Los días iban pasando. Christopher mejoraba, pero la paciencia no era su principal virtud y desesperaba a todos los que estaban a su alrededor, a todos menos a Tn, por más que él se comportase sin ningún tipo de educación, como un cretino, de hecho, ella siempre sonreía, lo miraba sin ira y le daba respuestas ocurrentes y divertidas.
Eso lo desconcertaba cada día más: él no soportaría que nadie lo tratara como él trataba a Tn en ocasiones. Él no podría evitar explotar. Pero también se dio cuenta de que, si algún día ella no estaba esperándolo en la sala de rehabilitación, su enfado se acrecentaba más: ¿qué le ocurría? Aquella tocapelotas locuaz y de sonrisa perpetua se había convertido en un elemento que, había que reconocerlo, condicionaba su nivel de bienestar y su humor. Ella lo aplacaba y lo hacía muy bien.
Uno de aquellos días, Tn vio que su paciente se tocaba el hombro derecho al llegar.
Tn: - ¿Qué te ocurre?
Chris: - Me duele un poco el cuello –respondió moviendo la cabeza.
Tn: - Quítate la camiseta y acóstate sobre la camilla –le indico ella al tiempo que posaba las manos en el cuello del futbolista.
Al escucharla, él se burló.
Chris: - Vaya... esto se pone interesante.
Tn: - No te hagas ilusiones. Solo te voy a dar un masaje –le contesto con frialdad, mirándolo fijamente y sin perder su adorable sonrisa.
Veinte minutos después, Tn acerco la boca a la oreja de Christopher y susurro:
Tn: - Ya está. Ya puedes ponerte la camiseta.
Chris: - Vamos... un poquito más –le suplico él de modo infantil, medio adormilado.
Tn: - No.
Cuando tuvo claro que no la iba a convencer, el futbolista se sentó en la camilla y se puso la camiseta a regañadientes.
Chris: - Tienes unas manos maravillosas.
Tn: - Gracias, viniendo de ti esas palabras son un gran cumplido.
Chris: - Dicen que yo también doy masajes muy buenos –acoto sonriendo.
Tn: - ¡Que emoción!
Chris: - Cuando quieras te lo demuestro –la reto, al ver que ella no se lo tomaba en serio.
Tn: - ¡Ni lo sueñes!
Eso ya lo había oído antes de sus labios, cada vez que ella decía esa escueta frase lo hacia sonreír.
Chris: - Deberías darme un masaje en la espalda a diario –añadió incapaz de no responder.
Tn: - Lo siento, guapo, pero esto no volverá a repetirse. Y ahora vamos, que hay que trabajar con tu pierna –le soltó riéndose y apartándose de él.
Sin más, él obedeció y comenzaron la sesión de fisioterapia. Día a día, Christopher se percató de que distintos hombres acudían a buscarla a la puerta del hospital. Al verla, todos hacían lo mismo: la abrazaban, le daban un piquito en los labios y después se metían en su auto y se marchaban. Eso lo desconcertaba: nunca habría pensado que una mujer como aquella pudiera ser tan libertina.
Una mañana en la que había visto de nuevo a su entrenador despidiéndose de Tn en el estacionamiento, el aprovecho para interrogarla mientras estaban en la sala de rehabilitación, ella lo animaba a mover la pierna, pero él se paró en seco.
Chris: - ¿Te encuentras bien?
Tn: - Perfectamente.
Chris: - Pues no te veo buena cara, te encuentro pálida.
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¡Ni lo sueñes!
FanfictionTn es una joven luchadora con un pasado duro, que a pesar de haber sufrido mucho tiene siempre una sonrisa en los labios. Trabaja como fisioterapeuta en un hospital, y en sus ratos libres, en un orfanato para niños sin hogar. En uno de los turnos in...