¡Ni lo sueñes!

By ChrisVelez_sexy

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Tn es una joven luchadora con un pasado duro, que a pesar de haber sufrido mucho tiene siempre una sonrisa en... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Epilogo

Capitulo 17

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By ChrisVelez_sexy

La visita al cirujano fue muy bien, como era de esperar. El especialista le paso el informe al jefe de los servicios médicos del Inter, que certifico que, en unos días, Christopher podría retomar los entrenamientos con el resto de sus compañeros. Los dos aplaudieron.

Christopher le comento a su entrenador que antes de volver bajo sus órdenes tenía pensado hacer una pequeña escapada de relax a la Toscana, sin peligro alguno; al entrenador le pareció correcto, si bien era cierto que no sabía que su hija lo acompañaría en la escapada.

Tn paso a las 11 a buscarlo, metieron un ligero equipaje y a Loca en la parte de atrás y se dispusieron a emprender la ruta.

Tn: - Allá vamos, Volterra.

Tn se empeñó en conducir y, finalmente, Christopher accedió.

Al salir de Milán, pasaron un peaje hasta llegar a la salida A-15, que los llevo a Parma, desde allí continuaron hasta la Spezia, donde pararon a comer algo, luego siguieron con su camino. Al llegar a Pisa tomaron la salida Ponsacco, hacia Pontedera, y por último, llegaron a Volterra. El trayecto se resumió en 5 horas de continuas bromas y confesiones.

Cuando la joven detuvo el coche, se quedó mirando la bonita casita de campo en tono sepia.

Tn: - ¡Que locura...!

Christopher saco a la perra de la parte de atrás y presagio, mirando aquel sitio:

Chris: - Si te gusta por fuera, ya verás por dentro. La reforme y ha quedado preciosa.

Encantada por lo que veía, camino hacia la puerta, que se abrió de pronto. Aparecieron un hombre, una mujer y unos niños quienes corrieron a saludar a Christopher. Él solto las bolsas y, tras agarrar a los pequeños, que literalmente se colgaron de sus brazos, dijo mirando al matrimonio:

Chris: - María, Eduardo, ¿cómo están?

Eduardo: - Bien, Christopher, muy bien, ¿y tú? -se interesó mirándole la pierna.

Chris: - De maravilla, mi recuperación va muy bien, y dentro de poco ya me verán jugando de nuevo con mis compañeros.

La mujer, al imaginarse que sus pequeños lo estaban molestado, los regaño:

María: - ¡Dodo! ¡Sindia! ¡Quietos, niños!, no molesten a Christopher.

Al escucharla, Christopher se echó a los pequeños a la espalda y respondió divertido:

Chris: - Tranquila, María, no molestan.

Tn, que se había mantenido en un segundo plano, se acercó, y los pequeños la miraron con curiosidad. Ella les sonrió. Jugaron un poco y después, cuando los niños ya estaban cansados, Christopher la tomo por la cintura e hizo los honores.

Chris: - Tn, te presento a María, Eduardo y sus hijos, Sindia y Dodo. Ellos se encargan de cuidar de la casa para que cuando yo venga, la encuentre tan bonita como la estás viendo.

La joven los saludo con una espectacular sonrisa y, tras charlar un rato, se marcharon dejándolos solos en aquel bonito lugar.

Mientras Loca corría como una loca por el enorme parque de la Toscana, Christopher le enseño la casa: era su orgullo, una casa que no tenía nada que ver con la que poseía en Milán.

Chris: - Como veras, no hay ningún retrato mío que ocupe el centro del salón.

Tn: - Me alegra ver que aquí no eres el egocéntrico Christopher Velez –lo provoco con una pícara sonrisa.

Chris: - ¿Te apetece que nos demos un bañito relajante en el jacuzzi? Creo que después de 5 horas de viaje nos vendrá muy bien.

Tn: - ¿Tienes jacuzzi aquí?

El joven sonrió, la tomo de la mano y la guio hasta la planta de arriba; allí entraron en un bonito dormitorio decorado en colores ocres y abrió una puerta que daba paso a un enorme baño con unas impresionantes vistas.

Chris: - Aquí lo tienes, ¿qué te parece?

Tn: - No veo el momento de meterme –contesto alucinada.

Chris: - Dirás "meternos" –corrigió con rapidez; Tn sonrió divertida por aquella reacción, y él, con un gesto pícaro, cuchicheo: - Eso lo soluciono yo en un momento.

Christopher abrió los grifos, echo unas sales, y a continuación la tomo de la mano y dijo mientras la sacaba del baño:

Chris: - ¿Qué te parece la habitación?

Boquiabierta, pensó que aquello era exactamente lo que ella siempre había soñado, y se acercó hasta la cama con dosel para tocarla.

Tn: - Muy elegante, pero imagino que eso ya te lo habrán dicho las otras, ¿verdad?

Chris: - ¿Las otras? ¿Qué otras? –pregunto sin entender a qué ser refería.

Tn: - Todas tus conquistas a las que has traído a este nidito de amor; porque no me lo niegues, esto es un nidito de amor en toda regla.

Christopher se echó a reír y se encogió de hombros.

Chris: - Pues lo creas o no, aquí solo han venido mi familia y mi amigo Jandro. No me gusta traer a las conquistas, como dices tú, a este bonito lugar.

Tn: - ¿Y yo que soy? –pregunto divertida.

Christopher la miro con una esplendorosa sonrisa, dio una vuelta alrededor de ella y al final le susurró al oído:

Chris: - Tú eres mi fisioterapeuta. Vamos, entre tú y yo, mi tocapelotas privada.

Tn: - Vaya... -rio. – Me alegra saberlo.

Sin más, lo beso, y él, como era de esperar, acepto. Durante varios minutos se prodigaron mil atenciones, mil caricias, mil besos llenos de calor.

Chris: - Creo que un maravilloso jacuzzi nos espera.

Tn: - Tienes razón.

En el baño, terminaron de desnudarse y, sin demora, se introdujeron en el grandioso jacuzzi. Estaban medio acostados uno frente a otro, y Tn cerró los ojos y disfruto del maravilloso momento: el calor, la tranquilidad, la compañía... todo era perfecto.

Christopher, frente a ella, se limitó a observarla. Cada día que pasaba le encontraba algo que volvía a sorprenderlo. Mirarla mientras ella disfrutaba de algo tan simple como un baño de espuma, se convirtió de pronto, en algo tremendamente sensual.

Con mimo, tomo una de sus piernas y la coloco sobre su pecho. Ella se sobresaltó, y abrió los ojos.

Chris: - Relájate, solo quiero darte un masaje en el pie al tiempo que te miro.

Tn: - ¡Ni lo sueñes! –respondió riéndose con rapidez.

Aquel "¡ni lo sueñes!", acompañado por una sonrisa torcida, le hizo presuponer por qué, y murmuro:

Chris: - Mmm... así que tienes cosquillas.

Tn: - Muchas.

Chris: - Si prometo no tocarte la planta del pie, ¿puedo darte un masaje en la pierna?

Apoyada en el jacuzzi, levanto la pierna con suavidad y la apoyo en su pecho. Cuando el poso las manos sobre los gemelos, le pidió:

Chris: - Cuéntame algo de ti, siento que apenas te conozco.

Tn se encogió de hombros y sonrió; no pensaba contarle nada de lo que le ocurría, ese era su secreto.

Tn: - Mi vida es lo que ves, no hay nada que destacar.

Chris: - Sé que eres la hija de Terminator, fisioterapeuta, trilingüe, cabezota, independiente, con buen humor y muuuy positiva. También eres solidaria con quienes más lo necesitan y que adoras a Israel y a Suhaila. Me consta que te gusta mucho la música de Elvis Presley, las pizzas con aceitunas negras, el helado y que te encantan los plátanos.

Tn: - Lo de los plátanos me ha llegado al corazón –se burlo

Chris: - ¿Cuál es tu película preferida?

Tn: - Pretty Woman.

Al escuchar aquel título, él se carcajeo.

Tn: - ¿De qué te ríes? ¿La has visto?

Christopher asintió, y ella cuchicheo en voz soñadora, tras soltar un suspiro:

Tn: - Me encanta el final de cuento de hadas que tiene la película. Cuando ese Richard Gere, tan guapo, tan sexy, tan divino, tan para comérselo con su traje gris, aparece subido en aquella limusina blanca mientras suena La Traviata de Verdi a todo volumen... ¡Oh, Dios... que momento tan romántico!

Al ver como él la miraba mientras le tocaba la pierna con sensualidad, cambio el gesto y olvido el romanticismo.

Tn: - ¿Y tu película preferida?

Chris: - Rambo –respondió. Y al ver su cara, grito: - ¡Yupi... yupi... hey! –ambos rieron por aquel comentario. – Anda... romanticona, cierra los ojos y relájate.

Relajarse era justo lo que más le apetecía en aquel momento: cerró los ojos y disfruto del placer en silencio, la compañía y las manos de él haciendo dibujitos circulares en sus piernas.

Así estuvieron un buen rato. Ella seguía con los ojos cerrados, así que pudo observarla con detenimiento: hizo un recorrido desde la punta de su pelo hasta los pezones, que sobresalían en el agua. Los miro con tanta intensidad que noto que su pene se estaba hinchando. Los pechos de Tn eran más bien pequeños, pero resultaban deliciosamente tentadores.

Tn: - ¿Qué miras? –pregunto de pronto

Chris: - Tus pechos.

Tn: -¿Mis diminutos pechos? –se burlo

Chris: -Tn... tus pechos están bien –le recrimino.

La joven se los miro divertida y añadió con gesto pícaro:

Tn: - Lo sé, principito, pero teniendo en cuenta que estás acostumbrado a las grandes tetorras, las mías te deben de parecer poca cosa.

Christopher soltó una carcajada, tiro de ella como para hundirla en el agua y respondió:

Chris: - Me gustan tus pechos juguetones, adoro verlos rodeados de espumita: son sensuales, maravillosos, muuuuy apetecibles.

Ella sonrió y se le acerco, lo beso, y se sentó sobre él, que paso las manos alrededor de su cintura para que ella quedara más encajada en él. Con el ritmo adecuado, subía y bajaba las manos desde los hombros hasta el culo de ella. Se acariciaron todo el cuerpo en silencio durante varios minutos hasta que él se detuvo de repente.

Chris: - ¿Qué te ha pasado aquí?

Tn supo que se refería a la fina cicatriz de su pecho derecho; se incomodó, no sabía que contestarle, así que decidió besarlo para escabullirse. Mordió su labio inferior con ansia y él rápidamente respondió al beso y se olvidó del tema.

Millones de besos y caricias... Todo era morboso y excitante entre ellos, hasta que al final, ella hizo lo que deseaba: se alzó entre sus piernas y, tras tomar su duro pene, lo coloco recto en su empapada hendidura y se dejó caer sobre él.

Chris: - Tn... estoy sin preservativo.

Tn: - Tranquilo, yo controlo.

Agarrada de los bordes de la bañera, movió las caderas de atrás adelante hasta que Christopher echo la cabeza hacia atrás y ella aprovecho para chuparle el cuello mientras sus caderas, por inercia, seguían un ritmo propio en la búsqueda del placer. Oía los gemidos de él una y otra vez, y eso la volvía loca. Le gustaba tener el control de la situación y, sin dejar de hacerlo suyo, consiguió llegar al clímax. Supo que él también había llegado al éxtasis cuando salió de ella con rapidez, mordiéndose el labio.

En cuanto las respiraciones se acompasaron, ella se levantó de la bañera, sin dejar de mirarlo a los ojos, salió de allí y se metió en la ducha. Él siguió observándola sin moverse. Vio como el agua le caía por el cuerpo mientras ella sonreía tentadora. Aquellos cuatro días iban a estar plagados de morbo y sexo, al menos eso era lo que prometía su mirada.

De pronto, un ruido rompió el momento y Tn, al ver que era su móvil el que sonaba, salió de la ducha, tomo una toalla y tras enrollarse en ella corrió a atenderlo.

Tn: - ¡Hola, mamá!

Mamá: - ¡Hola, cariño!, ¿cómo estás?

Christopher salió por la puerta desnudo y se apoyó en el marco para observarla. Con la boca seca, Tn murmuro:

Tn: - Bien, mamá, estoy muy bien.

Mamá: - He llamado a tu casa y no me has contestado; ¿estás en La casa della nonna?

Al descubrir que se trataba de su madre, Christopher regreso al interior del baño y Tn pudo responder.

Tn: - Estoy en la Toscana mamá.

Mamá: - ¡¿En la Toscana?!

Tn: - Sí.

Mamá: - Aissss, mi vida, que lugar más romántico.

Tn: - Pues, sí, mamá, es ideal –bromeo.

Si había alguien romántica y positiva en el mundo, esa era su madre.

Mamá: - Un lugar precioso para enamorarse, ¿no crees, cariño?

Tn: - Pues sí, mamá, lo creo.

Rachel, al detectar que su hija no parece querer decirle con quien estaba, se animó a preguntar.

Mamá: - ¿Y qué haces allí, cariño?

Camino hasta la puerta del baño, comprobó que él se estaba duchando y, tras pasear con lujuria la mirada por el bonito cuerpo de Christopher, murmuro:

Tn: - Disfrutando de unas maravillosas vistas.

Mamá: - No me habías dicho nada, hija. Pensé que este fin de semana vendrías a comer a casa con Suhaila e Israel.

Tn: - Pues no, mamá, este fin de semana es solo para mí.

Se quedó absorta, maravillada y con la boca cada vez más seca mientras admiraba su cuerpo bajo la ducha.

Mamá: - Muy bien, cariño, ya no aguanto más: ¿con quién estas en la Toscana?

Tn: - Con un amigo.

Mamá: - Un amigo ¿especial?

Tn: - No, mamá –sonrió.

Mamá: - ¿Lo conocemos tu padre o yo?

Decir que sí hubiera sido fácil, pero deseaba mantener esta historia para ella sola, y respondió:

Tn: - No mamá, no lo conocen.

Mamá: - Dime al menos que es guapo y caballeroso –le contesto soltando una carcajada.

Tn: - Guapo, caballeroso, sexy y un auténtico bombón.

Mamá: - Ok mi vida, confió en tu buen gusto con los hombres; te dejo para que sigas pasándolo bien, pero llámame cuando vuelvas, ¿está bien?

Tn: - De acuerdo, mamá.

Colgó hechizada, dejo el móvil sobre la mesa y entro en el baño. Deseaba a Christopher: verlo empapado dentro de la ducha era algo muuy sexy. Su espalda era fantástica, su trasero, colosal y sus piernas, una maravilla. Fascinada por el influjo que causaba en ella, lo observo en silencio mientras él, de cara a la pared, dejaba que el agua resbalara por su espalda. Cuando ya no pudo más, Tn se metió en el interior de la ducha sin quitarse la toalla, que, de inmediato, quedo completamente empapada. Al notar que tenía compañía, se giró, en el instante en que sus miradas se encontraron, y le quito la toalla, que cayó a los pies. El agua se deslizaba entre sus cuerpos. Ambos se miraban y él sonrió al oír:

Tn: - Bésame.

Dicho y hecho: la beso y ella le respondió excitada. Christopher resultaba siempre tentador y deseaba sexo con él una y otra vez. Enloquecido por la pasión que veía en ella, sin dudarlo la agarro por la cintura y la apoyo en la pared de la ducha mientras un calor inmenso les subía por las piernas.

Tn: - Chris...

Chris: - ¿Qué?...

Tn: - No te has puesto preservativo.

Chris: - Tranquila... yo controlo –respondió haciéndola sonreír.

Los besos calientes y juguetones lametazos dieron paso a los jadeos roncos y pasionales. Hicieron el amor en la ducha y, sin descanso y todavía húmedos, después sobre la cama. No acababan de saciarse y cuando a las 10 de la noche pararon un poco, Tn pregunto divertida:

Tn: - ¿Van a ser así los cuatro días?

Alucinados por ver que se tenían unas ganas infinitas, Christopher sonrió y ella murmuro:

Tn: - Yupi... Yupi... Hey.

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