suficiencia ante sus interlocutoras, quienes la animaban con sus risas y virotes, al parecer la chica había hecho toda una hazaña, bien, quedaba de lado de Celia acabar con su celebración.

-          ¡Buenas noches! – se anunció atravesando la sala, las sonrisas se apagaron y la chica que antes parecía tan valiente ahora mismo la observaba con cierta aprensión, Celia debía ocuparse primero del público para luego encargarse de esa atrevida mujer – Señoritas debo pedirles que me dejen a solas con… - no sabía su nombre e intentó que su gesto le diera a entender que se refería a ella – ¿podría alguna de paso pedirle a la Sra. Jones que la necesito aquí? por favor – agregó una falsa sonrisa para terminar de espantar a las demás camareras, que huyeron de su presencia dejando a la pobre valiente a su suerte, por Celia estaba bien, así tal vez esa ilusa chica aprendía que, cuando te portabas como una arrastrada, no pasabas de ser eso, ella podía decirlo por experiencia propia.

-          Señora si ha venido por el incidente con su esposo, sepa que lo lamento mucho, no fue mi intención – Celia le hizo callar, no había nada que odiara más que la mentira, en eso se diferenciaban, ella era incapaz de bajar la cabeza luego de hacer algo, ella sabía que sus actos tenían consecuencias y esta tendría que pagarle haber puesto las manos encima a, nada más y nada menos que, su hombre, y más cuando había sido advertida, no directamente, pero si le había dejado en claro que no soportaría ese comportamiento.

-          ¡Eres muy tonta o definitivamente demasiado codiciosa! – la chica abrió mucho los ojos y negó con la cabeza, Celia no lo soportó – por si no entendiste con la primera y segunda advertencia no voy a permitir que le pongas una mano encima a mi marido, y como se ha demostrado que no entiendes por las buenas, no me queda más que mostrarte el camino a la salida – esta vez la chica levantó la barbilla altiva.

-          Usted no tiene la autoridad para botarme, yo estoy aquí por órdenes de Antonio Arocha – eso fue todo lo que necesitó Celia, había detenido sus impulsos pues la mosquita muerta se mostraba débil ante ella, pero ahora que mostraba sus dientes de perra, estaban al mismo nivel, ella podía ser más perra que cualquiera.

En un movimiento más que aprendido la sostuvo por los cabellos mientras agarraba sus manos con fuerza en su espalda.

-          Lo que es mío se respeta, a mí no me vengas con altanerías porque haré que salgas en peores condiciones si lo prefieres, no quiero, óyeme bien, no quiero que te le acerques a mi esposo nunca más, no me conoces y no sabes de lo que soy capaz, ahora mismo me estoy conteniendo para no arañarte la cara como mínimo, así que no pongas a prueba mi auto control – la soltó empujándola hacia los casilleros – recoge tus cosas, arreglaré tu despido con la señora Jones, esta demás decirte que no te quiero merodeando por el complejo, esperas a que la señora Jones venga con tu cheque y abandonas el complejo inmediatamente – se dispuso a salir del pequeño cuarto al tiempo que veía a la siempre inmácula señora Jones.

-          Sra. Arocha me comunicaron que deseaba verme ¿en qué puedo servirle? – Celia se vio obligaba a poner su porte más altivo.

-          Debo pedirle que se encargue de que la chica que la espera allí dentro – señaló a su espalda – abandone el complejo lo mas rápido posible, asegúrese de que reciba su paga como es debido y por favor que no tenga que verla más  - La Señora Jones fiel a su labor solo asintió y entró al salón sin más.

Celia suspiró tratando de tranquilizarse y, sintiéndose mejor que en mucho tiempo, volvió con paso firme al salón donde seguía siendo la esposa bien portada del presidente de empresas Cart-Mark C.A.

Ya no podría hacer salir sus emociones de esa manera, ni de otra que tenía en mente desde hacía algunos días tendría que comprarse como mínimo un  saco de arena de esos que había en los gimnasios y un par de guantes, eso tendría que servir para drenar sus emociones y tensiones.

Entró al recinto y la recibió Sara con una incógnita en su mirada

-          ¿Dónde estabas? John me ha preguntado por ti – Celia sonrió.

-          Recordando viejos tiempos – le guiñó un ojo a su amiga segura de que ella entendería a medias su chiste y con eso se conformaba.

-          ¿Aquí estas? Me tenías preocupado – Celia recibió el beso en la sien que le daba John y agarrando las manos que apresaban su cintura, estaba más que agradecida por que aquel contacto le bajaba un poco a sus emociones y tendencias agresivas, lo único malo era que le dejaban el deseo de mas – ¿a dónde has ido? – a matar ratas, pensó Celia.

-          Estaba haciéndome cargo de la camarera, ya no volverá a dar problemas – John suspiró agradecido mientras los comentarios maliciosos de la camarera llegaban a su mente en ese preciso momento “no le soy indiferente” ¿sería cierto?

-          Gracias, ya podemos retirarnos estoy deseando ese baño en la playa del que habíamos hablado – Sara que se había alejado para dejarlos a solas un momento, ahora se acercaba con Anthony del brazo – Nosotros nos retiraremos, ustedes, si prefieren pueden quedarse un poco más – Anthony lo miró como si le hubiese salido otra cabeza y Celia no pudo evitar reír.

-          Estas bromeando ¿verdad? – Anthony tomó la mano de su esposa y pasó por delante de ellos camino a la salida, John sonrió y Celia recordó que Anthony había salido de ese mundo porque no se sentía cómodo y que, muchos de los que allí estaban, habían apostado por su fracaso financiero.

El resto de la noche la pasaron conversando en las afueras de la casa escuchando como las olas rompían en la pequeña playa y compartiendo algunas experiencias pasadas.

-          ¿Y cual es itinerario para mañana? - preguntó Sara cuando recogían para retirarse a dormir, Celia iba a contestar pero John se le adelanto.

-          Solo tendremos un coctel para entregar algunos reconocimientos a los antiguos directivos y luego de eso una cena es la última actividad de este “compartir” – Celia lo miró extrañado, según lo que ella sabía tenían que reunirse para desayunar y otro té con las señoras - Propuse a los hombres el día de mañana para distraernos, muchos, incluyéndome, queremos tiempo para compartir con nuestras esposas – le guiñó un ojo a Celia – además ahora que están ustedes aquí y tenemos tanto tiempo sin compartir juntos pensé que sería bueno aprovechar la ocasión, Celia no ha salido del complejo y la ciudad es muy bonita para que no la visitemos – Celia se contuvo de no caerle encima y darle mil besos por eso, tenía tanto tiempo que no compartía con Sara que eso sería un magnifico regalo.

El recorrido por la ciudad fue todo un éxito, Celia logró quitarse toda la tensión, había visitado tiendas, locales comerciales, parques, habían ido al cine y comido hamburguesas, John parecía ese muchacho relajado y don juan que ella había conocido y agradeció ese tiempo, Sara también había estado risueña y muy cariñosa con Anthony.

-          ¿Has disfrutado del viaje? – le preguntó John a Celia cuando ambos se encontraban en la intimidad de su cuarto, preparándose para ir al coctel.

-          Si, John, Especialmente el día de hoy, gracias por esa idea, de verdad que todo ha sido más fácil de lo que pensé, es fácil acostumbrarse a todo esto – Celia se arrepintió de ser tan sincera una vez que las palabras abandonaron su boca, porque la expresión esperanzada de John le mostró que el rápidamente sacaría sus cuentas y creería que podría convencerla.

-          No sabes lo bien que se siente oírte decir eso, estaba tan nervioso por todo esto, lo has hecho magnifico, todos te adoran, de hecho, me pregunto si alguien podría no hacerlo – a Celia se le vinieron par de rostros a la mente – no puedo, por más que quiera, agradecerte como es debido por todo lo que estás haciendo por mí.

-          Este día ha sido un buen agradecimiento, estoy segura de que hoy terminaremos de convencer a esos vejestorios de que tú eres la persona perfecta para dirigir estas empresas.

-          No se equivocan cuando piensan que contigo a mi lado todo será mucho mejor – Celia retiró sus manos de su cuello – solo piénsalo Celia, háblalo con la almohada pero en serio, sin prejuicios y si hay algo que lo impida lo arreglaremos – Celia le dio un beso y deshizo el abrazo para terminar de maquillarse, no soportaba ver la impresión de adoración que le dedicaba John, le hacía anhelar cosas que estaban fuera de su alcance, agradeció a los cielos que en menos de 24 horas todo terminara pues poco le faltaba para sucumbir a sus peticiones y aceptar todo lo que le ofrecía.

Celia paseaba por la sala en busca de Sara no la había visto desde que habían puesto la música para bailar, la localizó en la pista sonriente bailando con Anthony y disfrutando de la fiesta como todos los demás, la entrega de reconocimientos y demás agradecimientos había surtido un efecto muy bueno en todas las personas y Celia agradeció que el padre de John se fingiera indispuesto y se retirara pues la forma en la que la miraba luego de que se había enterado de que había mandado a despedir a su fulana, no era nada agradable.

Sintió unas manos en su cintura y pego un brinquito asustada.

-          Soy yo – le aseguró John dándole un beso curioso en el cuello – ¿quieres bailar un poco?

-          Claro sr. Presidente – John le guiñó un ojo y la llevo al centro de la pista.

Si es posible olvidarse del público y dejase llevar por unos aojos azules a través del recuerdo e ir directo a ese momento en él se conocieron y que su cuerpo y mente se desconectaran de la realidad y revivieran como en una película todas las cosas buenas que habían vivido juntos, eso fue lo que le pasó a Celia. El hermoso viaje al que la habían llevado esos ojos azules fue tan ameno que cuando termino la pieza Celia se lamentó de forma audible y John le robó un beso que más adelante agradecería que fuera corto y casto, pero en ese momento ella hubiese preferido un arrebato pasional como en aquellos días.

-          ¿Eso es todo lo que puedes dar? – le preguntó con una sonrisa, John enarcó una ceja.

-          Oh, no nena, aun no sabes todo lo que traigo conmigo – le comentó al oído y acto seguido ambos se echaron a reír, las personas que bailaban a su alrededor le miraban extrañados, Celia controló su risa – han pasado tantas cosas desde entonces, pero tú sigues siendo la única chica que me ha dejado tirado en una discoteca y a quien no me lleve a la cama luego de una noche destinada para eso.

-          Use toda mi artillería de defensa para ti ese día – John sonrió con dulzura.

-          Y yo no hago más que darle gracias a los cielos por ello – Celia bajó la vista ante la intensidad de las palabras de John, este último se aclaró la garganta y le preguntó – ¿quieres una copa?

-          Ve por ella yo iré al servicio de damas primero – John miró a Celia con condescendencia, si así mismo se sentía, acalorada y necesitaba encontrar su centro, que se esperaba luego de todas esas palabras.

Celia caminó de la mano de John quien insistió a acompañarla hasta la entrada con la excusa de que el bar estaba cerca de la entrada de los baños, ella le dejó hacerlo, al llegar al pasillo le dio un apretón de mano y la dejó ir, Celia caminó hacia el pasillo con un suspiro ¿en que momento ese chico despreocupado y don juan que había conocido esa noche y que no quería mas que llevarla a la cama se había convertido en el hombre serio que ahora era, presidente de grandes empresas y más? Llego hasta la puerta del baño de mujeres y sintió que una mano la halaba hacia atrás, años de entrenamiento en supervivencia le hicieron sacudirse e inmovilizar a quien fuera que la intentaba agarrar, en cuanto se dio cuenta de quién era, lo soltó y el pobre hombre fue a dar con su trasero en el piso.

-          Sr. Arocha ¿en qué puedo servirle? – Antonio se levantó de inmediato y se sacudió su saco.

-          ¡Eres una salvaje! – Celia le miró aburrida.

-          Me se defender – comentó cansada, no estaba de humor para soportar las impertinencias de un viejo resentido porque le habían quitado sus juguetes.

-           Te crees la dueña del mundo ¿no? – se iba a acercar nuevamente a ella pero luego se lo pensó mejor y volvió a su lugar, Celia no pudo esconder una sonrisa – pero llego el momento de ponerte en tu lugar – Antonio hizo una seña con su mano y de la oscuridad del fondo del pasillo salió un hombre mucho más alto que ella, quien sin cruzar palabras la tomó por las mano y le aplicó una llave que apretaba las manos en su espalda dolorosamente.

-          Es un cobarde, cuando su hijo se entere de esto, será su fin, a la cárcel va a ir por cobarde, por rata - Celia cerró su boca cuando el padre de John le agarró la cara con fuerza apretándola, comenzó a proferir insultos en voz baja, pero Celia no era consciente de eso sino que a su mente volvieron recuerdos del pasado, manos tan fuertes como esa que la retenían, que la lastimaban y la maltrataban sin que ella pudiera hacer nada, su cuerpo sobre reaccionó y comenzó a retorcerse para que la soltaran, utilizó sus pies, su cabeza, hasta que esta fue a dar con algo duro y su vista se nubló, trato de aclararse en lo que escuchó un grito agudo, segundos después escuchó pasos apresurados y su cuerpo fue a dar al piso libre al fin, poco a poco la niebla de su vista se extendió por todo su cuerpo y creyó escuchar su nombre en un grito ahogado y eso fue lo último de lo que fue consient

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